Los párrafos siguientes son extractos del alegato del fiscal de Estados Unidos ante el Tribunal de Nuremberg, en agosto de 1946: «El sentido común del hombre después de la Primera Guerra Mundial exigió, sin embargo, que la ley condenara la guerra con más energía, y que no solamente reprobara las formas salvajes de hacer la […]
Los párrafos siguientes son extractos del alegato del fiscal de Estados Unidos ante el Tribunal de Nuremberg, en agosto de 1946:
«El sentido común del hombre después de la Primera Guerra Mundial exigió, sin embargo, que la ley condenara la guerra con más energía, y que no solamente reprobara las formas salvajes de hacer la guerra sino también la promoción y la conducta de cualquier guerra bárbara de agresión. Pero de nuevo, los estadistas del mundo no llegaron más lejos de donde se les obligó a ir.
Cualquier recurso a la guerra -cualquier clase de guerra- es recurrir a medios inherentemente criminales. La guerra, inevitablemente, es una serie de matanzas, asaltos, privaciones de libertad y destrucciones de propiedad. Una guerra verdaderamente defensiva es, por supuesto, legal y exime de responsabilidad criminal a los que legalmente la dirigen. Pero los actos inherentemente criminales no pueden ser defendidos alegando que quienes los perpetraron estaban en guerra, puesto que hacer la guerra es ilegal. La mínima consecuencia legal impuesta por los tratados que hacen ilegal la guerra agresiva, es despojar a los que la incitan o la realizan, de toda defensa al amparo de la ley, y hacerlos responsables conforme a los principios usualmente aceptados de los códigos penales.»
«A la luz del Derecho Internacional, y en lo que respecta a la evidencia de este caso, considero que por «agresor» generalmente se entiende, el Estado que primero comete una de las acciones siguientes:
(1) Declaración de guerra a otro Estado;
(2) Invasión por sus fuerzas armadas, con declaración de guerra o sin ella, del territorio de otro Estado;
(3) Ataque por sus fuerzas aéreas, navales o terrestres, con declaración de guerra o sin ella, contra el territorio, los barcos o la aviación de otro Estado;
(4) Prestar ayuda material a bandos armados formados en el territorio de otro estado, o negarse, no obstante la petición del Estado invadido, a tomar en su propio territorio, todas las medidas a su alcance para privar a dichos bandos de toda asistencia y protección.
Y además, sugiero que el punto de vista general es que ninguna consideración de orden político, militar, económico, etc., podrá servir de excusa o de justificación para tales acciones; pero que el ejercicio del derecho de legítima defensa, es decir, la resistencia a un acto de agresión, o la acción de asistir a un Esto que haya sido víctima de la agresión, no se considerará como guerra de agresión.»
LOS CRÍMENES CONTRA LA PAZ, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD SEGÚN LOS PRINCIPIOS DE NUREMBERG
Artículo 6
Los siguientes actos, o cualquiera de ellos, son crímenes que entran dentro de la jurisdicción del Tribunal y por los cuales se deberá responder de manera individual:
(a) Crímenes contra la Paz: a saber, planificar, preparar, iniciar o entablar una guerra de agresión, o una guerra en violación de tratados, acuerdos o resoluciones internacionales, o la participación en un Plan Común o Conspiración para el cumplimiento de alguna de las acciones mencionadas;
(b) Crímenes de Guerra: a saber, violaciones de las leyes o de las costumbres de la guerra. Tales violaciones deben incluir, pero no limitarse a, el asesinato, el maltrato o el confinamiento al trabajo esclavo o para algún otro propósito de la población civil de o en el territorio ocupado, el asesinato o maltrato de prisioneros de guerra o de personas en los mares, la muerte de rehenes, el saqueo de la propiedad pública o privada, la destrucción sin propósito de ciudades, pueblos, o aldeas, o la devastación no justificada por la necesidad militar;
(c) Crímenes contra la Humanidad: a saber, el asesinato, el exterminio, la esclavitud, la deportación, y otros actos inhumanos cometidos contra cualquier población civil, antes o durante la guerra, o las persecuciones sobre bases políticas, raciales, o religiosas en la ejecución o en conexión con algún delito dentro de la jurisdicción del Tribunal, ya sea que fuese o no en violación del derecho interno del país donde fuera perpetrado.
Los líderes, organizadores, instigadores y cómplices de estos hechos, que participaran en la preparación o ejecución de un Plan Común o Conspiración para la comisión de cualquiera de estos crímenes son responsables de todos los actos cometidos por cualquier persona en la ejecución de dicho plan.
Desde 1990 hasta el año 2005 la comunidad internacional ha vivido los siguientes crímenes internacionales:
El fin de la guerra fría y la desaparición de la URSS no ha significado una mejora en el respeto a las leyes internacionales. Todo lo contrario, en este breve periodo de tiempo la lista de crímenes internacionales no cesa de engrosar. Aquí los más graves acontecidos.
1. RUANDA
El pequeño país centroafricano fue escenario, en 1994, del mayor genocidio de las últimas décadas. Unos 900.000 tutsis fueron asesinados, sin que la comunidad internacional supiera reaccionar, hasta que la matanza hubo concluido. Aunque se formó un tribunal internacional ad hoc, la falta de fondos y el desentendimiento del mundo lo han convertido en un remedo de los tribunales de Nuremberg.
2. YUGOSLAVIA
En 1999, al margen de la ONU, la UE y EEUU lanzaron una guerra de agresión contra la reducida Yugoslavia formada por Serbia y Montenegro. El mundo pudo seguir, en vivo y directo, cómo eran bombardeados ciudades, puentes, ferrocarriles y fábricas, en nombre de una presunta defensa de los derechos humanos de la población albanesa de la provincia de Kosovo. Cesada la agresión y ocupada Kosovo se pudo comprobar que las acusaciones eran falsas o exageradas. Una revuelta popular derrocó al presidente Milosévic, entregado luego al tribunal ad hoc que funciona en La Haya. El ex presidente está enjuiciado, pero los culpables de la agresión gozan de buena salud y mejor libertad.
3. AFGANISTÁN
El cavernario régimen talibán se convirtió en chivo expiatorio de EEUU, tras los atroces atentados terroristas de 2001. Con la complicidad de todo el mundo, Afganistán fue atacado e invadido y los talibanes derrocados, perseguidos y muertos sin compasión, en una guerra que aún continúa, implacable. Más de 5.000 civiles afganos han sido muertos por las fuerzas de ocupación, que no dudan en bombardear poblados cuando sospechan que alojan talibanes. En el último año han muertos más soldados estadounidenses que cuando la invasión, prueba del nivel de resistencia a la ocupación.
4. LIBERIA Y SIERRA LEONA
Estos dos países africanos sufrieron, sobre todo Liberia, la demagogia homicida del ex presidente liberiano Charles Taylor. 200.000 liberianos perdieron la vida durante la guerra civil que ensangrentó el país entre 1996 y 2003. Las imágenes de civiles, incluso niños, con sus manos amputadas a machetazos, dieron la vuelta al mundo. Pese a todo, la intervención internacional se hizo esperar. Nigeria envió tropas, con el respaldo de EEUU, la UE y varios países africanos, para forzar la renuncia de Taylor. El gobierno nigeriano le concedió asilo, situación en la que continúa a pesar de existir una orden de captura emitida por el Tribunal Especial para Sierra Leona, en razón de 17 crímenes de guerra y de lesa humanidad que el imputa el gobierno de este país.
5. IRAQ
El país mesopotámico sufrió en 2003 la más bárbara guerra de agresión sufrida por país alguno desde 1990. Desde entonces, más de 100.000 iraquíes han sido muertos por las fuerzas de ocupación, decenas de ciudades y pueblos han sido destruidos y el país vive sumido en la violencia y el caos. Las violaciones de los Convenios de Ginebra se acumulan contra EEUU y Gran Bretaña, desde el saqueo de museos del país a indiscriminadas matanzas de civiles, pasando por torturas, ejecuciones extrajudiciales, uso de armas prohibidas y detención ilegal y arbitraria de decenas de miles de personas. La complicidad y cobardía de la comunidad internacional han llevado a una validación de facto de la guerra de agresión. Ninguna autoridad mundial o gobierno osa pedir el enjuiciamiento de los responsables de tal cúmulo de crímenes. La justicia, en ese ámbito, sólo vale para dictadores tercermundistas o presidentes de la Europa residual.
Cada lector podrá establecer la relación entre las acusaciones que se llevaron al banquillo tras la segunda Guerra Mundial y los conflictos internacionales vividos en el mundo recientemente.