Me preguntaba yo qué nueva idea se le ocurriría al equipo que asesora al presidente con motivo de la Navidad. Luego de que el año pasado dispusiera el presidente, como señal de regocijo por la natividad del Señor, una sesión de peluquería gratis para todas las mujeres dominicanas, estaba ansioso por averiguar cómo se iba […]
Me preguntaba yo qué nueva idea se le ocurriría al equipo que asesora al presidente con motivo de la Navidad. Luego de que el año pasado dispusiera el presidente, como señal de regocijo por la natividad del Señor, una sesión de peluquería gratis para todas las mujeres dominicanas, estaba ansioso por averiguar cómo se iba a superar tan bochornosa iniciativa, qué otra estulticia digna de la investidura presidencial iba a hacer olvidar el pasado arreglo de moños o su habitual transformación por estas fechas en rey mago.
Y no se ha hecho esperar. Este año, su excelencia, doctor Leonel Fernández Reyna, presidente constitucional de la República Dominicana, hará la cena de Nochebuena en compañía de una familia pobre.
Poco más ha informado presidencia de tan solidaria muestra de confraternidad con los más necesitados
Cierto que la cena podía haber sido dispuesta en el propio Palacio Nacional, pero mejor y más barato que sentar un pobre a tu mesa es ir a sentarte a la mesa de un pobre, especialmente, después de haber cenado. Eso es, al menos, lo que acabaron decidiendo los asesores de imagen del presidente luego de sopesar tan genial idea y analizar sus posibles cabos sueltos.
Lo que no queda claro es si, además de al presidente, la familia pobre que lo reciba va a tener, también, que alimentar a familiares, escoltas, periodistas, asesores, personal de servicio y demás séquito que acompaña al mandatario o si será instalada una carpa, anexa a la vivienda del pobre y a cargo de algún reputado chef, para cubrir las necesidades de la comitiva presidencial.
Tampoco se aclara si el presidente se quedará a recoger la mesa o a fregar los platos. No se dice nada del menú en la escueta nota informativa que tampoco menciona si se interpretará el himno nacional al inicio o a los postres de la cena.
Ni siquiera se sabe si la cena será retransmitida en directo y en cadena para todo el territorio nacional, y si el presidente hará alguna nueva semblanza del profesor Bosch antes de retirarse.
Se desconoce, por ejemplo, si el presidente se desplazará en automóvil o en helicóptero y, en cualquier caso, donde pueda aparcar o aterrizar que no sea una zanja o un canal, pero no dudo de que estos problemas citados y otros más que omito, puedan ser resueltos con la natural eficacia y prontitud con que en palacio se resuelven las dificultades.
El problema, el verdadero problema que, difícilmente, van a poder solventar es dónde va a encontrar el presidente, en la República Dominicana, una familia pobre.