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De cara a las elecciones presidenciales

Ecuador, otra batalla en la escena electoral latinoamericana

Fuentes: APM

Esta semana se definen cuáles son los candidatos que se podrán presentar en la contienda del próximo 15 de octubre. La importancia estratégica de estas elecciones en el ámbito nacional y regional

El Tribunal Supremo Electoral del Ecuador tiene tiempo hasta el jueves próximo para terminar de definir cuáles de las 17 listas que presentaron los requisitos para la inscripción de candidaturas nacionales, provinciales y cantonales serán calificadas para las elecciones del 15 de octubre de este año.

Los partidos y movimientos tuvieron un mes a partir del 15 de julio para entregar al Tribunal todos los formularios con las exigencias del caso. Aquellos que nunca se habían presentado a elecciones debieron juntar las firmas de adhesión del 1por ciento del padrón, lo que suma aproximadamente noventa mil firmas.

Los medios y las encuestadoras locales ya empiezan a juzgar quiénes son los que tienen más posibilidades de ganar. Aunque este mecanismo es más que nunca un juego de azar ya que las mismas encuestas admiten lo que se puede apreciar en las calles: que alrededor del 80 por ciento de los ecuatorianos no sabe por quién votar y en su mayoría afirman que por ninguno de los que aparecen como supuestos «favoritos». Un favoritismo, entonces, creado evidentemente entre los candidatos más cercanos a los grupos de poder entre los que se incluyen los dueños de las encuestadoras y los grandes medios.

El escepticismo posterior al «que se vayan todos» que los llamados «forajidos» coreaban en abril del 2005 por las calles de Quito, cuando el último de los 5 presidentes derrocados por el pueblo ecuatoriano en ocho años cayó, se expresa en esta indecisión generalizada. Sin embargo, ninguno de los «todos» se fue de los espacios de poder e incluso Lucio Gutiérrez, desafiando las voces forajidas que supieron sacarlo del sillón presidencial, intentó entrar a la contienda. Como fue rechazado por el Tribunal por inconstitucional, su partido, Sociedad Patriótica, puso como candidato al hermano, Gilmar Gutiérrez.

Esto sin mencionar a los demás candidatos más nombrados por las encuestas. El magnate bananero Álvaro Noboa, que mantiene un imperio económico basado en la explotación de familias enteras que trabajan en la cosecha de un producto del que les queda apenas un 2 por ciento del valor de venta al consumidor final. La blonda social cristiana Cyntia Viteri, bello títere del mayor exponente de la oligarquía guayaquileña, León Febres Cordero, dudoso socialista que actualmente basa su discurso en el rechazo al TLC pero sostuvo durante años en el congreso la componenda que entregó los derechos de los trabajadores ecuatorianos. Y, finalmente, el ex ministro de economía y predilecto del actual presidente Palacio, Rafael Correa.

Por su parte, el movimiento indígena que protagonizó los levantamientos en 1997 contra el entonces presidente Abdalá Bucaram, y en el 2000 contra el dolarizador Jamil Mahuad, llega desarticulado. Aun cuando sus marchas tuvieron un papel este año en la batalla contra la firma del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, intentaron sin éxito unirse a otras fuerzas políticas para estas elecciones.

Después de de coquetear principalmente con la fuerza de Rafael Correa, los dirigentes del Movimiento Pachakutik (brazo político de la Confederación de Naciones Indígenas del Ecuador) postularon a Luís Macas como candidato en un intento algo artificial de unir lo fraccionado. Incluso parte de sus bases reconocen que es un movimiento que debe reagruparse, volver a ser la representación legítima de ese tercio de ecuatorianos que pertenecen a comunidades originarias antes de apresurarse en la andanza electoral.

A partir de esta situación, hay movimientos nuevos que convocan a las bases del Pachakutik como a las de la «vieja izquierda» a sumarse en la canalización de la serie de luchas que se llevaron adelante contra el neoliberalismo y el avance estadounidense en tierra ecuatoriana.

A dos meses de ir a las urnas, un Ecuador que mantiene como moneda una divisa extranjera (dólar), que tiene en sus tierras una de las bases norteamericanas más poderosas de Latinoamérica (la base de Manta) pero que ha demostrado una capacidad de movilización popular ejemplar deberá decidir su rumbo. La importancia estratégica la conocen sus vecinos: el destino de este pequeño país del pacífico sur oscila entre el eje Bolivia-Venezuela o el de Colombia-Perú, que ya firmaron sus TLC con el imperio norteamericano.

Por ahora, ni los medios ni las encuestas se condicen con las expresiones que el pueblo ecuatoriano en general grita a quien quiere oírlo. Será porque en este camino al 15 de octubre, los candidatos recién comenzaron a gatear en una campaña que solo está autorizada en los 45 días anteriores a la elección.

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