Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Los Juegos Olímpicos de Verano de Beijing representan una oportunidad dorada para que la industria de ropa deportiva, interesada por imponer sus marcas, asocie sus productos con la apreciada marca olímpica. Por un abordable patrocinio o pago de licencia, una compañía de ropa deportiva puede imbuir sus zapatos atléticos y marcas de ropa con los elevados ideales olímpicos de trato justo, perseverancia y, lo más importante, de victoria.
Al asociar sus marcas con los Juegos Olímpicos, u otros eventos deportivos como ser la Copa de la UEFA, las compañías de ropa deportiva esperan conseguir oro en ventas, cuota de mercado y reconocimiento de marca. Si el pasado sirve de guía, estos importantes eventos deportivos pueden ser extremadamente lucrativos para algunos de los principales protagonistas en esta industria global.
Pero la historia tiene otro aspecto. Antes de los Juegos Olímpicos de Verano en Atenas, la Campaña Play Fair [Jueguen limpio] en los Juegos Olímpicos – la mayor movilización internacional de su tipo por los derechos de los trabajadores – atrajo la atención del mundo al lado oculto de la industria de la vestimenta deportiva: las atroces condiciones laborales que sufren jóvenes mujeres, hombres y niños que fabrican zapatos, camisetas, balones de fútbol y otros artículos en fábricas contratadas e instalaciones subcontratadas en todo el mundo.
Avancemos cuatro años, y ante los Juegos Olímpicos de Beijing, tenemos que preguntar: «¿Hay alguna cosa que haya mejorado?
Sobre la base de entrevistas con más de 320 trabajadores de la ropa deportiva en China, India, Tailandia e Indonesia, así como estudios sobre compañías e industrias, informes publicados y no publicados, artículos en la prensa, sitios en la Red y anuncios de fábricas, investigadores de la red Play Fair establecieron que aunque algunas marcas han desarrollado un control de los derechos laborales y programas de cumplimiento y han actuado en una serie de problemas y casos, la norma sigue siendo la violación sustancial de los derechos de los trabajadores en la industria de la vestimenta deportiva.
A pesar de más de 15 años de códigos de conducta adoptados por las principales marcas de ropa deportiva, como ser Adidas, Nike, New Balance, Puma y Reebok, trabajadores que hacen sus productos siguen enfrentando una extrema presión para cumplir con cuotas de producción, horas extra excesivas indocumentadas y no pagadas, abusos verbales, amenazas a la salud y a la seguridad, relacionados con las altas cuotas y la exposición a productos químicos tóxicos, y el incumplimiento de programas legalmente exigidos de salud y otros seguros.
Los investigadores de Play Fair también descubrieron que los salarios para trabajadores de la vestimenta deportiva siguen siendo mucho más bajos que los salarios de subsistencia mínima locales. Incluso cuando los gobiernos han aumentado el salario mínimo legal o los compradores de vestimenta deportiva de marca tratan de imponer límites a las horas extra, los investigadores de Play Fair encontraron evidencia de que los empleadores encuentran nuevas maneras de evadir sus responsabilidades.
Por ejemplo, cuando el gobierno chino aumentó el salario mínimo en Dongguan, en la provincia Guangdong, a fin de tener en cuenta una tasa brutal de inflación de productos básicos, como ser los alimentos, los empleadores en numerosas fábricas de calzados atléticos estudiadas por Play Fair hallaron modos de anular el aumento. Algunos empleadores aumentaron los objetivos de producción, reduciendo, o eliminando, así los bonos de producción, parte importante de los ingresos de los trabajadores. Otros introdujeron nuevos cobros por alimentación, vivienda u otros servicios. Algunos de los trabajadores entrevistados reciben ahora menos ingresos que antes del aumento del salario mínimo.
En algunos casos, investigadores de Play Fair descubrieron que los trabajadores ni siquiera reciben el salario mínimo legal, a pesar de trabajar entre 12 y 13 horas por día. Asimismo, en una serie de fábricas, había evidencia de que los empleados falsificaban las cuentas para ocultar el hecho de que los empleados eran obligados a trabajar horas excesivamente largas e ilegales y que no recibían el pago adicional legal por horas extra.
Obreros que trabajan en casa cosiendo balones de fútbol en Jalandhar, India dijeron a investigadores de Play Fair que las tarifas por pieza han estado estancadas durante los últimos cinco años, a pesar de tasas de inflación del año pasado calculadas entre un 6,7 y un 10%. Dependiendo del tipo de balón, un cosedor de balones que trabaja en casa gana entre 35 centavos de dólar y 88 centavos por balón, completando entre dos y cuatro por día. Los trabajadores en casa también viven con una falta total de seguridad de ingresos. Durante los meses en que hay pocos pedidos, los grupos familiares a menudo se hunden en deudas a prestamistas.
«No tenemos ahorros, así que no nos queda nada cuando hay emergencias,» dijo un cosedor de balones de fútbol de 50 años. Hay pocas o ninguna redes de seguridad a disposición de los trabajadores desde su casa: una enfermedad o un accidente puede equivaler a una catástrofe. «He perdido el oro de mi mujer, que di como fianza a un prestamista y no le pude reembolsar,» dijo. «Una vez incluso arrendé mi cilindro de gas licuado para conseguir un poco de dinero para una emergencia sanitaria sufrida por mi esposa. Todos vivimos la misma situación. Uno de mis amigos llegó a vender su sangre para conseguir un poco de dinero adicional para encarar una emergencia.»
Tres vallas que superar
En toda la industrial global de la vestimenta deportiva, los trabajadores que fabrican ropa deportiva, calzados y balones de fútbol hablan todos del mismo tipo de problemas. Estos hechos no son nuevos. Un modelo empresarial particular, la falta de incentivos, la competencia de intereses, la inercia institucional, y otros factores, han anulado a menudo los mejores esfuerzos por solucionar los problemas endémicos que siguen plagando a esta industria.
En lugar de simplemente volver a presentar una letanía de abusos, este informe trata de identificar soluciones a esos problemas persistentes del sitio de trabajo, concentrándose en tres obstáculos centrales que, si no son superados, inhibirán la futura capacidad de la industria de realizar un progreso real en otros aspectos.
Si la industria de la vestimenta deportiva habla en serio de un cambio en la manera como se realizan actualmente los negocios, hay una necesidad urgente de emprender pasos inmediatos para encarar estos temas centrales.
1) La falta de respeto por el derecho de asociación y a negociar colectivamente de los trabajadores que impide los esfuerzos de los trabajadores de resolver problemas en el sitio de trabajo cuando se presentan y de negociar mejoras a largo plazo de salarios y condiciones laborales.
2) La actitud y práctica dominantes en esta industria está tan sesgada contra el desarrollo de sindicatos que creemos que se necesita un enfoque más dinámico para crear un clima positivo para los sindicatos (en lugar de ser sólo neutral). Creemos que las compañías deberían adoptar una actitud positiva hacia las actividades de los sindicatos y una actitud abierta hacia las actividades de organización de los trabajadores.
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Los trabajadores enfrentan considerables obstáculos cuando tratan de ejercer su derecho a la libertad de asociación y de negociación colectiva, incluyendo: el despido de dirigentes y partidarios sindicales.
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Negativa de la administración de las fábricas a reconocer y negociar con, los sindicatos.
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Término o reducción de pedidos a las instalaciones sindicalizadas.
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Movimiento de la producción a jurisdicciones donde se limita legalmente la libertad de asociación.
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Promoción por la dirección y selección de «comités de trabajadores» no representativos.»
Cierres de fábricas
La racha de cierres de fábricas que ha acompañado la reestructuración de la industria durante los últimos años, contribuye a un clima de temor entre los trabajadores y los proveedores, alimentando el mito de que cualesquiera esfuerzos por mejorar las condiciones sólo llevará a más pérdidas de puestos de trabajo. Cuando los trabajadores enfrentan la inseguridad en el empleo, es menos probable que tomen iniciativas paras cuestionar prácticas abusivas.
Aunque unas pocas compañías de ropa deportiva sensibles a la imagen de su marca están dispuestas a discutir como minimizar los impactos negativos de la reestructuración y la consolidación, la vasta mayoría se niega incluso a considerar si tienen la obligación de justificar sus decisiones ante los trabajadores o las comunidades negativamente afectadas.
Los cierres sólo deberían ocurrir cuando una fábrica ya no es capaz de sostenerse económicamente y se han agotado todas las demás opciones para rescatar el negocio. Pero no es siempre fácil desenmarañar la responsabilidad por decisiones económicas que afectan la viabilidad de una fábrica en particular.
Los proveedores y/o agentes de compra que utilizan múltiples fábricas en uno o más países toman decisiones sobre qué fábricas reciben cuales pedidos, afectando la viabilidad de uno u otro centro de producción. Los compradores también, sea por decisión o simplemente por desatención, no apoyan a fábricas que han cumplido mejor con los estándares laborales – especialmente las que tienen acuerdos de negociación colectiva – conduciendo a cierres.
Como estamos hablando de cadenas globales de suministro, una evaluación limitada de la viabilidad económica de un centro de producción aislado no basta para racionalizar un cierre. Una verdadera evaluación de la viabilidad de una fábrica también debe considerar los tipos de pedidos de los compradores, si los precios pagados por los compradores son suficientes para respaldar el cumplimiento de los derechos laborales en un centro de producción, y las finanzas de la sociedad matriz.
Crecimiento en empleos precarios
Aunque no tenemos a disposición datos globales exhaustivos a través de toda la industria, los sindicatos y las organizaciones de derechos laborales han informado en los últimos años sobre el creciente uso por proveedores de sucesivos contratos de empleo a breve plazo y de agencias de contratos de empleo de terceras partes.
El creciente uso de contratos a corto plazo y de otras formas de empleo precario niega a los trabajadores su seguridad social y otros derechos legales, desalentando la organización del trabajador, y debilitando la imposición de los reglamentos laborales, que demasiado a menudo no son aplicados a trabajadores no-permanentes.
El problema es que la industria de la ropa deportiva es adicta a la flexibilidad. En el modelo empresarial prevaleciente en la ropa deportiva, los comerciantes, las marcas, y los proveedores transnacionales tratan de maximizar su capacidad de cambiar no sólo los estilos y los productos que son producidos, sino las fábricas o países en los que los artículos son fabricados, todo en busca de la producción más rápida, más fiable, de la mejor calidad y, desde luego más barata.
No sorprende, por lo tanto, que las fábricas de ropa deportiva traten de «flexibilizar» sus fuerzas laborales. Mientras siga siendo inestable el sistema global de producción de vestimenta deportiva, habrá un impulso por descargar sobre otros la masa del riesgo involucrado en la competencia por el negocio y los pedidos. Los que ya no pueden descargar ese riesgo – los trabajadores en la base de la cadena de producción y distribución – terminan soportando la parte más dura de la inestabilidad del sistema.
La cuarta valla – un salario de subsistencia mínima
La investigación de Play Fair también indica que a pesar de la creciente presión del trabajo y del exceso de horas de trabajo, los ingresos de los trabajadores siguen estando, en general, bien por debajo de un salario de subsistencia mínima. Mientras los líderes de la industria han estado dispuestos a asegurar, en algunos casos, que los trabajadores reciban el salario mínimo legal o el salario prevaleciente en la industria, ha habido muy poca acción hasta la fecha para asegurar que los salarios de los trabajadores sean suficientes para satisfacer sus necesidades básicas.
Tal como los trabajadores en la base de la cadena de producción y distribución han sido obligados a soportar la mayor parte de los riesgos asociados con la exigencia de flexibilidad de la industria, los trabajadores también se han visto obligados a cargar con los costes asociados con la exigencia por los consumidores de comprar a precios bajos.
Los cosedores de balones de fútbol en Pakistán, por ejemplo, informan que reciben entre 57 centavos y 65 centavos de dólar por cada balón que producen, un precio que no ha cambiado en seis años a pesar de que el índice de precios al consumidor aumentó en un 40% durante ese período. Trabajadores de la vestimenta en Camboya ganan un promedio de entre 70 y 80 dólares por mes, incluyendo horas extra y bonificaciones – lo que no es suficiente para permitir a un trabajador y su familia un nivel de vida decente.
En Bangladesh, donde en 2006 las protestas de trabajadores llevaron a un muy necesario aumento en el salario mínimo a 24,30 dólares al mes, el verdadero valor (después de la inflación) de su salario mensual vale ahora incluso menos que el salario mínimo de 1995. En Turquía, el salario prevaleciente en la industria del sector de la vestimenta es calculado como menos de la mitad del salario de subsistencia mínima.
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La responsabilidad de lograr mejoras de los salarios en las cadenas de producción y distribución globales de la vestimenta deportiva está más ampliamente distribuida de lo que podría ser en una industria nacional que produce para el consumo interno, porque la producción global de ropa deportiva tiene lugar en un contexto de relaciones de compra inestables.
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Las dificultades con los mecanismos nacionales de fijación de salarios se deben a compras e inversiones sin estabilidad en su origen o destino geográfico.
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La falta de respeto por la libertad de asociación y la negociación colectiva.
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Las expectativas de bajos precios de los consumidores, las marcas y los comerciantes minoristas.
Por estos motivos, debe desarrollarse un esfuerzo coordinado para aumentar los salarios en la industria de la ropa deportiva. Debiera concentrarse inicialmente en los mayores proveedores y en fábricas relativamente estables, donde una masa crítica de compradores tenga una relación a largo plazo con la fábrica proveedora y todos estén dispuestos a emprender pasos para asegurar que los trabajadores reciban salarios que caigan dentro del marco de los cálculos de salarios de subsistencia mínima de la región.
Para encarar seriamente la ausencia de libertad de asociación y del derecho a la negociación colectiva, y los impactos de cierres de fábricas, y para elevar los ingresos a un nivel que corresponda a las necesidades básicas de los trabajadores, las compañías de ropa deportiva tendrán que emprender una serie de acciones concretas, cuantificables, en estrecha colaboración con múltiples participantes, sindicatos, organizaciones no gubernamentales, y gobiernos,
Una pequeña muestra de las acciones y objetivos que pueden tener lugar incluye:
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Las marcas de ropa deportiva debieran exigir a los proveedores que adopten una política de libertad de asociación y comunicarla por escrito a los trabajadores mediante una «Garantía del Derecho a Organizarse.» Esto debiera ser hecho con un mínimo de un 30% de los proveedores hasta Vancouver 2010, y de un 100% hasta Londres 2012.
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Hasta Vancouver 2010, las marcas y el comercio minorista de marcas de ropa deportiva debieran suministrar incentivos cuantificables a las fábricas que tengan un acuerdo de negociación colectiva (ANC) con un sindicato independiente. Tales incentivos deberían incluir que se adjudiquen órdenes preferenciales; contratos estables de suministro a largo plazo; y una compensación ANC cuantificable en los precios por unidad.
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Los proveedores de ropa deportiva deben asegurar que, hasta los Juegos Olímpicos de Invierno de Vancouver en 2010, por lo menos un 95% de los trabajadores empleados en la parte fundamental del negocio de cada compañía estén empleados con contratos ilimitados de de duración indeterminada, y que: 1) Todo uso de contratos de duración fija tenga lugar como reacción a un plan claramente definido que justifique su uso; 2) Que todo trabajador con contrato de duración fija reciba el mismo salario y beneficios otorgados a trabajadores permanentes que realicen el mismo trabajo; 3) Una vez que un empleado a corto plazo sea contratado dos veces con un contrato de duración fija por el mismo empleados, o por dos años, el empleado sea contratado automáticamente mediante un contrato de duración ilimitada en caso de un tercer contrato.
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Hasta Vancouver 2010, los compradores debieran informar públicamente sobre las políticas de selección, administración y/o finalización de proveedores / vendedores de la compañía, incluyendo: 1) el proceso de aprobación de nuevas fuentes de suministro; 2) la conexión del desempeño de responsabilidad social corporativa del proveedor con las decisiones de compra; y 3) la estrategia para administrar el impacto de la terminación de las compras de ciertas fábricas. Iniciativas de múltiples partes implicadas deberían exigir esto a sus miembros.
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Los compradores deberían comprometerse a lograr un salario de subsistencia mínima en por lo menos un 25% de las fábricas proveedoras hasta los Juegos Olímpicos de Verano en Londres en 2012 mediante: 1) Colaboración con otros compradores (posiblemente mediante una iniciativa de múltiples partes interesadas) para identificar a proveedores en los que los compradores participantes controlan colectivamente más de un 75% de la producción sobre una base regular; 2) La promoción del establecimiento de estructuras de negociación para posibilitar que la dirección de la fábrica y los sindicatos consoliden el elemento del salario de subsistencia mínima en la estructura de pagos existente en esas fábricas: 3) La negociación individual con las direcciones de fábricas sobre las medidas necesarias para lograr un salario de subsistencia mínima proporcional a la parte jugada por cada comprador en la producción.
Hace cuatro años, Play Fair pidió que la industria encarara el desafío de hacer mejoras reales, sustanciales, en el cumplimiento de los estándares laborales hasta los Juegos Olímpicos de Beijing. Cuando se encendió la llama en la apertura en Beijing, el progreso hacia esos objetivos era limitado en el mejor de los casos.
Si la industria de la ropa deportiva – compradores, proveedores y las iniciativas de múltiples partes interesadas que los incluyen como participantes – es verdaderamente seria en el trato de los temas mencionados en este informe, debe demostrar su disposición a emprender acciones concretas para lograr objetivos cuantificables para asegurar que cuando tengan lugar los próximos Juegos Olímpicos en dos y cuatro años, los trabajadores puedan esperar verdaderas mejoras en sus condiciones de trabajo en lugar de que para entonces sigamos hablando de compromisos vagos.
Maquila Solidarity Network (Red de Solidaridad de la Maquila) es una organización por los derechos de los trabajadores y de las mujeres que apoya los esfuerzos de los trabajadores en las cadenas globales de producción y distribución por lograr mejoras de salarios y de las condiciones de trabajo y una mejor calidad de vida. Escribió este informe por cuenta de Play Fair 2008.
(Publicado por Asia Times con permiso de Foreign Policy in Focus)