UNO La afirmación del presidente de Ecuador, Rafael Correa, de que servicios de inteligencia de su país fueron infiltrados por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos provocó un sacudón en las Fuerzas Armadas ecuatorianas de consecuencias todavía impredecibles. Pero, sobre todo, evidenció que la influencia del Comando Sur, iniciada a partir de […]
UNO
La afirmación del presidente de Ecuador, Rafael Correa, de que servicios de inteligencia de su país fueron infiltrados por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos provocó un sacudón en las Fuerzas Armadas ecuatorianas de consecuencias todavía impredecibles.
Pero, sobre todo, evidenció que la influencia del Comando Sur, iniciada a partir de la entrega de la base de Manta en noviembre de 1999, ha tenido consecuencias negativas al interior de las fuerzas armadas, provocando un avance de quienes buscan la subordinación a las políticas de Estados Unidos, en detrimento de aquellos que defienden una política nacionalista, otrora ampliamente mayoritarios.
Un alto oficial de las fuerzas armadas ecuatorianas que prefirió mantener su anonimato, aseguró a la agencia de noticias IPS que se vive un momento crucial en el cual solo hay dos caminos: «o la institución militar retoma su política nacionalista o se entrega definitivamente a las imposiciones americanas (estadounidenses)».
Aseguró que para mantener una política nacionalista «es necesario que los sectores independientes y progresistas retomen el control de la institución y se restrinja el poder de un grupo que responde al ex presidente Lucio Gutiérrez». El proceso de cambio en las fuerzas armadas ecuatorianas se inició posteriormente a la guerra de 1995 con Perú, pero se profundizó a partir de la rebelión del 21 de enero de 2000 cuando se produjo un cisma interno en las fuerzas armadas y se inició la influencia estadounidense.
El ex Jefe del Comando Sur de Estados Unidos, Charles Wilhelm, aseguró en 2000 que tras el convenio que cedió la base militar y el puerto de Manta a las fuerzas armadas de Estados Unidos, uno de los objetivos de los militares en Washington era »reorientar» las fuerzas armadas ecuatorianas.
‘Parte de esa reorientación era modificar la formación de los militares ecuatorianos por una como la de los ejércitos del Cono Sur o del colombiano, dentro de una doctrina represiva.
Para cumplir el objetivo era necesario eliminar a los elementos progresistas y modificar la relación social de los militares con diferentes sectores sociales como el indígena, y además se debía profundizar en los convenios de formación firmados entre las fuerzas armadas estadounidenses y ecuatorianas.
La modificación del tipo de formación fue reivindicada en su momento por el derechista ex presidente León Febres Cordero (1984-1988), acusado de haber cometido graves violaciones a los derechos humanos durante su presidencia y de haber mantenido el poder político durante varias décadas sin ser gobierno.
DOS
Correa denunció el sábado 5 durante su cadena radial semanal que la CIA «ha tenido totalmente infiltrado algunos de los organismos de inteligencia militar» de Ecuador.
Días antes había removido al director de Inteligencia del Ejército, Mario Pazmiño, por ocultar información, y anunció que seguiría tomando medidas.
Según el Mandatario, el ocultamiento de información provocó errores en el manejo militar y diplomático del país en el conflicto con Colombia.
Este martes 8 en la noche reprodujo otro coletazo de la crisis cuando aceptó la renuncia del Ministro de Defensa Wellington Sandoval y nombró a su Secretario Particular, el periodista y escritor Javier Ponce, como nuevo ministro. La renuncia de Sandoval se produjo dos días después de que el Ministerio anunciara la conformación de una Comisión Civil de alto nivel, para «determinar los grados de vinculación no autorizada de oficiales y unidades de inteligencia del Ecuador» con «centrales de inteligencia externas», según un comunicado remitido por la agencia de noticias militares Notimil. El comunicado aclaraba que «el Consejo de Oficiales Generales de la Fuerza Terrestre, reunido el jueves 3 de abril, resolvió colocar al coronel Mario Pazmiño, en situación de «a disposición» del señor Ministro de Defensa Nacional, y no en «disponibilidad» ni ha sido «dado de baja», como se manifiesta en algunos medios de información».
También afirmaba que se inició un proceso de investigación para determinar «presuntas responsabilidades que el referido oficial tendría en la entrega de información oportuna y completa», entorno al bombardeo de las fuerzas armadas colombianas al campamento de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) en Ecuador, donde murió el dirigente guerrillero Raúl Reyes y otras 24 personas.
Tras la salida de Sandoval, el Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, Héctor Camacho, y el Comandante del Ejército, Guillermo Vásconez, presentaron su disponibilidad voluntaria, que fue aceptada por el Presidente. Al nuevo Ministro de Defensa de Ecuador, Javier Ponce, le espera una difícil labor para superar las crisis que enfrentan las fuerzas armadas de su país y el brazo de la CIA en los servicios de inteligencia nacionales, pero sobre todo para fortalecer una mirada nacionalista.
Ponce, acaba de señalar al asumir que «no es el escenario para una casería de brujas sino para un saludable proceso crítico del ejercicio de la transparencia. La estabilidad en nuestra democracia no se funda en el ocultamiento sino en el análisis valiente de nuestros actos», subrayó, tras invitar a las Fuerzas Armadas «a emprender una revisión generosa de sus estructuras y de sus prácticas».
TRES
El Portal Informativo Ecuadorinmediato, mencionando fuentes militares aseguró este lunes 7 que «la caída de Pazmiño sería fruto de una serie de quejas y denuncias de oficiales superiores, que fueron desobedecidos por el coronel», quien «se mantuvo al frente del arma de inteligencia del ejército ecuatoriano por más de diez años».
Según la información, una vez que se comenzaron a revelar datos de un supuesto conocimiento de las Fuerzas Armadas de Ecuador sobre el ataque colombiano a territorio ecuatoriano, algunos militares reclamaron internamente acusando a inteligencia militar por no haber informado.
En esos mismos días, algunos medios de comunicación difundieron un informe según el cual el ecuatoriano Franklin Aizalla, asesinado junto a Raúl Reyes, había sido seguido por inteligencia militar durante algunos años sin que se le hubiese informado a Rafael Correa.
El 17 de marzo, Rafael Correa y su Ministro de Defensa se enteraron por la prensa del seguimiento a Aisalla, lo que era conocido desde hacía tiempo en la Presidencia de Colombia.
«La hoja de vida del coronel Mario Pazmiño Silva denota una formación muy efectiva por los organismos de seguridad de los Estados Unidos y de Israel», aseguró Ecuadorinmediato.com y agregó que el coronel «manejó de forma casi autónoma las operaciones de inteligencia militar sin los debidos reportes a sus superiores, muchos de los cuales desconocían tales acciones».
La fuente consultada por IPS reconoce el poder acumulado por Pazmiño a lo largo de los años, pero reclama también por la negligencia de los mandos directos del coronel en los últimos diez años.
Además señala que Pazmiño solo merece la baja deshonrosa con juicio por traición a la Patria y no una simple disponibilidad.
«Tal vez haya temor de que Pazmiño maneje información sobre muchos militares y pueda revelarla» aseguró el militar consultado por IPS.
También explicó que «quienes han trabajado en inteligencia vinculados con la CIA, generalmente no revelan información porque esa es su mejor arma».
Alexis Ponce, de la Asamblea Permanente de los Derechos humanos destacó que «es la primera vez que un jefe de Estado toca el tema» y «me parece que es una oportunidad histórica» para desarticular «oficiales y grupos que autónomamente están haciendo tareas de inteligencia paralela muchas veces en contra de los propios intereses de la seguridad ecuatoriana».
El Coronel retirado Jorge Brito, comandante militar en la guerra de 1995 con Perú y uno de los oficiales del ejército que participó en la rebelión indígena-militar de enero de 2000, enjuició a Pazmiño en el año 2001, acusándolo de ser autor de la Legión Blanca, un supuesto grupo de ultraderecha que amenazaba de muerte a periodistas, entre ellos el corresponsal de IPS, activistas de los derechos humanos, dirigentes políticos y sociales.
Según Ponce, Pazmiño inició su carrera en los departamentos de inteligencia durante el gobierno de León Febres Cordero
Sobre los posibles nexos de Pazmiño con los servicios de inteligencia de Colombia, Ponce recordó que pobladores de las zonas cercanas al bombardeo testimoniaron que el día del ataque «los señores militares de la Brigada de Inteligencia de la zona» les indicaron que abandonen «el lugar, porque iban a darse «enfrentamientos». CUATRO
La Embajada de Estados Unidos en Ecuador a través de su portavoz Arnaldo Arvesú aseguró que su país valora la relación entre Ecuador y Estados Unidos, «por lo que estamos dispuestos a dialogar sobre los temas que involucren a los dos países».
A pesar de las denuncias del Mandatario ecuatoriano, este lunes el jefe del comando Conjunto, Héctor Camacho, junto a la embajadora de Estados Unidos, Linda Jewell, inauguraron el Seminario «Desafíos y Oportunidades Estratégicas» que es parte de la cooperación entre el Comando Sur de Estados Unidos y las fuerzas armadas ecuatorianas..
Jewell dijo que el evento es una oportunidad para el país, pues la información servirá como base para definir una estrategia de seguridad nacional «hecha a medida de Ecuador».
Casualmente, días antes, el 31 de marzo en Colombia, el Comando Sur entregó el Puesto Avanzado de Control (PAC) ubicado en el Comando Aéreo de Combate No.6 en la base de Tres Esquinas Departamento de Caquetá. Altos mandos del Comando Sur y de la Fuerza Aérea Colombiana asistieron al evento de entrega de estos puestos que tienen radares y otros aparatos de alta tecnología.
El gobierno de Estados Unidos había entregado otros puestos similares en otros puntos de Colombia. Uno en la isla de San Andrés, otro en la ciudad de Rioacha en el Departamento de La Guajira, otro más en la ciudad de San José del Guaviare Departamento del Guaviare y otro en el municipio de Marandua en el Departamento de Vichada. El de Tres Esquinas – Caquetá fue el último en ser entregado, por eso se realizó una ceremonia especial con el propósito de conmemorar, lo que según representantes militares de los dos países demuestra los resultados del trabajo conjunto de los dos países en la lucha contra «el narcotráfico y el terrorismo».
Los mandos estadounidenses que festejaron esa entrega, días después estuvieron realizando un taller con las fuerzas armadas ecuatorianas.
La fuente militar consultada por IPS se mostró contrario a este tipo de actividades formativas conjuntas que, según él, condicionan a las fuerzas armadas ecuatorianas.
También afirmó que además de «la infiltración de la CIA en fuerzas armadas es fundamental ver qué ocurre con la policía», y recordó que «siempre fue la policía la que tuvo una mayor vinculación con las políticas de seguridad de Estado Unidos para la región.
En enero de 2004, tras la detención del dirigente de las FARC Simón Trinidad en Quito, la directora de Asuntos Públicos de la Embajada de los Estados Unidos en el Ecuador, Marty Estell, aseguró que el operativo fue «un ejemplo de cooperación entre la policía de Ecuador y de Colombia, una operación conjunta que resultó perfectamente» y que contó con el apoyó de los servicios secretos estadounidenses.
Días después del bombardeo del 1 de marzo, la revista Cambio de Colombia denunció que en la localización del campamento estuvieron involucrados miembros de inteligencia de la policía ecuatoriana.
Horas después del señalamiento de la fuente militar, el Rafael Correa acepto la renuncia del General Bolívar Cisneros, Comandante de la Policía de Ecuador.
De acuerdo a las primeras versiones, su salida se debe a los problemas en la emisión de datos de la inteligencia policial.
Es necesario ir más allá de Cisneros y provocar un cambio estructural en los servicio de información, y rever los convenios de cooperación que puedan estar sometiendo a la policía y a las fuerzas armadas.