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Carta abierta a Michael Moore

Hubo un tiempo en que Afganistán era un país

Fuentes: Rebelión

En su interesante carta abierta al Presidente Obama del 30 de noviembre ha escrito Vd. cosas muy ciertas, y la más clara es la frase que dice: «…Sé que Vd. sabe que quedan MENOS de cien miembros de Al-Qaeda en Afganistán. ¿Cien mil soldados para aplastar a cien tíos que viven en cuevas? ¿Lo dice […]

En su interesante carta abierta al Presidente Obama del 30 de noviembre ha escrito Vd. cosas muy ciertas, y la más clara es la frase que dice: «…Sé que Vd. sabe que quedan MENOS de cien miembros de Al-Qaeda en Afganistán. ¿Cien mil soldados para aplastar a cien tíos que viven en cuevas? ¿Lo dice en serio? ¿Se ha tomado la misma pócima que Bush? Me niego a pensar que sea así.»

Pero, al final de dicha carta abierta, ha escrito Vd. lo siguiente:

«…Cuando le elegimos, no esperábamos milagros. Ni siquiera esperábamos grandes cambios, aunque algunos sí. Pensamos que detendría la locura, las matanzas, la idea vesánica de que unos hombres armados puedan reorganizar un país que ni siquiera funciona como tal y que jamás lo ha hecho.»

Vd. afirma que Afganistán jamás funcionó como país y creo que está profundamente equivocado.

Por ello me parece oportuno ofrecerle otra perspectiva de Afganistán que demuestra que durante 250 años Afganistán fue, indudablemente, un país que funcionaba razonablemente, pese a las constantes injerencias de las grandes potencias.

En una apretada síntesis de esos 250 años puede decirse que:

– El Estado de Afganistán tomó la forma actual en 1747.

– En 1837 comenzó la influencia británica en Afganistán y en 1921, luego de la tercera y última guerra anglo afgana, el país se independizó del Reino Unido.

– En 1973 la monarquía fue derribada por un golpe de estado que proclamó la República.

– En 1979 un gobierno comunista llegó al poder.

– El rechazo a ese gobierno por parte de guerrilleros musulmanes provocó la invasión de tropas soviéticas que fueron combatidas, durante una sangrienta guerra que duró 10 años, por los muyahidines financiados, entrenados y armados por USAmérica.

– En 1989 la Unión Soviética se retiró de Afganistán.

– Se reanudó entonces la guerra civil y en 1996 los talibanes (que sucedieron a los muyahidines) entran en Kabul.

– El 7 de Octubre de 2001, USAmerica pretextó una protección, que no se ha comprobado, del gobierno de Afganistán a Osama Bin Laden (supuesto responsable de los atentados a las Torres Gemelas) e invadió dicho país en la operación Libertad Duradera. En dicha invasión, USAmérica e Inglaterra se dedicaron básicamente a los bombardeos aéreos y dejaron a los «Señores de la Guerra» de la Alianza del Norte la ocupación inicial del terreno, quienes en noviembre de 2001ocuparon Kabul, que había sido abandonada por los talibanes.

– A finales de diciembre de 2001 la ONU desplegó la ISAF Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad en Afganistán la que, a partir del 2003, quedó bajo control de la OTAN.

– En la actualidad, el Presidente de Afganistán Hamid Karzai es conocido en su país como «el Alcalde de Kabul», ya que su poder no va más allá de los límites de esa ciudad siendo en la actualidad la siguiente la realidad de Afganistán según un mapa del New York Times (http://www.longwarjournal.org/images/Taliban-Afghanistan-redmap-NYT-12022009.jpg)

Por otra parte, el profesor Abdul Lalzad, ex decano de la Universidad de Kabul, escribió:

«… Afganistán había disfrutado de un sistema relativamente democrático antes del régimen comunista de 1978, teniendo libertad de prensa, de expresión, religión, una Constitución, un Parlamento y partidos políticos.

El sistema educativo moderno y la libertad de las mujeres de tener educación y trabajo comenzaron a principios del siglo XX.

La primera escuela para niños se estableció en 1903 y la de niñas en 1921.

El número de estudiantes en escuelas era de un millón (20% niñas) en 1978.

Este número subió a 1,5 millones en 1980 con 50.000 maestros y 7.000 escuelas.

La Universidad de Kabul se estableció en 1932. El número de estudiantes era de 6.000 (15% mujeres) con 1.000 profesores afganos y extranjeros en 1970.

Este número creció a 15.000 estudiantes (60% mujeres) en 14 facultades con 1.000 profesores (40% mujeres) a finales de los 90.

Las mujeres son las principales víctimas de la crisis de derechos humanos en Afganistán.

Las mujeres afganas eran miembros del Parlamento, doctoras, profesoras, escritoras, abogadas, cantantes, jueces, poetisas, etc. hasta antes del régimen talibán.

La educación femenina, que empezó con 34 estudiantes en 1921 terminó, después de 75 años, con más de 250.000 estudiantes en más de 1.000 escuelas antes del mandato talibán en 1996.» (1)

Como datos anecdóticos pero que demuestran que Afganistán FUE UN PAÍS, puede señalarse que Kabul comenzó a desarrollarse como centro industrial del país en la década de los 40 y que en los años 50 comenzó la pavimentación de sus calles. En los años 60 la ciudad adquirió características más cosmopolitas con la apertura de la primera tienda de una cadena internacional (Marks & Spencer) de todo Asia Central y en 1967 se inauguró el Zoológico de Kabul.

En 1975 un sistema de trolebuses eléctricos construido con asistencia técnica de Checoslovaquia proveyó de transporte público a la ciudad.

Cuando este sistema de trolebuses terminó destruido totalmente en 1992, fue sustituido por un servicio de transporte en autobuses.

Por ello, ante su afirmación de que Afganistán «nunca funcionó como país» le pregunto lo mismo que usted ha preguntado al presidente Obama «… ¿Se ha tomado usted la misma pócima que Bush? Me niego a pensar que sea así.»

Afirmar que Afganistán «nunca funcionó como país» implica seguir difundiendo la idea de que los afganos son un pueblo bárbaro y atrasado incapaz de autogobernarse.

De esta manera se dificulta la valoración adecuada de los enormes daños que Usamérica y la OTAN están realizando a Afganistán y a su pueblo.

Porque… «devastar un país que prácticamente no existe» no es demasiado perverso.

Su concepto de que Afganistán jamás funcionó como país es una versión diferente de aquel concepto usada por los sionistas en Palestina hablando de «una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra».

Parecería que para usted, Afganistán es una tierra sin país donde la Civilización Occidental puede hacer lo que se le antoje, sin sentir demasiada culpa.

Un atento saludo

Jorge Aldao

Para mayor abundamiento no estará de más informarle acerca de la rica y compleja historia de Afganistán que no ha sido nunca un país de gente bárbara y primitiva.

Porque fueron los medos primero y luego los persas quienes tuvieron una notable influencia en esa región, mucho antes de la llegada del Islam.

Luego llegaron los griegos de Alejandro Magno que dejaron al retirarse su Reino Helenístico de Bactriana.

En apariencia ignora Vd. que, al amparo de la invasión yanqui y de la OTAN, se está depredando el patrimonio arqueológico del norte de Afganistán -donde estaba ese Reino Helenístico- y que toneladas de antigüedades de esa rica civilización se están rapiñando y enviando a Europa, donde parte de ellas son confiscadas en Inglaterra por las autoridades y luego «depositadas en» (en realidad «apropiadas por») el Museo Británico.

Luego apareció el Budismo. Fue en esa época cuando Bamiyán y sus famosos Budas Gigantes (que tanta polémica generaron al ser dinamitados por los talibán) se convirtieron en un centro de peregrinaje para creyentes de la India y de la China.

Me cuesta creer que usted piense que esos Budas Gigantes crecieron allí por generación espontánea y no como parte de los ricos y complejos procesos culturales que se dieron en Afganistán.

Conviene señalar también que la destrucción de esos Budas (en marzo del 2001 y antes de los ataques USAmericanos a Afganistán) obedeció, en apariencia, al disgusto que causó al Gobierno Talibán que la UNESCO y ONG extranjeras destinaran recursos para la preservación de esas estatuas cuando había tantas urgencias mucho más serias en ese país empobrecido por años de violencia suscitada por Inglaterra y Rusia primero y luego por USAmérica y la Unión Soviética.

Posteriormente llegó el Islam, que se asentó definitivamente como la raíz religiosa y cultural de sus habitantes.

Pero, al revés de lo que hicieron la mayoría de los imperialismos, el Islam no impuso su cultura y por ello los afganos siguen manteniendo su cultura y una lengua de raíces iraníes.

No comprendo cómo este hecho, así como la extrema perduración de la fe islámica entre un pueblo tan orgulloso y arisco, no le ha provocado ninguna reflexión.

Entre el año 962 y el 1219 Afganistán fue el centro de los imperios Gaznávida y Górida que controlaron vastas regiones del Asia Central y Meridional y sentaron las bases del futuro Sultanato de Delhi en la India.

En esta etapa de esplendor los Afganos desarrollaron complejos sistemas de regadío que luego fueron destruidos (y con ellos la economía afgana) por posteriores invasiones mongolas y nunca más se reconstruyeron.

En el siglo XIII los afganos fueron invadidos por los mongoles quienes destruyeron muchas ciudades afganas y dominaron Kabul, desde donde lanzaron sus invasiones contra la Mesopotamia y contra la India.

Y en ese período (en los siglos XV y XVI y antes de que los mongoles dominaran la India) el poder político en ese subcontinente se repartía entre linajes afganos y rajputs (casta de reyes guerreros hindúes) lo que demuestra el error de que «jamás funcionaron como país» (aunque en la antigüedad no existiera el moderno concepto de país) ya que se extendieron mucho territorialmente.

El poder de los mongoles se mantuvo sobre Afganistán hasta el siglo XVII cuando el persa Nadir Sha (llamado el Napoleón Persa) conquistó toda la región hasta el Indukush.

A su muerte, en 1747, un importante líder tribal afgano, lugarteniente de Nadir Shah, Ahmad Shah, (Pashtun del clan Abdali) fue elegido como Emir de Afganistán en una reunión de clanes Pashtun en Kandahar y fundó una dinastía, los Durrani, que estableció una organización para los clanes de la región y por ello se le considera el fundador del moderno Afganistán.

Conviene añadir que aunque su control efectivo se limitó a ese país, en dos ocasiones sus ejércitos ocuparon y saquearon Delhi, la capital del imperio mongol en la India lo que demuestra, otra vez, la energía y capacidad de los afganos que no son simples tribus primitivas como quieren hacernos creer.

En este período el imperio Durrani incluía todo el actual Afganistán, parte de Irán (Mashad), todo lo que hoy es Pakistán y Cachemira, en el norte de la India actual.

En 1826 y luego de un breve interregno después de la muerte de Nadir Sha (Durrani) Dost Muhammad se convirtió en Emir de Afganistán.

Pero en ese momento comenzaba la disputa entre Rusia e Inglaterra por el control de la región y ambos imperios dirimieron sus conflictos en esa zona aún hoy estratégica.

Porque Rusia venía extendiendo sus dominios en los pueblos del Asia Central (aquellos cuyo nombre hoy termina en «tan» como Kazajstán, Uzbekistán, Turkmenistán, Kyrgyzstán y Tayikistán que limitan con el norte de Afganistán).

Por su parte, el Imperio Británico no quería perder el control de lo que ellos llamaban «la Joya de la Corona», la India, que en ese entonces incluía lo que hoy se conoce como Pakistán.

En esas circunstancias, Dost Muhammad buscó apoyo en el Imperio Ruso por lo que los británicos, en una táctica habitual, lo depusieron y lo sustituyeron por un emir anterior, un títere pro británico y comenzó así la primera guerra afgana (1838 a 1842), que ganaron los afganos. En esa guerra la totalidad de las tropas británicas fueron exterminadas durante su retirada hacia la India y Dost Muhammad fue liberado de prisión y restaurado en el poder, muriendo en 1863.

Lo sucedió su tercer hijo Sher Alí, que era pro ruso y no se opuso a que el imperio ruso se apropiara de tierras en la frontera norte de Afganistán sobre el río Amur Dharia.

Inglaterra, que no pudo adueñarse de Afganistán en la primera guerra afgana, decidió convertirlo en un «Estado tapón» y exigió reciprocidad en la atención de una delegación británica, tal como Sher Alí la había dispensado a una delegación diplomática rusa.

Sher Ali rechazó la exigencia de los británicos, lo cual utilizaron los británicos como excusa para desencadenar la segunda guerra anglo-afgana (1878-1879), obligando a Sher Alí a partir al exilio donde murió, mientras que su sobrino pro británico Abdur-Rahman Khan se hacía con el poder (1878-1880). Esto permitió a los británicos abandonar Afganistán y volver a la India.

En esta guerra los británicos no fueron derrotados, pero en algunas batallas fueron aniquilados y las dificultades de la campaña llevaron al general sir Frederick Roberts a que (pese a sus éxitos militares) recomendara a sus superiores: «Puede que no halague demasiado nuestro amor propio, pero creo estar en lo correcto cuando digo que cuanto menos nos impongamos a los afganos, menos nos detestarán. Si en un futuro Rusia intentara la conquista de Afganistán, o la invasión de la India a través de ese país, disfrutaríamos de mayores posibilidades de poner a los afganos de nuestro lado si, mientras tanto, evitamos toda interferencia en sus asuntos.»

Abdur-Rahman Khan negoció con Rusia, la India Británica y Persia los límites definitivos de Afganistán, que son los actuales, y fue sucedido en 1901 por su hijo Habibullah Jan quien logró un acuerdo anglo ruso en 1907 reconociendo la independencia de Afganistán pero reservando el manejo de sus relaciones exteriores a los británicos.

Habibullah Jan reinó hasta 1919 cuando fue asesinado y luego de un corto período de turbulencias fue sucedido por su hijo Amanullah Jan.

Amanullah Jan estaba decidido a liberar a Afganistán de la influencia británica y decretó la independencia de Afganistán de todo control extranjero en la Mezquita de Id Gah, lo que dio comienzo a la tercera guerra anglo-afgana (1919 a 1921). Los británicos, enfrentados al Movimiento Indio de Liberación, negociaron la paz con Afganistán devolviéndole totalmente el control de sus relaciones exteriores por el tratado de Rawalpindi. La primera decisión de Amanullah Jan fue reconocer a la Unión Soviética

Amanullah Jan estaba atento a la modernización que se verificaba en Irán y Turquía e impulsó reformas políticas, sociales y religiosas instaurando un sistema constitucional en 1923 que abolió los títulos de nobleza y decretó la educación de las mujeres.

Estas reformas demasiado impactantes provocaron una rebelión en 1929 que le hizo abdicar y exiliarse. Luego de algunas turbulencias fue sucedido por su tío Nadir Sha quien en 1932 inició otro programa de reformas económicas pero fue asesinado al año siguiente siendo sucedido por su hijo Zahir Shah de 19 años, aunque el poder real durante los siguientes 30 años estuvo en manos del príncipe Muhammad Daud Jan quien continuó el programa de reformas de Nadir Shah, estableció relaciones comerciales con países europeos y en 1946 hizo ingresar a Afganistán en las Naciones Unidas.

La independencia de la India y Pakistán en 1947 se realizó desconociendo la existencia de una gran población pashtun (la misma etnia de la mayoría afgana) en el noroeste de Pakistán (precisamente donde hoy se concentran los ataques de la OTAN contra Pakistán) y produjo un largo período de tensiones entre ambos países ya que los Pashtun de Pakistán deseaban formar un estado independiente llamado Pashtunistán.

En 1963 el rey Zahir desplazó como primer ministro al príncipe Daud y continuó con reformas políticas instaurando elecciones legislativas.

A finales de los años 60 una larga sequía de 3 años complicó la situación de Afganistán. Por ello Estados Unidos, la Unión Soviética y China enviaron «ayuda humanitaria» pero aprovecharon para mover sus piezas en el complejo tablero afgano.

En 1969 se verificó el primer alzamiento religioso, objetando la creciente influencia comunista en la vida política y religiosa, que fue aplastado y sus dirigentes encarcelados.

En 1973 el desplazado príncipe Daud destronó al rey Zahir y proclamó la República de Afganistán.

En 1977 Daud hizo aprobar una nueva constitución y fue elegido presidente pero en 1978 lo asesinaron en un violento golpe de Estado y se instauró un gobierno controlado por comunistas que suspendió la constitución y provocó la resistencia de los musulmanes, en especial, los de las tribus de las montañas.

En 1979 tropas de la Unión Soviética ocuparon Afganistán e impusieron el gobierno prosoviético de Babrak Karmal, que no pudo evitar una insurgencia con fuertes contenidos étnicos y religiosos y el desarrollo de una guerra civil que desplazó a 3 millones de refugiados al vecino Pakistán.

Karmal fue luego sustituido por Mohamed Najibullah, comunista conocido como «el carnicero de Kabul» por su actuación al frente de los servicios de inteligencia rusos controlados por la KGB soviética. La injerencia soviética ocasionó la respuesta de USAmérica que, desde Pakistán, financió, armó y alentó a los «muyahidines» pashtun con el objetivo de reducir la influencia de la URSS en la región.

Ronal Reagan llamaba a los muyahidines «combatientes por la libertad» y Silvester Stallone dedicó una de sus películas de la serie Rambo al «valiente pueblo de Afganistán».

Así, los soviéticos fueron derrotados debiendo retirarse de Afganistán en 1989 pero la guerra civil continuó con la injerencia de Pakistán, India, Uzbekistán, Irán, Usamérica y la URSS después convertida en Rusia.

En 1992 los rebeldes tomaron Kabul y las diversas líneas de insurgentes acordaron una constitución interina y un gobierno de transición formado por el presidente Rabbani (musulmán moderado perteneciente a la etnia Tayiko) y el primer ministro Ekmatyar (musulmán chií radical que pertenece a la etnia mayoritaria Pashtun).

Pero en 1993 las tensiones volvieron entre los partidarios de Rabbani y los de Ekmatyar con el apoyo del general Dostum (un antiguo dirigente comunista) y en enero de 1994 se reanudó la guerra civil a la que, posteriormente se sumaron los talibanes ( de «talib», estudiante de teología, muchos de ellos se habían criado en campos de refugiados pakistaníes desde 1979) de la mayoritaria etnia Pashtun en Kandahar, en el sur de Afganistán cerca de la frontera con Pakistán.

Los talibanes fueron avanzando gradualmente y allí donde se hacían firmes establecían una normativa con una interpretación exageradamente rigurosa y desviada del Islam hasta que en 1996 se adueñaron de Kabul linchando al ex presidente Najibullah («el carnicero de Kabul») y a su hermano, quienes se encontraban refugiados en un edificio de la ONU desde la caída de Kabul en 1992, con lo que la violencia de la guerra civil cesó en Afganistán.

Inicialmente los talibanes contaron (como antes los muyahidines) con el apoyo de USAmerica que esperaba enfrentarlos con el régimen teocrático de Irán ya que los talibanes eran declaramente antichiíes.

Pero luego del 11 de Septiembre de 2001 USAmérica decidió que Osama Bin Laden era el responsable de los atentados a las Torres Gemelas y que se ocultaba en Afganisatán, versión que difundieron irresponsablemente todos los medios de comunicación occidentales de la misma manera que difundieron la versión de que había armas de destrucción masiva en Iraq.

Actualmente el FBI admite que no tiene pruebas de la implicación de Osama Bin Laden en dicho atentado y tampoco hay pruebas de que se haya ocultado o se encuentre oculto en Afganistán.

Pero ante la presunta negativa del gobierno talibán de Afganistán de entregar a Osama Bin Laden, USAmérica dispuso la invasión de ese país en la Operación Libertad Duradera que dio comienzo el 7 de octubre de 2001.

Hasta el presente, Afganistán se encuentra en un estado de completa desorganización con un crecimiento lento pero firme de los talibanes pese a los esfuerzos de USAmérica y de la OTAN para controlar la insurgencia antioccidental y el aumento de las tropas enviadas parece no modificar demasiado la situación.

(1) http://amer.humanists.net/Devast.html

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.