La ayuda al desarrollo no es efectiva porque se concede mediante contratos de miles de millones de dólares otorgados a empresas de países ricos, un fenómeno llamado asistencia bumerán, concluyó un estudio realizado por la organización Eurodad. Más de dos tercios de los contratos de asistencia los concentran empresas de países ricos, indicó un estudio […]
La ayuda al desarrollo no es efectiva porque se concede mediante contratos de miles de millones de dólares otorgados a empresas de países ricos, un fenómeno llamado asistencia bumerán, concluyó un estudio realizado por la organización Eurodad.
Más de dos tercios de los contratos de asistencia los concentran empresas de países ricos, indicó un estudio de la Red Europea sobre Desarrollo y Deuda (Eurodad). Eurodad es una red de 58 organizaciones no gubernamentales de 19 países europeos que investiga sobre temas de deuda, economía de desarrollo y reducción de la pobreza. La publicación de los resultados de la investigación es previa al Cuarto Foro de Alto Nivel, que se realizará en noviembre en la ciudad norcoreana de Busan, en el que se reunirán gobiernos y varios actores más para analizar cómo lograr una mayor efectividad de la asistencia al desarrollo. Eurodad estudió casos en Namibia, Ghana, Uganda, Bangladesh, Nicaragua y Bolivia. Una de sus conclusiones vincula la efectividad de la asistencia con la adquisición o la compra de bienes y servicios para implementar esa ayuda. La adquisición se refiere a la concesión de contratos a empresas privadas para proyectos de asistencia, como la construcción de caminos, el suministro de fármacos o la distribución de materiales escolares en los países pobres. Pocos de esos estados lograron independizarse de la asistencia internacional, en parte debido a las prácticas de adquisición de los donantes, explica el estudio. «Encontramos que la mayoría de la asistencia nunca entra en la economía de las naciones en desarrollo», señaló Bodo Ellmers, responsable de Eurodad y quien estuvo dos años preparando el informe publicado el martes 6.
La cantidad total de la asistencia oficial al desarrollo en 2009 fue de 92.000 millones de euros (128.000 millones de dólares), según estadísticas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). «La mayoría de la gente cree que los 92.000 millones de euros se otorgaron a países en desarrollo, pero cuando miras los contratos, ves que dos tercios se entregaron a compañías de naciones del Norte, lo que sólo benefició a sus respectivas economías», añade. «Esa es una de las razones por las cuales la asistencia no promueve el desarrollo ni trabajo decente ni mejores ingresos», dijo Ellmers a IPS. «La asistencia no funciona tan bien como debería porque tampoco se entrega como correspondería», dijo a IPS la directora de Eurodad, Nuria Molina. «Es sorprendente ver que la mayoría de la ayuda nunca termina en la economía del país en desarrollo», añadió. Los estados de la OCDE suscribieron en 2001 el primer acuerdo para desligar la asistencia y que no pase por empresas de los estados donantes. A pesar de las promesas de hace 10 años, 20 por ciento de la asistencia bilateral está vinculada a las empresas de los países ricos. Además, la mayoría de los contratos desligados siguen terminando en manos de compañías de naciones ricas, según el estudio de Eurodad. La mitad del valor de los contratos de proyectos financiados por el Banco Mundial en la última década terminó en manos de empresas de estados donantes. La participación de estas aumentó en función del volumen del acuerdo. En 2008, 67 por ciento de todos los contratos de la institución fueron otorgados a compañías de 10 países. La situación es consecuencia de las prácticas de adquisición del Banco Mundial, sostuvo Ellmers. La mayoría de los países beneficiarios son presionados para que permitan que las compañías trasnacionales oferten sus servicios. «El mensaje suele ser: los ayudaremos si abren sus mercados a la competencia internacional», explicó. «La empresa que haga la mejor oferta en función del monto ganará el contrato, pero nos olvidamos de que la mayoría de las naciones en desarrollo están en esa situación porque no tienen compañías capaces de competir a escala global», añadió. Eurodad aboga por una «adquisición inteligente» y que las compañías locales y regionales tengan acceso preferencial a los contratos de asistencia. «Si queremos construir una carretera en Ghana, debemos otorgar el contrato a una empresa ghanesa», indicó Ellmers. «Obtenemos el doble de dividendos, la ruta construida y, lo más importante, nuevos empleos, ingresos y mayor capacidad», añadió. La adquisición inteligente también implica la imposición de condiciones a las empresas contratadas para asegurarse que la ayuda sirva al desarrollo sustentable. «No tiene sentido emplear mano de obra local si siguen siendo pobres o se enferman mientras trabajan», observó Ellmers. «Tampoco tiene sentido si el proyecto daña el ambiente. Las empresas beneficiadas tienen que tener en cuenta un criterio social y ambiental», remarcó. Molina está convencida de que el estudio de Eurodad puede cambiar la forma en que se entiende la asistencia al desarrollo. «Hay un poderoso estereotipo de que la corrupción y la falta de capacidad en los países en desarrollo son las únicas razones por las que la ayuda no es efectiva», indicó. El estudio propone la idea de la corresponsabilidad de los donantes en el éxito de la asistencia. «Espero que el mensaje sea lo suficientemente fuerte para que los países donantes y los bancos de desarrollo reformulen sus políticas», añadió Molina.