La mayoría de los chilenos se ha informado en las últimas semanas de la existencia de un organismo cuya sigla es APEC, de la cual forma parte Chile desde 1994. Se trata del Foro de Cooperación Asia Pacifico, constituido por 21 naciones entre ellas tres de América Latina (México, Perú y Chile), cuya cita de […]
La mayoría de los chilenos se ha informado en las últimas semanas de la existencia de un organismo cuya sigla es APEC, de la cual forma parte Chile desde 1994. Se trata del Foro de Cooperación Asia Pacifico, constituido por 21 naciones entre ellas tres de América Latina (México, Perú y Chile), cuya cita de 2004 se realiza en el país. ¿Por qué este desconocimiento? Su actividad ha estado muy desligada de la realidad nacional y su papel global ha sido escaso. » La mayoría de sus pronunciamientos -señaló con razón el profesor Dwight Perkins, director del Centro de Estudios de Asia de la Universidad de Harvard- no tienen un gran impacto en las políticas específicas».
APEC es una de las iniciativas creadas para impulsar los procesos de liberalización comercial y de capitales. Su acuerdo vigente es que las naciones desarrolladas que forman parte del foro liberalizarán sus economías para el año 2010, resolución a la cual se sumó Chile, mientras que las naciones subdesarrolladas lo harían en 2020. Otros procesos de liberalización comercial han ido más rápido. Es el caso de Chile que tiene suscrito una multitud de acuerdos de libre comercio y tiene totalmente abierta la cuenta de capitales.
En EE.UU., en vísperas de las elecciones presidenciales, recrudeció la discusión sobre las ventajas o no de los acuerdos de libre comercio, sobre lo cual influye que durante el gobierno de Bush se perdieron más de un millón de puestos de trabajo, lo cual nunca había acontecido desde la Gran Depresión. Hay sectores, que culpan con razón a los tratados de parte de estas pérdidas. Por consiguiente, no es fácil suscribir en EE.UU. nuevos tratados, al menos sin que se produzca una aguda discusión interna. Ello exige, de otra parte, el acuerdo de EE.UU., Japón, Rusia y China. EE.UU. representa el 52% del PIB de todos los integrantes del Foro. Si a los tres países mencionados se suman México, Canadá y Corea se tendría el 90% del PIB de sus países miembros. Un estudio encargado al coordinador de Comercio del Foro concluye que el libre comercio propuesto y al cual se adhirió el Presidente Lagos, es posible, si se cuenta con el respaldo de las principales economías miembros del foro. Ello no aparece viable, las diferencias a superar son muchas.
En el foro empresarial preparatorio de la cita de noviembre se propuso crear un TLC de todas las naciones miembros del APEC, a la cual el gobierno chileno entregó rápidamente su respaldo. El presidente Lagos sostuvo que la cantidad de acuerdos de libre comercio existentes hacía posible explorar alcanzar uno a nivel de APEC. Es una propuesta que aparece en la realidad como inviable y que no tiene en cuenta las divergencias que se han planteado en las últimas citas mundiales, en especial de la Organización Mundial de Comercio. El comisario de Comercio de la Unión Europea, Pascal Lamy, estima que la ronda de Doha de la OMC culminaría recién en 2006. Igualmente no considera que entre los países miembros de la APEC existen conflictos de intereses, «como los de México y China -en palabras del profesor Perkins- que están compitiendo directamente por el mercado norteamericano». Sin contar -agregó- que entre «Japón y Corea ha habido peleas. Incluso este último -subraya- todavía no se ha abierto totalmente a la inversión extranjera directa». ¿Se resolverán estas diferencias en un lapso breve?
Estas dificultades no pueden extrañar, dado los intereses no coincidentes presentes en el Foro, inevitables en una reunión tan amplia. En el foro participan economías que representan más de la mitad del producto mundial y casi el 50% de su comercio y población. De acordarse sería acercarnos al libre comercio a nivel mundial, si se considera que la Unión Europea es, a su vez, un avanzado proceso de integración. Pero, al contrario, debe considerarse que la Organización Mundial de Comercio no ha logrado acuerdo. En la reunión debe influir, además, que la Casa Blanca -después del fracaso en Cancún- entró a privilegiar los acuerdos bilaterales, al igual que al lanzarse a comienzos de la década de los noventa la Iniciativa de las Américas, cuando tomó conciencia de las dificultades para imponerlos a nivel multilateral.
Es de suponer que al tratar de avanzar hacia esa dirección se volverán a reproducir los temas que impidieron se produjesen acuerdos en Cancún: Subsidios agrícolas, mecanismos norteamericanos antidumping, plan de protección a la inversión extranjera, libre movimiento de capitales, profundización de la defensa de la «propiedad intelectual», entre otros.
En la reunión de la APEC debería expresarse la «nueva correlación política» existente en el mundo y que se manifestó en el grupo de los 20 en Cancún y tiene su eje en la constitución del BRIC (Brasil, Rusia, India y China), aunque no todos sus integrantes son miembros del Foro.
En la XI Reunión de Ministros de Finanzas, previa a la cumbre de la APEC, entre otros temas, se planteó minimizar la volatilidad de los flujos de capital. La economía chilena históricamente ha sido dependiente de las medidas tomadas en EE.UU. y últimamente de la dirección adoptada por los movimientos de capitales. Lagos señaló en la cita de los ministros de Finanzas que «la arquitectura internacional no es lo suficientemente fuerte para enfrentar la volatilidad ni para dar soluciones a nuestras economías». Recordó que Chile «aplicó una tasa de encaje para los capitales golondrinas, lo que fue difícil de aceptar para muchos países de APEC, haciéndose indispensable -agregó- definir un mecanismo para enfrentar la emigración de los capitales que ingresen al país». No explicó, eso sí, por qué en el TLC con EE.UU. se renunció en los hechos a su uso.
La apertura de los mercados financieros es uno de los temas de discusión que colocó EE.UU. hacia el ALCA. Es una de sus banderas principales. «EE.UU. quiere que Brasil -ha señalado The Wall Street Journal- abra sus mercados financieros a la inversión estadounidense, fortalezca sus leyes de propiedad intelectual para proteger a las farmacéuticas estadounidenses y elimine los aranceles manufactureros»(11/10/2004). Es una ventaja que Chile ya concedió y, por ello, participa en las citas internacionales con este paso dado, que lo coloca junto a EE.UU..
El gobierno de Lagos en las diferentes actividades previas efectuadas defendió ardorosamente las políticas que le llevaron a suscribir el TLC, particularmente la plena apertura comercial y el movimiento de capitales a pesar que EE.UU. viola groseramente el libre comercio. El gobierno de EE.UU. -manifestó el profesor Richard Drobnick, de la Universidad de Carolina del Sur- «subsidia la agricultura de una manera terrible, y perjudica la tarifa de impuestos, contribuye al déficit y daña a los agricultores, especialmente a aquellos que producen algodón, azúcar y otros. Pero -agrega- los europeos son aún peores en esta materia. Entregan subsidios y permiten a sus agricultores exportar al mundo, en circunstancias que los precios internos son dos veces más altos. Pero pueden exportar porque están muy subsidiados lo que implica que los agricultores de Ghana, Senegal y otros países no puedan competir» (06/07/2004). Los tratados de libre comercio no conducen a cerrar las brechas entre los países sino que a ampliarlas. Estas contradicciones debieran manifestarse en la cita de la APEC.
La apertura económica se ha traducido en reducción de aranceles pero paradojalmente crecen las barreras no arancelarias. Los países más desarrollados destacan por utilizar ampliamente medidas proteccionistas que presionan porque el resto del mundo, como ha acontecido con Chile, las abandonen, mientras paralelamente los grandes intereses económicos son beneficiados por la apertura en el mercado de capitales.