Hanna Jarzabek

Artículos

España se exhibe como un modelo de éxito en reinserción con una tasa de reincidencia supuestamente baja y un notable porcentaje de presos que encuentran empleo después de pasar por programas de reincorporación. Pero tras las cifras optimistas se esconde una realidad más turbia: durante la condena, los reclusos se convierten en mano de obra barata, y los trabajos que encuentran al salir poco tienen que ver con las tareas realizadas entre rejas.

Al menos 14 personas se encuentran en la calle desde el 27 de febrero porque el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) en Melilla les niega el acceso a pesar de haber obtenido una cita previa de asilo.