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¿Irán la próxima Ucrania?

Fuentes: Rebelión

Asistimos a un peligroso intercambio de cohetería entre Islamabad y Teherán que buscan destruir bases de los grupos extremistas que desde uno y otro lado de la frontera que divide el antiguo kanato de Baluchistán operan con frecuencia, causando importantes números de muertos no solo entre las fuerzas regulares, sino también en muchas oportunidades de civiles.

A mediados de diciembre pasado, esta banda había atacado una comisaría de la ciudad Rask, en la provincia iraní de Sistán y Baluchistán, al sureste del país y junto a la frontera este de Pakistán, donde murieron 11 personas, por lo que Irán, el martes 16, inició una ronda de ataques con drones y misiles contra bases del Jaish al-Adl o JAA (Ejército de la Justicia, en baluche) levantadas en el Baluchistán pakistaní por esta organización separatista baluchi-wahabita que opera principalmente en Baluchistán y Sistán. Este grupo, anteriormente llamado Movimiento de Resistencia Popular de Irán: Jundallah (soldados de Dios), desde 2005 es financiado y asesorado por Washington y Tel Aviv.

El lunes Teherán ya había atacado en lo que ha sido la operación antiterrorista más amplia que jamás ha realizado, un cuartel del Mossad dentro de una base norteamericana en Erbil, la capital de la región semiautónoma del Kurdistán iraquí, además de posiciones del Dáesh en Siria, en represalia del doble atentado suicida de la ciudad de Kerman el 3 de enero, que mató a unas 80 personas. Si bien rápidamente el Dáesh revindicó el ataque, la inteligencia persa cuenta con evidencia de que ha contado con la asistencia del Jaish al-Adl.

En una peligrosa respuesta a Irán, Islamabad lanzó la Operación Marg Bar Sarmachar (Muerte a los insurgentes) contra bases separatistas baluchis instaladas en territorio iraní.

Esta situación era hasta ahora inédita en la frontera irano-pakistaní, de poco más de 900 kilómetros donde ambos países, históricamente, han trabajado juntos, luchando no solo contra los grupos separatistas y fundamentalistas, sino también tratando de detener a contrabandistas y traficantes del opio afgano. En el Foro Económico Mundial (FEM) de Davos hubo un encuentro fuera de agenda entre el ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Hossein Amir-Abdollahian, y el primer ministro interino de Pakistán, Anwaar-ul-Haq Kakar, en la que si bien no se ha conocido que se discutió, cae de hecho que el intercambió misilístico ha debido de ser el tema central si consideramos que las relaciones entre Islamabad y Teherán, más allá del breve gobierno de Khan (2019-2022), han sido de mutua desconfianza.

Los persas tienen fundadas sospechas para creer que la Dirección de Inteligencia Inter-Services (Inter-Services Intelligence o ISI, el cerebro del ejército pakistaní) ha alimentado y ha proporcionando refugio y asistencia técnica y militar por más de dos décadas a los separatistas baluchis para generar focos de inestabilidad en la frontera sureste de Irán, más allá de que Islamabad tiene exactamente el mismo problema, responde a la presión de Washington y Tel Aviv, que están intentando golpear a Irán alarmados por el importante giro positivo que ha tenido en el ámbito internacional con en el restablecimiento de relaciones, nada menos, que con su archirrival en el mundo islámico, Arabia Saudita, con quien acaba de incorporarse a los BRICS a principios de este año, lo que aniquila el bloqueo establecido por los Estados Unidos desde el comienzo de la Revolución.

Más allá de esa reunión en Davos y considerando el poco poder real que tiene Kakar en su país, controlado por los militares y la embajada norteamericana, las dos fuerzas que motorizaron el golpe de abril del 2022 contra el Primer Ministro Irmam Khan abren un nuevo flanco a la ya desbordada situación de Medio Oriente a partir del genocidio sionista en Gaza, que ya se ha extendido a Cisjordania, donde entre los “colonos” judíos y las Fuerzas de Defensa de Israel, (FDI), desde el pasado 7 de octubre, han asesinado a más de 700 palestinos desarmados y han encarcelado a más de 6.000 personas. Hay que sumar lo que ya puede considerarse una guerra abierta de los Estados Unidos y el Reino Unido contra Yemen, intentando “disuadir” a los hutíes de sus operaciones contra embarcaciones sionistas y norteamericanas ya no solo en el mar Rojo, sino también en el golfo de Adén. Este nuevo conflicto creado por el Pentágono, más temprano que tarde terminará involucrando a más naciones.

¿Dónde esconder un elefante?

Con la inminente victoria rusa sobre Estados Unidos y sus socios menores de la OTAN y el colapso que sobrevendrá a continuación del régimen de Volodímir Zelenski, Washington se dispone a esconder rápidamente el desastre humanitario al que arrastraron a Ucrania y económico a la Unión Europea (UE) como aquello de ¿dónde esconder un elefante? Y para eso nada mejor que en una nueva guerra, aunque en este caso podría tener dimensiones más terribles que la de Ucrania. (Ver: Mar Rojo: Navegación con mal tiempo).

La nueva brecha que se ha abierto entre estas dos naciones musulmanas será difícil de cerrar, ya que más allá de la voluntad de Pakistán las presiones del Departamento de Estado sobre los militares pakistaníes serán insoportables.

Y aquí juegan dos factores a tener en cuenta. Islamabad, de alguna manera, se reposiciona, frente a las cada vez más intensas relaciones entre el Gobierno de los ayatollahs y de Nueva Delhi, que además ahora comparten membrecía en los BRICS, club al que Nueva Delhi se opuso taxativamente a la incorporación de Pakistán al tiempo que a Washington se le presenta una oportunidad de oro largamente añorada, que es la de generar no solo inestabilidad real en la frontera este de Irán, sino de instalar un espectro de conflicto posible como no ha tenido el país persa desde la guerra con Irak (1980-1988).

A esto se ha llegado de un modo un tanto aleatorio tras el complejo entramado de la “moción de censura” por parte del Congreso pakistaní con la que finalmente se consiguió el derrocamiento del Primer Ministro, Imran Khan, en abril del 2022, (Ver: Estados Unidos, por un segundo frente.). Su popularidad arrasadora y sus postulados antinorteamericanos fueron las razones para ese derrocamiento, que incluyó el intento de su asesinato en noviembre de ese mismo año.

Khan, desde que abandonó su exitosa carrera en el criquet de su país y a nivel internacional -un deporte que, en India, Pakistán y Bangladesh tiene la trascendencia del fútbol para Europa y América Latina- saltó al campo de la política para ocupar un lugar más descollante en la política de su país, convirtiéndose en el caudillo que Pakistán no tenía desde los tiempos del primer ministro Zulfikar Ali Bhutto, derrocado y ejecutado por los militares en 1979.

Tras el afianzamiento de los generales pakistaníes, después del derrocamiento de Khan, escondidos detrás de la “moción de censura”, entre el ejército y la embajada norteamericana emplazaron a Khan, interinamente, con un oscuro senador baluchi, Anwaar-ul-Haq Kakar (Ver Pakistán: Los crímenes de Imran Khan).

El derrotero continuó con el encarcelamiento de Khan, multitudes de juicios por corrupción y su suspensión para ejercer cargos públicos. Liberado de la figura política más importante del país de los últimos 45 años, Islamabad volvió a conseguir la insignia del empleado del mes otorgada por Washington, por lo que, para mantenerla, aprovecha los 900  kilómetros de frontera que tiene con la nación persa para generar lo que a partir de este jueves se ha generado.

En este contexto seriamos muy generosos de atribuir a la casualidad que el ataque a la comisaría de Rask se haya producido en el mismo momento que el jefe del Estado Mayor del Ejército paquistaní (COAS), Asim Munir, viajaba a los Estados Unidos y llevando esos muertos como prenda de paz a Washington.

Con la posibilidad de agitar a Teherán, Estados Unidos quizás ceda Ucrania, todavía antes de la victoria real de la Operación Especial Z una guerra casi perdida de antemano, por la ilusión de por fin derrocar la revolución iraní después de 44 años, para reconfigurar Medio Oriente de una vez y para siempre.

Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.