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El Secretario General del PCFR y responsable del grupo parlamentario del Partido Comunista en la Duma Guennadi Ziuganov, comenta el desarrollo de los acontecimientos en Ucrania tras la sesión del sábado 27 de noviembre en la Rada (Parlamento ucraniano)

En Ucrania se decide el futuro de Rusia

Fuentes: www.kprf.ru

Traducido del ruso para Rebelión por Josafat S.Comín.

Somos una sola civilización.

Los últimos acontecimientos en Ucrania nos demuestran que asistimos a la continuación de una agresiva ofensiva de las mismas fuerzas, que en su momento acabaron con la Unión Soviética.

Ellos no están dispuestos a consentir la más mínima posibilidad de que los pueblos eslavos hermanos se unan. Por eso han puesto en marcha en Kiev toda la maquinaria, que ya hemos visto anteriormente en Praga, Belgrado y Tbilisi.

Por una parte todos vemos como se refuerza la tendencia natural de nuestros pueblos a la unificación. La gente de la calle comprende que los rusos, ucranianos y bielorrusos, somos un solo pueblo, con una misma historia, cultura y con las mismas victorias, cuya cima se alcanzó en mayo de 1945. Por otra parte, las fuerzas del exterior y sus satélites internos, están haciendo todo lo posible para evitar que Rusia, Ucrania y Bielorrusia puedan desarrollar todo su potencial, sin el cual nuestros países no podrán sobrevivir y ocupar un lugar digno en el mundo contemporáneo.

Se ha creado la Unión Europea, se agrupan los países asiáticos, mientras en el espacio postsoviético continúa la desintegración. Y cuanto más se separan nuestros pueblos, más activos se muestran la maquinaria de guerra norteamericana, los servicios de inteligencia y las corporaciones trasnacionales, en la tarea de establecerse en nuestro antiguo territorio soviético.

Los acontecimientos en Ucrania son una clara muestra, de que el apetito de los EE.UU. no para de crecer, a pesar de todas las enormes concesiones que han sacado de Yeltsin y Putin, parece evidente que aunque se hagan con el completo control sobre Ucrania no se van a detener ahí.

La Ucrania unida fue fundada por el Poder Soviético.

Hoy muchos olvidan, que la Ucrania unida, el actual estado ucraniano, nació y se formó bajo el Poder Soviético. La unidad del pueblo ucraniano por vez primera en muchos siglos fue conquistada en el crisol de la Gran Guerra Patria. Solo dentro de los límites de la URSS, Ucrania se convirtió en sujeto del derecho internacional, siendo uno de los estados fundadores de la ONU. Ahora, después de trece años de la destrucción de la URSS, parece que la existencia de Ucrania en la forma que hoy la conocemos empieza a ser problemática. Dentro de los planes desarrollados por Bzhezinsky (1), a Ucrania le ha sido encomendada la indeseable tarea de convertirse en «caballo de Troya» de los intereses de EE.UU. y la OTAN en Europa.

No es ningún secreto , que la terquedad de Alemania y Francia en su oposición a la guerra de EE.UU. en Iraq, empujó a los norteamericanos a la creación de un contrapeso a la rebelde «vieja Europa» valiéndose de sus nuevos satélites en Europa el este, con Polonia a la cabeza. El papel de Ucrania en la orientación proamericana de Polonia es muy grande. No es casual que para apoyar a Yuschenko, volase a Kiev el ex presidente Walesa, salido de los baúles de formol de la OTAN. Tras él apareció en Kiev el actual presidente polaco Kwasnievsky, así como el americano presidente lituano Adamkus. A muchos, esta configuración política nos recuerda la preparación para la formación de una nueva Rzeczpospolita (2), que no sería posible sin Ucrania.

Polonia ya ha dejado claro que ha pasado a ser el principal cómplice de EE.UU. y suministrador de mano de obra para la guerra americana en Iraq. El objetivo de la administración americana en la crisis actual es evidente: necesitan una Ucrania de orientación prooccidental, que sirva como respaldo de Polonia, principal baluarte de la OTAN en el este de Europa. Para lograr los objetivos propuestos, su protegido Yuschenko, es la mejor apuesta posible. Es un secreto a voces, que el escenario del conflicto actual y la llegada a la fuerza de Yuschenko a la presidencia, es una operación concebida por Bzhezinsky. Enormes sumas de dinero para el éxito de la operación llegan de los EE.UU., en parte a través de Polonia. Es algo que no se avergüenzan en decir abiertamente.

La posición de la izquierda: comunistas y socialistas

En su momento la impotencia e incapacidad de los social demócratas y socialistas, permitió el ascenso al poder de los fascistas en Alemania. Hoy en Ucrania, Yuschenko, aliado con ultranacionalistas y otanistas, ha recibido el apoyo directo de los socialistas encabezados por Moroz. Lógicamente, en esta alianza en la que han entrado los socialistas ucranianos, no han contado para nada los intereses del pueblo trabajador. Los únicos intereses visibles son los de aquellos, que siempre han ayudado a las fuerzas proatlantistas en Ucrania.

En Rusia millones de ciudadanos han seguido con simpatía la lucha del candidato a presidente por el PCU, P.Simonenko. Han observado con atención la posición del Partido Comunista en el enfrentamiento actual con las fuerzas proamericanas. La decisión adoptada en el pleno del CC del PCU antes de la segunda vuelta de las elecciones resumida en «ni paz, ni guerra», con la disposición a entablar conversaciones con el candidato, que defiende la unión con Rusia, ha empujado como resultado, a que la gente de izquierdas apoyase a Yanukovich.

La postura de los diputados del PCU de boicotear la autodenominada «jura del cargo de presidente» por parte de Yuschenko en la Rada, fue recibida con comprensión. Hoy muchos ciudadanos en Rusia se lamentan del error que cometieron los diputados comunistas en la sesión parlamentaria del pasado sábado, apoyando un documento, que en la práctica reforzaba las ambiciones de Yuschenko. Está claro que en la situación actual hay que guiarse únicamente por lo que dictamine la ley. Solo la Comisión Electoral Central y no el parlamento, tiene competencia para dictaminar el resultado de las elecciones. Cualquier otra posición por muy justas que sean las motivaciones que la condicionen, significaría hacer el juego a las fuerzas proamericanas en Ucrania.

No se puede hablar de democracia, cuando el parlamento adopta decisiones que suprimen la voluntad de la mayoría del pueblo, bajo la presión de una muchedumbre violenta, que actúa siguiendo las instrucciones de las marionetas, cuyos hilos se mueven desde el otro lado del atlántico.

Los políticos de Kiev deben escuchar la voz del Este.

La situación que se está viviendo actualmente alrededor de la Rada, recuerda mucho a los acontecimientos de 1991. Entonces bajo el empuje de los gritos de una minoría, los órganos de poder adoptaron decisiones ilegales, que acabarían en la desintegración de la URSS, ignorando la voluntad del pueblo, expresada en el referéndum del 17 de marzo de 1991.

Cierto que en Ucrania la situación es algo distinta. Si en aquel entonces el Este de Ucrania calló, hoy la voz de la mayoría del pueblo ucraniano se deja oír perfectamente. Lo que ha quedado demostrado en los multitudinarios actos de protesta, que se han producido de norte a sur, del centro al este, para denunciar a la minoría agresiva que intenta pisotear la voluntad expresada por los ciudadanos.

Una ciudadanía que no acaba de comprender lo que ocurre. Se han presentado las actas y los documentos que reflejan los resultados de la votación en cada región. Unos documentos donde aparecen las firmas de los representantes de Yuschenko. Y los resultados no son válidos. Cuenten como cuenten, lo único claro es que la mayoría ha votado por Yanukovich.

Una gran impresión ha causado el Congreso de diputados populares de toda Ucrania y de diputados de los consejos locales de todos los niveles, donde han participado representantes de 17 de las 25 regiones del país. Cualquier político mímicamente razonable, está obligado a escuchar la posición de la región donde vive la mayoría de los habitantes de la república y en la que se concentra su principal potencial económico.

Rusia no puede permanecer inmóvil ante los acontecimientos en Ucrania.

Es imprescindible concienciarse, de que en el actual enfrentamiento geopolítico en Ucrania, se decide no solo el destino de un pueblo hermano, sino el futuro de Rusia y Bielorrusia, de la alianza de los tres estados eslavos. En esta situación, Rusia no puede permanecer observando impasible lo que ocurre a su lado. En unas condiciones, en las que los tentáculos americanos, que se alargan miles de kilómetros, ya se han hecho con el control del espacio informativo ucraniano, crece el papel que deben jugar los medios informativos rusos en el seguimiento objetivo de los acontecimientos.

El gobierno está obligado a tomar medidas que garanticen que los canales estatales rusos de televisión, informen con objetividad del desarrollo de la situación en Ucrania.

Considero que los líderes de los estados que forman un mismo espacio económico, no tienen derecho de quedarse al margen de los acontecimientos. Los estados de la Unión Económica Euroasiática, están obligados a ejercer toda su influencia, para evitar un desarrollo trágico de los acontecimientos en Ucrania, para que el proceso político, siga los cauces constitucionales, y no el que quieran imponer los titiriteros del otro lado del océano.

Pienso que es imprescindible la continuación de las consultas entre las diferentes fuerzas políticas de Rusia y Ucrania. Valoramos muy positivamente el intercambio de opiniones, que se viene produciendo entre el PCFR y el PCU.

Al mismo tiempo debemos señalar la poca efectividad de las gestiones de las estructuras rusas de poder. De continuar con esta débil y lamentable defensa de los intereses nacionales y estatales de Rusia, nos encontraremos que un par de años, este mismo guión escisionista puede ser puesto en marcha en la Federación Rusa. En los planes de globalización de los EE.UU, no se incluyen ni una Ucrania unida ni una Rusia unida.

Sin embargo, el gobierno, ante esta creciente amenaza externa para la integridad territorial de Rusia, en lugar de unir los esfuerzos de todas las fuerzas políticas en la defensa de los intereses nacionales del país, solo ofrece a la sociedad más división y confrontación. Entre las acciones antisociales y antinacionales sobresale la ley que deroga las ventajas sociales, que afecta directamente los intereses de decenas de millones de ciudadanos. Que decir de la burla sobre la memoria histórica del pueblo, con la supresión del calendario festivo de la celebración del triunfo de la Revolución de Octubre.(3) Lo próximo es la privatización y venta como saldo, de tres mil centros punteros de investigación.

Notas:

(1) Ex consejero de seguridad nacional de Carter.

(2) Estado unificado lituano-polaco. 1569-1795.

(3) el 24 de noviembre, se sometió a votación en la Duma la supresión del 7 de noviembre ( día en el que se celebra el triunfo de la Revolución de octubre) como fiesta nacional. La propuesta fue aprobada con 325 votos a favor, 100 en contra y 6 abstenciones.