La época de la multipolaridad que hace frente a los excesos e imposiciones de EEUU ya está aquí
Hace unos días, el ministro de Exteriores ruso afirmaba que las relaciones entre la OTAN y Rusia atraviesan su crisis más profunda desde el final de la guerra fría y reprochaba a la Alianza Atlántica sus «preparaciones militares cerca de las fronteras rusas».
Se refería al despliegue de tropas en cuatro países de Europa del Este, decidido en la cumbre de la OTAN de Varsovia del 2016. Con ella se activó la operación Presencia Activa Reforzada, que se desarrolla en Lituania, Estonia, Letonia y Polonia y con la que se escenifica un cerco militar a Rusia en su flanco occidental.
EXTENDER EL ÁMBITO DE INFLUENCIA
Si Moscú y sus aliados enviasen tropas a cuatro países fronterizos con Estados Unidos, las lecturas serían claras. Pero no lo son tanto cuando se trata de interpretar las maniobras de nuestros socios, a los que sí se les concede el derecho a extender su órbita de influencia en las naciones vecinas. Se informa poco de las cuestiones defensivas, los Gobiernos evitan dar explicaciones y de ese modo la atmósfera bélica se extiende de forma sigilosa y casi desapercibida por las poblaciones que se verían afectadas si a alguien se le escapara un disparo en una de esas fronteras.
A pesar de que el Ejecutivo español no ha pedido autorización al Parlamento, tropas españolas forman parte de esta estrategia atlántica en la frontera rusa. En los próximos días se completará el despliegue de 300 soldados españoles en Letonia, con 80 vehículos, entre ellos 6 carros de combate Leopard y 14 vehículos blindados de combate Pizarro. Es la primera vez que España opera en esta región desde la segunda guerra mundial, cuando participó con la División Azul al servicio de la Alemania nazi.
LAS RELACIONES WASHINGTON-BERLÍN
A la Administración de Washington esta misión le queda lejos geográficamente, pero a Europa le afecta de lleno, en un momento en el que el proyecto europeo vive sus horas más bajas, con el brexit, las consecuencias de la austeridad, el aumento de la xenofobia y las políticas represivas contra personas migrantes y refugiadas.
En medio de todo esto, las relaciones entre Berlín y Washington siguen tensándose. Dos cuestiones les separan. Una, la comercial. La otra es la referida a la apuesta militar. El presidente estadounidense reprocha a Alemania que «paga poco a la OTAN». Y Merkel dice que «los intereses en los que podíamos apoyarnos completamente en los otros han llegado a su fin en cierta medida». Esto no significa que dejen de ser aliados -no en vano, la mayor base militar estadounidense fuera de EEUU está en Alemania-, pero hay límites que se están trazando.
Cuentan que, al fundarse la OTAN, el primer secretario general, lord Ismay, dijo que el propósito de la misma era «mantener a los rusos fuera, a los americanos dentro y a los alemanes abajo». Ahora Alemania quiere hacerse más fuerte, y por eso Merkel ha afirmado que «los europeos tenemos que tomar nuestro destino en nuestras manos». Esto, traducido, es una llamada más para que Europa se vuelque en un fondo de defensa propio, liderado por Berlín y París. No es un boceto en ciernes. Hoy mismo la Unión Europea ha dado forma al proyecto y ha anunciado la creación del fondo.
Mientras, las guerras en las que diversos países europeos, EEUU y Rusia participan en Oriente Próximo siguen su curso, y con una nueva venta de armas a Arabia Saudí, que acaba de romper relaciones con su vecino Qatar. El Pacífico tampoco se queda atrás. China tiene una tendencia ascendente en su gasto militar y el Gobierno japonés ha alcanzado récords en el suyo con la adquisición de submarinos, barcos y cazas furtivos. También ha extendido sus actividades militares, con maniobras conjuntas con Corea del Sur y EEUU. Todo ello se produce en un marco en el que Trump profundiza en las tensiones con Corea del Norte, lo que afecta a sus relaciones con China.
GRAN AUMENTO DEL GASTO MILITAR
Solo en el 2016 EEUU dedicó 612.000 millones de dólares a gasto militar. A gran distancia -pero también con tendencia ascendente- le siguen China con 215.000 millones, Rusia con 69.245 millones, Arabia Saudí con 63.673 millones, la India con 55.900 millones, Francia con 55.700 millones, el Reino Unido con 48.253 millones, Japón con 46.126 millones y Alemania con 41.000 millones.
La época de la multipolaridad que hace frente a los excesos e imposiciones estadounidenses ya está aquí. Pero lejos de buscar nuevas vías alejadas del belicismo y de las políticas de la desigualdad, las grandes potencias corren a tomar posiciones para mostrar que están dispuestas a disputarse entre ellas hegemonía económica, militar y geopolítica.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.