Centroamérica convocó el interés de la comunidad internacional cuando pueblos tradicionalmente oprimidos se alzaron en armas contra los regímenes dictatoriales que les gobernaban, apoyados militar, económica y políticamente por Estados Unidos. Muchos negaron la naturaleza estructural de dichos alzamientos, para explicarlos en el contexto de la guerra fría. No debe olvidarse, sin embargo, que el […]
Centroamérica convocó el interés de la comunidad internacional cuando pueblos tradicionalmente oprimidos se alzaron en armas contra los regímenes dictatoriales que les gobernaban, apoyados militar, económica y políticamente por Estados Unidos. Muchos negaron la naturaleza estructural de dichos alzamientos, para explicarlos en el contexto de la guerra fría. No debe olvidarse, sin embargo, que el triunfo sandinista en Nicaragua y la lucha insurreccional del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN, El Salvador) y de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG ), tuvo amplio apoyo en Europa.
El apoyo de Europa sería decisivo para que avanzaran los procesos de paz en Centroamérica, que comenzaron con el de Contadora y concluyeron con el de Esquipulas (década de los ochenta), apoyados por el diálogo político externo más antiguo que la Unión Europea haya sostenido con otra región del mundo, iniciado en 1984 y conocido como el Diálogo de San José. La cooperación europea estuvo orientada a la pacificación y democratización de la región, luego se ampliaría a la integración, desarrollo económico y social. Sin embargo, lo esencial de los acuerdos de paz pactados sigue sin cumplirse más de tres lustros después para el Salvador y Nicaragua, y a más de 10 años de los acuerdos de paz en Guatemala. No hay conflicto armados internos, pero la región sigue siendo una de las más violentas del mundo, las nuevas democracias no crean trabajo ni seguridad social y la migración es la única opción de supervivencia individual, familiar y colectiva para millones de personas. La impunidad frente a los graves crímenes del pasado y del presente es casi total, la desigualdad social se profundiza ante la evasión fiscal de los más pudientes y la corrupción permea muchas de las estructuras del poder público.
Hambre y desnutrición
El informe del Programa Mundial de Alimentos y de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), entregado el 3 de junio de 2007 al secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU) indica lo siguiente: «desde una perspectiva histórica, entre los años 1940 y 2004 se habrían producido más de 2,6 millones de muertes asociadas a la desnutrición en la región centroamericana. (…) Cabe agregar que este número de muertes evitables es mucho mayor que el total de víctimas de los conflictos armados en la región durante las décadas en cuestión».
Según este informe, sólo en Guatemala mueren cada día más de 100 menores de cinco años por causa de la desnutrición y el hambre. En 2004 murieron 39.000 niños y niñas por esta causa. Según el Informe sobre Desarrollo Humano 2007-2008 publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Guatemala es el país más atrasado de la zona y está considerado como una nación de prioridad alta, ocupando en la clasificación el puesto 118. Entre los 177 países a los que se hace seguimiento, tras Guatemala se encuentra Honduras, en el número 115, con uno de los índices de desarrollo humano (IDH) más bajo de la región; Nicaragua en la posición 110 y El Salvador en la 105. La paz política en la región no se ha acompañado de la paz social, ni la evolución hacia la estabilidad macroeconómica de medidas efectivas para la superación o al menos la disminución de los grandes desequilibrios sociales. Los buenos propósitos de la cooperación europea para el desarrollo se quedaron solamente en un enunciado. Incoherencias
Es necesario destacar algunas incoherencias en la cooperación para el desarrollo de la Unión Europea, que deben ser superadas a corto y medio plazo para que la cooperación esté verdaderamente al servicio del desarrollo. No deben aprovecharse de la cooperación, para mantener el status quo, ni políticos sin escrúpulos que buscan consolidar prácticas clientelistas, ni elites que consagran modelos excluyentes de crecimiento económico.
En el Acuerdo Marco de Cooperación de 1993 entre la Unión Europea y Centroamérica se destacó el papel de la Comunidad Europea frente al proceso de integración económica, liberalización comercial y ajustes estructurales de las economías que adoptaron los gobiernos de la región. Se reconoció así «la necesidad de acompañar estas reformas con la promoción de los derechos sociales de los sectores menos favorecidos, y convencidos de que la cooperación comunitaria constituye un elemento importante en la eliminación de los problemas de extrema pobreza por los cuales atraviesa la región». Se reconocieron las asimetrías entre las dos regiones, se introdujo una cláusula de favorabilidad [1] para los centroamericanos y, según el artículo 20, se estableció incluso la necesidad de que la cooperación europea contribuyera a paliar los efectos negativos de los «ajustes estructurales» sobre los más desposeídos.
En el Documento de Estrategia Regional de la Comisión Europea (CE) para América Central 2002-2006 se acepta que una de las principales debilidades del proceso de integración centroamericana es la ausencia de mecanismos apropiados de participación de la sociedad civil. Se reconocen los desequilibrios existentes y que «los eventuales beneficios no son suficientemente visibles para la mayoría de la población». También se afirma que «es menester encontrar modalidades de acción y programas destinados a reducir las desigualdades económicas y promover una distribución equitativa de la renta, tanto a escala regional como a nivel interno de cada Estado».
En diciembre de 2003 se firmó en Roma un nuevo Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación entre la UE y Centroamérica, que está en proceso de ratificación. Fuimos muchas las voces que cuestionamos dicho acuerdo porque se negoció a espaldas de la sociedad civil, sin transparencia alguna. No se sustenta en una evaluación de los aciertos y desaciertos del firmado en 1993, ni en la especificidad del Diálogo de San José, ni en los obstáculos o desafíos que señala el Documento de Estrategia Regional de la CE para el período 2002-2006. Es más, reglón por reglón es idéntico al firmado con la Comunidad Andina el mismo día. Hubiésemos esperado que este nuevo acuerdo llenase los vacíos anteriores pero, por el contrario, supone retrocesos importantes al no reconocer las grandes asimetrías entre las dos regiones ni la gran vulnerabilidad ambiental de la región, así como al haber dejado de lado la cláusula de favorabilidad.
Preocupaciones sociales y económicas de la UE
Aunque se consagra que las partes confirman su compromiso de fomentar el desarrollo sostenible y contribuir a la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), el principal interés de la Unión Europea al promover este acuerdo con Centroamérica y la Comunidad Andina fue el de dar un paso adelante hacia las negociaciones de un Acuerdo de Asociación que incluirá una zona birregional de libre comercio. La cooperación de la UE y de los Estados miembros debe contribuir al propósito de cumplir los ODM y, efectivamente, hace parte de las preocupaciones expresadas en la estrategia regional 2007-2103 para Centroamérica de la CE y de las estrategias por país para el mismo periodo.
Lo social no ha estado ausente de las preocupaciones de la cooperación europea, pero no ha existido suficiente complementariedad, coordinación y coherencia entre los aportes a la cooperación de los Estados miembros y de la UE entre su estrategia regional y por país. La Declaración de París sobre la eficacia de la cooperación (2005) constituye un marco referente sobre el cual falta aún mucho por concretar. Se debe involucrar mucho más a la sociedad civil en el diseño de las estrategias, la ejecución de programas o proyectos, el monitoreo y la evaluación.
Objetivos y presupuesto
Se establece como objetivo global de la Estrategia Regional 2007-2013 para Centroamérica el de apoyar el «proceso de integración política, económica y social en el marco de la preparación del futuro Acuerdo de Asociación con la UE». Se destinan 75 millones de euros. Se dedicarán 20 millones al fortalecimiento del sistema institucional para el proceso de integración centroamericana, apoyo «restringido a aquellas instituciones que participen en temas estrictamente relacionados con el proceso de integración regional».
Por otro lado, se destinarán 47 millones de euros a la creación de una unión aduanera centroamericana y la «aceptación de estándares internacionales, como el marco normativo de la Organización Mundial del Comercio (OMC) para asegurar y facilitar el comercio global, medidas sanitarias y fitosanitarias, desarrollo de un enfoque regional relativo a las regulaciones técnicas de bienes y estandarización sobre la base de normas internacionales, para promover la libre circulación de bienes y evitar las barreras técnicas al comercio. Para el «buen gobierno» regional y aspectos de seguridad se prevén 8 millones de euros: «mitigar el impacto de la libre circulación de bienes, capitales y personas debido al incremento de la integración regional, especialmente en el proceso de creación de una Unión Aduanera y el desarrollo de un mercado interno».
En mayo de 2006 se celebró en Viena la IV Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la UE – América Latina y Caribe. La Declaración Final subraya la importancia «de una estrategia birregional para la negociación de Acuerdos de Asociación que incluyen áreas de libre comercio». Si bien Centroamérica es un socio comercial marginal dentro del comercio de la UE (tomados conjuntamente Centroamérica y Panamá suman cerca del 0,4 por ciento de las exportaciones y del 0,3 de las importaciones europeas), la importancia de este Acuerdo es más de carácter geoestratégico para la UE.
En el Acuerdo de 2003, en las cumbres de Guadalajara y Viena se insistió en el establecimiento de una Unión Aduanera Centroamericana, la entrada en funcionamiento del Mecanismo de Solución de Controversias Comerciales, la firma del Tratado Centroamericano sobre Inversión y Comercio de Servicios y el nombramiento de un negociador único. Pero, sin que dichos requisitos se cumpliesen, la UE decidió iniciar las negociaciones. La primera ronda se realizó en San José de Costa Rica en octubre de 2007.
Constataciones
Benita Ferrero-Waldner, comisaria de la UE de Relaciones Exteriores y Política de Vecindad, con ocasión del lanzamiento de estas negociaciones del Acuerdo de Asociación recordó que la CE aprobó un paquete de ayuda de 840 millones de euros para el periodo 2007-2013 destinado a Centroamérica. Declaró que se encontraba convencida de que el futuro Acuerdo «nos servirá para mantener un diálogo político más eficaz y reforzar la cooperación, así como nuestros lazos económicos basados en un mejor marco reglamentario que permita incrementar los intercambios comerciales y las inversiones, contribuyendo así al bienestar de nuestras respectivas sociedades.»
Sin embargo en la primera ronda se confirmaron varias sospechas, como que el reconocimiento de las asimetrías por parte de Europa sería una excepción y no la regla general. Además, quedó claro que no habrá más dinero para la cooperación que el estipulado en la estrategia regional y estrategias por país. Asimismo, los llamados temas de Singapur (competencia, compras gubernamentales e inversiones), que fueron excluidos de las negociaciones de la OMC, y que pedimos fueran excluidas de las negociaciones por el impacto negativo que pueden tener sobre los pueblos centroamericanos, aparece como uno de los pilares más ofensivos de la UE.
Se confirmó igualmente que los europeos se niegan a discutir sobre los subsidios que otorgan a la agricultura (a la que destinan cerca del 50 por ciento del presupuesto anual de la UE) porque dicen que lo harán únicamente en el marco de la OMC. No habrá tampoco transparencia ni interlocución real con la sociedad civil, solamente sesiones breves de «información», y quedó patente que los enunciados sobre derechos humanos no tendrán mecanismos de seguimiento o supervisión Tememos que estas negociaciones del Acuerdo de Asociación con la UE no sean más que la reedición del Tratado de Libre Comercio entre EE UU y Centroamérica (CAFTA). Por tanto, debemos reiterar que el artículo 177 del Tratado Constitutivo de la CE y el «Consenso Europeo para el Desarrollo», de noviembre de 2005, establecido entre el Consejo, los representantes de los gobiernos de los Estados miembros, el Parlamento Europeo y la CE, obliga a la UE en su política exterior a promover el desarrollo económico y social sostenible de los países en desarrollo.
Obligan también a la integración gradual de estos países a la economía global; a la lucha contra la pobreza (incluyendo la consecución de los ODM); y a contribuir al objetivo general de desarrollar y fortalecer la democracia, el Estado de derecho, la solidaridad y la justicia, así como al respeto por los derechos humanos y las libertades fundamentales. La promoción del desarrollo sostenible debe implicar políticas responsables que contribuyan a la protección de la persona con el respeto y realización integral de sus derechos humanos y la protección y renovación de la naturaleza y de su biodiversidad. En Centroamérica esto pasa por el respeto de los derechos de los pueblos indígenas, la defensa de los derechos de las mujeres y de las comunidades de afrodescendientes. Ese es el reto, impedir que el libre mercado sepulte la democracia y que se acentúen las desigualdades como causa progresiva de la desestructuración social y de la violencia.
Nota
[1] Artículo segundo: La UE «teniendo en cuenta la situación especial de los países centroamericanos como países en desarrollo, pondrá en práctica esta cooperación de la manera más favorable posible para tales países».
* Luis Guillermo Pérez Casas es abogado especializado en derechos humanos. Publicado originalmente en el nº 30 de la revista Pueblos, febrero de 2008, especial COOPERACIÓN.