El camarada Raju dice que no es seguro para nosotros continuar acampando aquí. Tenemos que movernos. Dejar el Bhumkal implica un montón de despedidas que toman largo tiempo. Lal lal salaam, Lal lal salaam, Jaane waley Sathiyon ko Lal Lal Salaam, (Saludos Rojos a los camaradas que se van) Phir Milenge, Phir Milenge Dandakaranya jungle […]
El camarada Raju dice que no es seguro para nosotros continuar acampando aquí. Tenemos que movernos. Dejar el Bhumkal implica un montón de despedidas que toman largo tiempo.
Lal lal salaam, Lal lal salaam, Jaane waley Sathiyon ko Lal Lal Salaam, (Saludos Rojos a los camaradas que se van) Phir Milenge, Phir Milenge Dandakaranya jungle mein phir Milenge (Nos encontraremos otra vez, algún día, en el Bosque Dandakaranya.)
Nunca se toma a la ligera la ceremonia de llegada y salida, porque todo el mundo sabe que cuando dicen «nos volveremos a ver» en realidad quieren decir «es posible que nunca nos volvamos a ver». La camarada Narmada, la camarada Maase y la camarada Roopi van por caminos separados.
¿Alguna vez volveré a verlas?
Así que una vez más, caminamos. Se está poniendo más cálido cada día. Kamla recoge el primer fruto de Tendu para mí, sabe a chicle. Me he convertido en fanática del tamarindo. Esta vez acampamos cerca de un arroyo. Mujeres y hombres se turnan para bañarse en grupos. Por la noche el camarada Raju recibe un paquete completo de ‘galletas’.
Noticias:
60 personas detenidas en la división Manpur a fines de enero de 2010, aún no se han derivado a la Corte.
Grandes contingentes de policías han llegado a Bastar del Sur. Hay ataques indiscriminados en curso.
El 8 de noviembre de 2009, en la aldea Kachlaram fueron asesinados Bijapur Jila, Dirko Madka (60) y Kovasi Suklu (68).
El 24 de noviembre fue asesinado Madavi Baman (15) en la aldea Pangodi.
El 3 de diciembre Madavi Budram de Korenjad ambién fue asesinado.
El 11 de diciembre en la aldea Gumiapal, División Darba, 7 personas asesinadas (nombres aún por llegar).
El 15 de diciembre aldea Kotrapal, asesinadas Veko Sombar y Madavi Matti (ambas de la KAMS).
El 30 de diciembre aldea Vechapal, asesinados Poonem Pandu y Poonem Motu (padre e hijo).
En enero 2010 (fecha desconocida) asesinan al jefe de la Janatana Sarkar en la aldea de Kaika, Gangalaur.
El 9 de enero, 4 personas muertas en la aldea de Surpangooden, área Jagargonda.
El 10 de enero, 3 personas muertas en la aldea Pullem Pulladi (ningún nombre todavía).
El 25 de enero, siete personas asesinadas en la aldea de Takilod, área Indravati.
El 10 de febrero (Día Bhumkal), Kumli fue violada y asesinada en villa Dumnaar, Abhujmad. Era de una aldea llamada Paiver.
2.000 efectivos de la Patrulla Fronteriza Indo Tibetana están acampados en los bosques de Rajnandgaon. 5.000 tropas adicionales de la Fuerza de Seguridad Fronteriza han llegado a Kanker.
Y luego:
Las vacantes en el EGLP se han completado.
Llegaron también algunos periódicos. Hay un montón de prensa acerca de los naxalitas. Un llamativo titular resume perfectamente el clima político: «Khadedo, Maaro, Samarpan Karao» (Eliminarlos, matarlos, doblegarlos).
Debajo de eso: Varta ke liye loktantra ka dwar khula hai (La puerta de la democracia está siempre abierta a las conversaciones). Un segundo periódico dice que los maoístas están cultivando cannabis para hacer dinero. El tercero tiene una editorial diciendo que el área que hemos recorrido y en la cual hemos acampado está totalmente bajo control policial.
Los jóvenes comunistas toman las noticias para practicar la lectura. Caminan alrededor del campamento leyendo en voz alta los artículos anti-maoístas con voces de locutor de radio.
Nuevo día, nuevo lugar. Estamos acampados en las afueras de la aldea Usir, bajo enormes árboles de mahua. El mahua [es un árbol tropical que se mantiene siempre verde] acaba de empezar a florecer y deja crecer sus flores de color verde pálido como joyas en el suelo del bosque. El aire está impregnado de su olor ligeramente embriagador. Estamos esperando a los niños de la escuela Bhatpal que fue clausurada después del enfrentamiento de Ongnaar. Ha sido convertida en un campamento de la policía y los niños han sido enviados a casa. Éste también es el caso de las escuelas en Nelwad, Moonjmetta, Edka, Vedomakot y Dhanora. Los niños de la escuela Bhatpal no aparecen.
La camarada Niti (la Más Buscada [en mayúsculas en el original]) y el camarada Vinod nos llevan a un largo paseo para ver la serie de estructuras de captación de agua y estanques de riego que han sido construidos por los Janatana Sarkar locales. La camarada Niti habla acerca de los diversos problemas agrícolas que tienen que tratar: sólo el 2% de la tierra se riega; en Abhujmad el arado era desconocido hasta hace diez años; en Gadricholi por el contrario, las semillas híbridas y pesticidas químicos provocan serios problemas. «Necesitamos ayuda urgente del departamento de agricultura», dice el camarada Vinod. «Necesitamos gente que sepa de semillas, de pesticidas orgánicos, permacultura. Con un poco de ayuda que podríamos hacer mucho».
El camarada Ramu es el agricultor a cargo en el área del Janatana Sarkar.
Nos muestra con orgullo los campos donde se cultivan arroz, berenjenas, gongura [planta muy popular en la alimentación de la gente más pobre, de ojas verdes y tallo rojo], cebollas, coles. Luego, con el mismo orgullo nos muestra un enorme, pero completamente seco, estanque de riego. ¿Qué es esto? «Esto no tiene agua ni siquiera durante la estación lluviosa. Se cavó en el lugar equivocado», dice con una sonrisa que cubre su cara: «no es nuestro, fue excavado por el Looti Sarkar (el Gobierno de Rateros)». Hay dos sistemas paralelos de gobierno aquí, Janatana Sarkar y Looti Sarkar.
Pienso en lo que el camarada Venu me dijo: Quieren aplastarnos no sólo por los minerales, sino porque estamos ofreciendo al mundo un modelo alternativo.
No es todavía una alternativa, esta idea de Gram Swaraj con pistola [como un autogobierno rural ghandista, pero con armas]. Hay demasiada hambre, demasiada enfermedad aquí. Pero ciertamente ha creado las posibilidades de una alternativa. No para todo el mundo, no para Alaska o Nueva Delhi, ni tal vez incluso para toda Chhattisgarh, sino para sí mismos, para Dandakaranya. Éste es el secreto mejor guardado del mundo. Se han sentado las bases para una alternativa a su propia aniquilación. Se ha desafiado la historia. Contra todas las probabilidades se ha forjado un plan para su propia supervivencia. Se necesita ayuda e imaginación, se necesitan médicos, maestros, agricultores.
No se necesitan la guerra. Pero si guerra es todo lo que obtienen, lucharán.
En los días siguientes me encuentro con mujeres que trabajan con la KAMS, con varios portavoces de los Janatana Sarkars, con miembros de la Dandakaranya Adivasi Kisan Mazdoor Sangathan DAKMS, las familias de quienes han sido asesinados, y con gente común que tratan de hacer frente a la vida en estos tiempos terribles.
Conocí a tres hermanas, Sukhiyari, Sukdai y Sukkali del distrito de Narainpur, no son jóvenes, quizás están en su cuarta década. Ellas han estado en KAMS durante doce años, los aldeanos dependen de ello para hacer frente a la policía. «La policía viene en grupos de dos o tres centenares. Ellos roban todo, joyas, gallinas, cerdos, ollas y sartenes, arcos y flechas -dice Sukkali- ni siquiera dejan un cuchillo». Su casa en Innar ha sido quemada dos veces, una por el Batallón de Naga y una vez por la Fuerza de Policía de Reserva Central. Sukhiari fue detenida y encarcelada en Jagdalpur durante 7 meses.
«Una vez arrasaron la aldea diciendo que los hombres eran todos naxalitas». Sukhiari se acompañó de todas las mujeres y los niños, rodearon la estación de policía y se dispusieron a quedarse hasta que los hombres fueran liberados. «Cada vez que se llevan a alguien -dice Sukdai- hay que ir inmediatamente y traerlo de vuelta, antes que escriban cualquier reporte. Una vez que escriben en su libro, se hace muy difícil». Sukhiari, quien de niña fue secuestrada y obligada a casarse con un hombre mayor (después escapó y se fue a vivir con su hermana) ahora organiza manifestaciones de masas y habla en las reuniones. Los hombres dependen de ella para su protección. Le pregunté lo que el Partido significa para ella. «Naxalvaad ka matlab humaara Parivaar» (Naxalvaad es nuestra familia). «Cuando oímos hablar de un ataque es como si nuestra familia hubiera sido herida», dijo Sukhiari.
Le pregunté si sabía quién era Mao. Ella sonrió tímidamente: «Él era un líder. Estamos trabajando por su perspectiva».
Conocí a la camarada Somari Gawde, tiene veinte años y ya ha cumplido una pena de cárcel de dos años en Jagdalpur.
Ella estaba en la aldea Innar el 8 de enero de 2007, el día en que 740 policías cercaron la aldea porque tenían información de que la camarada Niti estaba allí (estaba, pero se había ido en el momento en que llegaron). Pero la milicia de la aldea, de la cual Somari era miembro, todavía estaba allí. La policía abrió fuego al amanecer. Mataron a dos muchachos, Suklal Gawde y Kachroo Gota. Entonces capturaron a otros tres, dos chicos Dusri Salam y Ranai y Somari. Dusri y Ranai fueron maniatados y fusilados. Somari fue golpeada casi hasta la muerte. La policía trajo un tractor con remolque y cargaron los cuerpos sin vida en él. Somari fue sentada con los cadáveres y llevada a Narainpur.
Conocí a Chamri, madre del camarada Dilip que recibió un disparo el 6 de julio de 2009. Ella dice que después de que lo mataron la policía ató el cuerpo de su hijo a un palo, como un animal, y se lo llevaron con ellos (necesitan llevar cuerpos para conseguir sus recompensas en efectivo, antes de que alguien más aproveche la matanza). Chamri corrió detrás de ellos todo el camino hasta la estación de policía. En el momento en que llegaron el cuerpo no tenía un pedazo de ropa en él. En el camino, dice Chamri, dejaron el cuerpo a un lado y se detuvieron frente a una dhaba [pequeñas casad de comida en las aldeas] a tomar té y galletas (las cuales no pagaron). Me imagino por un momento a esta madre tras el cadáver de su hijo a través del bosque, deteniéndose a cierta distancia a esperar que sus asesinos terminen de tomar su té. No le permitieron llevar de vuelta el cuerpo de su hijo para que pudiera darle una apropiada sepultura, sólo le permitieron tirar un puñado de tierra en la fosa en que enterraron a los otros que habían muerto ese día. Chamri dice que quiere venganza: «Badla ku Badla», sangre por sangre.
Conocí a los miembros elegidos de la Janatana Sarkar de Marskola, que administran seis aldeas. Describieron una redada de la policía: Vienen por la noche, 300, 400, en ocasiones 1.000 de ellos. Ponen un cerco alrededor de un pueblo y se quedan al acecho. Al amanecer capturan a las primeras personas que salen a los campos y las utilizan como escudos humanos para entrar en el pueblo, para que les muestren donde están las booby-traps. (‘booby-traps’ [cazabobos] se ha convertido en una palabra Gondi, todo el mundo siempre sonríe cuando la pronuncian o la oyen. El bosque está lleno de trampas explosivas, verdaderas y falsas. Incluso el EGLP necesita ser guiado a través de las aldeas). Una vez que la policía entra en el pueblo saquean, roban y queman las casas. Vienen con perros, que capturan a aquellos que se resisten y corren. Los perros también persiguen pollos y cerdos, la policía los mata y se los llevan en sacos. Oficiales de Policía Especial vienen junto con la policía, son los que saben dónde esconde la gente su dinero y joyas. Apresan a las personas, se las llevan y les sacan dinero antes de ponerlas en libertad. Siempre llevan con ellos algunas ‘tenidas’ naxalitas [se refiere a los vestidos que la guerrilla utiiza como uniformes] extra en caso de que encuentren a alguien para matar.
Reciben dinero por matar naxalitas, así que fabrican algunos. Los aldeanos están demasiado asustados para quedarse en casa. En este bosque de apariencia tranquila la vida parece ahora completamente militarizada. La gente conoce palabras como acordonamiento y búsqueda, fuego, avance, retirada, abajo, acción. Para cosechar sus cultivos necesitan que el EGLP implemente una patrulla de guardia. Ir al mercado es una operación militar. Los mercados están llenos de mukhbirs (informantes) que la policía ha atraído desde sus pueblos con dinero (Rs 1.500 al mes [cerca de 25 euros]). Me han dicho que hay un Mukhbir Mahallah -una colonia de informantes- en Narainpur, donde residen al menos cuatro mil mukhbirs. Los hombres ya no pueden ir al mercado, las mujeres van pero son observadas muy de cerca. Si compran cualquier cosa extra la policía les acusa de comprarlo por los naxalitas. Los farmacéuticos tienen instrucciones de no dejar que la gente compre medicamentos, salvo en cantidades muy pequeñas. Las raciones de bajo precio del Sistema de Distribución Público, azúcar, arroz, keroseno, se almacenan en las estaciones de policía o en sus cercanías, lo que hace imposible su compra para la mayoría de la gente.
El artículo 2 de la Convención de las Naciones Unidas para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio lo define como: «cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como son: matanza de miembros del grupo; lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo; sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial; medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo; [o] traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo».
Toda la caminata parece que finalmente terminó por hacerme efecto. Estoy cansada. Kamla me trae una olla de agua caliente. Me baño en la oscuridad detrás de un árbol pero no puedo cenar y me meto en mi saco de dormir. El camarada Raju anuncia que tenemos que movernos. Esto ocurre con frecuencia, por supuesto, pero esta noche es difícil. Hemos estado acampando en una pradera abierta. Habíamos oído bombardeos en la distancia. Somos 104. Una vez más, en fila única toda la noche. Grillos, olor de algo como lavanda. Debió de ser pasadas las once cuando llegamos al lugar donde pasaríamos la noche, un afloramiento de rocas. Formación, llamamiento. Alguien enciende la radio, BBC dice que ha habido un ataque contra un campamento de la policía de frontera oriental en Lalgarh, Bengala Occidental. 60 maoístas en motocicletas, 14 policías muertos, 10 desaparecidos. Se arrebataron armas. Hay un murmullo de placer en las filas. El líder maoísta Kishenji está siendo entrevistado: «¿Cuándo detendrán esta violencia y accederán a las conversaciones?» «Cuando la Operación «Caza Verde» sea cancelada. En cualquier momento. Dile a Chidambaram que vamos a hablar». Siguiente pregunta: «Está oscuro ahora, han dispuesto minas terrestres, se ha llamado a refuerzos ¿los atacarán también?» Kishenji: «Sí, por supuesto, de lo contrario la gente me daría una paliza». Hay risas en las filas. Sukhdev, el clarificador, dice: «Ellos siempre dicen las minas terrestres. No utilizamos las minas terrestres, usamos IED’s [Artefactos Explosivos Improvisados]». Otra suite de lujo en el hotel mil estrellas. Me siento enferma, empieza a llover. Hay algunas risas. Kamla lanza una jhilli sobre mí. ¿Qué más necesito? Todos los demás ya se envolvieron en sus propios jhillis. A la mañana siguiente, el número de muertos en Lalgarh ha aumentado a 21, 10 desaparecidos.
El camarada Raju es considerado esta mañana. No nos moveremos hasta la tarde.
Una noche, las personas se hacinan como polillas alrededor de un punto de luz. Es el minúsculo computador del camarada Sukhdev, con una batería de panel solar, y están viendo Madre India. Los cañones de sus rifles contrastan contra el cielo. Kamla no parece estar interesada. Le pregunté si a ella le gusta ver películas. «Nahi didi. Sirf ambush video» (No didi. Sólo videos de emboscadas). Más tarde le pregunto al camarada Sukhdev sobre estos videos de emboscadas. Sin pestañear, me muestra uno de los videos.
Comienza con tomas de Dandakaranya, ríos, cascadas, el primer plano de una rama desnuda de un árbol, un pájaro cucú cantando. De pronto un camarada está cableando un IED y lo oculta con hojas secas. Una caravana de motocicletas vuela por los aires. Hay cuerpos mutilados y bicicletas en llamas. Las armas son cogidas [por los guerrilleros]. Tres policías, que parecen en estado de shock, han sido atados. ¿Quién lo está filmando? ¿Quién está dirigiendo las operaciones? ¿Quién tranquiliza a los policías capturados diciendo que serán liberados si se rinden? (Fueron puestos en libertad, me confirmó más tarde). Conozco esa voz suave y tranquilizadora. Es el camarada Venu. «Es la emboscada de Kudur» dice el camarada Sukhdev.
También cuenta con un archivo de vídeo de las aldeas quemadas, los testimonios de testigos presenciales y familiares de los muertos. En la pared chamuscada de una casa quemada dice ‘Nagaaa! ¡Nacido para matar!’. Hay imágenes del niño a quien le cortaron los dedos para inaugurar el capítulo de Bastar de la Operación «Caza Verde». (Hay incluso una entrevista de televisión conmigo. Mi estudio. Mis libros. Es curioso.) Por la noche en la radio hay noticias de otro ataque naxalita. Esta vez en Jamui, Bihar. Dicen que 125 maoístas atacaron una aldea y mataron a 10 personas que pertenecen a la tribu Kora, en represalia por dar a la policía información que llevó a la muerte de seis maoístas. Por supuesto, sabemos que el informe puede ser cierto o no. Pero si lo es, es imperdonable. Los camaradas Raju y Sukhdev se ven visiblemente incómodos.
La noticias que han estado llegando de Jharkhand y Bihar son preocupantes. La decapitación espantosa del policía Francis Induvar todavía está fresca en la mente de todos. Es un recordatorio de cuan fácilmente la disciplina de la lucha armada puede disolverse en actos lumpenescos de violencia tipificada como delito, o en guerras repugnantes de identidad entre las castas y las comunidades y grupos religiosos. Al institucionalizar la injusticia en la forma en que lo hace, el Estado indio ha convertido este país en un polvorín de descontento masivo. El Gobierno está muy equivocado si cree que por llevar a cabo ‘asesinatos selectivos’ para ‘descabezar’ el PCI (maoísta) pondrá fin a la violencia. Por el contrario, la violencia se extiende y se intensifica, y el Gobierno no tendrá a nadie a quien dirigirse.
En mis últimos días serpenteamos por el exuberante y hermoso valle Indravati. Mientras caminamos por una ladera vemos otra línea de personas que caminan en la misma dirección, pero en el otro lado del río. Me han dicho que están en camino a una reunión contra las represas en la aldea Kudur. Están en tierra y sin armas, una marcha local por el valle. Salto sobre un bote y me uno a ellos.
La presa de Bodhghat inundará toda la zona en que hemos estado caminando. Todo el bosque, toda la historia, todas estas historias. Más de 100 aldeas. ¿Es ese el plan? ¿Ahogar a las personas como ratas para que la planta de acero integrada en Lohandiguda y la mina de bauxita y refinería de aluminio en los ghats [montañas] de Keshkal puedan usar el río?
En la reunión quienes han venido desde muy lejos dicen lo mismo que todos hemos oído durante años. ¡Nos van a ahogar, pero no nos moveremos! Están contentos de que alguien de Delhi esté con ellos. Yo les digo que Delhi es una ciudad cruel que ni sabe ni se preocupa de ellos. Sólo unas semanas antes de venir a Dandakaranya, visité Gujarat. La represa de Sardar Sarovar ha alcanzado más o menos su altura máxima y casi todo lo que el Narmada Bachao Andolan predijo que ocurriría ha ocurrido. Las personas que fueron desplazadas no han sido reubicadas, pero no hace falta decirlo. Los canales no se han construido, no hay dinero. Así que el agua del Narmada se desvía hacia el vacío cauce del Sabarmati (que fue represado hace mucho tiempo). La mayoría del agua es absorbida por las ciudades y la gran industria. Los efectos de las aguas río abajo -agua salada que entra a un estuario sin río- se están haciendo imposibles de mitigar.
Hubo un momento en se pensaba que las grandes represas eran ‘templos de la India moderna’. Era equivocado, pero comprensible tal vez. Pero hoy, después de todo lo que ha sucedido y cuando todos sabemos que lo sabemos, hay que decir que las grandes represas son un crimen contra la humanidad.
La represa Bodhghat fue abandonada en 1984 después que la protesta de la población local. ¿Quién va a pararla ahora? ¿Quién impedirá que se ponga la primera piedra? ¿Quién detendrá el robo en curso del Indravati? Alguien debe hacerlo.
En la última noche acampamos en la base de la colina empinada que debíamos subir por la mañana para salir al camino donde me recogería una motocicleta. El bosque ha cambiado desde que entré en él. El chironjee [árbol con un fruto parecido a la almendra], el algodón de seda y los árboles de mango han empezado a florecer.
Los aldeanos de Kudur envían un gran cesto de pescado fresco al campamento. Y una lista para mí de 71 especies de frutas, verduras, legumbres e insectos que obtienen de los bosques y crecen en sus campos, junto con el precio de mercado. Es sólo una lista. Pero también es un mapa de su mundo.
El correo de la selva llega, dos galletas para mí. Un poema con una flor prensada de la camarada Narmada y una carta preciosa de Maase. (¿Quién es ella? ¿Alguna vez lo sabré?).
El camarada Sukhdev me pregunta si puede descargar la música de mi iPod en su computadora. Escuchamos una grabación de Bano Iqbal cantando la canción de Faiz Ahmed Faiz ‘Hum Dekhenge’ (Seremos testigos del día) en el famoso concierto en Lahore en medio de la más dura represión en los años de Zia-ul-Haq.
Jab ahl-e-safa-Mardud-e-haram, Masnad pe bithaiye jayenge (Cuando los herejes y los injuriados. Se sienten en lo alto) Sab taaj uchhale jayenge Sab takht giraye jayenge (Todas las coronas serán arrebatadas. Todos los tronos serán derrocados) Hum Dekhenge
Cincuenta mil personas en la audiencia en esa Pakistán comienzan un canto desafiante: Inqilab Zindabad! Inqilab Zindabad! Tras todos estos años ese canto repercute en todo este bosque. Curioso, las alianzas que se producen.
El Ministro del Interior ha estado emitiendo amenazas veladas a aquellos que «equivocadamente ofrecen apoyo intelectual y material a los maoístas». ¿Compartir Iqbal Bano califica en esto?
En la madrugada digo adiós al camarada Madhav y Joori, a los jóvenes Mangtu y a todos los demás. El camarada Chandu ha ido a organizar las motos y vendrá conmigo hasta la carretera principal. El camarada Raju no viene (la subida sería un infierno para sus rodillas). La camarada Niti (La Más Buscada), el camarada Sukhdev, Kamla y otras cinco personas me llevarán hasta la colina. Al comenzar a caminar Niti y Sukhdev instintivamente pero en forma simultánea quitan el seguro de sus AK. Es la primera vez que los he visto hacer eso. Nos acercamos a la ‘frontera’. «¿Sabe usted qué hacer si nos encontramos bajo fuego?», pregunta Sukhdev despreocupadamente, como si fuera la cosa más natural del mundo.
«Sí -dije- Inmediatamente declarar una huelga de hambre indefinida.»
Se sentó en una roca y se echó a reír. Subimos durante una hora. Justo debajo de la carretera nos sentamos en un rincón rocoso, completamente ocultos como en una emboscada, escuchando el sonido de las motos. Cuando llegan, la despedida es rápida. Lal Salaam Camaradas. Cuando miré hacia atrás todavía estaban allí, saludando con la mano. Un pequeño grupo, las personas que viven con sus sueños mientras que el resto del mundo vive con sus pesadillas. Todas las noches pienso en este viaje, ese cielo nocturno, los caminos del bosque. Veo los talones de la camarada Kamla en sus chappals [zapatillas] rayados, iluminados por la luz de mi linterna. Sé que debe estar moviéndose, marchando no solo por ella misma sino por mantener viva la esperanza para todos nosotros.
Traducido para el CEPRID (www.nodo50.org/ceprid) por María Valdés con la colaboración del Periódico Nueva Democracia: http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article957
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