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La increíble desproporción entre los gastos militares y la ayuda para la población marginal

Fuentes: La Nación

Mientras que la asistencia a indigentes y migrantes a nivel mundial resulta insuficiente, los fondos invertidos en tropas y armamentos superan los US$2 billones anuales.

A la fecha existen dos flagelos que castigan fuertemente a determinados sectores de la población mundial. Ellos son: por un lado, la “indigencia” o pobreza extrema y, por el otro, la migración forzosa que obliga a individuos y/o comunidades a abandonar sus hogares y convertirse en “refugiados” (aquellos que abandonan sus fronteras) o “desplazados” (aquellos que huyen de su residencia habitual pero permanecen dentro de sus respectivos países). A este verdadero drama humano se le contrapone el gasto militar, sobre todo de las principales potencias, el cual abarca cifras millonarias que no guardan ninguna proporción con los insuficientes fondos -de acuerdo a fuentes privadas estimados en una cifra no mayor a los 15.000 millones de dólares- que actualmente se destinan a paliar los flagelos mencionados. Precisamente, el propósito de esta breve nota es describir estas tres cuestiones.

En lo que hace al hambre en el mundo, de acuerdo con el Banco Mundial (BM), una persona es “indigente” cuando vive con menos de US$ 2 diarios; no alcanzando, por lo tanto, a cubrir sus necesidades mínimas de alimentación, vivienda, salud y educación. A este respecto, algunas cifras permiten apreciar este drama social en toda su magnitud: a nivel mundial, de un total de población del orden de 7.700 millones de personas, nada menos que 810 millones (10,5%) viven en la indigencia. De ellos, el 80% (650 millones) se encuentra concentrado entre el África Subsahariana (con una tasa de indigencia de 35,2%) y el Asia Meridional (con una de 22,5%). Por su parte, el menor nivel se da en la Comunidad Europea (1,7%). A nivel país, los tres peores escenarios se dan en Madagascar (81,8%), Mozambique (68,7%) y Nigeria (53,5%). Algunas características de este ejército de famélicos son realmente alarmantes: 40% de su población infantil se halla desnutrida; 100 millones sufren de malaria; no menos de 20 millones están contagiados de sida; más del 75% vive en condiciones sanitarias extremadamente deficientes; la mitad no tiene un adecuado acceso al agua potable y una amplia mayoría presenta severos problemas de crecimiento físico y desarrollo cognitivo.

Respecto al drama de refugiados y desplazados, el último informe del “Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados” (ACNUR) indica que, a junio de 2020, el total de personas en tales condiciones alcanzaba un total del orden de los 80 millones. Los motivos de estos movimientos migratorios forzados son, entre otros: guerras, persecución política y/o religiosa, conflictos étnicos, violaciones de derechos humanos, hambrunas por factores climáticos y poca o nula esperanza de mejora respecto de la situación en la que se encuentran. Más allá de la impresionante cantidad de personas afectadas por este problema, es necesario destacar que sus condiciones de vida -en general hacinados en paupérrimos campamentos con asistencia sanitaria y alimentaria mínima- son infrahumanas. Sólo como referencia basta mencionar que -a la fecha- el mayor campamento de refugiados se encuentra en Bangladesh, albergando nada menos que 1,2 millones de refugiados musulmanes (etnia “Rohinga”) expoliados por el gobierno budista y dictatorial de Myanmar. Cabe destacar, que el 70% del total de esta población marginal proviene de 5 países: Afganistán, Siria, Sudán del Sur, Venezuela y Yemen.

En relación al gasto militar mundial, de acuerdo al Stocholm International Peace Research Institute (SIPRI), en el 2020 el mismo creció un 2,6%; llegando a un increíble monto del orden de los dos billones (millones de millones) de dólares, equivalentes a más de cinco PBI de nuestro país. El gasto en cuestión se halla fuertemente concentrado en 5 países que abarcan el 65% del total o sea, aproximadamente, 1,3 billones: USA 780 bi, China 250 bi, India 70 bi, Rusia 65 bi y Reino Unido y Arabia Saudita 60 bi. Si se completa este ranking con los primeros 20 países por nivel de gasto, se llega a un total de 1,7 bi.Como se ha visto, el escenario es extremadamente complejo y muestra -a nivel global- una desproporción abismal entre el monto de 2 billones de dólares anuales de gastos miliares y los insuficientes apoyos económico-financieros destinados actualmente a combatir los abrumadores niveles ya comentados de indigencia, refugiados y desplazados. A este respecto, la cuestión que se plantea es: ¿será posible sostener en el mediano y largo plazo esta situación de inequidad y falta de solidaridad? Realmente es inconcebible que –pese a los esfuerzos de la Naciones Unidas, el Banco Mundial y numerosas ONG internacionales- las naciones con los mayores gastos militares no reduzcan los mismos y los destinen a paliar este drama social que, en su conjunto, abarca aproximadamente 900 millones de personas; las cuales a la fecha, claramente, no están recibiendo la asistencia necesaria. Caso contrario, más allá del gravísimo problema humanitario existente, la crítica situación descripta podría convertirse en un serio riesgo para la paz y la estabilidad mundial. El actual problema de los migrantes es un buen ejemplo de ello.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/opinion/la-increible-desproporcion-entre-los-gastos-militares-y-la-ayuda-para-la-poblacion-marginal-nid04062021/