“Patria es humanidad, es aquella porción de la humanidad que vemos más de cerca y en que nos tocó nacer; y ni se ha de permitir que con el engaño del santo nombre se defienda a monarquías inútiles, religiones ventrudas o políticas descaradas y hambronas», escribió José Martí el 26 de enero de 1895 en el periódico Patria.
En febrero de 1999, en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela, Fidel Castro dijo que es preciso levantar la bandera de que patria es humanidad, «conscientes de que solo podemos salvarnos si la humanidad se salva».
Esta proclama internacionalista hay que repetirla. Y advertir que en la tercera década del siglo XXI una de cada treinta personas padece hambre aguda.
Constituye una amenaza para la humanidad la concentración del ingreso y la riqueza.
En el primer párrafo del resumen del informe sobre desigualdad elaborado por Oxfam Internacional se encuentra la siguiente información:
“Desde 2020, la riqueza conjunta de los cinco hombres más ricos del mundo se ha duplicado. Durante el mismo período, la riqueza acumulada de cerca de cinco mil millones de personas a nivel global se ha reducido. Las penurias y el hambre son una realidad cotidiana para muchas personas alrededor del mundo. A este ritmo, se necesitarán 230 años para erradicar la pobreza; sin embargo, en tan solo 10 años, podríamos tener nuestro primer billonario”.
Si se toma en cuenta que para encubrir negocios ilícitos hay que ocultar también su rentabilidad, se puede decir que es conservadora la idea de que el primer billonario podría surgir dentro de 10 años, pues en la actualidad puede haber incluso más de uno.
Patria es humanidad, y es humano condenar en forma militante el asesinato por el Estado de Israel de más de diez mil niños palestinos desde el inicio en octubre de la mal llamada guerra contra Hamas, que es, en realidad, una operación de exterminio contra los palestinos.
El uno por ciento de la población infantil de Gaza ha sido exterminada y hay cerca de quince mil muertos adultos, pero la Organización de las Naciones Unidas, ONU, ha sido incapaz de emitir una resolución vinculante reconociendo el genocidio. El orden mundial es clasista, racista y criminal.
Esto es indignante, pero el poder mediático lo presenta como normal.
La labor ideológica de la clase dominante es alienante, afirma con razón Antonio Gramsci.
El desarrollo tecnológico permite difundir rápida y vivamente la información, pero el control corporativo convierte a los medios de comunicación en medios de desinformación a nivel global.
Es lo que ha ocurrido con las atrocidades imperialistas en Siria, en Yemen, en Irak, en Irán, en Afganistán y en otras partes del mundo.
A propósito, vale preguntar: ¿Se habrá visto manipulación más burda que la desinformación alrededor de la guerra en Ucrania, donde Estados Unidos y el coro de potencias europeas agrupadas en la criminal Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, fomentan las más groseras manifestaciones del fascismo y se lavan las manos como el personaje bíblico Poncio Pilatos?
`Patria es humanidad` y `solo podemos salvarnos si la humanidad se salva`. Para preservar la humanidad es preciso reconocer la indiscutible certeza de estas afirmaciones. Parafraseando a Rosa Luxemburgo, ese reconocimiento es una manifestación de toma de conciencia.
Es deber ineludible condenar en forma militante la acción imperialista y asumir sin vacilación la tarea de desmontar la sociedad de clases.
VERDAD, AMOR… MARTÍ
José Martí habló de los medios y de los comunicadores:
“El desinterés del periodista es esencial. Aflige cobrar por lo que se piensa: y más si, cuando se piensa, se ama. Un periódico sin generosidad es un azote. Un periódico generoso, es una columna”.
Ciento setenta y un años después del nacimiento del Apóstol de la Independencia de Cuba, una docena de corporaciones de comunicación acumulan una inversión de 449.4 mil millones de dólares, en una lista que encabeza el emporio de Elon Musk, con 180 mil; el de Michael Bloomberg, con 94.5 mil; la Thompson Reuters, de David Thompson, con 54.4, y TikTok, de Zhiang Yuming, con 45 mil.
Esta realidad convive con otro hecho: además de los periodistas que mueren en los escenarios de guerra o por encargo de Estados terroristas (casos Roshdi Sarrah y Jamal Khashoggi, por ejemplo), hay que decir que el principal propietario de un medio (WikiLeaks), Julian Assange, está preso (y probablemente sea prisionero de por vida) por difundir informaciones sobre las atrocidades imperialistas y el latrocinio de sus servidores… Así repele el capitalismo agonizante el azote…
“El periódico es una espada y su empuñadura la razón. Solo deben esgrimirla los buenos, y no ha de ser para el exterminio de los hombres, sino para el triunfo necesario sobre los que se oponen a su libertad y progreso”.
El Martí periodista condena la prostitución del oficio:
“Odio la pluma que no vale para clavar la verdad en los corazones y sirve para que los hombres defiendan lo contrario de lo que les manda la verdadera conciencia, que está en el honor, y nunca fuera de él”.
El pensamiento del humanista abatido en Dos Ríos en mayo de 1895 tiene vigencia. En el 171 aniversario del nacimiento de este poeta, combatiente, educador, periodista e internacionalista de convicción, hay que rendirle homenaje reiterando que cuando a la pluma se le pone precio lo que sale de ella carece de valor.
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