
Durante más de siete décadas Estados Unidos consolidó su liderazgo global a través de instituciones multilaterales que privilegiaban la persuasión sobre la imposición. Organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Organización Mundial del Comercio (OMC) y el Banco Mundial configuraron un sistema internacional a su medida, al que otras naciones se integraron gradualmente.