La protesta, que ya es la más larga de Suecia en 100 años, toma un nuevo cariz con la ofensiva de Trump y Musk para imponer sus condiciones económicas al resto del mundo.
Categoría: Economía

El mundo se ha dividido en dos propuestas de relaciones comerciales e internacionales. El plan Trump es obligar a comprarle petróleo y gas. El plan chino es vender componentes de energías renovables. Como ven, no hay color

Es una reconstitución hegemónica a punta de pistola económica, que puede acabar siéndolo con armas reales, porque en procesos de crisis de hegemonía se da siempre, de forma inevitable, una agudización de las contradicciones entre las potencias.
Estados Unidos impone un arancel confiscatorio del 104% a los productos de China; China responde aplicando un 84% a los productos norteamericanos que a su vez también son castigados por la Unión Europea con un 25% como retaliación al arancel impuesto por Estados Unidos al acero y el aluminio procedentes de Europa

Defender a Londres como la capital mundial de las finanzas para minerales críticos no es una mala idea (El Tábano Economista)
Estados Unidos tiene un déficit comercial crónico desde que dejó de ser el mayor exportador de petróleo del mundo allá por la década de 1970, porque sus pozos se agotaron. La narrativa de Trump sobre la causa del déficit comercial crónico de Estados Unidos no tiene nada que ver con su falta de competitividad, una realidad que no arreglan subidas de aranceles.

El comisario de Comercio visitó recientemente Pekín para “fomentar una relación comercial más equilibrada y cooperativa”, y Francia logra aplazar el posible castigo al brandy como represalia por los aranceles a los coches eléctricos. Sánchez viaja esta semana para afianzar los lazos con el gigante asiático
