Unas 30 mil personas se lanzaron a las calles para protestar contra la corrupción, la impunidad y contra el TLC con los Estados Unidos de Norteamérica. Los y las manifestantes llegaron a la capital desde las distintas regiones del país. El Encuentro Popular y el Grito de los Excluidos estuvieron presentes en la marcha. El […]
Unas 30 mil personas se lanzaron a las calles para protestar contra la corrupción, la impunidad y contra el TLC con los Estados Unidos de Norteamérica. Los y las manifestantes llegaron a la capital desde las distintas regiones del país. El Encuentro Popular y el Grito de los Excluidos estuvieron presentes en la marcha. El Presidente Pacheco fue abucheado y expulsado de la marcha por los manifestantes, igual que otros políticos costarricenses. La convocatoria «oficial» del Consejo Nacional de Rectores fue un fracaso. Son destruidas las instalaciones de la Corporación Fischel en el centro de la capital.
Esta marcha superó todas las expectativas, y demuestra con total claridad que el movimiento de resistencia en Costa Rica ha crecido de forma acelerada tras las impactantes denuncias de corrupción de altos funcionarios, ex presidentes y empresarios costarricenses, relacionados con escándalos por sus vinculaciones con corporaciones transnacionales que operan sobre intereses económicos bien definidos: saquear las instituciones públicas costarricenses a toda costa, con TLC o sin él.
Esta situación, percibida por la población tica como un «derrumbe» de su propia nación, como un saqueo de la riqueza colectiva a manos de unos pocos políticos y empresarios, vinculados a los partidos políticos que ejercen o han ejercido el poder, ha servido para que la gente de la calle, que hasta ahora permanecía más o menos indiferente ante las implicaciones del TLC entre Centroamérica y los Estados Unidos, abriera por fin los ojos ante un hecho evidente: que quienes están robándose a dos manos las instituciones públicas (seguridad social, telecomunicaciones, energía), son los mismos que promovieron una vergonzosa y abyecta «negociación» comercial con la potencia del norte, y que ahora buscan engañar a los y las costarricenses para que acepten este tratado comercial como la «pomada canaria» para todos nuestros males.
Poder hacer esta relación era fundamental para que la gente se lanzara a las calles, como efectivamente ocurrió. En octubre de 2003, exactamente hace un año, celebramos esta jornada de resistencia con una marcha de unas 3000 personas por el centro de San José; este año 2004, el movimiento se ha multiplicado por diez. Y a pesar de que el Consejo Nacional de Rectores (entidad oficial integrada por los rectores y rectoras de las 4 universidades públicas) hizo esfuerzos para que el TLC no fuera una bandera de lucha, esta claramente afloró en todas las manifestaciones de rechazo popular. De hecho, de las 30 mil personas manifestantes, unas pocas centenas se quedaron a escuchar los «discursos oficiales» que estos funcionarios pronunciaron.
Un punto de tensión extrema durante la marcha, se suscitó cuando el Presidente de la República, Abel Pacheco, se presentó a la marcha con el fin de encabezarla y así tender una cortina de humo, sobre las denuncias de que su tendencia política habría recibido fondos de la transnacional ALCATEL para el financiamiento de la campaña electoral del 2002. En un acto pocas veces visto en Costa Rica, decenas de manifestantes se abalanzaron sobre la persona del Presidente, abucheándolo y expulsándolo por la fuerza de la marcha, coreando consignas contra su corrupta gestión presidencial, por lo que el Presidente tuvo que abandonar a toda prisa las calles, rodeado de guardaespaldas y en un vehículo de seguridad. Esto también le ocurrió al cuestionado Contralor General de la República, que asumió su cargo en medio de un escándalo por el supuesto «coyotaje» (traslado de personas ilegalmente hacia Estados Unidos), entre otros aspectos. Todo esto nos demuestra «el tiro les salió por la culata», ya que el «asueto» que otorgó el Presidente para los empleados públicos que quisieran sumarse a la marcha fue en realidad convertido en una herramienta para expresar el repudio popular contra su gobierno.
Por otra parte, un nutrido grupo de manifestantes se trasladó hasta las oficinas de la corporación farmacéutica Fischel (ubicadas en el centro de San José), una de las principales empresas privadas costarricenses cuestionadas por su vinculación con el saqueo de la Caja Costarricense de Seguro Social, y con piedras destruyeron sus ventanales, así como lanzaron «bombas de pintura» que dejaron totalmente embadurnadas las instalaciones.
Además de la gran marcha en San José, en las regiones del país se están llevando a cabo numerosas actividades de resistencia, que van desde foros hasta talleres para que la población conozca más sobre las implicaciones del TLC para Costa Rica, y numerosas organizaciones sociales se han manifestado contra la generalizada corrupción en el ejercicio de la función pública, que puede llevar al país a una crisis política de profundas consecuencias.
Hoy, a pesar de que el Consejo Nacional de Rectores trató de evitar la protesta popular contra el TLC y contra la corrupción (convocando a una marcha sin consignas «sectoriales», sin pancartas, sin gritos, sin música y donde solo ellos hablarían), miles de personas costarricenses nos tomamos las calles y la palabra para gritar: ¡NO AL TLC! ¡NO A LA CORRUPCIÓN! ¡SÌ A LA VIDA! En la convocatoria de la marcha participaron cientos de redes y organizaciones sociales y populares, dentro de las cuales el Encuentro Popular y el Grito de los Excluidos también estuvieron presentes.
De esta forma, Costa Rica se une a la Jornada Continental de Resistencia, sumando sus esfuerzos a los de todos los países hermanos que en este momento luchan por sacudirse el yugo de la larga dominación que cumple hoy, exactamente, 512 años. Porque nuestra es la palabra, y ha llegado el momento de gritar.