Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
El 11 de enero de 2007, China lanzó un misil de mediano alcance desde o cerca de su Centro Espacial Xichang, que subió hasta un punto cercano a su satélite climático Feng Yun 1C – en -orbita polar desde 1999 – a una altura de 864 Km., y lo destruyó. El misil tenía capacidad de maniobra y habría sido guiado por sistemas de navegación y rastreo a bordo, o por una guía controlada desde Tierra, o por una combinación de estos sistemas. Cerca de su punto de intercepción, el misil, o un misil a corta distancia portado por el mismo, fue apuntado hacia el satélite y acelerado por un motor impulsor de cohete para convertirse en un «vehículo cinético de destrucción» despedazando al satélite objetivo. Fue el primer ensayo exitoso de China de un sistema anti-satelital (ASAT), después de tres pruebas anteriores.
El ingreso de China a la guerra espacial ASAT declarada por el gobierno Bush expande lo que ha sido un juego de solitario en un match de póker. Es el importante resultado político del desarrollo ASAT chino. Gran parte de lo que sigue a continuación son hechos seleccionados para ayudarnos a apreciar este cambio.
USA ha poseído tecnología ASAT desde mediados de los años ochenta, realizando un ensayo en 1985. Un sistema ASAT de USA es un misil portado bajo el ala de un caza
F-15, que puede ser dirigido hacia un satélite convertido en objetivo.
Desde 1989, USA ha colocado 31 Satélites de Posicionamiento Global (GPS, por sus siglas en inglés) en una órbita terrestre baja, a una altura de 20.220 Km. En cualquier momento dado, 24 satélites operan en una constelación de 6 planos orbitantes centrados en la Tierra, cada plano con 4 satélites, cada satélite con un período en órbita de 11 horas 58 minutos (1/2 día), los planos orbitantes están todos inclinados a 55 grados en relación con el Ecuador, y los planos orbitantes están separados cada uno del otro por 60 grados de longitud. Los utilizadores con una vista clara del cielo pueden tener acceso a un mínimo de 4 satélites, y a hasta entre 6 y 8. Los satélites transmiten señales de alineación y de navegación. Un utilizador puede escuchar estas señales (con un receptor GPS) y determinar su propia posición, velocidad y tiempo.
Los satélites de órbita baja, incluyendo GPS, de imagen y de comunicaciones, se han convertido en esenciales para los militares de USA. Los usos incluyen la navegación por GPS para barcos, aviones, tropas y la puntería de cañones y de «bombas inteligentes,» así como para la vigilancia en tiempo real. La amenaza de una tecnología ASAT rival para las capacidades de los militares de USA y para las telecomunicaciones internacionales (es decir, transacciones financieras electrónicas inalámbricas — «valores») es obvia.
El sistema GPS es una tecnología maravillosa que ofrece numerosos beneficios para la gente en todas partes, si es aplicada con un deseo de mejorar el conocimiento y el desarrollo humano (como es definido por la ONU). Entristece pensar que su propia naturaleza puede ser utilizada para destruirlo, y tanto más, por un agresor malevolente.
Una reacción a esta amenaza sería ganar a la comunidad internacional para un tratado que desmilitarice el espacio. Un tratado semejante prohibiría tecnologías de armamentos por sobre una altura especificada, digamos 100 Km., bajo la cual reside un 99,99997 % de la masa de la atmósfera. Una breve digresión sobre la atmósfera de la Tierra sería de utilidad:
La atmósfera de la Tierra se extiende a unos 1.000 Km., un 75% de esta masa está bajo 11 Km., y un 90% bajo 16 Km. Los picos de los Himalayas se alzan a 8,8 Km.; el viaje aéreo comercial ocurre a 10 Km.; la capa de ozono se encuentra a 25 Km., la ionosfera comienza a 50 Km.; y los meteoros se ven al quemarse entre 50 y 80 Km. USA denomina a las personas que viajan más allá de 80,5 Km. como «astronautas,» el vuelo más alto en un X-15 (en 1963) llegó a 108 Km. Los efectos atmosféricos (calor y ondas de calor) del «reingreso» se notan desde 120 Km. hacia abajo. Las auroras ocurren entre unos 80 y 200 Km., y el Trasbordador Espacial orbita a unos 500 Km.
El dominio del espacio, más que la diplomacia y el multilateralismo, es la reacción elegida por USA ante la creciente competencia internacional por el acceso al espacio. En agosto de 2006, el presidente George W. Bush afirmó el derecho de USA a la «libertad de acción en el espacio,» declarando una política de «disuadir a otros de impedir esos derechos o de desarrollar capacidades con la intención de hacerlo.» Esta política reivindica el derecho a «negar, si fuera necesario, a los adversarios el uso de capacidades espaciales hostiles a los intereses nacionales de USA.»
Ahora parece que el gobierno de Bush tendrá que determinar la frontera exacta de esos «intereses nacionales» en cuanto a China. La magnitud de los pagos de intereses a tenedores chinos de obligaciones, y la cantidad de moneda de USA en posesión de bancos chinos puede ser un factor en estas deliberaciones.
¿Qué significa esto para China? ¿Qué representa el ensayo ASAT chino políticamente? Tal vez sea una señal que insta a un freno del expansionismo de USA (por ejemplo, la guerra contra Irán), una advertencia considerada útil después del 7 de noviembre. Tal vez sea una señal de promoción propia ante la comunidad internacional, para elevar la estima de China por parte de aquellos que tiemblan bajo la sombra del poder de USA. Tal vez sea una señal de un gran inversionista ansioso a un aventurero corporativo temerario, para que modere acciones que podrían poner en peligro el capital principal – no vaya a ser que los apreciados bonos de guerra USamericanos se derrumben. Tal vez sea un voto de confianza chino en un nuevo régimen de desmilitarización del espacio. Tal vez, aunque es muy poco probable, sea una afirmación de la agresividad china en una «guerra espacial.»
Ya que China no ha admitido este ensayo – aunque difícilmente puede esperarse que pase desapercibido por las comunidades de astronomía y astronáutica del mundo – es evidente que el mensaje no forma parte de un torpe despliegue de belicosidad (vea las declaraciones mencionadas de Bush), sino que es, en su lugar, una declaración clara pero todavía contenida sobre la protección de los «intereses nacionales» chinos en cuanto al acceso a los recursos de la Tierra. La forma en la que se ha hecho esta declaración transmite la calma de una política racional que sin duda ha pasado por un desarrollo cuidadoso y metódico.
El aspecto de «Caja de Pandora» del desarrollo ASAT chino es lo que apunta a un «arma de destrucción masiva» que podría ser desarrollada por otros, y desplegada contra USA y los activos en el espacio internacional. Mientras la adquisición de armas nucleares es reprimida del modo más eficaz por los controles existentes sobre los suministros de uranio y de plutonio, ejercidos por la IAEA (ONU) y los principales Estados nucleares, el desarrollo de una capacidad ASAT se basa en la integración de tecnologías de fácil obtención: electrónico aeroespacial, ordenadores y misiles.
De acuerdo, el nivel de tecnología requerido puede estar más allá del alcance del «constructor por pasatiempo» y del «aficionado al bricolaje,» pero no estaría fuera del alcance de pequeñas naciones, grupos nacionales bien financiados, y corporaciones. Los términos peyorativos: «estados granujas» y «grupos terroristas,» han sido aplicados a tales entidades. (La aplicación específica de esos peyorativos a la entidad depende de la predisposición). No se requieren explosivos – aunque los motores de cohetes y el combustible (usualmente sólido) lo son. Un grupo hostil que construye cuarenta misiles ASAT – tal vez de menos de 10 metros de largo – y puede lanzar y maniobrarlos a la constelación GPS o a otros satélites militares o de comunicaciones, probablemente utilizando las señales GPS para navegación y rastreo, adquiriría repentinamente una influencia política tremenda. Tal vez sea sólo un guión de una cinta de James Bond, o tal vez sea un resultado mayor para un grupo político sub-nacional ambicioso que haya pensado en enviar una «bomba sucia» o una bomba nuclear secuestrada a una importante metrópolis capitalista.
Sea una consecuencia circunstancial del ensayo ASAT chino, o un golpe maestro de cálculo político chino, la erupción de estas posibilidades a la discusión pública nutrirá un torrente de reuniones informativas en el Pentágono y otros sitios, y acortará la elevación psicológica que solía existir bajo «los cielos» hacia la «guerra contra el terror.»
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Manuel Garcia, Jr. es físico. Estudia el flujo y la energía de fluidos. Para contactos, escriba a [email protected]