La Revolución Islámica iraní acaba de cumplir 30 años. Su presidente, Mahmud Ahmadineyad, encuadrado en el sector más conservador, se enfrentará en junio a unas elecciones cruciales. María Jesús Merinero es una experta en la situación de un país que ocupa buena parte de la información internacional, especialmente por el programa nuclear, pero sigue siendo un gran desconocido en Occidente.
María Jesús Merinero es profesora de Historia Contemporánea en la Universidad de Extremadura y especialista en temas musulmanes y en la historia y actualidad de Irán. Recientemente, ha acudido a Iruñea para participar en las jornadas «Islam actual. Feminismo islámico», organizadas por IPES Elkartea.
Tras treinta años, ¿la Revolución Islámica ha cumplido con las expectativas que despertó?
Las expectativas eran muy altas, porque como todas las revoluciones, pretende establecer la justicia social, la equidad para todos. Efectivamente, esto no se ha cumplido. Una de las mayores riquezas de Irán, el petróleo, le ha convertido en un estado rentista. Ha hecho que la gestión económica haya sido muy deficiente. Esto ha generado altos índices de paro. A finales de 2008, que ha sido un año con ingresos altísimo por venta de petróleo, el paro se sitúa en un 11%, lo que significa que la gestión económica ha sido malísima. Y la inflación se sitúa en el 20-25%. Otra vertiente negativa de los hidrocarburos es que han creado corrupción, que se ha extendido entre los círculos cercanos al poder. No todos han sido corruptos, pero como ocurre en nuestras sociedades, existe clientelismo del poder. Lo que es un fracaso. Este año ha habido huelgas de transportistas porque no les llegaba el petróleo y los taxistas han tenido racionada la gasolina. Es un síntoma de que la gestión económica de Mahmud Ahmadineyad ha sido nefasta.
En los últimos años, Irán ha realizado grandes inversiones en satélites y tecnología militar. ¿Ha podido contribuir este hecho a que la riqueza del petróleo no haya llegado al pueblo?
Es cierto que con Ahmadineyad se han incorporado a los órganos de Gobierno miembros de las milicias y se ha dado prioridad, justificándolo por las amenazas que tienen desde 2001 por parte de EEUU, a la vertiente militar. Pero esto no justifica la mala gestión económica y la corrupción, que no es algo achacable sólo a Ahmadineyad, sino algo extendido en la sociedad. Los iraníes se quejan de que una de las grandes meteduras de pata ha sido gastarse un dineral en organizar un congreso sobre la negación del Holocausto, cuando en Irán viven 25.000 judíos que conviven con el resto. No entienden el motivo por el que se mete en esas aventuras farragosas que avergüenzan al pueblo iraní.
¿Las actitudes de Ahmadineyad han contribuido a incrementar el aislamiento de Irán?
Sin ninguna duda. Estos discursos tan inoportunos han ahondado la desconfianza de la sociedad respecto al Gobierno. Pero el aislamiento no es tan real en las relaciones internacionales porque, aunque no lo quiera EEUU, Irán es una gran potencia regional que tiene capacidad de intervención en la zona. Condoleezza Rice decía que cuando se sentaron en la mesa para negociar sobre Irak tuvieron que invitar a Irán porque era irremediable. Irán tiene capacidad de intervención, de forma pacífica, en Irak; en Líbano, no solamente con Hizbullah sino como intermediario; en Palestina, con Hamas, …
¿La llegada de Barack Obama puede suponer un cambio en la política que mantiene EEUU hacia Irán?
No sé qué línea va a seguir Obama. Es cierto que realizó unas declaraciones en las que se ofreció a mantener un diálogo directo con Irán, algo que no es nuevo. En 1997, Mohamed Jatami [presidente de Irán entre 1997 y 2005] ofreció a la Administración Bush una relación directa y no se aceptó. Ahora tienen la disculpa del programa de energía nuclear, pero lo que no se recuerda es que este programa se inició con el sha en los años 1950 con el apoyo de EEUU y de gran parte de Europa. Lo que ocurre es que la situación ha cambiado y que Irán ya no es el vigía de EEUU en la zona. Es cierto que la energía nuclear está al servicio de la paz y que a Irán le hace falta producción eléctrica. En Occidente están comenzando a surgir de nuevo voces que defienden la limpieza de la energía nuclear. Irán retomó su programa nuclear al finalizar la guerra con Irak, en la que Irán fue agredido con armas químicas que todo Occidente y el Este suministró a Irak. Irán denunció este hecho en la comunidad internacional, pero la ONU no les hizo caso, lo que provocó una gran desconfianza en las organizaciones internacionales. Irán sigue perteneciendo al Tratado de No Proliferación Nuclear. Israel tiene bomba atómica y no pertenece a ese tratado, lo mismo Pakistán, India -que se ha beneficiado de miles de millones de dólares de ayuda occidental-, China y Rusia. Todos sus grandes vecinos la tienen, muchos de ellos sin declararla y sin pertenecer al Tratado de No Proliferación Nuclear, lo que supone que están sin vigilancia de la Agencia Internacional de Energía Atómica. Puede servir como elemento de disuasión, porque no hay que olvidar que desde la invasión de Kuwait hay tropas de EEUU en el Golfo y desde antes del 11-S están también en el Cáucaso. No se trata de justificar, pero cualquiera que haga un análisis estratégico ve los motivos que Irán puede tener para disponer de armas de disuasión. En un momento concreto, Occidente les apoyó y ahora les condena por lo mismo. Creo que hubo una intención importante en las presiones que se hicieron sobre Irán, que fue que, asfixiado por las sanciones, rompiera el tratado y siguiera con su programa nuclear. Eso permitiría bombardearle. Pero han sido inteligentes. No se han salido del tratado, siguen vigilados por la Agencia Internacional.
En ese sentido, ¿el programa nuclear se ha convertido en un factor de aglutinación nacional ante amenazas exteriores?
Sin ninguna duda. Desde diferentes perspectivas, cada una con argumentos diferentes, se han registrado manifestaciones a favor de la energía nuclear como algo propio que no se puede arrebatar a Irán. Pero siempre para uso pacífico. No van contra el Gobierno, pero sí que le presionan para que sea así. Pero la gran fuerza de Irán no es el programa nuclear, sino su sociedad. Son los éxitos sociales y culturales que ha conseguido la Revolución. Y ahí sí que ha tenido éxitos. Sobre todo, en el ámbito rural y en los grandes cambios sociológicos que se han producido. Por la Revolución o a pesar de la Revolución.
¿Cuáles son estos éxitos que ha obtenido la Revolución Islámica?
La iraní es una sociedad joven, activa, dinámica, educada y autónoma. Es moderna, algo que puede ser difícil de comprender, porque todo el mundo focaliza la mirada sobre el aspecto externo de las mujeres. Cuando digo que son modernos significa que tienen la educación suficiente para tener un criterio propio ante las cosas. Son autónomos, no dependen de lo que otros dicen. La modernidad significa la capacidad que tenemos para tomar opciones políticas, sociales o formas de vestir diferentes. Es una sociedad tan dinámica que ha sido capaz de crear unos importantes movimientos de contestación, muy imaginativos, muy creadores, para rebatir activamente todas las discriminaciones que el poder pone en práctica a partir de lo que dice que dice el Islam. Irán es un país fundamentalmente urbanizado. La Revolución se inicia con el gran éxodo desde el campo a la ciudad con la industrialización que impulsa el sha. La Revolución se propuso mejorar las condiciones del ámbito rural. Una de las ideas esenciales era extender la educación a todo el mundo. Se hace hincapié en la mejora de las infraestructuras. Se asfaltan carreteras, se electrifica, se crean conducciones de agua. Llega la televisión, que es un elemento ideológico que acerca la sociedad de consumo y las discusiones políticas e ideológicas. Se ha establecido una educación generalizada, universal y gratuita, desde el jardín de infancia hasta el instituto. Y la presencia de la mujer alcanza el 60%, al igual que en las universidades. Se han creado centros sanitarios, mezquitas y baños públicos. En el ámbito rural se han creado también cooperativas para la compra y distribución de semillas y para pedir préstamos. Esto ha hecho que las condiciones sociales en el ámbito rural sean muy buenas. Pese a ser pequeño numéricamente respecto a la población urbana, se han convertido en polos muy atractivos para la inversión.
Irán celebrará en junio elecciones. ¿Sigue existiendo la división entre conservadores y reformadores?
Creo que no habrá más Ahmadineyad. Seguramente, no saldrá elegido. Pero aunque salga, no habrá más un periodo de Gobierno como el de Ahmadineyad. Ha disgustado a casi todo el mundo. Aunque hay gente que le aplaude. Además de la mala gestión económica y sus desafortunadas declaraciones, ha hecho más duras algunas de las normas de la vida social. Aún no sabemos muy bien cuántos candidatos habrá. Jatami ha dicho que se va a presentar. Alí Lariyani parece que también lo hará. Pero hay muchos factores. No existe sólo la división conservadores/reformadores. Dentro de los conservadores hay muchos grupos. Algunos son muy involucionistas, como Ahmadineyad. Otros como Lariyani, que fue responsable del programa nuclear hasta que fue desbancado, tienen otro perfil, aunque sea conservador. Sospecho que, al igual que en las elecciones de 2005, va a haber un alto grado de abstención. En cualquier caso, es un poco pronto para hacer pronósticos
La presencia de la mujer iraní en diferentes ámbitos contrasta con la imagen que de ella se tiene en Occidente, destacando su vestimenta.
¿Por qué nos importa tanto cómo va vestido alguien?. A mí me da igual si una señorita enseña el ombligo, aunque me parezca que no es elegante. ¿Por qué alguien no puede ser moderno así? La Revolución ha supuesto importantes cambios sociológicos. Por ejemplo, la edad del matrimonio ha pasado de los 17 años de media a los 23 en los años 90. Desde muy pronto, la Revolución puso en marcha un sistema de control de natalidad. El número de hijos en 1978 era, de media, seis. Ahora, viene a ser de dos. Como nosotros. El cambio es brutal. No está permitido, como en ninguna religión, el aborto, pero sí se contemplan posibilidades de abortar en caso de que el feto tenga malformaciones o enfermedades. La autonomía en las formas de ocio y diversión, que es verdad que están muy recortadas en el ámbito público, ha impulsado que se hayan organizado en asociaciones muy diversas. Por ejemplo, hay millones de ONG, que están al margen del Estado. Estas organizaciones se han ocupado de temas que el Estado no quiere reconocer, como la drogadicción o la prostitución. Se han autonomizado del Estado y han sido capaces de tener asociaciones propias. Las mujeres, cubiertas, están más visibles que nunca. Están en todas partes, excepto en la función de juez. Son policías, taxistas, forofas del fútbol, fotógrafas, directoras de cine, intelectuales, pintoras, … La Revolución politizó a las mujeres para incorporarlas al proceso revolucionario. Durante la guerra con Irak [1980-1988], las mujeres se hicieron cargo de la economía. Al acabar la guerra, se encontraron con que los hombres, en nombre del Islam, querían someterlas, que fue algo que no aceptaron. Los derechos se han mantenido y cada vez hay una concepción más clara de que hay derechos específicos que afectan a las mujeres. Tienen una población muy educada y muy movilizada revolucionariamente, lo que ha hecho que las mujeres iraníes sean un referente en el mundo árabe-islámico.