El año pasado, investigadores del gobierno chino se introdujeron en un agujero en el muro de concreto que rodea la fábrica de textiles Fuan Textile Mill en el sur de China. ¿Su objetivo? Una inspección sorpresa de la planta. Lo que encontraron encendió las alarmas en decenas de minoristas estadounidenses que usan los tejidos de la fábrica para su ropa, entre ellos Wal-Mart Stores, Lands’ End y Nike.
Los habitantes de la aldea cercana habían protestado porque la fábrica, propiedad de Fountain Set Holdings Ltd., con sede en Hong Kong, había hecho que el agua de su río se tornara color rojo oscuro. Las autoridades descubrieron una cañería enterrada bajo el suelo de la fábrica, que todos los días vertía al río cercano unas 22.000 toneladas de agua contaminada por los procesos de teñido.
En las dos décadas que han transcurrido desde que las compañías estadounidenses recurrieron a las fábricas chinas para producir las camisetas, jeans y zapatillas baratas que usan a diario sus clientes, el aire, tierra y agua chinos han tenido que pagar un precio muy alto. China ha enfrentado duras críticas por la seguridad de sus exportaciones, desde pasta dental contaminada hasta juguetes tóxicos. Pero ahora los activistas medioambientales y el gobierno chino comienzan a destacar el otro lado del problema: el papel que juegan las multinacionales en el aumento de la contaminación en China al exigir precios cada vez más bajos para los productos del país.
Por ejemplo, los precios de las exportaciones de tejidos y ropa hacia EE.UU. han caído 25% desde 1995. Esto se debe en parte a la presión que ejercen las cadenas minoristas por precios cada vez más bajos. Una de las maneras tradicionales en que las fábricas chinas mantienen sus costos bajos es vertir su agua de desecho directamente en los ríos. El tratamiento de agua contaminada cuesta unos 13 centavos por tonelada, de modo que las grandes fábricas pueden ahorrar cientos de miles de dólares al año al enviar su agua de desecho directamente a los ríos, infringiendo las leyes chinas sobre contaminación del agua.
«Los precios en EE.UU. son artificialmente bajos», dice Andy Xie, ex economista jefe para Morgan Stanley en Asia. «(EE.UU.) no está pagando los costos de la contaminación, y esa es la razón por la que China es un desastre medioambiental».
La industria textil es una de las más contaminantes de China. Además de metales pesados y varios cancerígenos, los tintes de fábrica contienen altos niveles de materiales orgánicos y el hilo a menudo se sumerge en almidón antes de incorporase al tejido. La descomposición de grandes cantidades de estos compuestos orgánicos puede absorber todo el oxígeno de un río, matando a los peces y convirtiendo el agua en un lodazal estancado.
El producto principal de Fountain Set son las camisetas de algodón suave que venden compañías como Gap, Target y Eddie Bauer Holdings. Fountain Set también comercializa una gama de tejidos no perjudiciales para el medio ambiente, entre ellos el algodón orgánico. La compañía, que cotiza en la Bolsa de Hong Kong, tiene 20.000 empleados y sus ingresos anuales superaron US$900 millones el año pasado.
Desde la inspección que se realizó en junio del año pasado, Fountain Set ha pagado unos US$1,5 millones en multas y ha invertido US$2,7 millones para actualizar sus instalaciones de tratamiento de agua.
Muchas compañías de ropa se distancian de Fountain Set, aduciendo que no son clientes directos, incluso cuando usan sus tejidos. Los grandes minoristas normalmente trabajan directamente con el fabricante para fijar colores y estilos de tejidos de cada temporada, pero en última instancia pueden comprar los productos de Fountain Set mediante un proveedor que cose los productos terminados.
Nike es la única compañía con la que se habló para este artículo y que proporcionó pruebas de haber supervisado la planta Fuan por infracciones medioambientales antes de la investigación del gobierno.
Desde 1999, la fábrica pasó todas las inspecciones de calidad de agua de Nike. Pero las pruebas eran voluntarias y exigían a la fábrica que presentara sus propias muestras de agua a un laboratorio contratado por Nike. La compañía dijo que se suponía que la fábrica «recoge muestras representativas del agua de desecho», pero reconoce que «sería posible falsificar la muestra». Fountain Set asevera que las muestras que presentó no estaban falsificadas. Muchas otras compañías estadounidenses redujeron sus pedidos de esa fábrica o suspendieron durante un tiempo su relación con ella.
La inspección de Fountain Set forma parte de una campaña cada vez más intensa del gobierno chino para frenar el daño ecológico tras tres décadas de expansión industrial. La provincia de Guangdong en China, donde tiene su sede Fountain Set, está sumergida en una niebla tóxica. Su paisaje está compuesto por chimeneas industriales y autovías de ocho carriles, y donde unas 50.000 fábricas producen juguetes, celulares y productos electrónicos. Aquí en Dongguan, un importante centro de producción, el aire huele a goma quemada. Bajo la presión de Beijing, el gobierno provincial ha realizado una enérgica campaña en contra de las industrias contaminantes para estimular un crecimiento más ecológico. Entre 20% y 30% de la contaminación del agua en China proviene de los bienes que se fabrican para exportarse, calcula Xie, el economista.
Los activistas chinos están intentando que la cadena de suministro de la industria textil sea más transparente. Para ello, quieren establecer los vínculos entre las fábricas chinas y las multinacionales que compran sus productos. «Queremos que sepan que estamos atentos en China», asevera Ma Jun, un conocido activista chino que ha puesto en marcha un sitio que reúne datos sobre las fábricas contaminantes.