Ganancias astronómicas de la gran industria bélica

Sergio Ferrari | 

Con una veintena de conflictos bélicos devastadores a nivel mundial, como el de Rusia-Ucrania o el de Israel con Palestina y Líbano, por citar los dos más mediatizados, la pregunta clave es: ¿quién se beneficia realmente de la guerra?

Entrevista a Antonio Turiel, doctor en Física Teórica

Diego Delgado | 
La carrera por los recursos y la guerra comercial EEUU-China

Biden destaca la importancia del Corredor Lobito en Angola, enmarcado en la competencia entre Washinton y Pekín, una rivalidad que configura nuevas relaciones políticas y acuerdos comerciales en todo el mundo, incluida Europa

Joan Subirats Humet | 

Hay una desincronización entre política y economía, y ello se observa en la concentración de decisiones en el ejecutivo, en los bancos centrales y en las instituciones financieras (que no son precisamente democráticas)

Luis Molina Temboury | 

Un grupo de investigadores de las ciencias sociales se muestra abiertamente partidario de establecer un límite legal a la riqueza y a los ingresos personales. Estos expertos limitaristas, mantienen una intensa polémica académica sobre ética, justicia o libertad difícil de seguir a los poco versados en cuestiones filosóficas, pero, afortunadamente, algunos vienen divulgando sus argumentos para el público en general. Entre ellos, el filósofo alemán Christian Neuhäuser o la economista y también filósofa belga, Ingrid Robeyns. Recomiendo curiosear sobre esa corriente de pensamiento (algunos enlaces al final).

La economía ucrania esta destruida ¿Quién cargará con el muerto?

El sueño de la economía colaborativa produjo monstruos como Glovo. Solo la suma de fuerzas de trabajadores organizados en sindicatos, y de un gobierno que defiende los derechos laborales, ha conseguido doblegar a una multinacional que se sentía al margen de la ley

Juan Torres López | 

La composición del voto que ha recibido Donald Trump en las últimas elecciones presidenciales de Estados Unidos es una buena muestra de que el mundo de nuestros días ha perdido la cabeza o, como decía Eduardo Galeano, de que está patas arriba.