Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
La crisis nuclear contra Irán corre el riesgo de profundizarse y agravarse a causa de las nuevas sanciones de las Naciones Unidas contra la República Islámica, mentras EEUU se mantiene en sus trece contra un plan diplomático alternativo que se diseñó para suavizar tensiones.
La resolución de las Naciones Unidas postulando una cuarta ronda de sanciones, votada en el Consejo de Seguridad el pasado miércoles, exige la inspección de los navíos sospechosos de transportar materiales, preparando un escenario favorable a los incidentes militares en el mar entre Irán y la marina estadounidense. Con los votos en contra de Brasil y Turquía, los arquitectos de un acuerdo de intercambio nuclear con Irán, la resolución elimina también cualquier pretensión de apoyo global unificado para una diplomacia coercitiva contra Irán.
«Las sanciones aprobadas irán al cubo de la basura como si fueran un pañuelo usado», dijo el Presidente iraní Mahmud Ahmadineyad inmediatamente después de la votación, según la Agencia de Noticias de los Estudiantes Iraníes, de control estatal. «El reino de la política se ha convertido en el reino del engaño».
La resolución del Consejo de Seguridad, apoyada por los cinco miembros que disponen de derecho de veto permanente (EEUU, Reino Unido, Francia, Rusia y China), se aprobó por doce votos contra dos, mientras el Líbano se abstenía, a pesar de todas las presiones estadounidenses. Austria, Bosnia y Herzegovina, Gabón, Japón, Méjico, Nigeria y Uganda, todos ellos apoyaron las sanciones. Pero los países miembros no le dieron a EEUU lo que más necesitaba en términos diplomáticos: un voto unánime.
El Presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva acusó al Consejo de Seguridad de actuar con «obstinación» al aceptar las sanciones redactadas por EEUU «en lugar de llevar a Irán a la mesa de negociaciones», declaró Lula, según la agencia oficial de noticias Agencia Brasil. El Consejo de Seguridad «ha tirado por la borda una oportunidad histórica de negociar sosegadamente el programa nuclear iraní».
La representante de Brasil ante el Consejo, que lanzó una advertencia en recuerdo de la espiral no deseada a causa del fiasco que llevó a la invasión de Iraq en 2003 en base a las supuestas armas de destrucción masiva, se mostró deliberadamente crítica con el desprecio de Occidente ante la oportunidad de dar un gran paso adelante que el pasado mes proporcionó la declaración de Teherán firmada entre Irán, Turquía y Brasil acerca de un intercambio de fuel para el reactor médico de Irán en la capital iraní. EEUU se negó a aceptar el acuerdo para transferir parte del combustible nuclear de Irán a Ankara, a pesar de su parecido con el plan para transferir combustible a Rusia y Francia que Washington había aprobado anteriormente y que Irán rechazó.
Turquía se mantuvo firme también acerca de la conveniencia de dar una oportunidad a la diplomacia a través del acuerdo para intercambio de fuel. EEUU y sus aliados dicen que Irán está intentando producir armas nucleares, mientras Teherán dice que su tecnología nuclear sólo tiene objetivos pacíficos.
Articulando la postura estadounidense, Susan Rice, la representante permanente de EEUU ante las Naciones Unidas, desestimó la pertinencia del acuerdo de intercambio con las «cuestiones fundamentales» del programa nuclear iraní, mientras las cartas de EEUU, Francia y Rusia en respuesta a la aceptación de Irán del acuerdo para intercambio de fuel nuclear reflejaban un cambio serio del enfoque comparado con el que tenían el pasado octubre, cuando esas potencias aceptaron sin condiciones previas un proyecto de propuesta de la Agencia Internacional para la Energía Atómica. Su nueva postura se centra ahora en detener cualquier actividad de enriquecimiento de Irán antes de que pueda tener lugar cualquier intercambio de fuel nuclear.
El Ministro iraní de Asuntos Exteriores Manouchehr Mottaki denunció la decisión de las Naciones Unidas como «un salto hacia atrás» y explicó que «en la partida diplomática de ajedrez, habíamos coordinado nuestros movimientos buscando crear confianza y esto fue lo que se reflejó en la declaración de Teherán».
China dijo el jueves que el castigo no significaba que se hubiera cerrado la puerta a una solución diplomática y pidió que se redoblasen los esfuerzos negociadores.
«China ha mantenido siempre que la vía correcta para abordar la cuestión nuclear iraní es a través del diálogo, la negociación y otros medios diplomáticos con objeto de buscar una solución que satisfaga las preocupaciones de todas las partes» dijo en un comunicado el portavoz del Ministerio chino de Exteriores Qin Gang. «El hecho de que el Consejo de Seguridad haya aprobado la resolución no significa que se hayan agotado los esfuerzos diplomáticos».
Ahmadineyad tenía previsto llegar a China el miércoles para visitar la Exposición Mundial de Shanghai. No se esperaba que mantuviera conversaciones con los dirigentes chinos.
En un duro reproche a China, uno de los socios más importantes de la República Islámica, Teherán arremetió contra Pekín por apoyar finalmente las sanciones:
«China está perdiendo gradualmente su respetable posición en el mundo islámico y cuando quiera darse cuenta, va a ser demasiado tarde» declaró Ali Akbar Salehi, el encargado de la energía atómica nuclear iraní, a la agencia de noticias ISNA: «Hubo una época en que China llamó tigre de papel a Estados Unidos. Me pregunto qué podemos llamar a China por respaldar esta resolución».
Pekín y Moscú, ambos con derecho de veto permanente en el Consejo de Seguridad, sólo acabaron entrando por el aro tras meses de regateo tratando de suavizar la resolución a fin de proteger sus intereses económicos y energéticos en Irán.
En comentarios desde la Casa Blanca, el Presidente Barack Obama describió la resolución del Consejo de Seguridad como «las sanciones más duras a que se ha enfrentado el gobierno iraní».
«Envía un inequívoco mensaje acerca del compromiso de la comunidad internacional para detener la propagación de las armas nucleares» dijo Obama. «Por eso aquí no hay ningún doble rasero» añadió, intentando responder implícitamente a las acusaciones que plantean que no se le exige a Israel lo mismo que a Irán.
«Hemos dejado claro una y otra vez» dijo Obama «que respetamos el derecho de Irán, como todos los demás países, a acceder a la energía nuclear para usos pacíficos».
«Ese es un derecho contemplado en el Tratado de No Proliferación nuclear (TNP)» declaró. Sin embargo, los iraníes han señalado que Israel no ha firmado el Tratado e Irán sí. Y que Irán ha insistido siempre en que está desarrollando energía nuclear, no armas nucleares.
Norman Solomon, director ejecutivo del Instituto para la Responsabilidad Pública, con sede en Washington, criticó el continuado doble rasero expuesto en relación al desarme nuclear.
«No resulta demasiado convincente afirmar que se apoya el objetivo de un Oriente Medio libre de armas nucleares mientras se guiña el ojo y se asiente ante el inmenso arsenal nuclear de Israel» declaró a Inter Press Service. «Debería desnuclearizarse toda la región. Esa es nuestra mejor esperanza para detener la proliferación y estabilizar la espiral de amenazas existenciales, reales o imaginarias».
«Las invocaciones selectivas al TNP» señaló «sólo han servido hasta ahora para que mucha gente sea consciente de toda la hipocresía que conllevan. ‘Haz lo que te decimos y no lo que nosotros hacemos’ no ha sido nunca una postura muy convincente.»
Alaedin Boroujerdi, jefe de la comisión parlamentaria en política exterior y seguridad nacional, describió como «ilógica e inaceptable» la deriva estadounidense hacia nuevas sanciones y el desprecio mostrado ante la aceptación por Teherán del acuerdo de intercambio de fuel, y advirtió de la posibilidad de severas reacciones por parte de Irán.
«Irán está, por supuesto, muy preocupado por estas nuevas sanciones y si se rechaza además la declaración de Teherán, el gobierno iraní puede también poner fin a cualquier cooperación con la AIEA» dijo un analista político de Teherán a un think tank, añadiendo que el fracaso del observatorio nuclear de Naciones Unidas a la hora de cumplir con su responsabilidad técnica y ayudar a Irán con el reactor médico de Teherán podía muy probablemente valorarse como «la gota que colmó el vaso». «La gente preguntará por qué preocuparse de la AIEA cuando la AIEA es rehén de los caprichos políticos de las capitales occidentales…»
La AIEA continúa insistiendo en que se le permita acceder para verificar «la ausencia de cualquier material o actividad nuclear no declarada», por parafrasear al jefe de la Agencia Yukiya Amano. Esto equivale a someter al país a niveles únicos e incrementados de inspección, que Amano racionalizó explícitamente tildando a Irán de «caso especial».
La verificación de la AIEA es una «exigencia onerosa», según el enviado de Irán en la Agencia Ali Asghar Soltanieh, quien en la reciente conferencia de revisión del TNP celebrada en Nueva York señaló que alrededor de 4.000 días de inspección de las instalaciones iraníes no consiguieron prueba alguna de desviación de material nuclear para objetivos militares.
Profecía autocumplida
La nueva ronda de sanciones pone el énfasis en la prohibición de transferir armamento convencional a Irán, aunque es dudoso que toda la comunidad internacional la cumpla, dada la abundancia de lagunas jurídicas y la disponibilidad de armas a partir del lucrativo mercado negro. También exacerbaría la seguridad nacional de Irán, especialmente en la región del Golfo Pérsico, donde los vecinos árabes de Irán como Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos van con ventaja gracias a las ventas de Occidente de tecnología punta militar, incluyendo sofisticados aviones de combate.
A largo plazo, el desequilibrio que Irán percibe actualmente en la carrera de armas regional puede estimular más que retardar cualquier tendencia de proliferación nuclear, sirviendo así por tanto como otro ejemplo de profecía autocumplida por la que en aras a contrarrestar la proliferación de Irán, las naciones occidentales la alimentan de forma indirecta a través de políticas coercitivas y punitivas.
Sin embargo, a corto plazo, dada la ausencia de «sanciones agobiantes», el calentón que representa la resolución del Consejo de Seguridad será soportable para Irán, gracias a su capacidad para resistir sanciones desde hace más de treinta años y a una inteligente diplomacia regional que ha producido estrechos amigos y aliados en la región y más allá.
En realidad, dado que el secretario general de las Naciones Unidas Ban Ki-moon recibió la declaración de Teherán como un «paso adelante», la respuesta negativa de EEUU sobre el intercambio de fuel es probable que exacerbe las tensiones Norte-Sur dentro de la comunidad de las Naciones Unidas.
Muchos diplomáticos del Tercer Mundo están convencidos de que se está castigando a Irán por atreverse a hacer frente al Tío Sam, y un diplomático africano le dijo a este autor en la reciente conferencia del TNP que, en su opinión y en la de muchos de sus colegas africanos, Irán estaba «estableciendo un ejemplo único» de cómo actuar con independencia en la arena internacional. La pregunta que el diplomático se hacía era si Irán iba a tener que pagar o no un «precio demasiado alto» por ello.
Kaveh L Afrasiabi es doctor y autor de «After Khomeini: New Directions in Iran’s Foreign Policy (Westview Press). Su último libro es «Reading In Iran Foreign Policy After September 11» (BookSurge Publishing, 23 octubre 2008).
Fuente:
http://www.atimes.com/atimes/
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