
Ahora el partido oficialista controla tres de los nueve departamentos que componen al país. Su dirigencia, empezando por el expresidente Evo Morales, anunció que se viene un proceso de evaluación y reestructuración.
Ahora el partido oficialista controla tres de los nueve departamentos que componen al país. Su dirigencia, empezando por el expresidente Evo Morales, anunció que se viene un proceso de evaluación y reestructuración.
No es casual que los obispos de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB), no los católicos de Bolivia, hayan sido participes directos en la conspiración y derrocamiento del presidente Evo Morales Ayma en noviembre de 2019, junto a las Embajadas de Estados Unidos, Brasil y la Unión Europea (UE) y los opositores conservadores y neoliberales internos Carlos Mesa, Jorge Quiroga, Fernando Camacho y Samuel Doria, puesto que su oposición política al gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS) fue continua y sistemática desde el año 2006.
El racismo de los ricos, la violencia criminal del paramilitarismo, las deliberaciones antidemocráticas del militarismo pro yanqui, el exterminio de las mujeres, la corrupción impúdica de la justicia, el naufragio de la política, las pandemias que seguirán matando a más pobres, los jóvenes sin proyecto de vida, la derecha que cree tener el derecho natural de gobernar el país, una pesada carga de traidores y oportunistas… son razones para hacer la revolución, pero las razones no hacen las revoluciones.
El incremento sustancial de ingresos que tuvo Bolivia en los años en que gobernó Evo Morales se debió a la nacionalización de los hidrocarburos y a la recuperación de las empresas bolivianas más importantes, junto al clima favorable que brindó el mercado internacional de commodities. Situación que no es necesariamente vinculante a la implementación de una mejor y más justa distribución del ingreso económico, sino que ésta se debió a la decisión y voluntad política del gobierno de entonces y a la fidelidad del mismo con sus postulados de justicia social.
La madrugada del sábado 12 de marzo fue detenida la ex presidenta de facto de Bolivia, Jeanine Añez, en la ciudad de Trinidad, en el departamento del Beni, al norte del país. De allí fue trasladada a la ciudad de La Paz, donde en la Fiscalía que emitió la orden de aprehensión le tomaron sus declaraciones, para luego ser presentada ante un Juez de garantías, que determinó la prisión preventiva de Añez por seis meses.
El 10 de marzo se cumplieron 68 años de la muerte de uno de los ideólogos del Nacionalismo Revolucionario.
Independientemente de la poderosa influencia que tienen las encuestas de opinión anteriores a la elección, en este caso de gobernaciones y municipios, particularmente de las ciudades del eje (La Paz, El Alto, Cochabamba y Santa Cruz), que inducen a la población a votar por una opción que tenga posibilidades antioficialistas, las clases sociales sub alternas sorprenden siempre con un voto por los representantes nacional populares.
La detención de la autoproclamada Jeanine Añez ha reavivado el debate sobre el Golpe de Estado en Bolivia. El tema es de importancia crucial en las disputas políticas en Bolivia, pues debe desembocar en el enjuiciamiento de los golpistas de tal modo que en el futuro mediato no intenten nuevas subversiones. El asunto del establecimiento de la justicia, tampoco es de menor importancia.
El sacerdote boliviano fue torturado y acribillado el 22 de marzo de 1980. Un día después, el Arzobispo salvadoreño Oscar Arnulfo Romero murió baleado, mientras celebraba una misa. Ambos son mártires de la democracia, la justicia, la igualdad y la paz.