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Carta escrita por embajador de Serbia y Montenegro a New York Times

Desde 1999, 230.000 serbios han sido expulsados de sus hogares

Fuentes: Semanario Serbio

En «la guerra que no hemos acabado» (del 22 de febrero de 2005) Frank C. Carlucci indica el hecho bien conocido de que el pasado mes de marzo, albaneses en Kosovo se sublevaron, matando a la gente y destruyendo las iglesias y las casas de los serbios. Es sorprendente, entonces, que en vez de invitar […]

En «la guerra que no hemos acabado» (del 22 de febrero de 2005) Frank C. Carlucci indica el hecho bien conocido de que el pasado mes de marzo, albaneses en Kosovo se sublevaron, matando a la gente y destruyendo las iglesias y las casas de los serbios. Es sorprendente, entonces, que en vez de invitar a los Estados Unidos a ejercer la presión a favor de los derechos humanos, él recomienda recompensar la violencia albanesa concediendo independencia a Kosovo. El apaciguamiento de los extremistas no es la línea de actuación mas adecuada. Para obtener más responsabilidades, los albaneses de Kosovo deberían primero demostrar su respeto hacia la democracia, los derechos humanos básicos y a la fuerza de la ley. No lo han hecho hasta ahora. Desde 1999, 230.000 serbios fueron expulsados de sus hogares, se han destruido 150 monasterios, y han sido asesinadas muchas personas; el resto de los serbios vive en los enclaves protegidos. Prometer la independencia a Kosovo ahora sería un precedente peligroso, enviando el mensaje que los expulsados miembros de minorías étnicas pagarían. Serbia permanece fiel a la idea de un Kosovo multiétnico y multicultural que es seguro para todos sus ciudadanos, a la resolución 1244 del Consejo de Seguridad reafirmando la integridad territorial de nuestro país y a la política de los estándares antes que estado, que aseguraría que Kosovo se centra primero en la realización de los estándares de una sociedad democrática.

Ivan Vujacic
Embajada de Serbia y Montenegro
USA