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Desafíos que exigen alternativas

Fuentes: Rebelión

El sistema capitalista funciona porque somos sus cómplices y encubridores. Se trata entonces, por una parte, de desaprender lo que se nos ha enseñado desde nuestro nacimiento, en la familia, en los centros educativos, los medios de comunicación, los partidos políticos, las religiones… y, por otra, de aprender a caminar nuevos senderos.

Tenemos que reconocer que estamos en una crisis profunda que toca todos los aspectos de nuestra vida, no sólo lo personal, sino también lo familiar, lo profesional, lo social y lo religioso. Esta crisis es profunda porque no hay soluciones preestablecidas. Anteriormente se enfrentaba el tema de la familia, por ejemplo, luego del trabajo, después era al nivel social, o en lo religioso. Ahora la crisis lo desestabiliza todo. La solución tenemos que encontrarla juntos, buscando entender las causas, las dificultades, los valores que perduran… para encontrar nuevos caminos y salidas creativas y colectivas. ¿Dónde están surgiendo novedades, a través de qué grupos sociales, mediante qué espiritualidad? Nos toca ahora buscar, mirar, reconocer lo que tiene futuro y avanzar esperanzados, porque el pasado ya pasó y la historia no da marcha atrás.
¿Qué dice la Universidad, por ejemplo? La mayoría de la Universidades bien poco aportan a una reflexión sobre la crisis de sociedad a la que nos enfrentamos. Esta crisis no es sólo una crisis cultural, es una crisis económica que lleva la mayoría de la población al desempleo, al robo y al hambre. Es una crisis política que se manifiesta en la ideología fascista de los gobiernos. Es una crisis social que desarrolla la violencia como modo de sobrevivir. Es una crisis religiosa que revela la ineficacia de las instituciones a responder a la pérdida de valores y de sentido de la existencia. Es una crisis ambiental por la destrucción sistemática de la naturaleza y del medio ambiente. La causa de esta crisis es la vigencia del sistema capitalista neoliberal cuya meta es la acumulación indefinida de riquezas en manos de unos pocos: el 1% de la población mundial, se alimenta de la explotación indolente del 99% restante y de la devastación imparable de la naturaleza. Lastimosamente la Universidad ha pasado a ser el apéndice de las empresas capitalista, que logran así controlar la formación de cuadros que servirán sus intereses. Originalmente las Universidades fueron fundadas para acompañar los pueblos para vivir mejor: mejor convivencia, mejor salud, mejores conocimientos, mejor economía, mejores relaciones con la naturaleza. Pero eso es un cuento del pasado.
¿Dónde encontramos sistemas sociales abran nuevas perspectivas fuera del sistema económico y político actual? Los grandes medios de comunicación están financiados por 1% de ricos cada vez más ricos para que escondan la realidad, manipulen las informaciones y mantengan obediente la población cada vez más inconsciente, indiferente y sumisa. Están encargados de hacernos creer que “todo está bajo control”, “no pasa nada” o “la culpa es de Correa” … y cuántas mentiras más que fomentan el borreguismo y el odio a los que declaran culpables de los males que engendra el sistema capitalista. Estamos en una guerra de todos contra todos para nuestra autodestrucción progresiva. Para ese sistema, los pobres que son la inmensa mayoría, no son rentables; son más bien un estorbo para el desarrollo creciente de los mismos de siempre.
Frente a esta situación catastrófica, las alternativas existen, pero son satanizadas por el sistema capitalistas y sus defensores asalariados en la prensa, la radio, la televisión y las redes sociales. Estas alternativas van en 3 direcciones que ya han comenzado a recorrerse: Se basan en el ‘resistir, reformatear y sustituir’. Son eficaces si son colectivas y destructoras del sistema capitalista.
Primero tenemos que resistir colectiva y organizadamente los embates del capitalismo. Eso quiere decir: Identificar los mayores problemas actuales, desvelar sus causas, especialmente las causas estructurales y reconocer las alternativas que enfrentan y empiezan a superar estos mayores problemas.
Luego tenemos que reformatear colectiva y creativamente las mentalidades porque hay que cambiar el ‘chip capitalista’ de nuestras cabezas. El sistema capitalista funciona porque somos sus cómplices y encubridores. Se trata entonces, por una parte, de desaprender lo que se nos ha enseñado desde nuestro nacimiento, en la familia, en los centros educativos, los medios de comunicación, los partidos políticos, las religiones… y, por otra, de aprender a caminar nuevos senderos.
Finalmente tenemos que sustituir colectiva y decididamente el sistema capitalista por otro modelo de organización social. Mientras no estemos convencidos de la perversidad del sistema capitalista, todo va a seguir igual y peor. No hace falta salir de América Latina para encontrar estos nuevos modelos de sociedad, más bien existen y están en nuestra sangre y en la sabiduría de nuestros antepasados indígenas y/o negros. Digo que la solución a nuestros problemas está en nosotros y entre nosotros porque, actualmente, son los pobres, los indígenas y los negros que son portadores de un nuevo modelo de sociedad. No es porque son mejores, sino porque son las víctimas del capitalismo y las raíces del futuro necesario para las Américas todas y para nuestro planeta. Este futuro está en marcha en los nuevos gobiernos progresistas del continente que tienen que ser apoyados y perfeccionados.
Los protagonistas de estas sustituciones son y serán la gente pobre consciente, organizada y valientes, con las mujeres, los jóvenes… y todas las y los que hemos comenzado a hacer nuestras sus opciones. El papa Francisco acaba de pedir a los jóvenes que sean “transgresores”, que «no sean esclavos del móvil, sino que cambien el mundo»… cuidando a los demás, construyendo comunidades fraternas con los demás, realizando sueños de paz».
La crisis actual es como un gran parto colectivo y en los partos no hay marcha atrás… Termino deseándoles un buen parto.

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