Introducción El imperialismo estadounidense se ha construido y apoyado en sus dos partidos políticos principales, así como en todos los poderes del gobierno. Siguiendo una trayectoria de asenso mediante guerras imperiales, conquistas coloniales y la expansión de sus Compañías Multinacionales, especialmente desde su derrota en las guerras de indochina. Esquema en el que el petróleo […]
Introducción
El imperialismo estadounidense se ha construido y apoyado en sus dos partidos políticos principales, así como en todos los poderes del gobierno. Siguiendo una trayectoria de asenso mediante guerras imperiales, conquistas coloniales y la expansión de sus Compañías Multinacionales, especialmente desde su derrota en las guerras de indochina. Esquema en el que el petróleo ha jugado un papel importante, pero también el poder, el control y la dominación de clientes, rivales y Estados independientes. Aunque, siempre es importante observar el movimiento y la construcción de dicho imperio, no en una línea recta de simetría perfecta entre los componentes económicos y militares.
De suerte tal que, los constructores del imperialismo estadounidense han reclutado aliados subordinados y han conformado Estados clientes, que realizan las tareas policiales, administrativas y financieras para su beneficio. Así, en los Balcanes distintos gobiernos europeos han tenido a más de 40.000 soldados al servicio de la OTAN que se encuentra controlada por el Pentágono. En tanto que en Afganistán, fuerzas armadas europeas, en contubernio con personal administrativo de la ONU y varios Estados clientes del tercer Mundo proporcionaron el contingente para resguardar el régimen títere de Karzai, impuesto por la Casa Blanca. Mientras que en Irak, un aliado subordinado como Gran Bretaña y un vasallo como Polonia, entre otros clientes de Europa del Este proporcionaron ayuda militar y civil, para cumplir con el dominio Norteamericano [1].
De tal suerte, se ha podido observar durante todo el crecimiento y la expansión estadounidense, a la Unión Europea como un seguidor de las conquistas estadounidenses, financiando y proporcionando administradores militares y civiles. A pesar de los breves periodos de desacuerdo como el suscitado con Alemania, Francia y Bélgica antes de la invasión a Irak. Siguiendo la Unión Europea en realidad, un papel de aliado subordinado de los proyectos estadounidenses para el control mundial, aunque procurando siempre mantener beneficios propios en la repartición económica, el poder delegado, así como participaciones menores en cualquiera de los contratos y las empresas privadas [2].
Todo lo cual, se encuentra fundamentado en un impulso para conquistar el mundo y para abrirle oportunidades futuras a las Compañías Multinacionales norteamericanas principalmente. Siendo así que, el imperio militar se ha diseñado para asegurar el acceso a las riquezas de distintas naciones. La guerra y la red de satélites militares han sido conformadas para crear una red mundial que les facilite el monopolio de las ganancias, mediante dirigentes clientes dispuestos a ofrecer derechos de explotación a dichas compañías.
Configurándose en la construcción del poder estadounidense, estrechas relaciones entre las deliberadas, planificadas y violentas conquistas, las brutales ocupaciones y las políticas intervencionistas que forman parte de la llamada guerra contra el terrorismo y las drogas. Y la abierta oposición por otro lado, de los Estados Unidos frente a la Corte Penal Internacional, así como con el hecho de obligar además, a que al menos 50 países firmarán pactos bilaterales para brindarle impunidad al personal militar estadounidense.
Siguiendo de manera franca la visión mundial israelí de guerras preventivas, colonización, ocupación, castigo colectivo y empleo unilateral de la fuerza, dejando de lado la ley internacional. Adaptada por militaristas de Washington, mismos que mantienen vínculos permanentes desde hace mucho tiempo con Israel y han colocado a las prácticas israelíes como una guía doctrinal para la construcción del poder del Pentágono. A lo cual ha abundado, de manera catastrófica para distintas zonas del Medio Oriente, África y América Latina, los vínculos corporativos de las Compañías Multinacionales y los bancos estadounidenses, con sus colegas europeos, debilitando las decisiones europeas para intentar desafiar la supremacía de Norteamérica [3].
En tanto que en América Latina, en la historia reciente, los regímenes nacional-populistas, que abarcaron de los años treinta a los sesenta, transformaron a la región de una economía basada en la exportación de materias primas a una economía urbana industrial diversificada que produce para el mercado interior. Mismo que se modifica para dar paso al modelo neoliberal mediante regímenes clientes y se encuentra vigente desde los años setenta hasta la fecha. Mediante la contrainsurgencia dirigida por el Pentágono y las Instituciones Financieras Internacionales, que desarrollaron nexos cada vez más fuertes con capitalistas trasnacionales latinoamericanos: sectores del capital vinculados a redes internacionales financieras, comerciales y de comercialización [4].
De manera que, a finales de los años noventa la codicia de los monopolios bélico-industriales, del gas natural, el petróleo y la electricidad de Norteamérica, tras dominar los sectores estratégicos y dinámicos de la economía, así como consolidaron su control sobre una clase política cliente, profundizan la dependencia de la región a partir de instrumentos como el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), acuerdos bilaterales con distintos países de la región como el Plan Puebla Panamá (PPP), posteriormente transformado en el Proyecto de Integración y Desarrollo de Mesoamérica, mejor conocido como Proyecto Mesoamérica. La Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana (IIRSA), el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), la Alianza Pacífico y el Acuerdo de Asociación Transpacífico (ATP).
Proyecto que se han configurado de la mano con otros acuerdos de corte policíaco militar como la Alianza Para la Seguridad de América del Norte (ASPAN), para garantizar el traslado de los recursos. Y que también tienen una estrecha relación con el Plan Colombia y la Iniciativa Mérida, todos ellos sostenidos e impulsados en nuestra región por líderes tradicionales de derecha, nuevos dirigentes clientes reclutados entre las filas de partidos de «izquierda» y populistas.
Así, se pueden identificar en nuestra región tres periodos en la conformación de relaciones imperio-clientes. El primero que abarcaría de 1930 a 1960, donde la dominación imperialista comienza a echar raíces más profundas, basado en el eclipse, pero no en el desplazamiento de las clases colaboradoras liberales y agrominerales, en tanto que emerge y se expande el Estado nacional, así como empresas privadas industriales, el comercio exterior y regímenes de control de divisas y bancos nacionales. Dando lugar a un segundo periodo de 1970-1995, en el que se incorpora la privatización masiva de empresas públicas, la desnacionalización de bancos, industrias, telecomunicaciones, servicios de energía estratégicos y demás. Llegando hasta el periodo actual y que ha traído consigo la transformación de las conquistas económicas estratégicas hacia un nuevo régimen político legal mediante acuerdos como el TLCAN, la Alianza Pacífico, el Acuerdo de Asociación Transpacífico y sus brazos armados como el ASPAN, Plan Colombia e Iniciativa Mérida, confiriéndole a los constructores del imperialismo estadounidense el gobierno formal de algunos países de la región.
Algunos cimientos del dominio estadounidense
Como ya antes habíamos indicado, una vez que Washington logro arrebatarle el control de los extremos axiales de la isla mundial a la Alemania nazi y el Japón imperial en 1945, posteriormente durante los siguientes 70 años Washington se dedico ha aplicar capas cada vez más gruesas de poder militar para contener a China y a Rusia [5]. Para lo cual fue fundamental el lanzamiento de la bomba de uranio sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945 y de una bomba de plutonio sobre Nagasaki tres días después, puesto que causaron una terrible impresión sobre los dirigentes japoneses de aquel entonces y se subordinaron a los dictados de la Casa Blanca.
Dicha subordinación se vio fortalecida durante la guerra de Corea que estalló en junio de 1945. Debido a que en julio, el Cuartel General de las Fuerzas de Ocupación comandadas por los Estados Unidos, presionaron al gobierno japonés para que este estableciera las Fuerzas de Reserva Policiaca (Keisatsu Yobitai), predecesoras de las posteriores fuerzas paramilitares. Más aun, Japón se vio obligado a firmar el Tratado de Seguridad Mutua con Washington, colocando a Japón bajo «el paraguas nuclear» estadounidense [6].
Asimismo, acorde con los designios de la casa Blanca se estableció un órgano de Defensa del Japón y se promulgó la ley que crea a las Fuerzas para la Defensa Propia (SDF), a las que se le integran las Fuerzas de Seguridad Nacional (Hoantai), sucesoras de la inicial Fuerza de Reserva Policiaca. De manera tal que, bajo la fuerte presión del Pentágono Japón durante los años de 1986 llego a ocupar el octavo lugar en el mundo en poder militar. Debido a que, el presupuesto de la llamada defensa del Japón, que en realidad encubre gastos militares fue aumentando a una tasa anual de: 6.5% en 1983, 6.6% en 1984; 6.9% en 1985; en tanto que en referencia a los gastos de la cuenta general aumento: 1.4% en 1983; 0.5% en 1984; 3.7% en 1985. Llegando a sumar el presupuesto para la defensa japonesa en el año fiscal de 1984, 2,934 millones de yens, de los que más de dos terceras partes fueron para pagar «préstamos» adquiridos para la compra de sistemas de armamento avanzado en Estados Unidos tale como: 72 aviones Orión P-3C antisubmarinos, capaces de transportar el proyectil crucero Harpoon, con una cabeza nuclear [7].
Logrando Washington así que, el equipo y manuales de operación japoneses fueran incorporadas casi en su totalidad a las fuerzas militares de Estados Unidos desplegadas en la región Asia-Pacífico. Más aun, durante las mismas fechas de 1986, Japón llego a gastar cerca de mil millones de dólares anuales para acomodar fuerzas norteamericanas en su región. Ejemplo de tal situación lo brinda Okinawa, la isla japonesa más grande de la cadena septentrional Ryukyu, que durante muchos años permaneció bajo administración estadounidense después de los Tratados de Paz de San Francisco, debido a su vital importancia para la estrategia nuclear de Washington en la región Asia-Pacífico [8].
Además, la intima «cooperación» militar de Japón con la estrategia nuclear estadounidense en la región del Pacífico asiático también se ha podido ver en el hecho de que, importantes instalaciones de C3I (comando, control, comunicación e información) se encuentran localizados en Japón. Mismas que están conectadas con NORAD [9] y SAC [10], parte del WWMCCS (Comando Militar y Sistema de Control Mundial), impulsado por el Pentágono.
Más aun, Washington ha venido impulsando el militarismo japonés desde el 11 de septiembre de 2001, no sólo para hacer de Japón un mecanismo de contención regional de Occidente frente a China y Rusia, sino también para impulsar su participación en las aventuras bélicas emprendidas por la Casa Blanca. Así logro se enviaran tropas japonesas a Irak en 2003, sentando un precedente que Washington y sus aliados en Tokio pretenden convertir en una situación legal y habitual. De forma que el primer ministro de Japón, el conservador Shinzo Abe dio pasos en este sentido en el 2015, al promover reformas constitucionales tendientes a redefinir las reglas de intervención de las fuerzas armadas japonesas fuera del territorio nacional para apoyar a países «aliados» [11].
Posteriormente, en dos áreas geográficas adicionales: el Medio Oriente y la América Central. En estas zonas Estados Unidos también recurrió a distintos mecanismos para lograr su dominio, observándose un parte aguas después de la Guerra de los Seis Días, árabe-Israelí en 1967. Puesto que hasta entonces el Pentágono había tratado de mantener una política relativamente imparcial hacia el Medio Oriente. Conforme al Acuerdo Tripartita (1950, entre los Estados Unidos, Reino Unido y Francia, que según garantizaría la «integridad territorial» de todos los Estados del Medio Oriente), se negó a dar armas a las naciones de la zona, incluyendo a Israel. El presidente Eisenhower, en 1956 apoyo a las Naciones Unidas para obligar a Israel a retirar sus fuerzas del Sinaí, y como también había obligado a franceses y británicos.
Pero posteriormente, el presidente Lyndon Jhonson desde 1967, se concentró en hacer a Israel militarmente más fuerte que ninguna otra potencia vecina árabe. Acelerando el abastecimiento de armamentos para Israel, lo que llevo por su parte a las naciones árabes a aumentar sus gastos militares de forma que durante los años de 1986, los estados árabes ubicados en el canal de Suez tuvieran más soldados, tanques, cañones y aeroplanos que la OTAN. Donde resalta el hecho de que Washington se ha inclinado ante la presión de intereses pro-israelíes, negándose a vender armas a naciones árabes amigas [12].
Además, la Casa Blanca fue aumentando el subsidio anual a Israel a niveles sin precedentes. Sin limitar su ayuda a la esfera económico-militar, sino que Washington ha apoyado toda intervención política para defender hasta las acciones más extremas de Israel ante cualquier censura o sanción por parte de la ONU. Observándose este procedes cuando Estados Unidos no hizo nada cuando Israel se anexo el Este de Jerusalén, a la vez que se opuso a toda acción de la ONU que pudiese obligarlo a devolverla. Mientras que en 1981, débilmente protesto cuando Israel se anexó las Alturas del Golan, para después invadir el Líbano. Así, no obstante estos hechos el Pentágono continuó aumentando su subsidio a Israel aun después de que éste país se asegurará sistemáticamente, la tierra y el abasto de agua de la Ribera Occidental, mediante su programa de «colonización», el cual tuvo la finalidad de crear «nuevos hechos» que impidieran la devolución del territorio, como lo exigía la Resolución del Consejo de Seguridad 242 [13].
Más todavía, Norteamérica durante la invasión de Líbano por Israel en 1982, solícitamente aceptó las violaciones contractuales de Israel sobre el uso del equipo militar otorgado por esa nación, supuestamente limitado solo para la defensa propia. Más cuando antes había aplicado graves sanciones contra Turquía por hechos similares.
Asimismo, otro tanto de estas políticas aplicadas por Estados Unidos se vio en América Central y el Caribe, al minar los puertos de Nicaragua, ayudar en el bombardeo de blancos civiles nicaragüenses e instruir a grupos de paramilitares en estrategias de asesinato y tortura. Para lo cual conto Ronald Reagan desde la presidencia de los Estados Unidos, con los gatilleros más brutales, así como con inmensos recursos generados por el trasiego de drogas entre otras fuentes. Orientando su injerencia hacia la consolidación de una alianza operativa sobre los cuerpos armados de Guatemala, Honduras y El Salvador, sustentada en el Consejo de Defensa de Centro América (CONDECA) [14].
En contra de un pueblo que tomo las armas para defender su soberanía y la independencia nacional frente al poder económico y social del gran capital financiero y terrateniente, como el del grupo cafetalero industrial, que impuso la dictadura militar al menos durante diez lustros en Nicaragua. Mientras que en El Salvador, desde el mandato del presidente Carter se proporciono apoyo sustancial para el respaldo político y ayuda militar, con miras en el aniquilamiento de la oposición popular armada, que se encontraba sólidamente organizada en el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional-Frente Democrático Revolucionario (FMLN-FDR). Y que lleva a la conclusión Ronald Reagan mediante abundantes asesinatos políticos, para lo cual destacaron la participación de personajes como Roberto D’ Aubuisson, jefe de la ultraderechista Alianza Republicana Nacional (ARENA), ex convicto acusado de golpista y experto torturador del servicio de inteligencia del ejército [15].
Causando tan mala impresión el asenso revolucionario en los sectores conservadores y reaccionarios de México y gran parte de América Latina, que los llevo a externar sus preocupaciones, puesto que en el avance de la revolución centroamericana anticipaban una dimensión generalizada y la prescripción de su propio destino. Por lo que a raíz de la reunión en Cancún, México, de los presidentes de éste país, Colombia, Venezuela y Panamá, conformando el llamado grupo de Contadora, debido a la isla panameña en la que se iniciaron las negociaciones para la «paz en Centro América». Otorgando a los Estados Unidos su apoyo para que éste realizara los funestos «juegos militares», consistentes en mandar una poderosa armada sobre las aguas del Pacífico que bañan las costas Centroamericanas, pero principalmente sobre las de Nicaragua, a la vez que aumento el número de asesores militares del ejército del Salvador y estableció una base militar con infraestructura aeroportuaria, instalaciones y logística en el Puerto Castilla de Honduras, antesala para la invasión de Nicaragua [16].
Si bien en agosto de 1981 el gobierno de México, junto con el de Francia, reconocen oficialmente que las organizaciones revolucionarias de El Salvador, el FMLN y el FDR, son fuerzas políticas representativas que tenían que tomarse en cuenta, estando capacitadas para asumir sus obligaciones y ejercer los derechos derivados de ello. Declarando en la Paz B.C. Sur el presidente De la Madrid, ante Reagan que: «deseamos que sus pueblos [de Centroamérica] sean dueños de su voluntad y destinos, hacedores de sus cauces y sus propia historia […] lo podrán hacer si todos respetamos los principios de autodeterminación de los pueblos y de no intervención». Así como Francia y España mediante sus gobernantes expresaron manifestaciones en contra de las medidas militares estadounidenses [17].
En realidad lo que predomino en Centro América durante los ochenta, fueron salvajes atropellos de los derechos humanos por parte del ejército, los cuerpos de seguridad y los organismos paramilitares. Tal como ocurre hoy en día, desde hace al menos una década en Colombia, México y se proyecta hacia Argentina.
Reforzamiento del proyecto estadounidense
Si bien en la década de 1970 la realidad económica significo para los Estados Unidos el ya no poder tratar tan desdeñosamente a Europa y Japón, toda vez que económicamente ya no dependían totalmente de las decisiones del gobierno estadounidense. Ya que los tres tuvieron la misma fuerza durante algún tiempo respecto a la competencia técnica (el llamado capital humano) y los soportes financieros (capital acumulado, esencialmente) para participar en la actividad productiva. Además de que también han contado con redes comerciales por todo el mundo que les garantizan adquirir y vender en el mercado mundial [18].
Ante tal avance, el imperialismo norteamericano trata de hacer cada vez más aun lado a sus «aliados» europeos o japoneses: quieren monopolizar el poder y la riqueza. Pretendiendo gobernar con total impunidad, lo quieren todo, en todas partes del mundo. Basándose fundamentalmente en su enorme capacidad militar, que por mucho excede a la de cualquier otro país o la de muchos otros países juntos.
Mediante la «guerra contra el terrorismo» o la «guerra contra el narcotráfico», desde el ataque a las torres gemelas el 11 de Septiembre de 2001, se dio pie para la elaboración de una nueva doctrina militar y estratégica: la «guerra infinita.» Observándose la progresión del gasto militar de 1992 cuando el presupuesto militar de Estados Unidos equivalía al de los 12 países que le seguían en la carrera armamentista. A 2003 cuando se decide la invasión y posterior ocupación de Irak, el gasto norteamericano ya será equivalente al de los 21 países que le seguían en ese rubro. Y las complicaciones de esa guerra sumadas a la intensificación de las operaciones en Afganistán hicieron que, para el 2008 el gasto militar de los Estados Unidos sólo pudiera ser igualado si se sumaban los presupuestos militares de 191 países.
Siendo así que para el 2010 fuera superior a la totalidad del gasto militar de todos los países del planeta, superando la barrera psicológica del billón de dólares (un millón de millones de dólares), pese a que en sus comunicados oficiales la Casa Blanca hablo de una cifra poco superior a los 750.000 millones de dólares. Cifras que además no contemplan el multimillonario presupuesto de la Veterans Administration, encargada de prestar asistencia médica y psicológica a los ex combatientes de las sucesivas guerras estadounidenses, desde la de Vietnam en adelante. Y que se le deben sumar también los gastos realizados por subcontratistas vinculados a actividades de infraestructura (como la Halliburton, por ejemplo) y algunos otros relacionados con la contratación de mercenarios [19].
A lo cual se debe agrega la formidable expansión de bases y misiones militares estadounidenses por todo el mundo, que hasta el 2009 arrojaba un número de 872 bases militares diseminadas por 128 países. Y en 2010 la Casa Blanca aumentó su presencia en nuestra región mediante cuatro nuevas bases que habrían sido concedidas motu propio por el gobierno de Panamá, dos en el litoral caribeño y otras dos en el Pacífico y una o dos bases aeronavales que el gobierno de Alan García habría puesto a disposición de las tropas norteamericanas en el Perú con el objeto de compensar la pérdida producida por el abandono de la base de Manta en Ecuador.
Además, según el antropólogo David Vine, Washington ha diseñado «La estrategia del nenúfar», la cual según indica, implica una transformación silenciosa en todo el sistema de bases militares fuera de territorio estadounidense, para la contención de movimientos sociales inconformes por las crisis económicas y políticas que se han venido suscitando, además del contexto de multipolaridad, que afecta a sus intereses.
Dentro de esta estrategia los militares estadounidenses han ampliado la creación de bases militares en todo el planeta a las cuales llaman nenúfares (hojas o plantas que flotan en la superficie del agua y que sirven a las ranas para saltar hacia su presa), consistentes en pequeñas instalaciones secretas e inaccesibles con una cantidad restringida de soldados, comodidades limitadas con armamentos y suministros previamente asegurados. Todo esto orientado en la manutención de la dominación global de EE.UU. en un contexto de crisis económicas y multipolaridad manifiesta en eventos como la cuarta Cumbre de los BRICS llevada acabo el 28 de marzo en nueva Delhi [20].
Ahí, los países llamados emergentes intentaron configurar un nuevo mapa geopolítico global para crear un banco de desarrollo del sur, que financiara obras de infraestructura y potenciara la investigación, con la intensión de sustituir al Banco Mundial. Además de que dicha reunión significó un salto en la cooperación entre Brasil e India respecto a la industria de defensa. La presidenta Dilma Rousseff y el primer ministro Manmohan Singh profundizaron la Alianza Estratégica establecida en 2006 con nuevos acuerdos en las áreas de cooperación científica y tecnológica, biotecnología, defensa y proyectos espaciales.
Además de que la cooperación Sur-Sur promovió una visión compartida de la evolución del orden internacional, concreta en una gran preocupación por la crisis económica y financiera internacional. Así como en el apoyo a la primavera árabe, sobre una solución justa al conflicto Israel-Palestina y la necesidad de una salida pacífica a la guerra en Siria sin injerencias externas.
Bajo la misma lógica del nenúfar, Chalmers Johnson indico que, la fuerza militar de Norteamérica utiliza a medio millón de soldados, espías, técnicos y contratistas civiles en otros países. Y que las instalaciones secretas, tiene distintos beneficios dentro de los cuales se incluyen el monitoreo de las actividades de sus ciudadanos a través sus teléfonos, o enterándose del contenido de sus faxes y correos que se están enviando. Además de beneficios para las industrias que diseñan y proveen de armas a sus ejércitos. Por ejemplo en la guerra de conquista en Irak, Johnson dice que el Departamento de Defensa, así como ordenaba una ración extra de misiles de crucero y tanques que disponían de municiones con uranio empobrecido, también adquirió 273 mil botellas de un bloqueador de sol que beneficio a empresas dedicadas a la venta de ese producto ubicadas en Oklahoma y Florida [21].
Diferenciándose los nenúfares, de las grandes bases que parecen ciudades, como las que emplean las fuerzas armadas en el Japón y Alemania. Por el contrario los nenúfares son construidos con discreción, evitando la publicidad y en lo posible poblaciones locales. Son bases operativas pequeñas y flexibles, cercanas a las zonas de conflicto previstas en Medio Oriente, Asia, África y Latinoamérica. Para esta última región, después de la expulsión de militares de Panamá en 1999 y de Ecuador en 2009, el Pentágono ha creado o actualizado nuevas bases en Aruba y Curazao, Chile, Colombia, El Salvador y Perú. En tanto que en otros lugares dentro de la misma región Washington ha financiado la creación de bases militares y policiales capaces de albergar fuerzas estadounidenses en Belice, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Costa Rica y en Ecuador. También deseando desde hace tiempo crear bases en Brasil y había tratado sin resultados de crear bases para supuesta ayuda humanitaria y de emergencia en Paraguay y Argentina [22].
En este mismo sentido, aunque ya enfocado al combate-represión y no al establecimiento de bases militares se ha orientado el Manual de campo 31-20-3, referente a tácticas, técnicas y procedimientos de defensa interna para las Fuerzas Especiales en el extranjero. Manual que se sustenta bajo el supuesto a nivel mundial de «liberar y proteger a sus sociedades de la subversión, el desorden y la insurgencia». Muy acorde con lo planteado por los intelectuales del Pentágono quienes crearon el concepto de «nación-huésped» para referirse a los gobiernos obsecuentes a EE.UU. que se enfrentan a situaciones desestabilizadoras por «distintas causas», pero sobre todo insurgencias armadas y movimientos sociales que cuenten con respaldo popular.
Y para tales efectos, el Manual de campo estipula como premisa básica de la política exterior estadounidense la seguridad de esa nación. Donde sus instituciones y valores fundamentales serán mejor preservados y fortalecidos como parte de una comunidad de naciones realmente libres e independientes. Mismas en las que Estados Unidos se «esfuerza» por alentar a otros países para cumplir su parte en la preservación de esta libertad e independencia. Por lo que debe ser su objetivo apoyar los intereses estadounidenses a través de un esfuerzo común. Y siendo que los intereses nacionales estadounidenses están involucrados, éste proveerá asistencia militar y económica para complementar los esfuerzos de dichos gobiernos.
De forma tal que, a partir de tales elementos el Manual abarca en detalle todas las facetas de la guerra contrainsurgente, escudriñada por los militares estadounidenses: actividades previas a la misión intervencionista, los análisis preliminares, los «permisos» para el entrenamiento, el despliegue en la «nación-huésped», los programas de instrucción de las tropas, las operaciones tácticas, el control de las poblaciones, las operaciones conjuntas, las actividades posteriores a la misión, así como anexos que abarcan consideraciones legales, operaciones de inteligencia, fuerzas de autodefensa civil (paramilitares), establecimiento de bases, técnica de minas y demás [23].
Más todavía, estas estrategias cobran relevancia para el imperialismo estadounidense en nuestro continente para tratar de amarrarlo a sus designios, cuando en Oriente Medio se confirma un multipolarismo que lo hace perder fuerza en aquella zona. Marcándose un antes y un después del 30 de septiembre de 2015. Puesto que a partir de esa fecha la Federación Rusa encaró el proyecto destructivo estadounidense en Siria, lo desenmascara y lo desafía al tomar los cielos sirios, causando graves daños a Occidente y sus aliados del Golfo, en su afán de derrocar al Presidente de Siria e instalar un Estado servil, mal llamado «islámico» en esa rebelde Nación [24].
Logrando importantes avances las tropas terrestres del ejército sirio, dirigidas por el legítimo gobierno de Siria, del presidente Bashar Al Assad. Quien a su vez conto con la asesoría y cooperación iraní, la exitosa resistencia de milicias de Hezballah y las kurdas. Además pudieron hacer frente a la arremetida internacional, gracias a la cooperación y solidaridad de la Fuerzas Aeroespaciales de la Federación Rusa. La aviación rusa mediante 9.000 vuelos de combate alcanzó a destruir fortificaciones estratégicas (209 instalaciones de producción y procesamiento de petróleo y 2.000 medios de suministro de productos petrolíferos), parque de armas y aniquila a los cabecillas más importantes de los diferentes grupos terroristas apoyados por la OTAN en el país árabe, entre ellos a más de 2000 terroristas de origen ruso. Teniendo como resultado la liberación de más de 400 localidades, que suponen unos 10mil Km2 [25].
Ante estos hechos, Rusia obtuvo los siguientes logros y dejo mal parado a imperialismo Estadounidense:
1- La política antiterrorista de EEUU se vio desafiada y aislada por Rusia;
2- Rusia desenmascara la falsa lucha contra el terrorismo de EEUU;
3- Washington tuvo que reconocer el importante papel de Rusia en Siria;
4- Rusia obligó a EEUU a retirar sus exigencias de la salida del Presidente Al-Assad;
5- Rusia propina un duro golpe a los financistas y formadores de grupos terroristas, incluyendo el papel protagónico de Turquía como promotor del terrorismo y comprador de petróleo de manos de terroristas;
6- Rusia deja instalado en Siria el sistema antimisiles S-400;
7- Por último, queda por sentado la superioridad rusa en los cielos de Siria y países vecinos.
Más aun, Rusia posee la única base naval del Mediterráneo en las costas del país árabe desde finales de la década de los 70 del siglo pasado, que no está dispuesto a ceder a Occidente. [26] En tal lógica, Rusia y China han venido recorriendo caminos paralelos en un claro enfrentamiento con Occidente. Compartiendo intereses geopolíticos y una misma zona, Eurasia. Hasta llegara confluir en 2001, dejando de lado el enfrentamiento ideológico por cómo había que entender el comunismo en los años 60, firmaron el Tratado de Buena Vecindad, Amistad y Cooperación. A este respecto también favoreció el hecho de que los EEUU se lanzaron a la guerra contra Afganistán, situándose en una zona muy sensible para los dos países. E incentivándolos para que, también en 2001, se impulsase la Organización de Cooperación de Shangai que desde que había sido creada, en 1996, decaía [27].
Además tanto India como Pakistán, dos enemigos de siempre, decidieron incorporarse a la Organización de Cooperación de Shangai, siendo admitidos como miembros con pleno derecho en el verano de 2015. Y el propio Afganistán (país donde la OCS tuvo como objetivo inicial evitar el flujo de drogas desde ese país hacia los territorios de los países que la forman) decidió convertirse en país observador dentro de la OCS: ya que Occidente ha sido incapaz de controlar el cultivo de opio, o más bien lo ha fomentado.
De tal manera, 2001 hasta 2012 la OCS ha ido ampliando su ámbito de intervención, pasando de la cooperación militar, a competencias en aduanas, agricultura, comercio, tecnología y energía. Todo lo cual preocupa a EEUU. Por lo que en 2012 elaboró una nueva Estrategia de Seguridad Nacional en la que estableció como prioridad de su política exterior Asia. Señalándose en dicha ESN que «los intereses estadounidenses están inextricablemente ligados a Asia» y que esos intereses estaban amenazados por Rusia, China e Irán. Además la nueva ESN observa el surgimiento de China como potencia que afectará a la economía de EEUU, así como su seguridad [28].
Giro del Pentágono hacia Asia que evidentemente viene teniendo repercusiones para América Latina.
Terrorismo de Estado en Colombia y México
En Colombia, a los paramilitares se les ha venido denominando como la «Sexta División», porque si bien las fuerzas armadas cuentan con cinco divisiones, los paramilitares han estado tan integrados en la estrategia de combate del ejército, coordinados con sus soldados sobre la marcha y vinculados con las unidades gubernamentales mediante la inteligencia, las provisiones, las radios, el armamento, recursos financieros y propósitos en común. Sexta División a la cual mediados de los años noventa se le sumaron importantes capos de abolengo, para constituirse como jefes paramilitares. Y una vez en el puesto adquirieron «bloques» con hombres armados y entrenados, además del derecho de utilizar las siglas de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Transformándose desde entonces en:
i. Verdaderos señores de la guerra al estilo asiático, pasando de tener sicarios a una estructura militar con cierta unidad de mando y sofisticadas redes organizativas.
ii. Consiguen asegurar un control territorial, lo que les permite el dominio de la población de la zona, así como proteger más directamente sus propios cultivos, laboratorios, pistas, rutas de embarque de la droga, corredores estratégicos. Lo que les garantiza la comercialización de su producto.
iii. Adquieren, y estratégicamente es considerada la ventaja más importante en la coyuntura actual, el poder actuar en nombre de las autodefensas, lo que les posibilita posar como jefes paramilitares y gozar de beneficios con la Ley de Justicia y Paz [29].
Y en esta misma dirección se formulo el Plan Colombia, so pretexto de, por un lado fortalecer militarmente y mediáticamente las Fuerzas Armadas del país, y continuar, por otro lado, la política antinarcóticos de los Estados Unidos. Causando una gran tragedia humanitaria durante los 15 años de su ejecución (2000-2015). Entre 1958 y 2012 fueron asesinadas 220.000 personas, de las cuales 180.000 eran civiles. Se cometieron 1.982 masacres, hubo 25.000 desaparecidos, más de 5.000 falsos positivos y más de 6 millones de desplazados.
El Plan ha tenido además un enfoque geopolítico, creando uno de los ejércitos mejor armados y poderosos en la región andina, para disuadir las naciones que intenten regirse bajo un modelo político y económico diferente al colombiano, como Venezuela, Bolivia, Ecuador y hasta antes de Macri lo había sido Argentina. Escogiendo distanciarse del modelo neoliberal y privatizador. Efecto demostración ha sido el caso de la base militar de Manta de Estados Unidos en Ecuador, que salió del país bajo el gobierno de Rafael Correa en el 2009, luego que se supo que desde allí se llevó a cabo el bombardeo al campamento donde murió el comandante de las FARC Raúl Reyes, el 1 de marzo del 2008 [30].
Además, el Plan Colombia también ha tenido un importante componente ideológico. Puesto que se ha visto acompañado de una incisiva campaña de publicidad construyéndose un relato unilateral sobre la guerra, sus orígenes y responsables. Siendo determinante para justificarla ante el país y la llamada opinión pública. Mediante una dura matriz de opinión diseñada por especialistas en propaganda, se ha justificado la estrategia paramilitar, sin que hubiese ningún impedimento real del Estado, por la responsabilidad del paramilitarismo en el asesinato de miles de civiles.
Proclamando héroe a un Ejército implicado en miles de violaciones sistemáticas de Derechos Humanos. Así como en señalamientos sobre persecución y exterminio de organizaciones sociales y políticas que eran parte de la oposición. Resultado de un peligroso discurso mediático y propagandístico, que colocado a Colombia presa de una mentira donde el Estado negocia fácilmente con los paramilitares. A partir de que la mayoría de los ciudadanos desconocen, los orígenes del conflicto, las causas y las responsabilidades históricas de un Estado profundamente injusto, antidemocrático y desigual. Permitiendo además que a 15 años del Plan Colombia, se proyecte el nuevo Plan Paz formulado desde Washington [31].
Por lo que ha avanza el Plan de Paz, no obstante, los paramilitares son ejércitos privados de poderosos hacendados, narcos, ganaderos, generales y parapolíticos, utilizados para intimidar, desplazar y eliminar trabajadores, campesinos y activistas de los derechos humanos y sociales. Ante lo cual el gobierno única mente niegan su existencia, mientras que jefes militares de batallones, brigadas y comandos policiales; en el departamento del Quindío fomentan un febril proceso de reorganización de tales bandas asesinas.
Así, los Urbeños [32] se instalaron en municipios, barrios, veredas y áreas mineras estratégicas de la Cordillera Central, financiados por potentes redes mafiosas del Magdalena Medio, asociadas con Ramón Isaza, Raúl Guzmán Mejía, Guillermo Ceballos, Miguel Ángel Rodríguez, David Moreno, Marisol Wager y Libardo Mejía Urrea – nuevas generaciones de narcos-, artificies y patrocinadores de la exuberante burbuja inmobiliaria de Armenia y municipios metropolitanos, utilizada a su vez como mecanismo para el lavado de millonarias cifras originadas en el tráfico de cocaína, desde las pistas de Puerto Boyacá, Puerto Araujo y Barrancabermeja hacia Centro América y México [33].
De tal manera, en diciembre pasado, cerca de 50 personas fueron obligadas a dejar sus fincas, ubicadas en zonas rurales, después de haber sido amenazadas por hombres armados (paramilitares, con prendas oficiales del Ejército) que exigían el pago de una extorsión a los dueños de los predios. En algunos casos identificándose como miembros de la guerrilla, parte de la estrategia de la acción criminal paramilitar. En contubernio con estos hechos, se ha dado la compra de predios, grandes y productivos, por personas cuyas procedencias son un misterio, aunque se sabe de su articulación con poderes mafiosos de Armenia, Cartago y el Magdalena Medio, especialmente grandes constructores de edificios de apartamentos.
Asimismo, se han conformado redes de narcotráfico y micrográfico [34] utilizadas en los corredores rurales, para transportar estupefacientes hasta el Valle del Cauca. Siendo así que el consumo y expendio de droga se ha incrementado, existiendo sitios específicos identificados plenamente por la ciudadanía y la Policía, en donde se les venden droga a los jóvenes. Hechos que han sido denunciados en varias ocasiones, pero las acciones de las fuerzas públicas han sido muy reducidas o nulas, según han dicho habitantes de Pijao y el Quindío. Todo lo cual se explica a partir del contubernio paramilitar, militar, policial, parapolítica y mafioso. Que también ha permitido el aumento en la tasa de homicidios en el Quindio, en operaciones de limpieza social. [35]
Mientras tanto en México, la masacre de Acteal es un hito importante en la conformación de la impunidad generalizada que afecta al país, así como en el empantanamiento de las instituciones encargadas de procurar e impartir justicia, ante el avance general de la violencia que hoy vivimos. Si bien, los sexenios de Salinas y Zedillo fueron pródigos en violencia política, asesinando a cientos de opositores perreditas, además de dos cuadros priistas de primer orden. Así como las muertes de media docena de altos funcionarios, oficialmente calificadas como suicidios y la proliferación de masacres rurales como las de Aguas Blancas y El Charco, en Guerrero, y las de El Bosque y Acteal, en Chiapas, de corte contrainsurgente.
En estos tres últimos sexenios, en los cuales se ha impuesto en México el neoliberalismo, ha arrancado un nuevo tipo de violencia masiva: la de los feminicidios, iniciados en Ciudad Juárez para extenderse, en años recientes hacia otras entidades de la república, pero principalmente en el estado de México.
Además de cruentos episodios de represión suscitados en Lázaro Cárdenas Michoacán, por parte de la entonces Policía Federal Preventiva y corporaciones estatales de dicha entidad. Asimismo ocurrió en San Salvador Atenco, estado de México, en estrecha relación con el asesinato de militantes de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) durante el gobierno de Ulises Ruiz, culminando con el aplastamiento de las movilizaciones de esa coalición de organizaciones a finales del régimen foxista.
Dando paso posteriormente en un salto cualitativo con Felipe Calderón, a un desprecio oficial hacia la vida humana. Suscitándose un baño de sangre en el país, alentado por el propio gobierno, muriendo cerca de 100 mil personas, de las cuales más de 20 mil fueron víctimas de desaparición, mientras que las cárceles del país se colmaron de igual forma de culpables que de inocentes, además, regiones enteras se vieron desamparadas por las fuerzas gubernamentales, siendo así que las organizaciones delictivas lograron posicionar su poder económico y militar sin igual hasta entonces [36].
E igual que sus antecesores, el actual gobierno no ha sido capaz de detener la violencia delictiva más allá de discursos a través de los medios. En contraparte, ha fortalecido las tendencias represivas contra movilizaciones populares. Además de predominar en distintas partes de la república una sensación de desamparo casi absoluto ante la delincuencia y la expansión de excesos policiales o de fuerzas federales. Tal como ha ocurrido con las masacres de Tlatlaya, Apatzingán, Tanhauto y Ayotzinapa.
En tal contexto, la asamblea del ejido de Tila, en el municipio chiapaneco del mismo nombre, acuso el domingo 27 de diciembre de 2015 al alcalde Édgar Leopoldo Gómez Gutiérrez de reactivar el grupo paramilitar Paz y Justicia. Para lo cual se encuentra de fondo, tal como han dicho los ejidatarios de dicha entidad, el designio del ayuntamiento para despojar a las comunidades de la etnia chol de centenares de hectáreas para proyectos de ecoturismo [37].
Más todavía, en el norte, Los Altos y la frontera de Chiapas con Guatemala, distintas bandas criminales se han fortalecido al fundirse con paramilitares e integrantes del Partido Verde Ecologista de México (PVEM). A la par de que, según Luis Alonso Abarca González, del Comité de Derechos Humanos de Base de Chiapas, a partir de las elecciones del año pasado donde gano Manuel Velasco como candidato del PVEM, ha habido un repunte de la presencia de grupos paramilitares como Paz y Justicia, Movimiento Indígena Revolucionario Antizapatista (MIRA), Los Diablos, Los Gómez y Los Petules, entre otros, que se han vinculado con el narcotráfico y la trata de personas [38].
Realizándose la reactivación de grupos paramilitares con componentes distintos a los de de 1994, puesto que en aquel entonces surge para contener al EZLN y evitar que la gente se sumara a él. Sin embargo, hoy se agrega el factor de la delincuencia organizada y la intención de obtener un control territorial con intereses en la minería, el petróleo, el agua, los recursos de la selva y por la frontera. Apareciendo un brote de violencia en Simojovel, Pueblo Nuevo Solistahuacán, Tila, Palenque, Ocosingo, Marqués de Comillas, La Trinitaria, Frontera Comalapa, El Bosque, Oxchuc y San Cristóbal de las Casas [39].
De manera que hoy en día en Chiapas, los grandes grupos del crimen organizado, al igual que en Colombia, se han fusionado o se han aliado con bandas locales, cuyo origen se remonta al paramilitarismo que el gobierno de Ernesto Zedillo impulso en 1996 contra el EZLN. Así en Tila se observan pintas del Z-40 y el Z-42 y en San Cristóbal hay pintas de MS-13, Maras Salvatrucha 13.
Lo que ha traído consigo también un cambio radical en la vida de los jóvenes indígenas. Entre estos a aumentado la adicción a la cocaína y el crack que hoy circula en sus pueblos, comunidades o colonias, como la famosa Hormiga, que se encuentra a las afueras de San Cristóbal de las Casas y es conocida por que ahí se venden drogas, armas y autos robados. En tanto que en Tila se ha vuelto una contante que los jóvenes no solo consuman marihuana, sino también cocaína. Además de observarse un cambio en las aspiraciones de los muchachos. Ahora quieren trabajar en el crimen organizado [40].
Todo lo cual tiene sus raíces en el hecho de que para obtener el control del territorio se debe eliminar a activistas como Toni Reynaldo Gutiérrez López. Ésta fuer reportada como desaparecida el 17 de julio de 2015 a manos de policías municipales y civiles armados, siendo encontrada una semana después con huellas de tortura, la cara desollada y sin ojos. Asimismo, Marcelo Pérez, presbítero de Simojovel, ha sido amenazado por Juan y Ramiro Gómez, ambos ex alcaldes priistas conocidos como los Gómez y que se encuentran vinculados con el tráfico de armas y estupefacientes. Además en la misma localidad el grupo de los Diablos, ha atemorizado a la población causando desplazamiento y cobra derecho de piso a los comerciantes [41].
Mírate en este espejo Argentina
Igual que ha ocurrido en Colombia y México, con el presidente Macri en Argentina empieza a conformarse un régimen autoritario con apariencia constitucional. Dentro de una convergencia mafiosa de camarillas empresarias, judiciales y mediáticas monitoreadas por el aparato de inteligencia de Estados Unidos. Y que al igual que ocurrió en México con Felipe Calderón y Peña Nieto, los primeros meses de gobierno de Mauricio Macri ha tropezado con numerosas dificultades que amenazan convertirla en una gigantesca crisis de gobernabilidad. Teniendo como fondo una recesión económica que se va profundizando en marcha hacia la depresión, es decir un funcionamiento económico de baja intensidad, con altas tasas de desocupación, salarios reales muy reducidos y baratos en dólares.
Por lo que al igual que en México, el Pentágono esta recurriendo a la «guerra contra el narcotráfico» para apuntalar su gobierno mediante el uso de las fuerzas armadas. Toda vez que no se trata del retorno del viejo neoliberalismo de la década de 1990, ni mucho menos de una imitación del régimen oligárquico de fines del siglo XIX, sino de una tentativa de instauración de un sistema mafioso, parasitando sobre una población desarticulada que alberga grandes espacios de marginalidad y súper explotación laboral, realizando un saqueo sin precedentes de recursos naturales [42].
A este respecto Macri autorizó el derribo de aviones para el combate contra el narcotráfico, mediante el argumento oficial de estar en «situación de peligro colectivo». Además, mediante la medida que apunta a combatir al narcotráfico, tal como en México y Colombia, le ha otorgado más poder a los militares, además de flexibilizar los controles sobre las compras en el área. Asimismo la medida incluye como delito a la «asociación ilícita terrorista», para lo cual promueve acciones conjuntas entre fuerzas policiales de seguridad interior con gendarmería, prefectura y fuerzas armadas [43] .
Así, se van imponiendo los instrumentos esenciales de un Estado autoritario: control completo de los medios de comunicación, reconversión integral del sistema de seguridad como apéndice del de Estados Unidos, implantación de mecanismos de destrucción económica y social a gran escala, despliegues mediático-judiciales tendientes a extirpar a las oposiciones que no se subordinen al nuevo régimen.
Debido a que, el actual sometimiento de Argentina a Estados Unidos se corresponde con su retroceso geopolítico internacional que busca ser compensado mediante el control total de su patio trasero latinoamericano, asegurando la súper explotación de recursos naturales decisivos, así como también para introducir a la región como pieza propia de su juego global: como señuelo para sus socios europeos en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) o como retaguardia segura en el armado del Acuerdo Transpacífico.
De forma que, Estados Unidos en contubernio con una lumpenburguesía en el Tercer Mundo , no busca instaurar una jerarquía mundial estable reproduciéndose en el largo plazo sino depredar recursos naturales, degradar o eliminar Estados, destruir defensas sociales periféricas, extendiendo ofensivas desestructurantes, desintegradoras de identidades nacionales y culturales. Su instrumento de intervención militar es ahora una constelación de organizaciones guiadas por la doctrina Contrainsurgente, que fue reformulada durante los ochenta y que se le añadieron la Guerra de Baja Intensidad, así como elementos refinados de la Guerra Sucia. De manera que hoy se emplean de manera intensiva mercenarios, operaciones clandestinas de su estructura profesional, redes mafiosas, narcotraficantes, terroristas, manipulaciones mediáticas y otras actividades destinadas a destruir y desestabilizar espacios periféricos con el fin de saquearlos.
Proceso que se corresponde con el hecho de que algunas lumpen burguesías latinoamericanas fueron mutando hasta llegar a la situación actual donde grupos industriales, financieros o de agrobusiness combinan sus inversiones tradicionales con otras más rentables pero también más volátiles: aventuras especulativas, negocios ilegales de todo tipo (desde el narco hasta operaciones inmobiliarias opacas, pasando por fraudes comerciales y fiscales y otros emprendimientos turbios), trasnacionalizándose, convergiendo con «inversiones» saqueadoras provenientes del exterior.
En Argentina las élites argentinas venían avanzando en esa dirección y la llegada de Macri a la presidencia expresa un enorme salto cualitativo, el país en su conjunto acaba de ingresar de manera recargada y brusca en ese proceso. Generándose en muy poco tiempo una fuerte reducción de los salarios reales, causada entre otros factores por la mega devaluación, los aumentos del precio de los combustibles y de las tarifas de electricidad, gas y transportes, la eliminación o reducción de retenciones y sus impactos inflacionarios a lo que se agrega la suba de las tasas de interés y los despidos masivos en la administración pública (que empiezan a ser seguidos por el sector privado), con lo que tenemos un panorama recesivo provocado por el gobierno cuyo objetivo principal es reducir los salarios reales y su valor en dólares.
Pero este modelo económico siniestro necesitará de manera ineludible del apoyo de un aceitado mecanismo de represión y degradación de las clases inferiores, que dará lugar a un Estado del Cuarto Poder como ocurre en México. Promoviendo estabilidad al interior de la articulación mafiosa, la atenuación de las disputas internas ante un botín de volumen variable, sujeto a numerosos factores de inestabilidad locales e internacionales. Empalmando con tendencias depresivas globales acompañadas por el aumento de la volatilidad en mercados decisivos, la proliferación de guerras, deterioros institucionales de los estados centrales, derrumbes y crisis graves de estados periféricos y otros síntomas claros que describen a un planeta que se encamina hacia horizontes de alta turbulencia [44].
Bibliografía
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Bashkansky Enrique. «Afganistan donde el pasado estalló en pedazos». Editorial nuestro tiempo, 1987.
Petras James y Veltmeyer Henry. «Las dos caras del imperialismo. Vasallos y guerreros». Lumen México, 2004.
Saxe-Fernández John (coordinador). «Globalización: crítica a un paradigma». UNAM, IIC, DGAPA, Plaza Janés, 1999.
Petras Janes. «El nuevo orden criminal». Libros del Zorzal, 2005.
Hecheverria Zuno Alvaro. «Centroamérica: la guerra de Reagan». Presencia latinoamericana, 1985.
Hemerografía.
Revista Urbe, número 12 abril 2016.
Revista Proceso, número 2057, 3 de abril de 2016.
Revista Estrategia. «Las luchas en Centroamérica». Número 53, septiembre-octubre 1983.
Notas
[1] Petras James y Veltmeyer Henry. «Las dos caras del imperialismo. Vasallos y guerreros». Lumen México, 2004. Pág. 60
[2] Ibíd. Petras James y Veltmeyer Henry. Pág. 61
[3] Ibíd. Petras James y Veltmeyer Henry. Pág. 72
[4] Ibíd. Petras James y Veltmeyer Henry. Pág. 75
[5] Rebelión. «La importancia para el saqueo de América Latina del Océano Pacifico y el «gobierno secreto» en los EE.UU.» Por: Ramón César González Ortiz, 23-01-2016.
[6] Ackland Len, Mc Guire Steven (coordinadores). «La edad nuclear». UNAM, FCE, 1987. Pág. 76.
[7] Ibíd. Ackland Len, Mc Guire Steven. Pág. 79
[8] Ibíd. Ackland Len, Mc Guire Steven. Pág. 80
[9] NORAD North American Aerospace Defense Command (Mando Norteamericano de Defensa Aeroespacial). Se trata de una organización conjunta de los Estados Unidos, y Canadá que provee de defensa y control aéreo a toda Norteamérica. Se fundó el 12 de mayo de 1958 bajo el nombre de Mando Norteamericano de Defensa Aérea (North American Air Defense Command). Desde 1963, la principal instalación del NORAD está en Cheyenne Mountain, en el estado de Colorado.
[10] Strategic Air Command.
[11] La Jornada, lunes 15 de junio de 2015.
[12] Ibíd. Ackland Len, Mc Guire Steven. Pp. 264-265.
[13] Ibíd. Ackland Len, Mc Guire Steven. Pág. 265.
[14] Hecheverria Zuno Alvaro. «Centroamérica: la guerra de Reagan». Presencia latinoamericana, 1985. Pág. 22
[15] Ibíd. Hecheverria Zuno Alvaro. Pág. 34
[16] Revista Estrategia. «Las luchas en Centroamérica». Número 53, septiembre-octubre 1983. Pág. 74
[17] Ibíd. Revista Estrategia. Pp. 75-76.
[18] Wallerstein Immanuel. «La década del poder estadounidense». Era, editores independientes, 2005. Pág. 251.
[19] Citado en Tesis de Maestría. González Ortiz Ramón César. «La Iniciativa Mérida: Estado, militarización y contrainsurgencia en México». UNAM, 2013. Pág. 142.
[20] Ibíd. Citado en Tesis de Maestría. González Ortiz Ramón César. Pág. 147.
[21] Ibíd. Citado en Tesis de Maestría. González Ortiz Ramón César. Pág. 149.
[22] Ibíd. Citado en Tesis de Maestría. González Ortiz Ramón César. Pág. 150
[23] Ibíd. Pp. 150-151.
[24] Rebelión. » La victoria mundial de Rusia fue garantía de soberanía siria «. Por: Basem Tajeldine y Laila Tajeldine, 21-03-2016.
[25] Ibíd. Basem Tajeldine y Laila Tajeldine, 21-03-2016.
[26] Ibíd. Basem Tajeldine y Laila Tajeldine, 21-03-2016.
[27] Rebelión. «Eurasia como eje del siglo XXI (I)«. Por: Alberto Cruz, 21-04-2016.
[28] Ibíd. Alberto Cruz, 21-04-2016.
[29] Ibíd. Citado en Tesis de Maestría. González Ortiz Ramón César. Pág. 131.
[30] Rebelión. «Plan Colombia o como justificar el asesinato y la persecución política«. Por: Adelaida Nikolayeva, 10-02-2016.
[31] Ibíd. Adelaida Nikolayeva, 10-02-2016.
[32] Clan Úsuga, como es denominado actualmente por los medios de comunicación y llamado oficialmente por la Policía el ‘Clan de los Úsuga David‘, es una organización narcoparamilitar, la cual se le denominaba antes como Los Urabeños y/o Bloque Heroes de Castaño. Esta banda criminal forma parte del conflicto armado en Colombia y se considera la agrupación narcoparamilitar más grande, peligrosa y mejor estructurada del país, por la cantidad de combatientes que la integran, por las zonas donde hacen presencia y el gran número de cargamentos de droga que trafican a nivel nacional e internacional.
[33] Rebelión. «Neo paramilitarismo en el Quindío pone en serio peligro la paz«. Por: Horacio Duque, 10-02-2016.
[34] Narcomenudeo.
[35] Ibíd. Horacio Duque, 10-02-2016.
[36] La Jornada, miércoles 23 de diciembre de 2015.
[37] La Jornada, lunes 28 de diciembre de 2015.
[38] Revista Proceso, número 2057, 3 de abril de 2016.
[39] Ibíd. Proceso.
[40] Ibíd. Proceso.
[41] Ibíd. Proceso.
[42] Rebelión. «Después del golpe blando la marcha apresurada del capitalismo mafioso«. Por: Jorge Beinstein, 21-04-2016.
[43] La Jornada. Jueves 21 de enero de 2016.
[44] Ibíd. Jorge Beinstein, 21-04-2016.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.