Cientos de miles de vietnamitas salieron a las calles de Hanói, llorando y rezando al paso del cortejo fúnebre del general Vo Nguyen Giap, héroe de de la independencia que será enterrado este domingo. Un camión militar transportaba el ataúd envuelto en una bandera nacional por la capital, en el último día de un funeral […]
Cientos de miles de vietnamitas salieron a las calles de Hanói, llorando y rezando al paso del cortejo fúnebre del general Vo Nguyen Giap, héroe de de la independencia que será enterrado este domingo.
Un camión militar transportaba el ataúd envuelto en una bandera nacional por la capital, en el último día de un funeral de Estado de la segunda persona más querida del país tras el fundador del Partido Comunista Vietnamita (PCV), Ho Chi Minh.
El régimen comunista decidió ofrecerle un funeral de Estado, obviando las críticas del general contra el PCV al final de su vida y los 30 años que fue dado lado, destacando su condición de héroe de la independencia vietnamita.
Giap «es el general del pueblo y su nombre quedará para siempre grabado en la Historia de la nación», declaró a la televisión el secretario general del PCV, Nguyen Phu Trong. La muerte el 4 de octubre a los 102 años de edad del general que derrotó a franceses y estadounidenses es «una gran pérdida», para el pueblo y el país, añadió.
Cientos de miles de personas se concentraron en las calles para dar su último adiós a Giap «¡El general vivirá para siempre!», gritó un hombre al paso del cortejo de vehículos militares cubiertos con coronas de flores rumbo al aeropuerto.
Giap será enterrado este domingo en Quang Binh, su provincia natal, situada a unos 500 kilómetros de la capital.
El general, un genio militar autodidacta, infligió en 1954 una dura derrota a las tropas coloniales francesas en Dien Bien Phu, hecho que propició la fundación de un Vietnam independiente y el fin de la dominación francesa en Indochina.
También está considerado uno de los mayores artífices de la victoria contra los estadounidenses en 1975, que condujo a la unificación de Vietnam.
«Se ha marchado llevándose con él una parte de nuestras gloriosas victorias», comentó Tran Hung Tuy, un exfuncionario de 74 años. «Es el mayor funeral en Vietnam tras el del presidente Ho Chi Minh en 1969. La gente admira y quiere a Giap de corazón», declaró a la AFP tras una oración al paso del ataúd.
Este tipo de grandes concentraciones son poco frecuentes en Vietnam, donde el PCV controla al milímetro la puesta en escena de los aniversarios oficiales y las manifestaciones populares se dispersan habitualmente con violencia.
A pesar de que el régimen le dio de lado durante los últimos 30 años, Giap seguía siendo muy popular, incluso entre los más jóvenes que no vivieron la guerra.
Al denunciar públicamente al final de su vida las derivas del régimen, especialmente la corrupción endémica, Giap ofreció un apoyo implícito a los disidentes, al tiempo que permaneció leal al Partido, según los expertos.