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Afirma que su causa no es confesional y pide un gobierno de unidad nacional tras elecciones anticipadas

El Secretario General de Hezbolá, Al Sayid Hasan Nasralá, denuncia que miembros del gobierno pidieron a USA que Israel iniciara la guerra contra el Líbano

Fuentes: Al Manâr

Traducido del francés para Rebelión por Germán Leyens

Al Sayid Nasralá afirma que la oposición libanesa no capitulará. Revela que una parte de la camarilla en el poder solicitó a Washington que Israel desate su agresión contra el Líbano.

En el contexto de los escándalos que rodean a los que controlaron el poder durante la última guerra israelí-USamericana contra Líbano, en particular durante la agresión del mes de julio de 2006, su Excelencia, el Secretario General de Hezbolá, Al Sayid Hasan Nasralá reveló que ciertos miembros del equipo gubernamental pidieron a USA que Israel desate una guerra contra el Líbano durante el verano pasado; igualmente reveló que el primer ministro Fu’âd Siniora intentó confiscar las armas de la resistencia libanesa en plena guerra. Durante una prolongada alocución retransmitida en directo, que duró más de una hora, y que fue seguida en pantallas gigantes por decenas de miles de manifestantes que realizan una sentada en el centro de Beirut, su Excelencia declaró:

«Ciertos miembros del gabinete – yo no he citado jamás a ninguno por su nombre – fueron donde los USamericanos a pedirles que Israel haga la guerra a Hezbolá, así como a todos sus aliados en el Líbano.

Igualmente mencionó el hecho de que un servicio de seguridad libanés intentó – también en este caso, en plena guerra – de obtener informaciones sobre los sitios donde posiblemente se encontraban los responsables de Hezbolá, entre ellos el propio Hasan Nasralá.

El secretario general de Hezbolá, Sayid Hasan Nasralá, inició su discurso dirigido a la multitud de manifestantes instalados en la Plaza Riyad El Solh, así que sobre la Plaza de los Mártires, en el centro de la capital libanesa, Beirut, como sigue:

«¡Oh, vosotros que os habéis reunido [en protesta] para proteger la soberanía, la independencia y la libertad, os saludo! Hubiera deseado encontrarme entre vosotros, sobre una de esas prestigiosas plazas, en este tiempo invernal y en el frío climático, ampliamente compensados por el ambiente caluroso, pleno de afección, de ayuda mutua y de fraternidad nacional hacia el Líbano y la nación islámica [‘ummah]. Espero poder unirme a vosotros un día sobre una de estas plazas. Ante todo, deseo que los que me escuchen no disparen ningún tiro, porque es una costumbre deplorable. Y también – sobre todo – porque el único sitio idóneo para las balas, es el pecho del enemigo sionista. Los que disparan como enfermos al aire no hacen más que dañar la imagen de marca de la oposición nacional libanesa.»

Su Excelencia se dirigió a continuación a la familia sufriente del mártir Ahmad Mahmoud, a la que presentó sus condolencias, y a la que reconfortó, diciendo:

«Vuestro hijo ha caído como mártir sobre el campo de batalla de la defensa del orgullo y de la dignidad del Líbano. El desaparecido es un mártir por excelencia de la Resistencia. No es un mártir caído en las calles del centro de Beirut. No: cayó como mártir para que nos movilicemos para salvar al Líbano. Os dirijo mi gratitud, a vosotros que sois las más nobles, las más puras y las más queridas de las personas.»

Su Excelencia continuó:

«Os habéis reunido para salvar al Líbano, en masa, desde el viernes. Cada noche, os dirijo mis agradecimientos. Hacéis algo grandioso y honorable, porque vuestra acción está al servicio del mal noble de los objetivos nacionales: ¡Salvar al Líbano!»

«Hermanos míos:

Hablan de vuestra fatiga y de vuestra lasitud; pero… ¿aún no han comprendido que sois un pueblo incansable e infatigable? ¿Han olvidado por lo tanto que habéis resistido de pie, durante treinta y tres días, bajo el peor y más violento de los bombardeos jamás vistos, y que habéis resistido, a pesar de los muertos y de las masacres y de las destrucciones? Nos han invitado a capitular. ¡Pero no capitulamos, y nos quedamos sobre la tierra de nuestros padres y de nuestros antepasados!»

El Secretario general de Hezbolá precisó a continuación lo siguiente:

«¡Hoy, desde las plazas en las que os habéis reunido y en las que tenéis la intención de permanecer, decid a los que apuestan a nuestra capitulación que se hacen ilusiones… se hacen ilusiones… se mecen en ilusiones! Decidles: «Somos más fuertes que la fatiga, que el hambre, que el aburrimiento, e incluso que los bombardeos. Las bombas y los misiles no nos dan miedo, ¿y quisierais que capituláramos ante vuestros bombardeos de agitofasia? ¡Hermanos míos, ciertamente no es por casualidad si las fuerzas libanesas que han adoptado la Resistencia, en su diversidad, son asimismo las que constituyen la Oposición, y las que la sostienen!

Y tampoco es por casualidad si los que han apoyado la agresión guerrera contra Líbano apoyan lo que queda de un gobierno venido a menos, encerrado en el palacio gubernamental.»

Hasan Nasralá invitó a los países árabes preocupados por el futuro de Líbano a no inmiscuirse en su política interior, diciendo:

«El que desea la tranquilidad y la salud del Líbano debe tender la mano a todos los libaneses y no contentarse con hacer leer declaraciones por su embajador. Digo a los otros miembros del gobierno, que ya no tienen ninguna legitimidad, que su recurso al apoyo USamericano no les servirá para nada; en efecto, ¡aquellos a los que os entregáis, comenzando por George W. Bush, son actualmente aquellos que, más que quienquiera, tienen más necesidad de que se les ayude!»

Su Excelencia continuó diciendo:

«Desde hace un año y medio, el gobierno libanés recibe una ayuda USamericana y occidental sin precedentes en la historia de Líbano, y ese simple hecho basta para provocar sospechas. Lo que provoca aún más sospechas, son las alabanzas incesantes provenientes de Israel para este gobierno. ¿No es simplemente infamante que el gabinete restringido israelí haya podido reunirse alrededor del tema: «¿Cómo ayudar al gobierno libanés en fase terminal?» Y [ese gobierno libanés moribundo], ¡sabe que los israelíes hacen todo lo que pueden por tratar de salvarlo!…

El Secretario General de Hezbolá insistió en las reivindicaciones de la oposición libanesa, declarando:

«Nosotros, en la oposición nacional, insistimos en nuestra exigencia de que se forme un gobierno de auténtica unión nacional libanesa, porque la composición particular, extraordinariamente variada, del Líbano, significa que la hegemonía de un grupo particular no haría otra cosa que llevar al Líbano a un punto muerto. Y, porque el Líbano no puede existir si no es en la participación y en la cooperación, y ciertamente no en la monopolización del poder. El objetivo del gobierno de unión nacional es obstaculizar toda tutela; queremos un gobierno de unión nacional en el que los que mandan sean libaneses, y que represente la garantía de la seguridad, de la estabilidad, de la salvaguardia y de la unidad del Líbano. ¡A eso aspiramos, y rechazamos toda tutela, trátese de la de un enemigo, de la de un amigo, o incluso de la de un [país] hermano!

El Secretario general de Hezbolá aseguró que en nombre de Hezbolá apoya la garantía de un tercio de los escaños a toda oposición, diciendo: «Nosotros creemos, en efecto, en la concordia nacional y en la cooperación, porque, lo único que nos preocupa es la suerte del Líbano.»

El señor Hasan Nasralá continuó:

«Al haberse cerrado las puertas del diálogo, y al suspenderse la mesa de consultas, la única solución que quedaba era la que consistía en salir a la calle. Hoy, en la calle, aquí estamos, y a pesar de ello no hemos cerrado las puertas al dialogo. Pero nosotros, en la oposición libanesa, no tenemos necesidad alguna de volver a una mesa solemne de dialogo, en la que nos haríamos expoliar una vez más. ¡Nos quedaremos en la calle y que los que quieran discutir con nosotros vengan a discutir con nosotros: estamos dispuestos a dialogar con ellos!»

Su Excelencia indicó que la iniciativa del patriarcado maronita en Líbano tiene muchos aspectos positivos. Afirmó, en nombre de todos los manifestantes reunidos, que nadie abandonará la calle mientras no se haya obtenido el objetivo que es el único capaz de salvar al Líbano. Sayid Nasralá precisó:

«Quiero subrayar los principios de nuestra ocupación a cielo abierto: que no haya golpes, ni insultos. Rechazamos toda humillación personal de quien se sea entre los miembros del gobierno. Nuestra concentración es pacífica, cívica, civilizada. Cuando asesinaron al mártir Ahmad Mahmoud, quisieron llevarnos a afrontamientos armados: en nombre del mártir y de sus camaradas, en nombre de todas las personas en la oposición, [os pido que observéis esa línea de conducta].

Su Excelencia el Secretario general de Hezbolá se dirigió a continuación al equipo en el poder:

«Rechazamos la guerra civil y las disensiones fratricidas [fitna] entre comunidades, entre confesiones y entre fuerzas políticas, porque queremos que nuestro movimiento sea pacífico. Digo a los libaneses y a todos los pueblos de la región que eventualmente empujarían hacia una guerra civil que todos los libaneses serían perdedores, si una guerra civil estallara en el Líbano.»

Sayid Hasan Nasralá subrayó que «no nos dejaremos llevar a una guerra fratricida, aunque cayeran mil mártires a semejanza de Ahmad Mahmoud. No tomaremos las armas contra nadie. ¡No necesitamos armas para venceros: os derrotaremos con nuestras boletas electorales; os derrotaremos por la sangre de Ahmad Mahmoud ! Que el mundo, que los pueblos árabes escuchen bien lo que tengo que decirles: ¡nos combatís, pero nosotros, nosotros os decimos que os queremos a nuestro lado, con nosotros, todos unidos! ¡Sí, los que estáis muertos, venceremos vuestras armas con nuestra sangre!»

El Secretario general de Hezbolá dijo, durante su alocución dirigida a los manifestantes que ocupan el centro de Beirut:

«Jamás hemos combatido a quien sea, y no lo haremos jamás; jamás hemos amenazado a quien sea, y no lo haremos jamás. Que los habitantes de Beirut y de todo el Líbano escuchen bien: la sangre de todo libanés es nuestra sangre; el honor de todo libanés es también nuestro honor; los bienes de todo libanés, los protegeremos como si se tratara de los nuestros; protegeremos la casa de todo libanés, igual que la nuestra: es la línea roja que protegeremos con nuestra sangre – e incluso si decidierais derramar nuestra sangre, no nos dejaríamos llevar a ninguna guerra civil, ni a ninguna querella intestina, ni a ninguna especie de desacuerdo.»

Su Excelencia continuó:

«Disponemos de una verdadera garantía: el ejército libanés. Ha demostrado que es el ejército nacional de todo el Líbano: debemos todos velar por él y llamo a todas las fuerzas políticas a estar por sobre la idea de utilizar al menor soldado, y con más razón a cualquier oficial, a fin de servir sus propios intereses partidarios.»

Continuó:

«Cuando habéis descendido a la calle, cuando os habéis instalado y habéis asistido en filas cerradas a una misa, se ha visto cómo os ha tratado el equipo en el poder, que no habla de otra cosa que de democracia y de libertad de expresión. Vuestra disciplina fue extraordinaria; por cierto, siempre sorprendéis al mundo entero por vuestra disciplina. Pero ellos, han tratado de humillaros al rodearos, enviaron a sus esbirros para provocaros durante vuestro camino de vuelta a casa y así asesinaron al mártir Ahmad Mahmoud.»

A continuación su Excelencia formuló una pregunta:

«Pongo a los libaneses, y al mundo entero, la siguiente pregunta: «¿A pesar de la presencia de los servicios de seguridad, alguien les habría impedido pasar; alguien habría matado a uno de ellos? Lo más peligroso es la incitación al odio confesional; son las afirmaciones según las cuales la guerra civil vendría pronto. Han pretendido que la manifestación era [sólo] chií, a fin de hacer creer que se trataría de una manifestación chií, contra un gobierno suní. Después dijeron que la manifestación era organizada por Hezbolá, excluyendo al movimiento Amal, pretendiendo que éste observaba la neutralidad y, también en ese caso, ignorando deliberadamente a todos los otros componentes de la oposición. Pero los últimos días han demostrado el carácter mentiroso de sus afirmaciones; todos los matices de la oposición se han hecho bien visibles y se ha derrumbado la consigna confesional. Pero eso no impide en nada que sigan utilizándola en su propaganda y en su discurso…»

Hasan Nasralá dijo bien claro que la provocación confesional es un error – peor aún: un crimen histórico y político. Y que es susceptible, en caso de que termine por imponerse, de llevar a un desastre generalizado. Exigió que se establezca una comisión de investigación árabe e islámica encargada de buscar a todos los que provocan disensiones confesionales y comunitarias. Declaró, en especial:

«Quieren atacar a Hezbolá y hacer creer que su prestigio estaría en caída libre en el mundo árabe. Hay quienes nos aconsejan que cuidemos nuestro renombre. Yo les respondo que el mundo sabe perfectamente que nuestra causa es sagrada y noble, que no buscamos ni ventajas materiales ni la fama; de modo que, incluso en el seno del próximo gobierno de unión nacional, no exigiremos ninguna cuota, y cederemos sillones ministeriales a nuestros asociados de la oposición. Somos gente que no teme ni a los insultos ni a las difamaciones. Somos fieles a nuestra causa, a nuestra nación y a nuestro pueblo, y estamos dispuestos a sacrificar por ellos lo más precioso que poseemos, incluso nuestra propia vida.»

A continuación, Sayid Hasan Nasralá se dirigió a todos los libaneses y a todos los pueblos árabes y musulmanes, diciendo:

«Os pregunto: ¿hay un sólo libanés, o un sólo árabe, que pueda aceptar que cerremos los ojos ante un gobierno apoyado por USA e Israel? ¿Ante un gobierno que no posee ningún poder soberano de decisión libanés? ¿Y que no hace otra cosa que someterse a las decisiones de Friedman y de Rice? Ese gobierno no es el gobierno de los suníes, no es un gobierno nacional; no podría tratarse de un gobierno nacional sin la condición sine qua non de que haya sido constituido sobre una base nacional. Afirmo – y que el mundo escuche bien – que si ese gobierno fuera realmente un gobierno suní en Líbano, yo sería el primero en obedecerle. Que se dejen de jugar con el confesionalismo. Estamos con la Resistencia en Palestina y en Iraq, y en todo el mundo, para liberar a la Tierra de la hegemonía y de la tutela [extranjera].»

«Es lamentable, penoso, en el período reciente, que se hayan concertado para reabrir el capítulo de la última guerra, a fin de tratar de hacer recaer sobre Hezbolá la responsabilidad de la guerra, de las destrucciones y de sus consecuencias económicas. Estoy entre los que se preocupaban por dejar para más tarde el examen de ese capítulo, en función del interés mismo de los libaneses. Pero, ya que insisten: ¡escuchen! Lo que voy a decir no cambiará en nada nuestro objetivo. Vamos a decir: formemos un gobierno de unión nacional. Llamo a la formación de una comisión jurídica libanesa honesta, compuesta de jueces libaneses, o a la constitución de una comisión jurídica árabe, compuesta de magistrados honestos, y que se lancen investigaciones sobre la guerra de este verano…»

Su Excelencia continuó:

«Con mucha franqueza, voy a acusar a aquellos que pidieron a USA, a Bush y a Cheney, oficialmente, que se desate una guerra en el Líbano. Quiero como prueba que el dialogo sobre el tema del armamento de la Resistencia ha llegado a un punto muerto, pero que ha sido imposible confiscar las armas de la Resistencia, en el plano interior, porque era poderosa, y porque el ejército nacional se negó a todo enfrentamiento con ella. Nos dijeron que la única vía posible, era que USA pida a Olmert que desencadene una guerra extremadamente destructora, no sólo contra Hezbolá, sino también contra todos los que lo apoyan. El gobierno USamericano aceptó ese pedido, y la puso en la orden del día del Congreso. En su plan, previeron una prisión, en la colonia [sionista] de Rosh Pina, con una capacidad para diez mil [10.000] detenidos, militantes de Hezbolá y oponentes al equipo que se ha apoderado del poder, en el Líbano. Los que lo han pedido, no son todos miembros del equipo gubernamental [actual], sino los que fueron a ver a los USamericanos para solicitar que se libre una guerra contra el Líbano. ¡Sé quienes son; se reconocerán!

El responsable de la guerra de julio, no es la Resistencia, a la que el comunicado ministerial reconoce el derecho a liberar sus prisioneros. La Resistencia, no es el ministerio de asuntos exteriores: libera las tierras y a los prisioneros mediante la resistencia [es decir mediante el combate, y no la diplomacia alrededor de una taza de té… ] El que endosa la responsabilidad de las destrucciones, es el que pidió a Israel que tomara la operación de secuestro de los soldados israelíes como pretexto para desencadenar la guerra. Estoy totalmente de acuerdo con que se constituya una comisión independiente de investigación.»

Su Excelencia continuó:

«Mientras que me dirijo a vosotros, tenéis por vecino a un primer ministro que ha perdido toda legitimidad – y todavía están presentes los testigos para decirlo. En plena guerra, pregunté a su excelencia el primer ministro, después de que los sionistas destruyeron los puentes y las rutas para cortar las líneas de aprovisionamiento de la Resistencia en el sur y de su fracaso, de modo que el abastecimiento continuaba – le pregunté: ¿no dio usted, personalmente, la orden de confiscar las armas de la Resistencia que iban hacia el sur? ¿Sí o no? Quiero formular la pregunta: ¿Puede aceptar un libanés que algo semejante se produzca en tiempos de guerra? Por supuesto, el primer ministro va a venir a decirnos que el señor Hasan [Nasralá, NdT] lo acusa falsamente… Pero yo acepto la formación de una comisión de investigación. Los testigos siguen vivos, y los que he enviado ante el primer ministro para que sirvan de intermediarios para lograr el bloqueo de esa decisión siguen entre nosotros…»

«En nuestro país, en el Líbano, el gobierno cobra los impuestos, y es lo que le permite pagar los salarios de los funcionarios, especialmente de los servicios de seguridad, los cuales supuestamente deben proteger a los libaneses, su seguridad y sus bienes. Durante la guerra, ciertos servicios de seguridad pertenecientes al equipo en el poder estaban supuestamente a cargo de arrestar a los espías y a los miembros de los servicios israelíes que transmitían informaciones a los israelíes que les permitían bombardearnos. Pero, por desgracia, os lo digo, y yo pertenezco a una comisión de investigación independiente encargada de investigar al respeto, uno de los servicios de seguridad dependientes del equipo gubernamental se dedicó, durante la guerra, a buscar los puestos de comando de Hezbolá, y un equipo de ese servicio trabajó para descubrir el sitio en el que me encontraba, personalmente, durante esa guerra.»

Sayid Hasan Nasralá continuó:

«Si no quisiéramos a este país, si no fuéramos perfectamente conscientes de las sensibilidades confesionales y comunitarias, yo hubiera dejado, a partir del 14 de agosto, de hablar no sólo de un gobierno de unión nacional, sino también de los traidores a los que conviene juzgar en el Líbano. Pero a pesar de todo lo que os he relatado, no se cambia: qué queréis, son nuestros valores, es nuestra cultura: la preocupación por el otro y la afección. Los perdono, si quieren que rinda cuentas, personalmente, estoy dispuesto.

«Hoy en día, preocupado de las susceptibilidades confesionales, he decidido desistir de una demanda contra un grupo fundamentalista que complotaba para asesinarme, hace algunos meses. He desistido, pero siguen enfrentados a la justicia, que no ha decidido su proceso. Y hasta hoy, pido a la justicia libaneses que haga liberar a los miembros de esa banda que quería asesinarme.»

Dirigiéndose al equipo en el poder, su Excelencia dijo:

«Jamás podréis atemorizarnos con masas de gente, ni nos impediréis que vengamos a la Plaza Riyadh El Solh o a la Plaza de los Mártires. No podréis llevarnos a una guerra confesional fratricida, y no escucharéis jamás de nuestra parte un grito de capitulación, y no veréis jamás ninguna debilidad de nuestra parte, porque nuestras reivindicaciones son legítimas. Os decimos: «Venid, fundemos un gobierno de unión nacional.» Y os lo dijo: el tiempo no trabaja a vuestro favor. Vuestro amo, en la Casa Blanca, está perdiendo en todos los terrenos, por lo tanto, solucionemos nuestros problemas entre nosotros.»

«Dentro de un cierto tiempo, no aceptaremos un gobierno de unión nacional que sea dirigido por uno de vosotros; nuestro objetivo será diferente: se tratará de hacer caer ese gobierno, y de formar un gobierno de transición, de proceder a elecciones legislativas anticipadas, y sabéis perfectamente quién obtuvo la mayoría de los votos en 2005. Pero esa mayoría fue rápidamente confiscada, gracias a una ley malvada y a alianzas contranatura. En las próximas elecciones, no habrá sitio para el engaño, porque gato escaldado, del agua fría huye.»

Su Excelencia continuó:

«Después de las elecciones anticipadas, la oposición actual será la mayoría, y formará su gobierno que será dirigido por una personalidad suní, patriota, honrada, limpia, con una honestidad conocida por todo el mundo. Pero no os dejaremos fuera, y os daremos por lo menos un tercio de los escaños, porque consideramos que el Líbano es el país de la participación y de la cooperación. Para expresar la continuidad de nuestra unidad y de nuestra cohesión, os invito a la mayor participación posible en las oraciones del viernes. En el Líbano, no habrá jamás, jamás, jamás, afrontamientos entre suníes y chiíes. Os invito a participar en la gran manifestación popular, del domingo próximo a las 15 horas, a fin de afirmar la presencia popular, y la determinación popular de la oposición nacional libanesa, y nos dirigiremos a ellos, desde las plazas públicas, desde las casas e incluso desde las carpas de la gente pobre, los haremos escuchar nuestra voz, ¡nosotros, que estamos en la oposición nacional, no capitularemos! Permaneceremos en las plazas públicas hasta que hayamos instaurado un gobierno libanés de unión nacional que proteja al Líbano y a todos los libaneses, que defienda al Líbano y que resuelva sus crisis políticas y económicas. ¡Para hacerlos entender que nos batimos por eso, sean cuales sean los sacrificios!»

El Secretario general de Hezbolá concluyó su discurso diciendo:

«Libaneses de todas las confesiones, de todas las comunidades y de todos los partidos: sois victoriosos, es una certeza. Como os he prometido siempre la victoria, hasta ahora, os prometo una vez más la victoria: ellos continúan la guerra de julio y agosto, y nosotros, nosotros continuamos nuestro combate para defender la identidad del Líbano. Que la Paz, la Misericordia, y las Bendiciones de Dios sean con vosotros.»

Beirut, 7 de diciembre de 2006

Retransmitido en exclusiva por la cadena televisada Al Manâr.

Trascripción original: http://www.manartv.com.lb/NewsSite/NewsDetails.aspx?id=7769&language=ar

Extractos: http://www.france24.com/france24Public/fr/nouvelles/monde20061-Nasralá.html

Traducido por Germán Leyens, miembro de Rebelión, a partir de la traducción francesa (del árabe) que hizo Marcel Charbonnier y revisó Fausto Giudice para Tlaxcala: http://www.tlaxcala.es/pp.asp?reference=1712&lg=fr


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