
La política entendida como la búsqueda del bien común ha quedado relegada, y si bien es cierto, que siempre ha sido un campo de confrontación entre partidarios de una u otra ideología y proyecto de sociedad, en estos tiempos preelectorales es apreciable la agudización de la desvalorización moral y ética de los partidos políticos y de sus representantes, algo que se sabe desde hace mucho y que ahora es innegable