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La Nomenclatura del Fin del Mundo: Las ojivas

Fuentes: Rebelión

De ellas saben muchos, sobre ellas saben pocos y su fantasma espanta a todos… o al menos debería hacerlo. En discusiones sobre asuntos internacionales, esgrimir el argumento de «las armas nucleares» cumple la misma función que cuando se ilustra un punto en debate político utilizando la figura de «los nazis»: presentar el extremo aberrante cuya […]


De ellas saben muchos, sobre ellas saben pocos y su fantasma espanta a todos… o al menos debería hacerlo. En discusiones sobre asuntos internacionales, esgrimir el argumento de «las armas nucleares» cumple la misma función que cuando se ilustra un punto en debate político utilizando la figura de «los nazis»: presentar el extremo aberrante cuya sola mención descalifica de forma absoluta al contrincante. Como heraldos de la maldad absoluta, la figura de Adolfo Hitler y el hongo de fuego hablan fuerte de perdición, de tragedia y horror. Salvo por sicopatía o jingoísmo, no deberían existir las excepciones.

Pero la raíz de la fobia se encuentra más en las visiones que en los conocimientos. Ya lo decía Goya «El sueño de la razón produce monstruos». ¿Qué sabemos a ciencia cierta del armamento nuclear y del régimen Nacional Socialista? Bien a bien, no mucho; el rumor y la pesadilla y las visiones apocalípticas y el miedo viven en el tiempo y trascienden el espacio. Existen buenas razones para ello. Las imágenes del cataclismo posible se hicieron historia en Hiroshima y Nagasaki el 6 y el 9 de Agosto de 1945 -podrían volver a serlo- y en el campo de la teoría, los iniciados asienten con la Dialéctica de la Ilustración de Adorno y Horkheimer (1944) como los legos lo hacen con El Invierno Nuclear de Carl Sagan y Richard Turco (1990). Los teóricos de Frankfurt se adelantaron en un año al infierno que arrasó Japón del mismo modo en que Sagan y Turco vieron aquello que Albert Einstein tenía la mente cuando, al ser interrogado sobre las armas que se utilizarían en la tercera guerra mundial, respondió: «En la tercera no sé, pero en la cuarta sin duda serán palos y piedras».

Filósofos los unos y científicos los otros, todos veían, todos sabían y todos hablaban de un mismo tema: la bancarrota ética de la humanidad y sus peligros.

Jan Oberg, danés, experto en estudios estratégicos y ferviente pacifista sintetizó magistralmente el corazón del problema en materia nuclear:

«Don’t focus on the toys, old weapons will be dismantled and new weapons

will take their place. The main issue is not the nuclear strategy,

but the nuclear mentality that nurtures it.»

 

Tiene razón. Aunque los detalles pueden ser innecesarios cuando el compromiso ha sido asumido, su poder de convencimiento con los indecisos es formidable, por esto, algo de conocimiento sobre «los juguetes» es también importante.

Los tipos y potenciales hablan por sí mismos. El concepto clave es TNT = Trinitrotolueno. Se trata de un compuesto químico cuyo potencial explosivo es utilizado como referencia para medir el poder de una bomba.

POTENCIAL

  • Kilotón = 1,000 toneladas de TNT

  • Megatón = 1,000 Kilotones (1 millón de toneladas de TNT)

TIPO

  • Tácticas = Potencial explosivo medible en kilotones

  • Estratégicas = Potencial explosivo medible en megatones

La distinción técnica del potencial entre kilotones y megatones no merece mayor discusión, sin embargo, la distinción política entre armamento táctico y estratégico sí. En principio, «tácticas» serían las armas nucleares diseñadas ara uso regular en una guerra convencional y «estratégicas» serían las armas destinadas a terminar el juego de una vez por todas. Al final, la distinción se hizo irrelevante: por el desarrollo en cuanto al poder de las ojivas y el alcance de sus dispositivos de despliegue -los misiles- todas las armas terminaron por ser estratégicas.

Menos obvios que los tipos y potenciales de las armas, son sus mecanismos de acción y detonación.

MECANISMOS DE DETONACIÓN

  • De «Disparo» = Una parte de material fisible es disparada hacia otra: Little Boy, la bomba que se arrojó sobre Hiroshima era de este tipo;

  • De «Implosión» = Comprimiendo el material fisible hasta que implota: Fat Man, la bomba que se arrojó sobre Nagasaki era de este tipo.

MECANISMOS DE ACCIÓN

  • Armas de Fisión = Bombas Atómicas (Bombas «A»).- El material fisible es detonado (Uranio enriquecido o Plutonio: Uranio-235, Plutonio-239 ó Uranio-233, Neptunio 237). Su potencial varía desde 1 ton de TNT hasta 500,000 ton. (500 kt). Los productos de la fisión son los principales contaminantes radioactivos: alta radiación pero corta vida, o radiación media pero de larga vida.

  • Armas de Fusión = Bombas Termonucleares / Hidrógeno (Bombas «H»).- Se activan por reacciones de fusión entre isótopos de hidrógeno; su «disparador» es una reacción de fisión de uranio (Primera Etapa). La fusión resultante (Segunda Etapa) puede provocar nuevas reacciones de fisión. Su potencial puede ser tan grande como 50 mt. o más (sólo limitado por los requerimientos de dimensión y peso de los dispositivos de despliegue, es decir, de los misiles). La fusión no produce tanto material radioactivo, pero debido a que depende (y provoca) reacciones de fisión, la contaminación que produce es tanta o mayor que las bombas de fisión. «Little Boy», la bomba arrojada en Hiroshima era de Uranio; «Fat Man» la bomba arrojada en Nagasaki era de Plutonio.

  • Enhanced Radiation Weapon (ERW) = Bomba de Neutrones. Arma termonuclear (fisión-fusión) diseñada para liberar su energía en la forma de radiación de neutrones y no en energía explosiva. Por esto su potencial letal no se mide en kt/mt.

Los detalles técnicos se pueden expandir ad infinitum. No importa. En principio tenemos ya una taxonomía básica a partir de 5 criterios: dos medidas de potencia (kilotones y megatones), dos categorías en función de la potencia (tácticas y estratégicas), dos grupos en función del material que utilizan (de uranio y de plutonio), dos por tipos de detonador (por disparo y por implosión) y tres tipos en función de los mecanismos de acción que utilizan (de fisión, de fusión y de radiación). Descartando restricciones -como que cuando se utiliza plutonio como material fisible sólo puede utilizarse el mecanismo de implosión y no el de disparo o el hecho de que el mecanismo de disparo está prácticamente descontinuado- las ojivas nucleares existentes se mueven en las diferentes combinaciones posibles de estos factores. ¿Regularlas? Sí, por qué no, ¿desmantelarlas? Sí, por qué no, ¿Prohibirlas? Sí, por qué no… Todos estos son pasos necesarios, pero resuelven -en el mejor de los casos- apenas el 33% del problema…

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Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.