Con un fuerte contenido social comienza este jueves en Santiago de Chile la XVII Cumbre Iberoamericana, en la que participan mandatarios y representantes de 22 países. El tema principal de la reunión -que dura hasta el sábado- es la «cohesión social», es decir, la búsqueda de una sociedad más inclusiva en América Latina. En medio […]
Con un fuerte contenido social comienza este jueves en Santiago de Chile la XVII Cumbre Iberoamericana, en la que participan mandatarios y representantes de 22 países.
El tema principal de la reunión -que dura hasta el sábado- es la «cohesión social», es decir, la búsqueda de una sociedad más inclusiva en América Latina.
En medio de un amplio operativo de seguridad, los líderes de las naciones de habla española y portuguesa en América y Europa, más Andorra, tienen previsto discutir acciones conjuntas para luchar contra la pobreza y la inequidad.
Se trata de problemas que persisten en América Latina, una de las regiones más desiguales del mundo en la que más de 200 millones de personas están bajo la línea de pobreza. Y ello a pesar de que se ha registrado un crecimiento sostenido en los últimos años.
La presidenta de Chile y anfitriona de la cumbre, Michelle Bachelet, dijo que la cohesión social «no sólo es posible, sino que es la fuente esencial para contar con democracias más estables».
La pobreza y la inequidad en la región tienen dos causas fundamentales, según explicó a BBC Mundo el economista Sergio Berensztein, de la consultora Poliarquía.
«Una es que el Estado suele ser un aparato burocrático, ineficiente y caro, y no crea mecanismos de movilidad social ascendente, como acceso a infraestructura básica y un buen sistema educativo y de salud».
«El segundo aspecto es que los sectores económicos más dinámicos, es decir petróleo, gas y agroindustria, no son fuertes creadores de empleo. De modo que, aun cuando hay crecimiento, la renta queda en manos de pocos trabajadores».
Gestos y acciones
Los líderes iberoamericanos tienen previsto realizar varios gestos políticos para avanzar hacia una mayor inclusión social en América Latina.
Aprobarán dos documentos -un «Plan de Acción» y la «Declaración de Santiago»-, en los que se comprometen a encarar iniciativas conjuntas en áreas como trabajo, impuestos, salud, educación y corrupción.
Pero los analistas se preguntan si tales gestos bastan para resolver los problemas latinoamericanos.
«La capacidad de estas cumbres de generar políticas efectivas de coordinación entre los países suele ser escasa. Yo creo que su función es más bien instalar temas en la agenda y en el debate público», opinó Berensztein.
Pero quienes creen lo contrario destacan una de las medidas más concretas que se tomarán durante el encuentro en Santiago: la firma de un convenio regional de seguridad social.
Este acuerdo permitirá que, en el momento de su jubilación, los iberoamericanos que hayan trabajado en varios países del área sumen todas las cotizaciones efectuadas durante su vida laboral. Seis millones de inmigrantes latinoamericanos resultarán beneficiados.
«Muchas veces la gente se pregunta de qué le sirven estas reuniones», reflexionó el secretario ejecutivo de la cumbre, Javier Luis Egaña. «Yo creo que el convenio de seguridad social es un ejemplo de cómo un trabajo coordinado le llega a la población».
Sin embargo, antes de entrar en vigencia, este acuerdo deberá ser ratificado por todos los Parlamentos iberoamericanos.
Más inversiones, mejor gestión
El economista Sergio Berensztein sostiene que, más allá de cualquier proyecto conjunto, cada país «puede y debe» tomar medidas concretas para favorecer la inclusión social.
«Hay que generar condiciones para atraer más inversiones, con el fin de crear fuentes genuinas de creación de empleo como podrían ser las industrias ligadas a la exportación».
«Y es necesario reconstruir el Estado, darle mucha capacidad de gestión y dotarlo de recursos humanos talentosos y tecnología. Sin el Estado la mejor política de inclusión fracasa», añadió Berensztein.
Aparte de su fuerte contenido social, esta cumbre iberoamericana presenta varios «atractivos», según los observadores.
Tiene como observador el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, y cuenta con la asistencia de la presidenta electa de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, quien mantendrá una esperada reunión con Michelle Bachelet.
Debido al avance de las mujeres en cargos ejecutivos, por primera vez la comunidad iberoamericana reconocerá en sus textos oficiales a una «jefa de Estado» (por la anfitriona chilena).
Por otra parte, hay una gran expectativa sobre la posibilidad de que haya un acercamiento entre Uruguay y Argentina en el conflicto que mantienen por la instalación de una planta papelera en territorio fronterizo uruguayo.
A la cumbre no asisten ni el presidente de México, Felipe Calderón, ni el de República Dominicana, Leonel Fernández, debido a las graves inundaciones que han sufrido sus países.
Sí participan los mandatarios Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Hugo Chávez (Venezuela), Evo Morales (Bolivia) y Néstor Kirchner (Argentina), entre otros, además del rey Juan Carlos de España y el presidente del gobierno de ese país, José Luis Rodríguez Zapatero.
De forma paralela, entre el 8 y 10 de noviembre, se estará llevando a cabo la «Cumbre de los Pueblos» también en Santiago donde los organizadores esperan la asistencia de una multitud a la clausura, el próximo sábado.