La retirada de las aguas que inundaron la quinta parte de Pakistán dejó al descubierto una de las miserias ocultas de este país: la situación de las madres, que mueren por decenas de miles cada año. El personal médico y humanitario se esfuerza por salvar la vida a las mujeres embarazadas en los campamentos de […]
La retirada de las aguas que inundaron la quinta parte de Pakistán dejó al descubierto una de las miserias ocultas de este país: la situación de las madres, que mueren por decenas de miles cada año.
El personal médico y humanitario se esfuerza por salvar la vida a las mujeres embarazadas en los campamentos de desplazados por las inundaciones, que afectaron el noroeste del país hace más de un mes.
Pero el estado en que encuentran a las mujeres les recuerda la alta mortalidad materna de este país, incluso en épocas normales.
Mueren 320 mujeres por cada 100.000 nacidos vivos en Pakistán, según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés). Además, unas 30.000 embarazadas pierden la vida cada año por causas relacionadas con el embarazo, según la encuesta sobre salud y demografía, realizada entre 2006 y 2007.
Entre las principales causas se destaca el mal estado de salud, muchas mujeres sufren desnutrición y anemia, y la falta de atención profesional en el parto, que suele producirse en lugares sin las condiciones higiénicas adecuadas.
Otro problema son los embarazos consecutivos por falta de planificación familiar. La tasa de natalidad es de más de tres hijos por mujer. Pero en las zonas alejadas asciende a entre 10 y 15.
En uno de los campamentos de desplazados, una mujer quedó encantada de dar a luz un varón porque ya tenía 14 hijas, relató la secretaria general de la Sociedad de Obstetricia y Ginecología de Pakistán, Nighat Shah. «Le pusieron Sailab, ‘inundación’ en urdu», explicó Shah, por ver en este fenómeno climático un buen augurio. Pero «antes del año que viene y de que nazca Toofan (tormenta), habrá que realizar algunas intervenciones para salvar la vida de esa madre», ironizó.
De las 18 millones de personas desplazadas, 70 por ciento son mujeres, según datos del UNFPA. Hay casi 500.000 embarazadas y 1.700 partos al día, de los cuales 250 «presentan complicaciones» que requieren intervención médica de emergencia.
Azra Ahsan, del Comité Nacional de Salud Materna, Neonatal e Infantil, recordó haber visto a «muchas embarazadas con anemia grave» en campamentos de la meridional provincia de Sindh, la más afectada por las aguas.
Muchas mujeres tenían 10 hijos. Pero Ahsan no se sorprendió porque trabajó durante muchos años en aldeas alejadas. «Su vida no era mejor antes. Son de otro tiempo, de un planeta diferente», señaló.
Pero la falta de alimentos, el estrés extremo que padecen y la ausencia total de higiene en las zonas afectadas aumentan el riesgo de complicaciones.
«Es fundamental brindar atención calificada», remarcó William Ryan, portavoz de UNFPA para Asia Pacífico.
«El parto siempre puede tener complicaciones, y la mortalidad materna es alta en Pakistán en los mejores tiempos. Pero el trauma que sufren las mujeres desplazadas amplifica enormemente los riesgos», añadió.
El UNFPA envío personal médico especializado a 23 unidades móviles y a 13 clínicas instaladas por el gobierno en las zonas afectadas.
Las mujeres están recibiendo mucha información sobre salud reproductiva gracias a la presencia de este personal, indicó Shah, quien espera que eso contribuya a liberar a las mujeres de lo que ella llama la «trampa mortal» de los embarazos frecuentes.
Sólo 22 por ciento de las pakistaníes casadas utilizan métodos de planificación familiar, indicó Ahsan. La coyuntura actual puede ser una «oportunidad» para ampliar el uso de dispositivos intrauterinos.
Las píldoras anticonceptivas no son una buena solución, según Ahsan. «Pueden olvidarse de tomarlas o hacerlo de forma salteada», explicó. En cambio Shah se inclina por la ligadura de trompas para quienes tengan más de tres o cuatro hijos. Incluso propuso asesorar a las mujeres que se atienden en los hospitales y recomendarles el procedimiento para cuando la familia esté «completa».
Una de las intervenciones clave del Comité Nacional de Salud Materna, Neonatal e Infantil es la distribución del medicamento misoprostol a mujeres que tienen entre ocho y nueve meses de gestación para reducir el riesgo de que sufran hemorragias después del parto. «Es la principal causa directa de mortalidad materna» en este país, explicó Ahsan.
Las mujeres que corren más riesgo de hemorragias son las tienen desnutrición y anemia y tuvieron múltiples partos, como la mayoría de las que están en los campamentos, explicó la ginecóloga Shershah Syed.
«Le decimos a las mujeres y a las comadronas que usen misoprostol justo después del parto», precisó Ahsan.
«Es fácil, no es necesario inyectar nada para detener la hemorragia ni contar con la presencia de ningún profesional porque se suministra por vía oral. Es una salvación dado que los partos son al aire libre», añadió.