El viernes, tropas de EEUU mataron a 16 personas en el distrito de Mehtar Lam, a 60 kilómetros de la capital afgana. Washington alegó que eran milicianos talibán, pero vecinos de la zona aseguraron que eran civiles. El presidente Hamid Karzai condenó esta nuevo ataque.
Miles de personas salieron ayer a la calle en Mehtar Lam, capital de la provincia de Laghman, para denunciar la muerte de 16 personas en un ataque terrestre y aéreo de EEUU. Uno de los líderes de la protesta, Malik Hazrat, amenazó con «lanzar una yihad [guerra santa] contra las fuerzas extranjeras si no se pone fin a las operaciones».
El mando militar estadounidense argumentó que las víctimas eran milicianos talibán. «El objetivo de la operación era un comandante talibán sospechoso de organizar acciones armadas. Cuando las fuerzas de la coalición se aproximaron a su campamento, milicianos armados comenzaron a atacarnos», señaló en un comunicado. Los soldados contaron con apoyo aéreo.
Esta versión fue rápidamente desmentida por el gobernador de la provincia, Hamididan Abdul Rahmzai, quien, tras recoger los testimonios de la población local, aseguró que las víctimas eran civiles y que entre ellas había mujeres y niños. Los talibán negaron que entre los muertos hubiera milicianos suyos.
Karzai, que condenó «enérgicamente» la operación militar, remarcó que «bombardear aldeas, aparte de matar a civiles, no aporta ningún progreso en la lucha contra el terrorismo».
Lo del sábado no es un hecho aislado. El 6 de enero, otra operación llevada a cabo en Laghman mató a 13 civiles y 6 supuestos talibán. El día 19, 25 civiles perecieron un bombardeo en la provincia de Kapisa.
En agosto de 2008, casi un centenar de personas murieron en un ataque aéreo en Azizabad. En un primer momento, EEUU negó que hubiera víctimas civiles. Posteriormente, admitió la muerte de 33 civiles, pero tanto el Gobierno afgano como la ONU elevaron esta cifra a 90.