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El sucesor de Vladimir Putin será Dmitri Medvedev

Fuentes: Forum.msk.ru

Traducido del ruso para Rebelión por Josafat S. Comín

A poco menos de dos años para la celebración de las elecciones presidenciales, fijadas para marzo de 2008, comienzan a tomar cuerpo los rasgos generales de la futura operación «Sucesor.»

Por cuanto toda la política real de este país se decide dentro de las murallas del Kremlin, estoy convencido de que la elección del que será futuro presidente de Rusia en 2008, depende por completo y únicamente de la voluntad y el deseo de una sola persona: el actual presidente en funciones, Vladimir Putin.

Todo apunta a que Putin, a día de hoy, se muestra firme en la decisión que ya ha manifestado públicamente, de no aspirar a un tercer mandato. Todos los intentos de sus representantes y del entorno más cercano, encabezados por el vicedirector de la Administración de la Presidencia Igor Sechin, de convencer al presidente de introducir cambios en la constitución para poder volver a presentarse, están de antemano condenados al fracaso.

Tengo la sensación de que el presidente en el tema de su sucesión se inclina en estos momentos por la candidatura del primer viceprimer ministro Dmitri Medvedev, quien muy probablemente a comienzos del año que viene sustituya en el cargo de primer ministro a Mijail Fradkov. Medvedev cuenta con una sólida base de apoyos entre la denominada élite.

Eso incluiría al responsable de la Administración presidencial Serguei Sobyanin, a los oligarcas cercanos a Yeltsin: Román Abramovich y los dueños de «Alfa-group», a los grandes grupos estatales y semi-estatales: «Gazprom», «Lukoil», así como al grupo de Anatoli Chubais y la empresa «Electricas de Rusia». Este último apoyo sería especialmente importante si tenemos en cuenta que el próximo presidente de los EE.UU. puede ser el candidato del Partido Demócrata, con cuyos dirigentes Chubais mantiene estrechas relaciones desde la época del mandato de Bill Clinton.

Pero el elemento determinante en cuanto a apoyos con los que contaría el actual viceprimer ministro, por encima de cualquier otro condicionante, es el propio presidente. Esto se explica no solo por las simpatías personales que despierta Medvedev en Putin, sino por la cercanía ideológica entre ambos. Medvedev es en el fondo el mismo tipo de liberal pro-occidental que el propio Putin.

Dentro del aparato, como principal rival de Medvedev se considera a Serguei Ivanov, actual ministro de defensa, que representa formalmente al grupo de los «ministerios de fuerza».

Al mismo tiempo este supuesto apoyo no deja de ser relativo. Ivanov, quitando al SVR (Servicio de Inteligencia Exterior. N de la T)), no cuenta con el apoyo decidido de ninguna de las estructuras de presión, ni siquiera en el propio ministerio de defensa ni en el GRU (Inteligencia Militar. N de la T). El director del FSB (Servicio Federal de Seguridad. ex-KGB. N de la T) Nikolai Patrushev y el siguiente en el escalafón, Rashid Nurgaliev, ministro del interior, no han demostrado sus preferencias, ocupando una posición neutral en relación a Ivanov y Medvedev.

Igor Sechin, que mantiene unas relaciones especialmente tensas con Serguei Ivanov, parece que últimamente, a juzgar por ciertas señales, se decantaría claramente por Medvedev, con el que por lo visto ya ha solucionado las diferencias de carácter personal existentes anteriormente.

Todo indica que Sechin, que parece carecer de ambiciones políticas propias, se inclinaría por abandonar el Kremlin juntamente con Putin, una vez que este haya terminado su mandato.

Por último, en la recámara de posibles sucesores se encuentra otro candidato de reserva. Se trata del director de «Ferrocarriles de Rusia», Vladimir Yakunin.

De los tres, es sin duda el más cualificado profesionalmente para ocupar tan alto cargo. Sin embargo su nombramiento como sucesor, al parecer solo sería posible si Dmitri Medvedev y Serguei Ivanov, cometiesen errores de bulto, a modo de ver de Putin. Además el talón de Aquiles de la candidatura de Yakunin sería su relación personal con Sechin, que parece no tener arreglo.

De este modo, como sucesor de Vladimir Putin, será designado con bastante probabilidad, Dmitri Medvedev, quien si contamos con la apatía política de la población, el perfecto entramado de la vertical administrativa de poder y el multimillonario fondo de estabilización, repleto de petrodólares, saldrá sin duda ninguna elegido presidente en 2008, por muy bajos índices de popularidad que tenga hoy.

Las posibilidades de Serguei Ivanov de ser el sucesor, en el momento actual, no son muchas. Menos aún lo son para Vladimir Yakunin.

Cierto que yo no eliminaría por completo la posibilidad de que Putin aspirase a un tercer mandato.

Esa variante solo se contemplaría en el caso de que se diesen «condicionantes especiales» de carácter externo o interno. Aunque yo no acabo de creer en los condicionantes externos. Tanto Putin como Medvedev, cuentan con el visto bueno de los EE.UU y sus aliados de la OTAN.

Por lo que no se prevé que los estadounidenses y europeos vayan a poner trabas al Kremlin. En todo caso serían posibles pequeños «pinchazos propagandísticos», con el fin de chantajear a Putin para intentar influir en cuestiones concretas. Pero sobrepasar la frontera de lo permisible, es algo que los socios occidentales de Vladimir Vladimirovich (Putin), no piensan hacer.

En cuanto a los «condicionantes especiales» de orden interno, la cosa se complica.

Cierto que con los actuales precios mundiales del barril de petróleo, difícilmente cabe esperar grandes convulsiones socio-económicas. Sin embargo el país no esta asegurado frente a la desestabilización económica que pudiese originar un acto terrorista, que pretendiese imitar las consecuencias de un «Chernobil artificial», o ante un preso político como Vladimir Vasilievich Kvachkov. (Coronel retirado del ejército adscrito a los Servicios de Inteligencia Militar [GRU], que está acusado de haber atentado contra Chubais. N de la T).

En principio, nadie del actual círculo de confianza del presidente sería capaz de recurrir a ese tipo de acciones extremas. Y no solo por el conocido por todos respeto a los principios legales que puedan tener los compañeros de armas de Vladimir Vladimirovich, sino en virtud de sus cualidades personales, que son más bien de otro tipo. Pero no podemos olvidar que hay figuras de segundo orden, que forman parte del entorno de los consejeros del presidente

Cualquier decisión que adopte Putin en cuanto a su sucesión, o su candidatura a un tercer mandato, inevitablemente fortalecerá, o por el contrario debilitará seriamente las posiciones de sus inmediatos patrones. Lo que significa enormes beneficios, o por el contrario grandes perdidas de carácter financiero. Podríamos estar hablando de miles de millones de dólares. Esa es una cantidad por la que siempre se encontrará alguien en esta sociedad, dispuesto a asumir cualquier riesgo sin girarse a ver que opina su inmediato superior.

Así pues la cuestión radica en saber si existe ese tipo de gente en el entorno más cercano de Putin. Yo no los veo. Claro que eso no significa que no estén ahí.