Dandakaranya es parte de lo que los británicos, a su manera de hombre blanco, llamaron Gondwana, tierra de los gond. Hoy en día los límites del estado de Madhya Pradesh, Chhattisgarh, Orissa, Andhra Pradesh y Maharashtra dividen este bosque. Dividir los pueblos problemáticos en distintas unidades administrativas es un viejo truco. Pero estos maoístas y […]
Dandakaranya es parte de lo que los británicos, a su manera de hombre blanco, llamaron Gondwana, tierra de los gond. Hoy en día los límites del estado de Madhya Pradesh, Chhattisgarh, Orissa, Andhra Pradesh y Maharashtra dividen este bosque. Dividir los pueblos problemáticos en distintas unidades administrativas es un viejo truco. Pero estos maoístas y gonds maoístas no le prestan mucha atención a cosas como las fronteras estatales. Tienen diferentes mapas en la cabeza y al igual que las demás criaturas de la selva, tienen sus propios caminos. Para ellos, las carreteras no están hechas para caminar sobre ellas, son sólo para ser atravesadas o, como es cada vez más el caso, para una emboscada. Aunque los gonds (divididos entre las tribus koya y dorla) son con mucho la gran mayoría de la población, hay también pequeños asentamientos de otras comunidades tribales. Las comunidades no adivasi, los comerciantes y colonos, viven en los bordes del bosque, cerca de las carreteras y los mercados.
Los miembros del GGP no fueron los primeros en llegar a Dandakaranya. Baba Amte, el conocido seguidor de Gandhi abrió su ashram [comunidad espiritual] y un hospital de leprosos en Warora en 1975. La misión Ramakrishna había comenzado a abrir escuelas rurales en los remotos bosques de Abhujmad. En el norte de Bastar, Baba Bihari Das había comenzado un esfuerzo agresivo para «acercar las tribus de nuevo al redil hindú», que supuso una campaña para denigrar la cultura tribal, inducir el auto rechazo e introducir el gran regalo del hinduismo: las castas. A los primeros convertidos, los jefes de las aldeas y los grandes terratenientes -a gente como Mahendra Karma, fundador del Salwa Judum [fuerza paramilitar amparada y financiada por el Estado]- le fue otorgado el estatuto de Dwij, dos veces nacido, brahmán. (Por supuesto, esto tenía algo de estafa, porque nadie puede convertirse en un brahmán. Si pudieran, seríamos una nación de brahmanes). Pero este hinduismo falsificado se consideró lo suficientemente bueno para los pueblos tribales, al igual que la falsificación de marcas de todo lo demás que se vende en los mercados rurales, galletas, jabón, fósforos, aceite. Como parte del proceso de Hindutva [hinduización, versión moderna e intolerante del hinduísmo] los nombres de las aldeas fueron cambiados en los registros de tierras y como resultado ahora la mayoría tiene dos nombres, el nombre del pueblo y el nombre del gobierno. El pueblo de Innar por ejemplo, se convirtió en Chinnari. En los registros electorales los nombres tribales fueron cambiados a nombres hindúes (Massa Karma se convirtió en Mahendra Karma). Aquellos que no se presentaron para unirse al rebaño hindú fueron declarados «Katwas» (que para ellos significa Intocables) quienes más tarde se convirtieron en la base natural para los maoístas.
El GGP comenzó primero a trabajar en el sur de Bastar y Gadchiroli. El camarada Venu describe con detalle esos primeros meses: los aldeanos sospechaban de ellos y no los dejaban entrar en sus casas. Nadie les ofrecería comida ni agua. La policía hizo correr el rumor que eran ladrones y las mujeres ocultaban sus joyas en las cenizas de las estufas. Hubo una enorme represión. En noviembre de 1980, en Gadchiroli, la policía abrió fuego en una reunión de la aldea y mataron a un destacamento entero. Ese fue el primer asesinato-«enfrentamiento» en DK. Fue un traumático retroceso y los camaradas se retiraron a través del Godavari y regresaron a Adilabad. Pero volvieron en 1981. Comenzaron a organizar los pueblos tribales por la demanda de un aumento en el precio que se pagaba para hojas de tendu [tabaco] (que se usan para hacer beedis [cigarrillos]). En ese momento los comerciantes pagaban 3 paisa [3 céntimos de rupia, al cambio actual 1 euro equivale a 64 rupias, lo que da una idea de la cantidad que se les pagaba, ínfima e insignificante] para un paquete de alrededor de 50 hojas. Fue un trabajo formidable organizar a la gente del todo desconocedora con este tipo de política, y conducirlos a la huelga. A la larga la huelga fue un éxito y el precio se duplicó, a 6 paisa el paquete. Pero el verdadero éxito para el partido fue ser capaz de demostrar el valor de la unidad y una nueva manera de llevar adelante una negociación política. Hoy, después de varias huelgas y agitaciones, el precio de un paquete de hojas de tendu es 1 rupia [no llega a los dos céntimos de euro]. (Parece un poco improbable a estas tasas, pero el volumen de negocios del tendu se estima en cientos de crores de rupias [1 crore equivale a 10 millones]) Cada temporada el Gobierno genera ofertas y permite a los contratistas extraer un volumen fijo de hojas de tendu -por lo general entre 1500 y 5000 bolsas estándar conocidas como manak boras [aquí lo llamaríamos fardos]. Cada manak bora contiene alrededor de 1000 paquetes. (Por supuesto no hay manera de garantizar que los contratistas no extraen más de lo que están autorizados). Cuando el tendu entra en el mercado se vende por kilos. La escandalosa aritmética y el astuto sistema de medidas que convierte paquetes en manak boras y luego en kilos es controlado por los contratistas, y deja mucho espacio para la manipulación de la peor especie. La estimación más conservadora pone a sus ganancias por bolsa estándar en alrededor de 1100 rupias [unos 16 euros]. (Eso es, después de pagar una comisión al Partido de 120 rupias [no llega a 2 euros] por saco.) Incluso por ese monto un pequeño contratista (1500 sacos) hace alrededor de 16 lakh [1,6 millones de rupias] en una temporada y un gran contratista (5000 sacos) consigue hasta 55 lakh [5,5 millones de rupias]. Una estimación más realista resulta en varias veces esta cantidad. Mientras tanto la Más Grave Amenaza a la Seguridad Interior hace justo lo suficiente para mantenerse con vida hasta la próxima temporada.
Somos interrumpidos por algunas risas y vemos a Nilesh, uno de los jóvenes camaradas del EGLP, caminando rápidamente hacia el sector de cocina, golpeándose a sí mismo. Cuando él se acerca veo que está llevando un nido de enfurecidas hormigas rojas que se han extendido por todo el cuerpo y le muerden los brazos y el cuello. Nilesh se está riendo también. «¿Alguna vez ha comido chutney [conserva agridulce que se usa para acompañar carnes, aves y paté] de hormiga?» me pregunta el camarada Venu. Conozco las hormigas rojas y desde mi niñez en Kerala he sido mordida por ellas, pero nunca las he comido. (El chutney resulta ser agradable. Amargo, mucho ácido fólico.)
Nilesh es de Bijapur, que está en el corazón de las operaciones de Salwa Judum. El hermano menor de Nilesh se unió a los Judum en una de sus fiestas de saqueos y quema y se hizo un Oficial de Policía Especial. Vive en el campamento Basaguda con su madre, su padre se negó a ir y se quedó en el pueblo. En efecto, se trata de una disputa de sangre en la familia. Más tarde, cuando tuve la oportunidad de hablar con él le pregunté por qué su hermano Nilesh había hecho eso. «Era muy joven», dijo Nilesh. «Se le presentó una oportunidad de huir, herir personas y quemar casas. Se volvió loco, hizo cosas terribles. Ahora se ha quedado atrapado. Nunca podrá volver a la aldea, no será perdonado. Él lo sabe. «
Volvemos a la lección de historia. La próxima gran lucha del Partido, dice el camarada Venu, fue contra los Molinos de Papel Ballarpur. El Gobierno ha dado a la Thapars un contrato de 45 años para extraer 1,5 lakh [150 mil] toneladas de bambú con precios enormemente subsidiados (cosa pequeña en comparación con la bauxita, pero aún así). A las tribus se las pagaban 10 paisa por un paquete que contiene 20 cañas de bambú. (No voy a ceder a la vulgar tentación de comparar esto con los beneficios que la Thapars estaba haciendo.) Una larga agitación, una huelga seguida de negociaciones con funcionarios de la fábrica de papel en presencia del pueblo y el precio se triplicó a 30 paisa por paquete. Para los pueblos tribales se trataba de grandes logros. Otros partidos políticos han hecho promesas, pero nunca mostraron signos de cumplirlas. La gente empezó a acercarse al GGP preguntando si podían unirse.
Pero las políticas hacia el tendu, bambú y otros productos forestales eran estacionales. El problema permanente, la pesadilla real para la vida de las personas era el mayor terrateniente de todos, el Departamento Forestal. Cada mañana los funcionarios forestales, incluso los más jóvenes [se refiere a los recién llegados al puesto], pueden aparecer en los pueblos como un mal sueño, impidiendo a los aldeanos arar sus campos, recolectar leña, arrancar las hojas, cosechar la fruta, pastorear su ganado, vivir. Trajeron elefantes a los campos invadidos y esparcieron semillas de Babool [árbol espinoso, muy agresivo] para destruir la tierra cuando ellos pasaban. El pueblo sería detenido, humillado, sus cultivos destruidos. Por supuesto, desde el punto de vista del Departamento Forestal se trataba de personas en una actividad ilegal inconstitucional y el Departamento se limitaba a hacer cumplir el Estado de Derecho. (Su explotación sexual de las mujeres era un beneficio adicional añadido en la dificultad de la empresa).
Envalentonados por la participación del pueblo en estas luchas, el Partido decidió enfrentarse con el Departamento Forestal. Se alentó a la gente a ocupar los terrenos forestales y cultivarlos. El Departamento Forestal tomó represalias quemando los pueblos nuevos que surgieron en la zona. En 1986 se anunció un Parque Nacional en Bijapur, lo que significaba el desalojo de 60 aldeas. Más de la mitad de ellos ya habían sido desplazados y la construcción del Parque Nacional se había iniciado cuando el Partido llegó a la zona. Demolió las obras de construcción y detuvo el desalojo de los pueblos restantes. Impidió que el Departamento Forestal entrara en la zona. En algunas ocasiones los funcionarios fueron capturados, atados a los árboles y golpeados por los aldeanos. Fue la catárquica venganza por generaciones de explotación. Finalmente el Departamento Forestal huyó. Entre 1986 y 2000 el Partido redistribuyó 300.000 hectáreas de tierras forestales. Hoy en día -dice el camarada Venu- no hay campesinos sin tierra en Dandakaranya.
Para la actual generación de jóvenes el Departamento Forestal es un recuerdo lejano, como aquella clase de historias que las madres cuentan a sus hijos acerca de un pasado mitológico de servidumbre y humillación. Para la generación más adulta, liberarse del Departamento Forestal significó una libertad verdadera. Se podía tocar, probar. Es algo inmensamente más significativo que lo que la Independencia de la India podría ser. Comenzaron a unirse alrededor del Partido que había luchado con ellos.
El equipo del escuadrón siete había recorrido un largo camino. Su influencia ahora se extendió por 60.000 kilometros cuadrados de bosque, miles de pueblos y millones de personas.
Pero la salida del Departamento Forestal anunció la llegada de la policía, junto a una época de derramamiento de sangre. Falsos «enfrentamientos» por parte de la policía, emboscadas por parte del GGP. Con la redistribución de la tierra vinieron otras responsabilidades: el riego, la productividad agrícola y el problema de una población en expansión que arbitrariamente abre tierras en el bosque. Se tomó la decisión de separar el «trabajo de masas» y el «trabajo militar».
Actualmente Dandakaranya es administrado por una elaborada estructura de Janatana Sarkars (gobiernos populares). Los principios de organización provienen de la revolución china y la guerra de Vietnam. Cada Janatana Sarkar es elegido por un grupo de aldeas cuya población conjunta puede ir desde 500 hasta 5000. Tiene nueve departamentos: Krishi (agricultura), Vyapar-Udyog (comercio e industria), Arthik (economía), Nyay (justicia), Raksha (defensa), Hospital (salud), Jan Sampark (relaciones públicas), la School-Riti Rivaj (educación y cultura) y Selva. Un grupo de Janatana Sarkars, se inscriben en un Comité de Área. Tres Comités de Área constituyen una División. Hay diez Divisiones en Dandakaranya. «Tenemos ahora un departamento de Resguardo de la Selva -dice el Camarada Venu- usted debe haber leído el informe del Gobierno que dice que los bosques han aumentado en las zonas Naxalitas.»
Irónicamente -dice el camarada Venu- los primeros en beneficiarse de la campaña del partido contra el Departamento Forestal fueron los Mukhiyas (jefes de aldea), la brigada Dwij. Utilizaron su fuerza de trabajo y sus recursos para tomar tanta tierra como podían, mientras todo iba bien. Pero entonces la gente comenzó a acercarse al Partido con sus «contradicciones internas», como curiosamente lo expone el camarada Venu. El Partido empezó a dirigir su atención a cuestiones de equidad, las clases y la injusticia en la sociedad tribal. Los grandes terratenientes detectaron problemas en el horizonte. A medida que la influencia del Partido crecía, ellos comenzaban a decaer. Cada vez más personas exponían sus problemas al Partido en lugar de exponerlos a los Mukhiyas. Las viejas formas de explotación comenzaron a ser cuestionadas. El día de la primera lluvia tradicionalmente se suponía que el pueblo iría a cultivar primero la tierra de los Mukhiyas en lugar de la propia. Esto terminó, ya no se ofrecieron más para los primeros días de recolección de mahua [un tipo de planta que crece mucho y produce una especie de aceite] u otros productos forestales. Obviamente, algo había que hacer.
Llegó Mahendra Karma, uno de los mayores terratenientes de la región y al mismo tiempo un miembro del Partido Comunista de India (CPI). En 1990 reunió un grupo de Mukhiyas y terratenientes y comenzó una campaña llamada Jan Jagran Abhiyan (Campaña Pública Despertar). Su forma de «despertar» al «público» era formar una partida de caza con unos trescientos hombres para peinar el bosque matando a la gente, quemando casas y abusando sexualmente de las mujeres. El entonces Gobierno de Madhya Pradesh (Chhattisgarh aún no había sido creado) les proporcionó resguardo policial. En Maharashtra algo similar, denominado «Frente Democrático», inició su asalto. El Grupo Guerra Popular respondió a todos ellos al estilo de la Guerra Popular, asesinando a algunos de los terratenientes más notorios. En pocos meses el Jan Jagran Abhiyan, el «terror blanco» -de acuerdo al término que utiliza el Camarada Venu- se desvaneció. En 1998 Mahendra Karma, que para entonces ya se había unido al Partido del Congreso, trató de revivir el Jan Jagran Abhiyan. Esta vez fracasó aún más rápido que antes.
Luego, en el verano de 2005, la fortuna les favoreció. En abril, el Gobierno de BJP [Partido del Pueblo, de corte hinduísta y mucho más derechista que el Partido del Congreso] en Chhattisgarh firmó dos memorandos de entendimiento para establecer plantas integradas de acero (cuyos términos son secretos). Uno de 7.000 crore [un crore equivale a 10 millones de rupias] con Essar Steel en Bailadila, y el otro por 10.000 crore con Tata Steel en Lohandiguda. Ese mismo mes el primer ministro Manmohan Singh hizo su famosa declaración acerca de que los maoístas son «la Más Grave Amenaza a la Seguridad Interior» de la India. (Fue extraño decirlo en ese momento, porque en realidad sucedió lo contrario.
El Gobierno en Andhra Pradesh acababa de maniobrar contra los maoístas, diezmándolos. Perdieron cerca de 1.600 de sus cuadros y estaban en completo desorden). La declaración del Primer Ministro puso a los títulos de valor de las empresas mineras en alza. También envió una señal a los medios de comunicación que los maoístas eran un blanco legítimo para cualquier persona que decidiera ir tras ellos. En junio de 2005, Mahendra Karma convocó a una reunión secreta de Mukhiyas en la aldea de Kutroo y anunció el Salwa Judum (la cacería de purificación), una mezcla encantadora de terrenalidad tribal y sentimiento Dwij/Nazi. A diferencia de la Jan Jagran Abhiyan, Salwa Judum fue una operación de limpieza destinada a desplazar a los pueblos desde sus aldeas hacia campamentos cercanos a la carretera, donde pudieran ser vigilados y controlados. En términos militares se denominan Aldeas Estratégicas. Fueron ideadas por el General Sir Harold Briggs en 1950, cuando los ingleses estaban en guerra contra los comunistas en Malasia. El Plan Briggs se hizo muy popular entre el ejército indio, que lo ha aplicado en Nagaland, Mizoram y en Telengana. El Primer Ministro BJP de Chhattisgarh, Raman Singh, anunció que en lo que a su gobierno incumbía, los aldeanos que no se movieran de los campamentos se considerarían maoístas. Así que en Bastar para un aldeano común sólo quedarse en casa viviendo una vida ordinaria se convirtió en el equivalente a entregarse a la actividad terrorista.
Junto a un tazón de acero con té negro, como un regalo especial, alguien me alcanza un par de auriculares y enciende un pequeño reproductor MP3. Es una grabación del Sr. D.S. Manhar, en ese tiempo Superintendente de Policía de Bijapur, informando por radio a un funcionario subalterno acerca de las recompensas y los incentivos que el Estado y el Gobierno Central ofrecen a las aldeas ‘jagrit’ (las que ‘despertaron’), y para las personas que están de acuerdo con trasladarse a los campamentos. Luego da instrucciones precisas de que los pueblos que se nieguen a «ceder» deben ser quemados y los periodistas que deseen cubrir a los naxalitas deben ser fusilados en el acto. (Yo había leído sobre esto en los periódicos hacía tiempo. Cuando la noticia se hizo pública, a modo de castigo -no está claro para quién-, el Superintendente fue trasladado a la Comisión Estatal de Derechos Humanos.)
El primer pueblo que Salwa Judum quemó (el 18 de junio de 2005) fue Ambeli. Entre junio y diciembre de 2005 quemaron, mataron, violaron y saquearon en su camino a través de cientos de pueblos del sur de Dantewara. El centro de sus operaciones fueron los distritos de Bijapur y Bhairamgarh, cerca de Bailadila, donde se proyectaba la nueva planta de Essar Steel. No es coincidencia que estos también fueran bastiones maoístas, donde los Janatana Sarkars habían hecho un gran trabajo, especialmente en la construcción de estructuras de recolección de agua. Los Janatana Sarkars se convirtieron en el blanco especial de los ataques de Salwa Judum. Cientos de personas murieron de la manera más brutal. Cerca de sesenta mil personas se trasladaron a los campamentos, algunos voluntariamente, otros por el terror. De éstos, cerca de tres mil fueron nombrados Oficiales de la Policía Especial con un salario de mil quinientas rupias [al mes].
Por estas migajas miserables los jóvenes, como el hermano de Nilesh, se han condenado a una cadena perpetua en un recinto de alambre de púas. Crueles como lo han sido, podrían terminar siendo las peores víctimas de esta horrible guerra. Ninguna de las sentencias del Tribunal Supremo que ordena el desmantelamiento de Salwa Judum puede cambiar su destino. Los restantes cientos de miles de personas salieron fuera del radar del gobierno. (Pero no los fondos de desarrollo destinados para estos 644 pueblos. ¿Qué pasa con esa pequeña mina de oro?) Muchas de estas personas se dirigieron a Andhra Pradesh y Orissa, donde por lo general migran para trabajar como mano de obra durante la temporada de recolección de chile. Pero decenas de miles de personas huyeron a la selva, donde todavía se mantienen viviendo sin refugio y volviendo a sus campos y hogares sólo durante el día.
En la estela de Salwa Judum apareció un enjambre de estaciones de policía y cuarteles. La idea era garantizar un cordón de seguridad para «reocupar» los territorios controlados por maoístas. El supuesto era que los maoístas no se atreverían a atacar una gran concentración de fuerzas de seguridad. Los maoístas, por su parte, se dieron cuenta de que si no rompían el cordón de seguridad equivaldría a abandonar al pueblo cuya confianza se habían ganado y con quienes habían vivido y trabajado durante veinticinco años. Se devolvió el golpe en una serie de ataques en el corazón de la red de seguridad.
El 26 de enero de 2006 el EGLP atacó el campamento de policía de Gangalaur y mató a siete personas. El 17 de julio de 2006 el campamento de Salwa Judum en Erabor fue atacado, 20 personas murieron y 150 fueron heridos. (Es posible que haya leído al respecto: «Los maoístas atacaron el campamento de refugiados que había creado por el gobierno estatal para proporcionar viviendas a quienes huían de sus pueblos producto del terror desatado por los naxalitas.») El 13 de diciembre 2006 atacaron el «campamento de socorro» de Basaguda y mataron a tres oficiales de policía especial y un alguacil. El 15 de marzo de 2007 ocurrió el más audaz de todos los ataques. Ciento veinte guerrilleros del EGLP atacaron el ashram de Rani Bodili Kanya, un albergue de niñas que había sido convertido en cuartel de policía para 80 efectivos de Chhattisgarh (y agentes de policía especial) mientras las niñas todavía vivían allí como escudos humanos. El EGLP entró en el recinto, acordonó el edificio anexo en el que vivían las niñas y atacó los cuarteles. 55 policías y agentes especiales fueron aniquilados. Ninguna de las niñas resultó herida. (El cándido Superintendente de Policía de Dantewara me había mostrado su presentación en Power Point con fotografías espeluznantes de los cuerpos quemados, destripados, de los policías en medio de las ruinas del edificio de la escuela que fue detonado. Era tan macabro que era imposible no mirar a otro lado. Él observó satisfecho mi reacción.) El ataque a Rani Bodili causó revuelo en el país. Organizaciones de Derechos Humanos condenaron a los maoístas no sólo por su violencia, sino también por su posición anti-educación y el ataque a las escuelas. Pero en Dandakaranya el ataque a Rani Bodili se convirtió en leyenda: canciones, poemas y obras fueron escritas al respecto.
La contraofensiva maoísta rompió el cordón de seguridad y dio a la gente un respiro. La policía y Salwa Judum se retiraron a sus campamentos, de los que ahora emergen sólo en grupos de 300 o 1000 -por lo general en medio de la noche- para llevar a cabo operaciones de Acordonamiento y Búsqueda en las aldeas. Poco a poco, a excepción de la policía Especial y sus familias, el resto de la gente en los campos de Salwa Judum comenzó a regresar a sus aldeas. Los maoístas les dieron la bienvenida a su regreso y anunciaron que incluso podrían volver oficiales de policía especial si realmente se arrepentían públicamente de sus acciones. Los jóvenes comenzaron a afluir al EGLP. (El EGLP se constituyó formalmente en diciembre de 2000. En los últimos treinta años, sus destacamentos armados se habían extendido muy gradualmente hasta constituir secciones, las secciones se habían convertido en pelotones y pelotones en compañías. Pero después de las depredaciones de Salwa Judum, el EGLP fue rápidamente capaz de alcanzar la fuerza de batallón.) Salwa Judum no solo había fallado, había fracasado rotundamente. Como ahora sabemos, no fue sólo una operación local de poca monta. Sin importar el doble lenguaje en la prensa, Salwa Judum fue una operación conjunta del Gobierno del Estado de Chhattisgarh y el Partido del Congreso, que estaba en el poder central. No podía permitirse un fracaso.
No cuando todos los memorandos de entendimiento aún estaban esperando, como ramilletes marchitándose en el mercado matrimonial. El Gobierno estaba enormemente presionado por desarrollar un nuevo plan y así emergió la Operación Caza Verde. Los Oficiales de Policía Especial de Salwa Judum ahora se llaman Comandos Koya. Se ha desplegado la Fuerza Armada Chhattisgarh (CAF), el Fuerza de Policía de Reserva Central (CRPF), la Fuerza de Seguridad Fronteriza (BSF), la Policía de Fronteras Indo-Tibetana (ITBP), la Fuerza de Seguridad Industrial Central (CISF), los Grey Hounds [Sabuesos Grises], Escorpiones, Cobras. Y una política que es cariñosamente han llamado WHAM, Winning Hearts and Minds [Ganando Corazones y Mentes].
Guerras importantes a menudo se desarrollan en lugares inesperados. El capitalismo de libre mercado derrotó el comunismo soviético en las sombrías montañas de Afganistán. Aquí, en los bosques de Dantewara se libra una batalla por el alma de la India. Mucho se ha hablado de la profunda crisis en la democracia de la India y la colusión entre las grandes corporaciones, los principales partidos políticos y las fuerzas de seguridad. Si cualquiera quisiera hacer un rápido chequeo al azar, Dantewara es el lugar para ir.
Un proyecto de informe sobre Relaciones Agrarias del Estado y la Inconclusa Tarea de la Reforma Agraria (Volumen 1) indica que Tata Steel y Essar Steel fueron quienes financiaron la primera aparición de Salwa Judum. Puesto que se trata de un informe del Gobierno, creó un frenesí cuando se presentó en la prensa. (Este hecho ha sido posteriormente eliminado en el Informe final. ¿Fue un error genuino, o alguien recibió una suave palmadita de acero integrado en el hombro?).
El 12 de octubre de 2009 debía celebrarse la audiencia pública resolutiva para la planta siderúrgica de Tata en Lohandiguda, donde los pueblos locales podían acudir, pero en realidad tuvo lugar en una sala pequeña en el interior de la Receptoría en Jagdalpur, a muchos kilómetros de distancia, acordonada con extrema seguridad. Un público contratado de 50 miembros de las tribus fue llevado en un convoy de jeeps del gobierno. Después de la reunión, el Receptor de Distrito felicitó «al pueblo de Lohandiguda» por su cooperación. Los diarios locales informaron la mentira a pesar de que lo sabían bien (los auspiciadores los contrataron). Pese a las objeciones de los aldeanos, la adquisición de terrenos para el proyecto había comenzado.
Los maoístas no son los únicos que tratan de derrocar el Estado indio. Ya ha sido depuesto en varias ocasiones por el fundamentalismo hindú y el totalitarismo económico.
Lohandiguda, a cinco horas de Dantewara, nunca fue una zona naxalita, pero ahora lo es. La camarada Joori, que estaba sentada a mi lado mientras comía el chutney de hormigas, trabaja en la zona. Dijo que decidieron ir allí luego que algunas pintadas comenzaron a aparecer en las paredes de casas de pueblo diciendo ‘Naxali Ao, Hamein Bachao’ (¡Naxalitas, vengan a salvarnos!). Hace unos meses Vimal Meshram, presidente de la aldea Panchayat fue asesinado a tiros en el mercado. «Era un hombre de Tata», dice Joori. «Él forzaba a la gente a abandonar sus tierras y aceptar la indemnización. Es bueno que él haya sido aniquilado. Hemos perdido a un compañero también, le dispararon. ¿Quieres más Chapoli?» Ella sólo tiene veinte años. «No vamos a permitir que Tata llegue allí. La gente no los quiere». Joori no es del EGLP, está en el Chetna Natya Manch (CNM), el ala cultural del Partido. Ella canta, escribe canciones. Es de Abhujmad (está casada con el camarada Madhav, se enamoró de su canto cuando él visitó su pueblo junto a una tropa CNM).
Siento que debo decir algo en este momento. Acerca de la inutilidad de la violencia, sobre lo inaceptable de las ejecuciones sumarias. Pero, ¿qué debo sugerir hacer? ¿Vaya a la corte? ¿Hagan un dharna [una manifestación pacífica] en Jantar Mantar, en Nueva Delhi? ¿Una marcha? ¿Una huelga de hambre? Suena ridículo. A los promotores de la Nueva Política Económica -a quienes les resulta muy fácil decir «No Hay Alternativa»- se les debe pedir que sugieran una Política de Resistencia alternativa. Una específica, para estas personas en particular, en este bosque específico. Aquí, ahora. ¿Por qué partido debieran votar? ¿A qué institución democrática del país debieran recurrir? ¿Qué puerta no tocó el Narmada Bachao Andolan durante los largos años que luchó contra las grandes represas sobre el Narmada?
Está oscuro. Hay mucha actividad en el campo, pero no puedo ver nada. Sólo los puntos de luz que se mueven alrededor. Es difícil decir si son estrellas, luciérnagas o maoístas en movimiento. El pequeño Mangtu aparece de la nada. Me enteré de que él pertenece a un grupo de diez niños que forman parte de la primera horneada de las Escuelas Móviles de las Juventudes Comunistas, a quienes se les enseña a leer y escribir y se les instruye en los principios básicos del comunismo. («¡El adoctrinamiento de las mentes jóvenes!» como claman nuestros medios corporativos. Los anuncios de televisión que lavan el cerebro a los niños antes de que puedan pensar no son vistos como una forma de adoctrinamiento.) Los jóvenes comunistas no están autorizados a portar armas o usar uniformes. Pero ellos miran a los escuadrones del EGLP con estrellas en los ojos, como seguidores de una banda de rock.
Mangtu se comporta con mucha cortesía hacia mi. Él ha llenado mi botella de agua y dice que debo empacar mi maleta. Suena un silbido. La tienda de jhilli azul es desmantelada y doblada en cinco minutos exactos. Otro silbido y el centenar de camaradas se alinean en filas. Cinco filas. El camarada Raju es el Director de Operaciones. Hay un llamado a la atención. Estoy en la fila también gritando mi número cuando me señala la camarada Kamla, quien está delante de mí. (Contamos hasta veinte y luego comenzamos desde uno, porque eso es lo máximo que la mayoría de los gonds sabe contar. Veinte es suficiente para ellos. Tal vez debería ser suficiente para nosotros.) Chandu viste uniforme ahora, y lleva una ametralladora. En voz baja el camarada Raju instruye al grupo. Todo está en gondi, no entiendo nada, pero consigo entender la palabra RV. Más tarde Raju me dice que significa ¡Rendezvous! [lugar de reunión]. Es una palabra gondi ahora. «Hacemos puntos RV para que, en caso que nos encontramos bajo fuego y la gente deba dispersarse, todos sepan dónde reagruparse.» No pueden imaginar el tipo de pánico que esto induce en mí. No porque tengo miedo de ser blanco, sino porque tengo miedo de perderme. Soy disléxica direccional, puedo perderme entre mi habitación y mi cuarto de baño. ¿Qué voy a hacer en 60.000 kilómetros cuadrados de bosque? Vamos contra viento y marea, voy a aferrarme al pallu [vestido] del camarada Raju.
Antes de empezar a caminar el camarada Venu se me acerca «Estamos listos, camarada. Con su permiso.» Estoy sorprendida. Parece un pequeño mosquito con una gorra de lana y chappals [un tipo de calzado similar a la zapatilla], rodeado de sus escoltas, tres mujeres, tres hombres, fuertemente armados. «Estamos muy agradecidos a usted camarada, por venir hasta aquí», dice. Una vez más el apretón de manos, el puño cerrado. «Lal Salaam camarada». Desaparece en la selva, el Guardián de las Llaves. En un momento es como si él nunca hubiera estado aquí. Estoy un poco desconsolada, pero tengo horas de grabaciones para escuchar. Y como los días se convierten en semanas, voy a conocer a muchas personas que pintarán de color y detalles la red que él dibujó para mí. Comenzamos a caminar en la dirección opuesta. El camarada Raju, que huele a analgésico en crema desde una milla de distancia, dice con una sonrisa feliz: «Mis rodillas ya no las siento. Sólo puedo caminar si he tomado un puñado de analgésicos.»
El camarada Raju habla perfectamente el hindi y tiene una manera inexpresiva de contar las más divertidas historias. Trabajó como abogado en Raipur durante dieciocho años. Tanto él como su esposa, Malti, eran miembros del partido y parte de su entramado urbano. A finales de 2007 una de las personas clave en la red de Raipur fue detenida, torturada y finalmente se convirtió en informante. Fue conducido alrededor de Raipur en un vehículo policial cerrado y forzado a delatar a sus antiguos compañeros. La camarada Malti era una de ellos. El 22 de enero de 2008 fue arrestada junto con varios otros. La principal acusación contra ella es que envió a varios diputados del Parlamento unos discos compactos que contenían pruebas de vídeo de las atrocidades de Salwa Judum. Su caso difícilmente dará lugar a una audiencia debido a que la policía sabe que su caso es débil, pero la nueva Ley de Seguridad Pública Especial de Chhattisgarh permite a la policía detenerla sin derecho a fianza durante varios años. «Ahora el Gobierno ha desplegado varios batallones de la policía de Chhattisgarh para proteger a los pobres miembros del Parlamento de su propio correo», dice el camarada Raju. Él no fue apresado porque estaba en Dandakaranya en ese momento, asistía a una reunión. Ha estado aquí desde entonces. Sus dos niños que quedaron solos en casa fueron interrogados intensamente por la policía. Por último empacaron y se fueron a vivir con un tío.
El camarada Raju recibió noticias de ellos por primera vez hace sólo unas semanas. ¿Qué le da esta fuerza, esta capacidad de aferrarse a su humor ácido? ¿Qué los mantiene a todos en marcha, a pesar de lo mucho que han sufrido? Su fe y su esperanza, su amor por el Partido. Yo lo encuentro una y otra vez, en lo más profundo de ellos, de las formas más íntimas.
Nos estamos moviendo en fila única ahora, yo y un centenar de «violentistas sin sentido», ‘insurgentes sedientos de sangre’. Miré alrededor del campamento antes de irnos. No hay señales de que casi un centenar de personas hubiera acampado aquí, a excepción de algunas cenizas allí donde hubo fuego. Este ejército es increíble. En cuanto al consumo se trata son más gandhistas que el mismo Gandhi, y tienen una huella de carbono más pequeña que cualquier evangelista del cambio climático. Hasta tienen un enfoque gandhiano para el sabotaje y, por ejemplo, antes de quemar un vehículo de la policía lo desmantelan y cada parte es canibalizada [despedazada, se lo llevan]. El volante es enderezado y se convierte en un cañón de bharmaar [escopeta casera], la tapicería es retirada y utilizada para bolsas de municiones, la batería para carga solar. (Las nuevas instrucciones del alto mando son que los vehículos capturados deben ser enterrados y no quemados. Así se pueden resucitar cuando sea necesario.) ¿Debo escribir una obra me pregunto: ‘Gandhi, toma tu arma’? ¿O sería linchada?
Estamos caminando en total oscuridad y silencio. Yo soy la única que usa una linterna, apunto hacia abajo de manera que todo lo que puedo ver en el círculo de luz son los talones desnudos de la camarada Kamla en sus chappals negro a rayas. Me muestra exactamente dónde poner mis pies. Lleva diez veces más peso que yo, su mochila, un fusil, una enorme bolsa de provisiones sobre su cabeza, una de las ollas grandes y dos grandes bolsos llenos de verduras. La bolsa en su cabeza está perfectamente equilibrada, y puede trepar por las laderas y caminos de rocas resbaladizas sin siquiera tocarla. Ella es un milagro. Resulta ser una larga caminata. Estoy muy agradecida de la lección de historia porque aparte de todo lo demás, le dio a mis pies un descanso de un día entero.
Es la cosa más bella, caminar en el bosque por la noche. Y voy a hacer esto noche tras noche.
Traducido para el CEPRID (www.nodo50.org/ceprid) por María Valdés con la colaboración del Periódico Nueva Democracia.