Traducido para Rebelión por Carmen García Flores
Corrupción, problemas técnicos, falta de transparencia: el sector nuclear surcoreano vive un año 2012 difícil. Sobre todo desde la revelación -discreta y poco tratada en la prensa- del escándalo de la falsificación de piezas de repuesto del grupo francés Areva.
A finales de julio, la fiscalía de Uslan, encargada del estudio, ha finalizado sus investigaciones que han tenido como resultado la detención de 22 personas muchas de las cuales son responsables de Korea Hydro and Nuclear Power (KHNP) la empresa pública encargada de las nucleares en Corea del Sur.
El caso comenzó el 27 de abril cuando la planta abrió un estudio concerniente especialmente a un responsable de aprovisionamiento de la central de Kori, en el sudeste del país. A cambio de un soborno, el hombre habría organizado la copia de piezas utilizadas para la impermeabilidad de los conductos que aseguran la transmisión de datos entre el corazón del reactor y la sala de control de la central.
El original había sido comprado a Areva. El empleado habría ocultado la pieza y los planos en 2009 para hacerlas fabricar por un industrial local, quien las reproduce con una pequeña modificación, lo que permite hacer la patente. Luego se entregaron más a la central de Kori. Otras fueron descubiertas en la central de Yonggwang en el sudoeste del país.
POCOS COMENTARIOS POR PARTE DE AREVA
KHNP en principio insiste en afirmar que la utilización de piezas copiadas no presenta ningún riesgo «incluso si el elemento es una réplica de un producto extranjero«, ha declarado a la prensa un representante de la empresa, «la industria local ha obtenido una patente, lo que significa que esta pieza es un original«. La empresa, no obstante, ha requerido a KINS, el Instituto coreano de seguridad nuclear, para llevar adelante un estudio profundo, en el que los resultados aún no son conocidos.
Pocos comentarios por parte de Areva. «Nosotros preferimos tratar directamente con KHNP» explica el grupo, que no se ha quejado, pero que tiene como prioridad «neutralizar la patente, mientras nosotros no conozcamos el campo de aplicación geográfico que pudiera abarcar el cuadro coreano».
«Areva no quiere cargar las tintas» ha estimado un experto de la nuclear surcoreana. El grupo francés y sus predecesores trabajan en Corea del Sur desde 1981 y colaboran con KHNP -considerado como un buen cliente-, especialmente por «elaborar una política nacional sobre la gestión de combustibles usados». Areva ha vendido en 2009 seis generadores de calor. Por su parte KHNP está en el capital de la Sociedad de enriquecimiento del Tricastin (SET) y de la mina de uranio de Imouraren en Niger.
Esta situación de falsificación y de corrupción no es aislada. Un dirigente de la central de Kori lleva actualmente tres años de prisión: entre 2008 y 2010, utilizó válvulas oxidadas y destinadas a ser enviadas a un industrial, pero éste las limpiaba antes de revenderlas a la central de Kori como si fueran nuevas. En cada ocasión, KHNP habla de casos aislados, pero en las conclusiones de su estudio sobre la falsificación, la fiscalía de Ulsan cita «una corrupción estructural de una sociedad pública» en la que KHNP incurre.
REDUCIR LOS COSTES AL MÁXIMO
Estos hechos se añaden a los numerosos incidentes, a menudo disimulados, que han sido recientemente de actualidad en la nuclear surcoreana. El último problema lleva fecha del 19 de agosto, KHNP anuncia la parada de urgencia del reactor número 1 de la central de Wolsong por problemas de alimentación. Ahora bien, este reactor había sido desmontado y relanzado el 31 de julio.
En febrero, el reactor nº 1 de la central de Kori presenta una ruptura de alimentación eléctrica de doce minutos, que habría podido tener unas consecuencias muy graves. Esto ha sido voluntariamente silenciado durante un mes por el director de la central.
Una de las causas profundas de estas negligencias serían, explica un experto, «la presión ejercida por el gobierno que mantiene el precio de la electricidad a un nivel muy bajo para sostener la industria del país». En este contexto, la Compañía de electricidad de Corea (Kepco) operador público y madre de KHNP, pierde dinero y hace presión sobre su sector para reducir los costes al máximo.
«Por ello la tentación de querer producir localmente y de hacer economías que tienen repercusiones sobre la seguridad«. Lo que no deja de inquietar cuando en 2008 el gobierno ha decidido elevar la parte de la nuclear en la producción eléctrica hasta el 59% en 2030, contra el 32,18% en 2010; 18 reactores se han añadido desde entonces, de los cuales 21 ya están en servicio. Y Seul quiere exportar su savoir-faire.
LA COMISIÓN DE SEGURIDAD Y PROTECCIÓN SE ESFUERZA POR IMPONERSE
Con todos los asuntos resueltos, las inquietudes suscitadas por la catástrofe nuclear japonesa de Fukushima y las presiones de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) siempre han obligado al gobierno a realizar reformas.
El 29 de junio de 2011, el gobierno ha creado la Comisión de seguridad y protección nuclear (NSSC), nueva instancia de regulación dependiente, en este caso, de la presidencia y no del ministerio de las ciencias, una de las dos administraciones junto con el ministerio de economía del saber para promover la nuclear. La NSSC cuenta con con cierto número de miembros y se esfuerza ahora por imponerse.
El ministerio de las ciencias (MEST) que mantiene que los reactores surcoreanos son seguros, ha desembolsado, sin embargo, a finales de 2011 un billón de wons (700 millones de euros) durante cinco años para «mejorar su seguridad». La misma KHNP ha lanzado una gran limpieza. Su presidente Kim Jong-shin ha dimitido en abril. Y tres de los cuatro directores ejecutivos adjuntos han sido reemplazados en septiembre.
UNA FUERTE DEPENDENCIA DEL ÁTOMO
Plantas. Corea del Sur cuenta con 21 reactores nucleares repartidos entre cinco centrales: Kori, Shin Kori, Ulchin y Wolsong, implantadas en la costa sudeste del país, y Yonggwang, en la costa oeste.
Electricidad. El conjunto del parque nuclear ha proporcionado en 2010 141,89 teravatios-hora, es decir el 32.18% de la producción eléctrica del país. El resto que supone un 66% se lleva a cabo por las energías fósiles: gas, petróleo y carbón. Y un 1.5% por las presas hidroeléctricas.
Renovables. En agosto de 2008, el presidente surcoreano Lee Myung-bak insinuaba que «la subida verde ha debilitado la producción del carbón», y podrían declaran el fin de las energías fósiles en cincuenta años. El objetivo es aumentar del 0.7% (en 2012) al 11% en el 2030 la parte de la electricidad de origen renovable. Los siete principales productores de electricidad deben, desde 2012, general el 2% de su producción a partir de las energías verdes.