La lucha por la Justicia de los Hermanos, Amigos y Compañeros (HAC) de José Couso, el periodista asesinado en Iraq, es un ejemplo a seguir por las izquierdas cada día más derrotadas en nuestro país. Ahora que se discute acerca de qué debe pasar con Izquierda Unida, es decir, con la izquierda aún visible en […]
La lucha por la Justicia de los Hermanos, Amigos y Compañeros (HAC) de José Couso, el periodista asesinado en Iraq, es un ejemplo a seguir por las izquierdas cada día más derrotadas en nuestro país. Ahora que se discute acerca de qué debe pasar con Izquierda Unida, es decir, con la izquierda aún visible en España y a punto de ser borrada del mapa mediático de la realidad, ese colectivo tan pequeño que defiende una causa tan grande enseña mucho en voz baja y hay que hacer el esfuerzo de escuchar.
Primero hay que hacer notar que hablan con todo el mundo, porque para ellos el saber no ocupa lugar y toda conciencia es conquistable para la causa de la Justicia, entendida como razón y, por tanto, universal. Son descaradamente kantianos, aún más, platónicos, en su pretensión de que cualquier ser humano en el uso de sus facultades, desde el criminal más terrible hasta el santo más ofuscado, puede llegar a razonar (y aprehender, por tanto, la causa de la Justicia). Por si fuera poco, defienden precisamente la Justicia, el Derecho… superando intelectualmente y en la acción tantas pajas mentales de buena parte de las izquierdas.
En segundo lugar, se debe recordar el conflicto vivido por HAC con el Gobierno del PSOE. Cuando los psocialistas se sumaron al clamor de exigencia de Justicia (porque les venía bien electoralmente), los aceptaron a su lado porque se limitaban a apoyar. Pero luego, el PSOE los traicionó tratando de desbaratar el caso judicial a través de la fiscalía, por obvias razones de servilismo ante los estadounidenses. La familia Couso y sus compañeros de lucha no se amedrentaron, midieron sus apoyos, denunciaron la traición, desenmascararon la farsa de siempre de la pseudo izquierda.
En tercer lugar, es indispensable darse cuenta de que son un grupo persistente, luchador, permanentemente enfrascado en la batalla de la realidad social. No viven de puertas adentro, en el gueto agobiado, aislado, cerrado de la izquierda, sino que interaccionan en cada milímetro cuadrado de realidad que les resulta accesible, por estrecho, difícil o antagónico que parezca a primera vista.
En cuarto lugar, es admirable cómo han conectado su desgracia personal, la tragedia familiar, el problema íntimo, con la guerra de Iraq, el Imperialismo, la injusticia global. Son una luciérnaga por la espesa niebla de la realidad mediatizada en la que la gente flota a tientas. Su actividad básica es iluminar, alumbrar, dar luz… matronas socráticas, dejan una estela de razonamientos que producen cambios en personas, es decir, esperanzas.
Como ejemplo ilustrativo de todo esto, reproduzco a continuación la carta que le mandé a Javier Couso unos días después de que hablara en el Instituto de Educación Secundaria donde ejerzo de profesor. Creo que es un testimonio interesante del que aprender algo.
«Hola, Javier.
Hoy los alumnos de mi grupo de 1º de Bachillerato de Ciencias Naturales (17) me han pedido dedicar un ratito de la clase a la charla de ayer. Después de intentar aclararse un poco con la reconstrucción de los hechos que mostraba el documental, me han solicitado información acerca de cómo te lo montas para ganarte la vida con tu agenda de lucha que te lleva constantemente aquí y allá (pensaban que serías rico y que de ahí la posibilidad de combatir). Les he explicado que te apañas con muy poco y que todo lo que ingresaste ayer es para la campaña. Todo esto ha aumentado la admiración que sienten.
Me han preguntado cómo es que optasteis por luchar, aún sabiendo que ibais a recordar a José cada día. Yo les he dicho que las víctimas pueden hallar una cierta reparación y alivio por dos vías, el reconocimiento social y la Justicia. Que están acostumbrados a ver cómo las llamadas «víctimas del terrorismo» reciben un enorme reconocimiento social y luego ven a los verdugos de sus familiares sufrir cadenas perpetuas de facto. Pero no había Justicia para vosotros y el reconocimiento social (y la pensión equiparada a las de las «víctimas del terrorismo») os lo habéis tenido que ganar a pulso. Les he dicho que al mismo tiempo, la tragedia os ha hecho evolucionar, moveros por el mundo, asumir una causa social con serias repercusiones y que implica estar siempre informando a la gente de lo que no nos dejan ver, lo cual os tiene que propinar una cierta satisfacción. Todo esto ha aumentado la admiración que sienten.
Me han preguntado cómo es posible que sepas tantas cosas, y yo les he dicho que has leído mucho y no has dejado de informarte y que la lucha por la Justicia os ha relacionado con gentes muy diversas, entre ellas un general de la Guardia Civil o altos cargos de la Administración. Que habéis viajado mucho (me han recordado lo que dijiste de la gira por EEUU y les he dicho que fuisteis de la mano del movimiento contra la guerra de aquel país), que os habéis formado y que habéis llegado a comprender muy bien algunos detalles importantes de cómo funciona el mundo que resultan harto inaccesibles para la ciudadanía común. Todo esto ha aumentado la admiración que sienten.
En fin, hemos hablado de Iraq y yo no he resistido la tentación de hablar de las víctimas de la guerra, de esos árabes que, como tú dirías, valen -20, de cómo para ellos sí que no hay reparación posible y que son como nosotros y que no merecen lo que están sufriendo. Les he hablado de cómo era Iraq antes (laico y socialmente avanzado), de Faluya (y la famosa esquela en El Mundo que El País no quiso publicar), del hospital de Al Qaim, de cómo se ha hecho el último recuento de víctimas (han flipado con la metodología de la encuesta, eso de ir casa por casa documentando las víctimas de cada familia), que da más de un millón de muertos, y de cómo vosotros habéis trasladado la empatía hacia el pueblo iraquí a través de vuestra reivindicación… Todo esto ha aumentado la admiración que sienten.
Bueno, es mi mejor grupo de alumnos, pero en cualquier caso, una pasada cómo les ha calado la historia. Creo que puedes acostarte hoy un poco más contento. Seguimos en contacto.
Un abrazo.
Javier.»
Más información en http://www.josecouso.info.