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La democracia se tambalea en India con la sentencia de Rahul Gandhi

Fuentes: Rebelión

El pasado 3 de abril de 2023, Rahul Gandhi, líder del partido del Congreso, presentó una apelación ante el tribunal de la India para la suspensión de la condena de dos años de cárcel a la que fue sentenciado tras ser encontrado culpable por el cargo de difamación en contra del primer ministro Narendra Modi.

Diez días más tarde, el 13 de abril, se llevó a cabo una audiencia en Nueva Delhi para analizar la petición de Gandhi que podría salvarlo de pisar la cárcel. Finalmente, el 20 de abril, la apelación fue rechazada formalmente por el tribunal, dejando así a Gandhi cada vez con menos opciones para evitar un encarcelamiento que le impediría participar en las elecciones generales de India que se llevarán a cabo el próximo año. 

Esta situación resulta por demás conveniente para el actual primer ministro Narendra Modi y su partido político, el BJP (Bharatiya Janata Party), pues Rahul Gandhi y El Congreso han representado durante años su principal competencia política, así cómo también una alternativa para el pueblo indio ante el discurso ultra nacionalista y las políticas represivas y discriminatorias del partido hegemónico. Ahora, en vísperas de las elecciones del 2024, la democracia en India parece tambalearse una vez más ante lo que parece ser un intento de Modi por deshacerse de la oposición y asegurar una vez más su victoria. 

Rahul Gandhi y la ruptura de un legado

Rahul Ghandi, quién a pesar de compartir apellido no posee parentesco alguno con el célebre pacifista y líder del movimiento independentista de la India, Mahatma Gandhi, jamás ha sido ajeno a la política de su país. Su bisabuelo, Jawaharlal Nehru, fue la primera persona en ocupar el cargo de primer ministro en la historia de India, justo después de que él país alcanzara su independencia en 1947 y hasta 1964. Así mismo, su abuela Indira Gandhi fue la primera mujer en ocupar el cargo, entre los años de 1966 y 1977 y posteriormente entre 1980 y 1984.

Rajiv Gandhi, hijo de Indira, fue el siguiente en ocupar el cargo entre 1984 y 1989, dejando así a su hijo Rahul cómo el próximo en su línea familiar en aspirar al cargo de primer ministro. Sin embargo, durante las elecciones generales de India de 2014, Rahul Gandhi, en representación del Congreso, perdió ante Narendra Modi del BJP, convirtiéndose así en el primer descendiente de su familia desde la Independencia del país en perder las elecciones y no ocupar el cargo de primer ministro. La historia se repetiría unos años más tarde durante las elecciones del 2019, dónde Modi se alzaría una vez más con la victoria y El Congreso volvería a ocupar el segundo lugar en cuánto a la cantidad de votos. 

Durante todos estos años, Gandhi se mantendría cómo presidente del Congreso, emprendiendo una fuerte campaña en contra de Modi y su partido y criticando duramente sus acciones. El Congreso permaneció cómo la principal oposición del BJP y cómo una amenaza latente que en el futuro podría volver a representar al principal competidor en las elecciones dónde se disputaría el control del país.

Las acusaciones de difamación

El incidente que propició las acusaciones de difamación por las cuáles Rahul Gandhi actualmente se enfrenta a la posibilidad de pasar dos años en la cárcel, tuvo lugar en 2019. Durante su campaña para el cargo de primer ministro, Gandhi comentó durante un mitin que «todos los ladrones se apellidan Modi», haciendo referencia a dos empresarios corruptos que se encontraban prófugos de la justicia, los cuáles coincidentemente compartían apellido con el actual primer ministro. 

Cuatro años después, aquel comentario regresaría a pasar factura a Rahul Ghandi, cuándo un allegado a Modi lo denunciara por difamación, argumentando no solo qué el presidente del Congreso lo estaba relacionando con criminales, sino también qué el comentario representaba un ataque contra toda una comunidad que compartía aquel apellido. El tribunal falló a favor del equipo de Modi y Gandhi fue condenado a pasar dos años en la cárcel el 23 de marzo de 2023, situación que le impediría participar en las elecciones de 2024. Un día después, el tribunal destituyó a Gandhi de su cargo de diputado en el parlamento, conforme a lo estipulado en la ley del país que prohíbe a cualquier funcionario condenado a dos años de cárcel o más seguir ocupando cargos públicos. 

Gandhi consiguió la libertad bajo fianza mientras su proceso era llevado a cabo y comenzó con la búsqueda de alternativas para evitar su condena presentando una apelación ante el tribunal indio para suspender su sentencia, la cuál unas semanas más tarde sería rechazada. Desde entonces Gandhi continúa buscando la forma de evadir la cárcel, y ha declarado qué continuará luchando por la voz de India, y pagará cualquier precio por ella. 

¿Una India sin democracia?

Muchas figuras importantes se han pronunciado al respecto desde la sentencia de Gandhi, argumentando que la denuncia en su contra fue un movimiento por parte del BJP para eliminar al principal oponente de Modi en las próximas elecciones generales de 2024. Se ha acusado a Modi y su partido de atentar contra la democracia y de reprimir a la oposición, y no han sido pocas las figuras públicas que han expresado su indignación ante esta situación.

Shashi Taroor, miembro del parlamento, se pronunció al respecto diciendo qué «Esto es política sin guantes y es un mal augurio para nuestra democracia». Uddhav Thackeray calificó el arresto de Gandhi cómo «un asesinato directo para la democracia», además declaró que «llamar ladrón a un ladrón se ha convertido en un delito en nuestro país». Por su parte, la periodista Rana Ayyub se expresó irónicamente al respecto diciendo qué «India se revela cómo la madre de la democracia en el año del G20», en referencia a la cumbre del G20 que tendrá lugar en Nueva Delhi en diciembre de este año. 

Dentro de poco más de un año, el futuro político de India se definirá una vez más en un proceso electoral que podría derivar en una nueva victoria para Narendra Modi y su partido, los cuáles han promovido la discriminación religiosa, el rechazo a la pluriculturalidad y el odio hacía la diversidad racial durante muchos años. En este contexto, el encarcelamiento de Rahul Gandhi representaría no sólo un golpe muy duro para las posibilidades de triunfo del partido del Congreso, sino también un camino casi libre para qué el BJP y Narendra Modi continúen transformando a India en un país cada vez menos tolerante, lleno de represión y violencia y, según parecen indicar los hechos recientes, carente de democracia. 

Rubén Tristan Blancas Vázquez es estudiante de la licenciatura en Historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. Integrante del Observatorio del G20, proyecto coordinado por el Doctor Alberto Betancourt Posada.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.