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Entrevista con Nicola Magrini, alto funcionario de la Organización Mundial de la Salud

«La salud no es un gasto… es una inversión»

Fuentes: Rebelión

El tema de la salud, esencial para la humanidad entera, está estrechamente ligado al del acceso a los medicamentos que permiten combatir las diversas enfermedades. Salud y farmacología -de igual forma como, por ejemplo, salud pública y prevención-, constituyen una de esas duplas esenciales en el sistema médico-profesional planetario. Los *medicamentos esenciales* son parte esencial […]

El tema de la salud, esencial para la humanidad entera, está estrechamente ligado al del acceso a los medicamentos que permiten combatir las diversas enfermedades. Salud y farmacología -de igual forma como, por ejemplo, salud pública y prevención-, constituyen una de esas duplas esenciales en el sistema médico-profesional planetario. Los *medicamentos esenciales* son parte esencial de las prioridades de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Fue en 1977 cuando la OMS publicó su primera Lista Modelo de Medicamentos Esenciales. A menos de cuarenta años de aquel momento, dicha Lista dotada hoy de 416 medicamentos de referencia debió ser actualizada, ganando cada vez más relevancia para médicos, científicos y responsables políticos. La más reciente actualización de abril del 2015 -con el correspondiente informe de octubre del mismo año- fue el resultado del trabajo de un grupo internacional de reconocidos expertos independientes. A la cabeza, coordinando dicho trabajo, el doctor italiano Nicola Magrini, responsable del Departamento de Medicamentos Esenciales y productos de Salud de la OMS. Entrevista exclusiva con el profesor italiano realizada en su oficina en la sede ginebrina de dicha organización internacional.    

P: El abc… ¿Qué son los medicamentos esenciales?

Nicola Magrini: Son aquellos que satisfacen las necesidades prioritarias de la atención de la población. Además de su relevancia para la salud pública, son seleccionados a partir de tenerse en cuenta la evidencia sobre la eficacia y seguridad. Así como el criterio comparativo de costo-efectividad. Fue el Comité Ejecutivo de la OMS quien en 2001 revisó los métodos para la selección de dichos fármacos con el objetivo de introducir en 2002 varios nuevos medicamentos contra el SIDA. Entonces se estableció claramente que el costo absoluto del tratamiento no debe ser una causa excluyente para incorporar nuevos medicamentos a la Lista. El costo e impacto presupuestario, junto con otros factores, influyen evidentemente en la toma de decisión al momento de decidir la ampliación la lista…pero sin ser una condición única.

Nuevos medicamentos esenciales

P: ¿Por qué la OMS decidió reactualizar completamente en 2015 esa Lista?

NM: Porque la anterior estaba superada, especialmente teniendo en cuenta que existía la demanda de recapitular los medicamentos contra el cáncer. Por otra parte, la misma OMS había hecho recomendaciones para incorporar nuevos medicamentos disponibles para tratar ciertas patologías como la hepatitis C o la tuberculosis. Y así se hizo. Se incorporaron, entre otros, todos los medicamentos propuestos para la hepatitis C, cuatro para la tuberculosis así como diversos para confrontar el cáncer.

P: ¿Cómo se analizaron los medicamentos oncológicos?

NM: Con respecto al cáncer fue lo más difícil porque estamos considerando muchas patologías. Identificamos 29 tipologías de tumores, entre ellas 22 de adultos y 7 pediátricas. Tres ligadas al cáncer de colon; dos al de seno y así sucesivamente. Establecimos la prioridad de proponer a todos los países los medicamentos para los tumores más corrientes, en particular leucemia y linfoma, que pueden facilitar la cura en casi un 80% de los casos. Con respecto a los cánceres pediátricos evaluamos los tumores más curables e hicimos una proposición. Para el de colon no propusimos ningún medicamento nuevo porque la eficacia resulta modesta.

P: Algunos ejemplos concretos…

NM: El Imatinib, para la leucemia, que permite una alta tasa de remisión luego de 7 años o el Rituximab que permite un aumento real de la tasa de sobrevivencia (de 50-55% a 70%) o bien el Trastuzumabe adiuvant, para el estado precoz del cáncer de seno y que asegura hasta un 13 % de aumento de la tasa de sobrevivencia en las mujeres de alto riesgo.

P: ¿Incorporar un medicamento en la Lista significa otorgarle un reconocimiento particular?

NM: La Lista tiene un valor de carta de referencia, de promoción, de subrayar el interés público y el derecho a la salud. El interés hacia la Lista fue aumentando en los últimos años por parte de especialistas, de publicaciones científicas, incluso de los Gobierno de las naciones miembro de la OMS. Esto es esencial de recordarlo: la Lista es un instrumento ofrecido por nuestra organización a los Gobiernos para que los integren en sus sistemas públicos de salud.

«No estoy de acuerdo con los dobles estándares»

P: ¿Los países más empobrecidos del planeta también tienen a la Lista como referencia?

NM: Sí, en efecto. Es un marco de referencia científico. Muchos de los países más pobres incorporan esos medicamentos contra el cáncer como referenciales. Siento que en esos países con menos recursos se vive una especie de vigilia en la espera. Debemos recordar que cuando la Lista incluyó en 2002 los medicamentos contra el SIDA, en paralelo se creó un Fondo Global que permitió adquirirlos – así como los fármacos contra la malaria, la tuberculosis y algunas otras enfermedades tropicales- para ponerlos a disposición de todas las naciones. Actualmente no existe un mecanismo de esta naturaleza para los medicamentos anti-cáncer. Sin embargo la Lista permite a esas naciones a reflexionar sobre las inversiones necesarias para dar respuestas a las nuevas demandas. No estamos de acuerdo con la política de dobles estándares. En nuestra concepción, la Lista de Medicamentos Esenciales de la OMS es un puente que puede acercar realidades, convertirse en un referente para todos, ricos y pobres. Somos conscientes que a nivel de posibilidad de adquisición no es lo mismo Boston, Nueva York, Berlín o Ginebra que un país del África subsahariana. Sin embargo esta referencia científica plantea en el Norte, en el Sur, en el Este o el Oeste el gran desafío actual o de futuro de asegurar tratamientos para cada uno que lo necesite. Se trata de estándares terapéuticos y éticos que deberían lograrse con los mejores resultados posibles. Es un medio parea compartir los conocimientos.

P: El objetivo estratégico más importante de la OMS para los próximos años es asegurar la «cobertura universal», es decir el acceso de todo el mundo a la atención de salud esencial. ¿Esta Lista que incluye, por ejemplo, productos caros para el tratamiento del cáncer, no complica la ejecución de ese desafío estratégico?

NM: Nosotros definimos los medicamentos esenciales. La cobertura universal implica introducir un sistema que establece lo que cada país debe garantizar para asegurar la salud de su población. Y el cáncer es parte de esta realidad. Cada Nación, su poder político, su sociedad civil, sus actores, deben discutir cómo hacer posible esa cobertura universal destinando los recursos necesarios y reestructurando incluso sus presupuestos nacionales. Claro que el cáncer por su propia complejidad e impacto confronta a una reflexión de fondo. Pero estoy persuadido que con la Lista ayudamos a cada uno a definir prioridades. Y el cáncer es una. Tal vez mi reflexión pueda ser entendida como utópica. Pero para cambiar las cosas, modificar las realidades, es necesaria siempre una parte de utopía.

El debate de los precios

P: Insisto. ¿Definiendo medicamentos caros no se corre el riesgo que en esas naciones del «Sur» se beneficie a los grupos más ricos en detrimento de los gastos de prevención y diagnóstico precoz que pueden favorecer a todos los sectores de la sociedad?

NM: Trabajamos para que no se corra ese riesgo e hicimos elecciones razonadas, en particular para el cáncer. Es verdad que si un país cuenta con un presupuesto para la salud que no quiere modificar e introduce nuevos medicamentos costosos, puede ser un problema. Pero la OMS busca de promover siempre el aumento efectivo de los presupuestos globales para la atención de salud. Y ahí hay una clave de lectura e interpretación. Debemos cada día explicar con más energía y determinación que la salud no es un gasto sino una inversión. La salud pública incluso debe ser entendida como un apoyo indirecto pero esencial al desarrollo de la economía de una nación.

P: Muchos de los medicamentos que se encuentran en el mercado tienen precios sobrestimados. Uno de los problemas principales de los países más empobrecidos es el precio creciente que debe pagar por los fármacos. ¿Existe una reflexión de vuestra parte sobre la necesidad de reducir esos precios para que los medicamentos esenciales puedan ser adquiridos realmente por todos los habitantes de los cinco continentes?

NM: Es una reflexión y una pregunta muy pertinente. Nuestra introducción a la nueva Lista, un texto de apenas cinco páginas- pero basado en un Informe Final de 600 páginas con 1082 referencias- , busca entre otras cosas abrir el debate sobre cómo hacer para que los medicamentos tengan precios más bajos y sean más accesibles. Pienso que se requiere de una estrategia a largo plazo y que es difícil establecer cambios de un día a otro dado la cantidad de intereses que están en juego. Nosotros estamos convencidos de la necesidad de discutir con todo el mundo, sean ONG, industria, autoridades etc. para que los medicamentos, en especial los que integran la Lista de la OMS, sean accesibles para todos los que realmente los necesiten. Tenemos ya planificados encuentros para promover esta reflexión de fondo.

Retrato del doctor Magrini

Con 52 años, en abril del 2014, el doctor Nicola Magrini fue designado Responsable del Departamento de Medicamentos Esenciales y Productos de Salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Ginebra, organización con la que había colaborado desde 2007 con diversos mandatos externos.

Antes de asumir dicha función, este especialista en farmacología había recorrido un largo camino de formaciones superiores y compromisos profesionales. En 1989 concluyó sus estudios en Medicina en la Universidad de Bolonia, Italia, con un trabajo final denominado «FARMAGUIDA: un banco de datos para clasificar y evaluar la prescripción de fármacos». Continuando una formación en el Instituto de Investigación Farmacológica «Mario Negri» de Milán, completada luego por el post-grado en la misma temática en la Universidad de Milán. Entre el año 90 y su llegada a Ginebra, entre otras actividades, el Dr. Nicola Magrini enseña e investiga en la Universidad de Bolonia; en la ciudad de Módena; dirige el Comité de Ética del Hospital de Regio Emilia; participa en la fundación del Centro Cochrane (Italia); y es miembro del equipo de redacción de la Revista Médica Británica.

Sergio Ferrari, artículo publicado en francés, en marzo 2016, en el Bulletin Suisse du Cancer

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.