José Luis Vieira de Almeida concluye uno de sus artículos con el siguiente párrafo: “La Escuela que puede superar la burguesa es aquella en la cual el profesor o educador sepa lo que es enseñar y, de hecho, enseñe a sus alumnos; es aquella en que los alumnos aprendan a hacer relaciones entre conceptos para que a partir de ellas comprendan la naturaleza y la sociedad; es aquella en que las relaciones sean regidas por la tensión dialéctica y no por la jerarquía, muchas veces disimulada por medio de discursos que enaltecen la libertad y la democracia (burguesa).
El artículo de Vieira, tiene como título “Aprender a aprender: una seducción para afirmar la escuela burguesa”.
En los países subdesarrollados se presenta la enseñanza por competencias como la innovación indispensable y esperada. Hay que reiterar que el desprecio por el conocimiento humanístico y el énfasis en la búsqueda de resultados sin ensayar el relacionamiento de conceptos, desnudan la demagogia, pues dejan claro que la burguesía no pretende formar seres humanos críticos.
Se trata de expandir desde las aulas la aceptación acrítica del neofascismo. Es lamentable, entonces, que la mayoría de los docentes se limiten a acatar, como si de algo no trascendente se tratara, orientaciones metodológicas, pautas programáticas y calendario para compartir contenidos.
Desde su surgimiento como institución, la escuela ha sido reproductora de las ideas de la clase dominante. Reconocer esta realidad desde una posición revolucionaria, compromete a denunciarla y a luchar contra ella.
Es notorio, en los países subdesarrollados, el bajo nivel de organización de los docentes. En algunos países ocurre por la no existencia de sindicatos y en otros porque el vínculo gremial es pura formalidad y la afiliación no implica integración al quehacer organizativo.
Se impone, pues, elevar el nivel de organización, crear espacios de acción y reflexión y fortalecer los ya existentes. El fortalecimiento implica reconocer la importancia de los grandes temas, difundir las ideas y tratar de avanzar en su materialización.
NADA HUMANO PUEDE SER AJENO AL DOCENTE O LA DOCENTE
El poder hegemónico y sus adláteres crean escenarios de masacre y amenazan la existencia de la especie misma. Para hablar de futuro, es preciso transformar esta realidad. Se evidencia el compromiso del docente y la docente de asumir una postura revolucionaria y llevar el activismo social más allá de las labores gremiales.
Tienen fuerte presencia en la escuela los mecanismos que la clase dominante utiliza para minimizar, explicar, justificar e incluso dar continuidad a horripilantes acciones como la deportación masiva y el exterminio de poblaciones.
Recientemente, en México, la derecha se manifestó contra el intento del gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador de presentar en los textos escolares ideas contrarias al colonialismo y el neocolonialismo. ¿Y cuántas citas de Margaret Thatcher, Winston Churchill, Rockefeller y otros personeros del sometimiento pueden encontrarse en los libros de texto de cualquier país?
La voz de los docentes debe hacerse sentir. A la imposición hay que oponer la rebeldía.
Ante la generalización y el endurecimiento de las políticas antiinmigrantes y el asesinato de miles de niños y niñas en Gaza, Siria, Libia, Sudán o Yemen, no pueden permanecer indiferentes quienes están en contacto cada día con entes en formación.
Cuando los y las docentes toman conciencia de esta situación, crece la condena a las acciones criminales dirigidas a perpetuar la sociedad de clases y se expande el rechazo a los mecanismos de justificación.
Se torna más urgente el fortalecimiento de los espacios de resistencia y de la capacidad de presión.
Hace un siglo, Antonio Gramsci llamó la atención sobre la indisoluble unidad entre la actividad cognoscitiva y la actividad teleológica de la conciencia. ¿Cabe hablar de neutralidad en la realidad de hoy?
En el Tercer Congreso Mundial sobre Educación, realizado recientemente en Brasil, varios investigadores informaron sobre el creciente abandono del modelo de educación por competencias en Suecia y sobre el hecho de que, en España, en las zonas donde no ha sido asumido ese modelo los estudiantes tienen mejores resultados en matemática, informática, comprensión de la lectura y otros aspectos.
¿Cómo se explica que no se hagan sentir con fuerza las voces de los docentes y las docentes en países donde, en este momento, escuelas y universidades asumen este modelo y lo presentan como novedoso y conveniente?
¿Por qué no se ha hecho masiva en el sector docente la demanda de que, en lugar de excluir el contenido humanístico, sea enriquecido e impartido de mejor manera?
Los artículos, las protestas, las manifestaciones de disidencia, son de carácter individual o de grupos de investigadores e investigadoras. No tienen un sello sectorial, porque en las organizaciones gremiales y en los centros de investigación el trabajo político se limita a la difusión (no siempre sistemática) de propuestas y a las demandas de carácter sindical.
Demandas y propuestas se discuten con empresarios y funcionarios que representan al Estado burgués, donde el carácter inclusivo es pura demagogia.
Aníbal Ponce, como otros teóricos, destaca en sus notas históricas la concepción clasista que tuvieron los dirigentes de la Revolución Francesa. Y dice que, en las colonias de América y de África, dado que el trabajo en las plantaciones y en las minas no requería calificación académica, la instrucción no fue llevada a las mayorías.
Ponce, en Educación y lucha de clases, cita lo dicho por Lenin en el Primer Congreso Panruso, en 1918: «Alguien nos reprocha hacer de la escuela una escuela de clase. Pero la escuela ha sido siempre una escuela de clase. Nuestra enseñanza defenderá por eso, exclusivamente, los intereses de la clase laboriosa de la sociedad».
Con las complejidades que presenta hoy la composición social, es preciso destacar que las mayorías tienen derecho a una escuela que contribuya a la utilización racional de los recursos tecnológicos y que fomente el intercambio equitativo y el diálogo enriquecedor.
¿Acaso puede ser indiferente el docente a la difusión, por medios tradicionales y plataformas de nuevo cuño, de contenido basura cargado de antivalores, que presenta como muestra de desfase la honradez y como anacrónico el amor por los demás?
Esta situación interesa al sector docente, porque es un ejercicio de imposición. La actividad de los medios de comunicación, que son instrumentos de difusión e imposición de la ideología dominante, repercute dentro y fuera de las aulas.
El ejercicio docente es, por definición, comprometido. El camino hacia la justicia y la equidad se construye en la lucha por desmontar la sociedad de clases. Esa tarea es la definición del compromiso.
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