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Haití, la eterna postergada

La democracia no se construye a la fuerza

Fuentes: APM

La Cumbre de los Pueblos del Sur exigió el retiro de tropas del país caribeño. Organizaciones y movimientos sociales latinoamericanos declararon ilegítima la ocupación por parte de la ONU. El documento emitido por la Cumbre de los Pueblos del Sur denominada «Construyendo Soberanía» planteó la imperiosa necesidad de retirar la misión militar de Naciones Unidas […]

La Cumbre de los Pueblos del Sur exigió el retiro de tropas del país caribeño. Organizaciones y movimientos sociales latinoamericanos declararon ilegítima la ocupación por parte de la ONU.
El documento emitido por la Cumbre de los Pueblos del Sur denominada «Construyendo Soberanía» planteó la imperiosa necesidad de retirar la misión militar de Naciones Unidas (ONU) de Haití.

Asunción (Paraguay), como reunión paralela a la de jefes de Estado de los países miembros del Mercado Común del Sur (MERCOSUR).

Mientras decenas de organizaciones sociales adoptaban esa posición, el representante especial del secretario general de Naciones Unidas, el guatemalteco, Edmund Mulet, opinó que la misión militar (MINUSTAH) debía permanecer por lo menos cuatro años más en territorio haitiano.

El plazo de permanencia establecido para la MINUSTAH vencía el 17 de febrero de 2007. Pero Mulet, quien considera que esa nación caribeña no cuenta con fuerzas internas para mantener su estabilidad, considera que la misma debe permanecer activa hasta el próximo recambio presidencial, previsto para 2011.

Haití es uno de los países más pobres del planeta, con aproximadamente 8.270.00 habitantes. Según cifras de la propia ONU, el índice de pobreza trepa al 80 por ciento, su población tiene una expectativa de vida de 50 años, con una altísima mortalidad infantil y una taza de desempleo del 70 por ciento. La salud y la educación son privilegio de muy pocos. El SIDA se propaga de una manera alarmante.

La intervenciones militar «humanitaria» de ONU fracasó en lo más impórtate. No logró su objetivo de propiciar programas de desarrollo y lucha enérgica contra la pobreza. En ese sentido, fueron múltiples los reclamos de funcionarios que alertaron la falta d compromiso de la propia entidad multinacional, de Estados Unidos y de distintas agencias globales.

Haití fue el primer país latinoamericano en independizarse de las metrópolis europeas, en 1804, pero a lo largo de su historia fue víctima de reiteradas intervenciones extranjeras, como la que se extendió entre 1915 y 1934.

Posteriormente, la dictadura de François Duvaleir y la de su hijo, que comenzó en 1957 y se extendió a lo largo de tres décadas, contó con el decidido apoyo de Estados Unidos.

Los años siguientes fueron conflictivos debido a los constantes enfrentamientos entre las autoridades, representativas de las clases dominantes, y las masas populares. Como consecuencia de las disputas, el presidente Jean Bertrand Aristide fue depuesto por un discutido golpe militar en 2004. Discutido por la rápida participación de los marines norteamericanos y la fuerte resistencia del pueblo haitiano a la deposición de su presidente. Esto dio origen a otra de las intervenciones de ONU.

Las varias «misiones de estabilización de ONU en Haití comenzaron en 1993. La primera de estas, establecida por el Consejo de Seguridad, no pudo llegar a completarse por falta de cooperación de las autoridades militares haitianas.

En 1994, el mismo Consejo de Seguridad ordenó el despliegue de 20.000 efectivos para el retorno seguro de las autoridades legítimas y restablecer la seguridad. Se registró otra misión entre 1994 a 2001, y la actual comenzó febrero de 2004.

La MINUSTAH está integrada por efectivos de varios países Lo que llama la atención es la presencia de numerosos Estados latinoamericanos, entre los que se encuentran Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Ecuador, El Salvador, Paraguay y Uruguay. Todos ellos han a travesado fuertes contiendas internas para recuperar y mantener sus democracias actuales sin contemplar la posibilidad de una intervención militar extranjera.

La Cumbre de los Pueblos del Sur marcó pautas de fuerte interés regional y consideró que el caso de Haití es un duro ejemplo del dominio de Estados Unidos en la región. La participación de la MINUSTAH indica un alto nivel de complicad regional con la estrategia estadounidense.

(*) La autora es estudiante del Seminario de Grado «Periodismo en Escenarios Políticos Latinoamericanos», de la facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP.