Una pancarta formada por más de 1.000 personas, que fotografiada desde el aire enviará al mundo el mensaje «SOS Amazonia», constituye la primera acción de los indígenas horas antes de inaugurarse este martes en el norte de Brasil una nueva edición del Foro Social Mundial (FSM). El gesto multitudinario refleja «nuestra preocupación con el recalentamiento […]
Una pancarta formada por más de 1.000 personas, que fotografiada desde el aire enviará al mundo el mensaje «SOS Amazonia», constituye la primera acción de los indígenas horas antes de inaugurarse este martes en el norte de Brasil una nueva edición del Foro Social Mundial (FSM).
El gesto multitudinario refleja «nuestra preocupación con el recalentamiento de la Tierra, cuyos impactos seremos los primeros en sufrir, aunque nosotros, los pueblos amazónicos, hemos protegido y cuidado los bosques», explicó a IPS Francisco Avelino Batista, un indígena apurinán, de la cuenca del Rio Purus, en la Amazonia brasileña.
«Alzamos nuestra voz para despertar el mundo, especialmente los países ricos que estimulan la destrucción», acotó a su vez Edmundo Omoré, un xavante del estado de Mato Grosso, en el centro-oeste de Brasil, en la frontera entre la Amazonia y el Cerrado, la sabana que ocupa la región central del país.
Ambos hacen parte de la Coordinación de las Organizaciones Indígenas de la Amazonia Brasileña (Coiab), que junto con la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (Coica), con sede en Quito, encabezan el llamado «Mensaje del corazón de la Amazonia».
Casi 1.300 indígenas de unos 50 países, la gran mayoría naturalmente de Brasil, se proponen destacar en el debate sus derechos como pueblos originarios y la preservación del ambiente, al participar de esta novena edición del FSM, que se extenderá hasta el próximo domingo en Belém, la ciudad de 1,4 millones de habitantes que es la puerta nororiental de entrada a la Amazonia,
La participación indígena tienen precedentes en el FSM, pero esta vez se buscó una presencia mucho mayor a las anteriores. Al final llegarán unos de 2.000, pues dificultades financieras para cubrir principalmente el transporte impidieron traer más participantes de otros países y de lugares lejanos del propio Brasil.
Además de la ubicación del FSM, las crisis que afronta el mundo crean «un momento especial» para un protagonismo de los pueblos originarios, que además de los indígenas comprenden los quilombolas (miembros de comunidades afrobrasileñas) y otras comunidades autóctonas, según Roberto Espinoza, asesor técnico de la Coordinación Andina de Organizaciones Indígenas (CAOI).
Se trata de «una crisis de civilización», definió Espinoza, para luego indicar que los graves problemas económicos, energéticos y alimentarios, así como las amenazas climáticas, son partes de un mismo asunto.
En tal situación, los indígenas deben tener una participación política de hecho, no «como folclore o factor cultural», comentó a IPS es experto que es uno de los coordinadores de la presencia indígena en el FSM.
En ese sentido tiene gran importancia la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas, aprobada por la Organización de las Naciones Unidas, que no puede ser encarada como un documento «lírico» y cuyas reglas deben pasar a ser obligatorias como las del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, sostuvo.
Su expectativa para este FSM es que de aquí surja un acuerdo de movilización, similar al que se alcanzó en 2003 contra la invasión estadounidense a Iraq.
Esta vez se pretende que sea en «defensa de la Madre Tierra y contra la mercantilización de la vida», sumadas a causas específicas de cada pueblo, como la lucha contra represas hidroeléctricas en Brasil, que inundan grandes extensiones de bosques amazónicos y expulsan pueblos ribereños.
Es natural que la voz de los pueblos originarios repercuta más en cuestiones ambientales, ante «la posibilidad de catástrofes climáticas cercanas» y las disputas por recursos naturales, que no afectan sólo a los indígenas sino la propia sobrevivencia de la humanidad, reconoció Espinoza.
Los temas indígenas y ambientales serán más visibles aún en las actividades de este miércoles, ya que se previó que sea un día dedicado a la Amazonia, como forma de revitalizar el Foro Social Pan Amazónico, inactivo desde 2005.
Lanzar una campaña de los pueblos amazónicos, que «quieren una sociedad que entienda su valor y el que tiene la tierra para ellos», es una propuesta a discutir en el FSM, según Miquelina Machado, de la etnia tucano, dirigente de Coiab.
Eso es necesario para un «mayor equilibrio con la naturaleza», justo cuando los planes de crecimiento económico de Brasil y de integración física sudamericana impulsan proyectos de «fuertes impactos en la Amazonia y en (la región de la cordillera de) los Andes», indicó a IPS.
«Las centrales hidroeléctricas inundan tierras y destruyen biodiversidad», advirtió, a modo de ejemplo, lamentando que los intentos de trabar la construcción de carreteras que provocan gran deforestación se frustraron en estrados judiciales «que tiene más poder».
La presencia anunciada de presidentes de países amazónicos, como el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, el boliviano Evo Morales y el venezolano Hugo Chávez, además del mandatario de Paraguay, Fernando Lugo, deberá ampliar la repercusión de este FSM, ojalá en favor de los pueblos amazónicos, concluyó.
La voz indígena debe ser oída porque «somos nosotros los que hemos nacido y crecido en medio del bosque», con un modo de vida opuesto al de la «ambición del capitalismo, que no beneficia a todos», sostuvo el xavante Omoré.
Además, «porque somos los primeros en sufrir los impactos» del cambio climático. Los ricos pueden amenizar el calor con aparatos de aire acondicionado y comprar alimentos en los supermercados, pero «nosotros dependemos de la pesca en los ríos y de los animales del bosque, y por eso nos preocupa el futuro que es de todos», acotó el apurinán Batista.