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¿Juegos de guerra o guerra de juegos?

Fuentes: Rebelión

Mike Pompeo, Secretario de Estado de EEUU, el 4 de diciembre del 2018 dio a Moscú un ultimátum de 60 días; dijo que durante ese lapso su país no producirá y no desplegará proyectiles balísticos terrestres o misiles de crucero con un radio de acción entre los 500 y los 5.500 km ni realizará pruebas […]

Mike Pompeo, Secretario de Estado de EEUU, el 4 de diciembre del 2018 dio a Moscú un ultimátum de 60 días; dijo que durante ese lapso su país no producirá y no desplegará proyectiles balísticos terrestres o misiles de crucero con un radio de acción entre los 500 y los 5.500 km ni realizará pruebas con ese armamento, bajo la condición de que Rusia vuelva a cumplir las obligaciones establecidas por el Tratado de Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio, INF, firmado a finales de 1987 entre EEUU y la URSS, que prohíbe a las partes disponer de estos misiles; amenazó con que si Moscú no lo hace, Washington abandonará ese acuerdo. Por su parte, Jens Stoltenberg, Secretario General de la OTAN, indicó que se le ofrece a Rusia «la última oportunidad para salvar» dicho pacto porque sino, Moscú «debe prepararse para un mundo sin el INF.»

Andrea Thompson, Subsecretaria de Estado para Control de Armas y Seguridad Internacional, acusa a Rusia de abandonar el INF para continuar produciendo misiles 9M729, que según ella, tienen un alcance mayor a los 500 kilómetros establecidos por el INF, y exige que los modifiquen para que se ajusten a lo requerido por ese tratado; subraya que Rusia debe otorgarle a EEUU la oportunidad de poder verificar las modificaciones que hiciera a sus misiles. «La pelota está en el campo de Rusia. Nosotros no podemos hacer eso por ellos, tienen que tomar la iniciativa.»

El mismo ultimátum genera la impresión de que a EEUU lo rigen irresponsables, por decir lo menos, o que se trata de una sarta de equivocaciones en los juegos de guerra, o que es sólo el estilo de Trump en la guerra de juegos, que realiza para incrementar la carrera armamentista y favorecer con miles de millones de dólares extras al Complejo Militar de EEUU.

Todos ellos olvidan que mucho antes, según la Associated Press, el Presidente Donald Trump había declarado que retiraría a EEUU de ese tratado «alegando que Moscú lo estaba violando», algo que Trump confirmó en la misma Casa Blanca: «Rusia está violando el acuerdo, lo ha estado haciendo durante muchos años, no sé por qué el Presidente Obama no mantuvo negociaciones ni se salió del tratado… Planeamos cancelar este acuerdo y lo vamos a abandonar, necesitamos desarrollar estas armas prohibidas por el Tratado INF.» Además dijo que su país abandonaría el INF si Moscú no aceptaba las condiciones de Washington. Después, el The New York Times comunicó que John Bolton, Consejero de Seguridad Nacional de EEUU, iba a informar a Rusia, durante su visita a Moscú, sobre la salida del Tratado INF. El propio Bolton escribió que las negociaciones serán una continuación de las discusiones iniciadas en la cumbre de Helsinki, que tuvo lugar el 16 de julio entre los presidentes de los dos países, lo que significa que este paso se había resuelto antes, pero se debe manipular a la opinión pública.

El 9M729 es uno de los proyectiles utilizados por el sistema de misiles Iskander. Según sus especificaciones técnicas, su alcance es inferior a los 500 kilómetros, que permite el Tratado INF. Estos sistemas han sido un tema de constante preocupación para la OTAN a partir de que el 5 de noviembre de 2008, Dmitri Medvédev, entonces presidente de Rusia, anunciara que iban a ser instalados en la zona de Kaliningrado, como contrapeso al despliegue en Polonia y Rumanía del sistema estadounidense de defensa antimisiles, que impide el contra ataque ruso. Desde entonces, esta medida rusa ha sido blanco de constantes ataques por parte de representantes de la OTAN.

Moscú en numerosas ocasiones ha repetido que el Iskander de ninguna manera viola el tratado INF. María Zajárova, Portavoz del Ministerio de Exteriores Ruso, aseguró que las acusaciones de que Rusia no cumple el INF son «conjeturas sin fundamento» y que su país «cumple estrictamente con las normas previstas por el INF y la parte estadounidense está al tanto de ello.»

Serguéi Riabkov, Viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, asegura que Moscú comunicó a EEUU que sus misiles 9M729 fueron diseñados y probados para operar a distancias menores de 500 km, y que los militares rusos entregaron a la contraparte estadounidense el calendario de pruebas de los misiles y sus resultados. Sin embargo, los altos cargos estadounidenses no tomaron en cuenta este acto de buena fe ruso.

Alexandr Zhilin, analista militar ruso, escribe: «Cuando Trump inició el plan de rearme del Ejército, anunció también su retiro del Tratado INF. En condiciones de guerra informativa, ellos lanzaron un ataque de desinformación, acusando a Rusia de todos los pecados mortales. Ellos simplemente utilizan este cohete como un pretexto, argumentando que supuestamente Rusia violó el tratado, cuando en la realidad ellos rechazaron la propuesta del Ministerio de Defensa de Rusia para ver cómo funciona el misil, cuál es su alcance y si viola los acuerdos existente…»

El Presidente Vladímir Putin afirmó que Rusia está «en contra de la ruptura del INF, pero que la decisión de EEUU de abandonarlo, tomada mucho tiempo atrás, no quedará sin respuesta de nuestra parte»; dijo que la fabricación de estos cohetes ya constaba en el presupuesto del Pentágono antes de que Washington anunciara la salida de ese tratado y que después sólo buscó un pretexto para justificar dicho paso. Añadió que «la declaración del señor Pompeo fue algo tardía; al principio, la parte estadounidense anunció que tenía la intención de retirarse del tratado INF y luego comenzó a buscar las razones por las cuales debería hacerlo… La justificación más importante es que nosotros estamos violando algo. Al mismo tiempo, como de costumbre, no se proporciona ninguna evidencia de estas violaciones… ¿Por qué lo hacen? En la búsqueda de culpables, lo más simple y familiar para los ciudadanos occidentales es echarle la culpa a Rusia.» Además, explicó que «muchos otros países -es probable que aproximadamente una decena- produzcan este tipo de armas, mientras que Rusia y Estados Unidos se han limitado bilateralmente. Ahora, al parecer, nuestros socios estadounidenses creen que la situación ha cambiado tanto que EEUU también debe tener estas armas ¿Cuál será nuestra respuesta? Muy simple, entonces también lo haremos. Aunque lo correcto hubiera sido suscribir un nuevo tratado, porque si se eliminan los firmados, sólo queda la carrera armamentista.»

La salida estadounidense del INF es preocupante porque convertirá al mundo en un lugar más peligroso, ya que en Europa Oriental no faltan aliados incondicionales de EEUU, como Ucrania, Estonia, Letonia, Lituania y Polonia, dispuestos a permitir la instalación de esos misiles en sus territorios, a sólo cinco minutos de vuelo hasta Moscú, lo que convierte en algo real el estallido en suelo europeo de una hipotética guerra atómica, la última de todas las guerras.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.