En vísperas del primero de mayo, el subcomandante Marcos llamó a los trabajadores a no conformarse sólo con luchar por la democracia sindical y mejoras salarios, sino a decidirse, junto con la otra campaña, «a luchar por destruir a los capitalistas y quitarles ya la propiedad de los medios de producción». Según Marcos, será la […]
En vísperas del primero de mayo, el subcomandante Marcos llamó a los trabajadores a no conformarse sólo con luchar por la democracia sindical y mejoras salarios, sino a decidirse, junto con la otra campaña, «a luchar por destruir a los capitalistas y quitarles ya la propiedad de los medios de producción».
Según Marcos, será la determinación que tomen los trabajadores al respecto lo que definirá la posibilidad de celebrar «otro primero de mayo», con «otro movimiento obrero; uno que salga de la vergüenza». Pero también consideró que determinará el «carácter de clase, de explotados contra explotadores», y apremió a tomar esa determinación, porque «ya hemos visto mucho sufrimiento y dolor por todas partes y hemos tocado muchos corazones rebeldes dispuestos a levantarse contra la opresión, el sistema capitalista».
Al participar en el Primer Encuentro Nacional Obrero de la otra campaña, realizado en las instalaciones del Sindicato Nacional de Trabajadores de Uniroyal, el delegado Zero, tras expresar su pesar por los mineros «masacrados» de Sicartsa (en Lázaro Cárdenas, Michoacán), pero dejando en claro que no coincide con líderes como Francisco Hernández Juárez -uno de los impulsores del Frente Nacional por la Unidad y la Autonomía Sindical-, expuso que el principio de todos los males de la clase obrera es justamente el capitalismo. De ahí la importancia de que los trabajadores tomen la decisión de combatir ese modelo económico. En el acto estuvo acompañado por las viudas de algunos mineros fallecidos en Pasta de Conchos, Coahuila.
«El capitalismo, pensamos los zapatistas, nace, crece y se reproduce en y por la injusticia. Los ricos y los poderosos lo son porque quitan a otros la riqueza, porque explotan a los que trabajan en las ciudades, en los campos, en las montañas, en los ríos, debajo de la tierra, en el mar. Decimos también que el capitalismo convierte todo en mercancía y organiza a toda la sociedad para que se hagan mercancías, para que se compren y se vendan. Entonces, nosotros, nosotras, los zapatistas, vemos que el responsable de nuestras penas y desgracias es el sistema, el sistema capitalista. Entendemos que el capitalismo es el enemigo y que no podremos vivir con dignidad y paz hasta que sea destruido ese sistema y todo lo que lo sostiene.»
El encuentro mostró la amplitud alcanzada en fechas recientes por los movimientos laborales en el país del neoliberalismo foxista. Se ponderó la trascendencia de las protestas de migrantes indocumentados en Estados Unidos, como reflejo directo del desmantelamiento social y económico que padecen obreros, campesinos e indígenas en México. Otro referente internacional mencionado por los participantes fue la rebelión juvenil y obrera en Francia, como parte de un nuevo ciclo de protestas y reagrupamiento de trabajadores y sindicatos en el mundo capitalista de hoy.
Marcos detalló que un aspecto del impacto capitalista es la caída del poder adquisitivo de los salarios, y abundó sobre lo que ocurre en el Distrito Federal: «La lucha contra el mercado y por el salario justo es fundamental, pero no basta. Según datos del Centro de Análisis Multidisciplinario de la UNAM, hay una canasta indispensable calculada en la ciudad de México, lo que necesita una familia de cinco personas para poder vivir; son 35 bienes y servicios, entre los que se encuentran alimentos, aseo para el hogar, transporte, energía y gas, y no están incluidos renta, salud, educación, vestido, calzado, educación ni cultura. Para poder conseguir eso un obrero tendría que trabajar al día 47 horas y 47 minutos, en enero de 2006.
«Sin embargo, el precio de la canasta obrera indispensable pasó de seis pesos 86 centavos en 1987 a 288 en enero de 2006. Lo que en 1987 se podía comprar de esa canasta básica con el salario mínimo era 94 por ciento y ahora sólo 16 por ciento. Se necesitan más de cinco salarios mínimos para conseguir lo necesario para vivir decentemente. Ello suponiendo que no se paga renta, que nadie se enferma, que no es necesario comprar ropa ni calzado, y que el obrero no necesita divertirse ni adquirir cultura.»
El delegado Zero dejó ver que los efectos del capitalismo en las prestaciones laborales han sido enormes en México: «Los trabajadores sin prestaciones, esto es, sin aguinaldo, servicio médico ni jubilación, pasaron de 5.5 millones en 1988 a más de 26 millones en 2004. Al mismo tiempo, aumentó el grado de explotación en el país. Si en 1976 el tiempo de trabajo que utilizaba el obrero para pagar su salario era de tres horas, ahora en sólo 13 minutos paga su salario. El resto de la jornada laboral es para el Estado y el patrón».
Ante un auditorio rebosante de trabajadores que gritaban «¡Viva la clase obrera del mundo, viva la otra campaña!», Marcos también se refirió a la relación mercado-salario, la cual «esconde» la explotación de los trabajadores. Apuntó que la base fundamental del sistema capitalista está en quién es el propietario de los medios de producción, y aseguró que «no se es anticapitalista si no se cuestiona esa relación de propiedad».
Afirmó que los zapatistas consideran que los trabajadores del campo y la ciudad no sólo deben pelear por «mejores salarios, condiciones laborales, seguridad en el empleo, prestaciones, aguinaldo, libertad y democracia sindical». El otro movimiento obrero «debe pelear por arrebatar a los capitalistas la propiedad privada de los medios de producción». La respuesta del auditorio fue unánime: ¡Duro, duro, duro! El delegado Zero planteó: «Cabe preguntarse si sólo nos debemos detener en tener mejores condiciones laborales, democracia sindical, seguridad o de una vez, con toda esa fuerza, les arrebatamos lo que nos pertenece. Si somos los desposeídos y ellos los poseedores, usemos esta fuerza para acabar con ellos y que la posesión cambie de lado, que sea de los trabajadores y de las trabajadoras».
En una larga jornada, en la que numerosos oradores expusieron la forma en que el capitalismo les afecta en lo laboral y lo personal, Marcos hizo patente la incongruencia de que el próximo lunes marchen juntos gremios inspirados en ideales políticos disímiles, y en ese sentido sugirió que no se entiende que los denominados independientes se movilicen con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
Durante el encuentro, que congregó a más de mil cien participantes, la mayoría de movimientos disidentes de gremios, como el sindicato de telefonistas que encabeza Hernández Juárez (identificado como «neocharro»), del sindicato de trabajadores de General Tire, de Tornel, el IMSS, la UNAM y las representaciones de organismos que gracias a su lucha lograron ser reconocidos, tales como el Sindicato Nacional Revolucionario de Trabajadores de la Compañía Hulera Euzkadi y el anfitrión, las denuncias más recurrentes fueron contra los líderes «charros y neocharros, de los que salen corriendo como (Napoleón) Gómez Urrutia», despidos injustificados, bajos salarios, represión, condiciones insalubres y hasta criminales de trabajo.
Procedentes de al menos 18 entidades del país, una y otra vez trabajadores subieron al estrado y criticaron las prácticas de los empresarios y la explotación de que han sido víctimas, especialmente en las compañías huleras y las maquiladoras.
Javier Cortés, de la fábrica El Murmullo, que trabaja para Bonafont elaborando bebidas gasificadas, dijo que mientras a los obreros el sueldo de 83 pesos por jornadas de ocho horas (que finalmente son mucho más extensas) ni siquiera «nos alcanza para dos comidas al día, los dueños ganan dos pesos por botella, lo que significa 256 mil pesos en un turno».
Trabajadores de Lanas Merino (Querétaro) denunciaron que el patrón «incumple con las aportaciones al Infonavit», entre otras violaciones, y que el 9 de abril estallaron en huelga, y ex trabajadores del Conalep de San Luis Potosí sostuvieron que por formar un sindicato independiente fueron cesados. Reyes Edelmira, secretaria general del Sindicato Independiente de la JAT, maquiladora de Durango, habló sobre la lucha de los trabajadores para que se les reconociera y de las condiciones deplorables de los obreros en las maquiladoras. «Fuimos explotados y salimos a gritar a las calles. La Junta Local de Conciliación y Arbitraje no nos quiso reconocer, y tuvimos que dar la lucha hasta que un tribunal colegiado nos dio la razón».
Ismael Cerón, despedido de la compañía hulera Tornel, contó sobre la lucha que han dado para ser reinstalados y la forma en que la CTM se puso del lado patronal. Pablo Torres señaló que la fábrica Legar, de San Luis Potosí, también con un sindicato cetemista, los tiene en la desesperación, pues por luchar contra violaciones laborales estallaron en huelga: «Somos 50 trabajadores, llevamos 300 días de huelga y sin salarios, pero los charros de la CTM en lugar de ayudarnos nos perjudican».
Trabajadores mazahuas criticaron al Gobierno del Distrito Federal por favorecer a los grandes empresarios antes que a las organizaciones populares, y empleados de las maquiladoras del Valle de Tehuacán anunciaron la constitución de una organización de trabajadores de maquiladoras en Atepexi y otras regiones de Puebla. Obreros del corredor industrial de Ocotlán, Jalisco, se sumaron a las denuncias por despidos masivos, contaminación grave del entorno y nulo respeto a sus derechos. La autonomía sindical, que se mencionó como aspecto indispensable, implica dejar atrás a las centrales (CTM, CROC, UNT) y a los partidos políticos.
Los trabajadores adheridos a la Sexta declaración de la selva Lacandona, así como los simpatizantes, convocaron a marchar este lunes en el «otro primero de mayo». La cita es a las 12 del día frente a la embajada estadunidense, para efectuar allí un mitin y luego marchar hacia el Zócalo de la ciudad.