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La guerra de Corea

Fuentes: Alainet

La Guerra de Corea fue la primera derrota militar de los EE.UU., quienes no lograron “echar a los coreanos al mar” como lo habían jurado.

A los once  años de edad seguí de cerca mi primera noticia internacional de importancia: la Guerra de Corea (1950-1953), cuando EEUU, bajo la bandera de la ONU, intervino en las luchas civiles entre coreanos, divididos entre Corea del Sur y Corea del Norte.

Durante el debate en el Consejo de Seguridad de la ONU, el embajador de la Unión Soviética no estuvo presente, pero esa ausencia no se interpretó como un veto, y la intervención del organismo en la citada guerra se aprobó bajo protesta de la URSS. La China Popular no era miembro de la ONU.

No sería la última vez que el Consejo de Seguridad ordenaría una intervención irregular. Fue irregular su intervención contra el Irak de Saddam Hussein (2001), con el pretexto falso de que poseía armas nucleares, o su intervención (avalando a la OTAN) con el cuento de que Muammar Gadaffi, quien había sido exaltado por la ONU por los avances del pueblo libio poco antes, ahora lo “masacraba”, lo cual solo enmascaraba el deseo de Washington de asesinarlo por promover la creación de una moneda propia para África y expulsar el dólar.

La URSS protestaba en 1950 porque la ONU no reconocía a la China Popular como representante de su pueblo sino a la República Nacionalista de China (Taiwán), donde la dictadura de Chiang Kai Shek cometió genocidio contra los habitantes de la isla y le pagaba a sus trabajadores solo US$0.15 por hora durante décadas.

De esta forma truculenta, EE.UU. y sus países cómplices enarbolaron la bandera de la ONU, pero violaron su misma resolución, que solo obligaba a mantener la división de la península coreana en el Paralelo 38, demarcado entre EEUU y la URSS en la Conferencia de Yalta tras la rendición de Japón, y prohibía que los “aliados” llegaran hasta el Río Yalú, fronterizo con China.

La parte del Sur era apoyada por EE.UU., que la había convertido en su protectorado, bajo la dictadura de Syngman Rhee, en tanto que Corea del Norte -la República Popular Democrática de Corea- liderada por Kim Il Sung, era apoyada por China y la URSS.

En febrero de 1950 se había firmado el Tratado de Amistad, Alianza y Asistencia Mutua entre China y la URSS, y ésta fue la base para el apoyo que ambos países le brindaron a los combatientes liderados por Kim Il Sung. El apoyo de Stalin a Kim Il Sung estaba condicionado por el apoyo de China a los coreanos. Kim Il Sung visitó Pekín en abril de 1950 y logró su apoyo.

La URSS envió ayuda aérea y no mucha logística. Pero en junio de 1950, China envió un millón de voluntarios en defensa de Corea del Norte.

Los coreanos estaban mal equipados y no tenían aviación, artillería ni tanques de ninguna clase. No tenían infraestructura como los norteamericanos, que por doquier abrían carreteras. Los coreanos y chinos caminaban por los montes helados, acostumbrados como estaban a la guerra de guerrillas contra los japoneses, quienes habían invadido, esclavizado y ocupado la península entre 1910 y fines de la Segunda Guerra Mundial. Durante la destrucción nuclear de Hiroshima y Nagasaki murieron miles de coreanos que laboraban como esclavos en fábricas de armas de los japoneses.

Los coreanos resistieron a la potencia más temible de Oriente, ya que Japón se consideraba virtualmente dueña de China y Corea.

En la Guerra de Corea, los voluntarios chinos inclinaron la balanza a favor de los norcoreanos a un alto precio: 400.000 muertos. Entre éstos Mao Anying (29), el hijo mayor del presidente Mao Tse Tung. Corea sufrió la pérdida de 215.000 combatientes y el 15% de la población, mientras que EE.UU. solo perdió 40.000 soldados. La fortaleza de EE.UU. era incontrastable desde el punto de vista de su Fuerza Aérea.

EE.UU. abusó de su poderío aéreo, que destruyó totalmente las ciudades y el campo de Corea,  bombardeando sobre todo las principales represas, las que inundaron 700 edificios en Pyongyang.  Así lo reconoció el Che Guevara en su entrevista con Kim Il Sung en junio de 1961 al  decir que “la aviación norteamericana, después de destruirlo todo, se divertía matando bueyes” (Julio Yao,  China, Panamá y la Geopolítica, Editorial Chen, 2021).

Los norteamericanos estaban bajo el comando del General Douglas MacArthur, quien los dirigía como un emperador desde su “bunker” en Tokyo. Al ver sus tropas superadas por el empuje conjunto coreano-chino, MacArthur le pidió a Washington 26 bombas atómicas para lanzarlas contra China. Pero el presidente Harry S. Truman rechazó el pedido de su díscolo general y lo destituyó, temiendo despertar las iras de China y provocar una guerra nuclear con la URSS.

La Guerra de Corea fue la primera derrota militar de EE.UU., que no logró “echar a los coreanos al mar” como habían jurado, y llegar hasta el Río Yalu (Amnok en coreano), entre China y Corea. Después de jurar también que Pyongyang no se levantaría en 7.000 años (la levantaron en 7), EE.UU. tuvo que contentarse con un armisticio precisamente en el Paralelo 38. Pero desde entonces, la República Popular Democrática de Corea posee armas nucleares como poder disuasivo contra EE.UU. y palanca de su diplomacia con la República de Corea.

En la agenda de la península está su Reunificación Pacífica sin injerencias externas: EE.UU. debe respetar la hermandad entre coreanos, evacuar sus tropas y retirar sus armas nucleares de Guam, Japón y Diego García.

Julio Yao es analista internacional, Presidente Honorario y Presidente Encargado del Centro de Estudios Estratégicos Asiáticos de Panamá (CEEAP)

Fuente: https://www.alainet.org/es/articulo/212217