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Los Estados Unidos financian grupos terroristas para sembrar el caos en Irán

Fuentes: The Telegraph

Traducido por Giselle Guerra Rodríguez y revisado por Ana María Acosta Perojo, del Equipo de Traductores de Rebelión y Cubadebate

Al régimen del presidente Mahmoud Ahmadinejad se le acusa de reprimir la cultura y los derechos de las minorías. En una maniobra que refleja la creciente preocupación de Washington por el fracaso de las iniciativas diplomáticas, queda implícito que los oficiales de la CIA están ayudando, de los numerosos grupos de minorías étnicas que están concentrados en las regiones fronterizas del Irán, a las milicias de la oposición. Las operaciones son controvertidas pues suponen lidiar con movimientos que acuden a métodos terroristas para presentar sus quejas contra el régimen iraní. El pasado año se desató una ola de situaciones convulsas en las zonas de la frontera iraní donde radican las minorías étnicas a saber, campañas de bombardeos y asesinatos contra soldados y funcionarios del gobierno. Tales hechos fueron perpetrados por los kurdos en el oeste, los azeris al noroeste, los árabes ahwazi al suroeste, y los baluchistanos al sureste. Las personas que no son de origen persa constituyen aproximadamente el 40 por ciento de los 69 millones de habitantes del Irán, con unos 16 millones de azeris, siete millones de kurdos, cinco millones de ahwazis y un millón de baluchistanos. La mayoría de los baluchistanos viven en la frontera con Paquistán.

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La financiación de sus causas separatistas proviene directamente del presupuesto clasificado de la CIA, pero ya esto «no es un gran secreto», según un ex alto oficial de la CIA en Washington, quien hizo una declaración anónima al Telegraph Sunday. Sus afirmaciones fueron respaldadas por Fred Burton, ex agente de lucha contra el terrorismo del Departamento de Estado de los Estados Unidos, quien declaró: «Los más recientes ataques que han tenido lugar en Iraq obedecen a los esfuerzos de los Estados Unidos para proveer y entrenar a las minorías étnicas iraníes con el fin de desestabilizar el régimen iraní». Aunque Washington oficialmente niega estar involucrado en una actividad de esa índole, desde hace tiempo Teherán demanda que se descubra la participación de los Estados Unidos y de Gran Bretaña en los ataques perpetrados por grupos guerrilleros contra sus fuerzas de seguridad interna. El pasado lunes, Irán llevó a la horca a un hombre en público, Nasrollah Shanbe Zehi, por su participación en un ataque con bomba que cobró la vida de 11 Guardias Revolucionarios en la ciudad de Zahedán, en Sistán Baluchistán. Un oficial local no identificado dijo a Fars, agencia noticiosa semioficial, que las armas que se usaron en el ataque eran de fabricación británica y estadounidense. A su vez, en el día de ayer, las fuerzas iraníes aseguraron haber asesinado a 17 rebeldes caracterizados como «elementos mercenarios» en enfrentamientos cerca de la frontera turca, bastión del Pejak, partido militante kurdo unido al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). John Pike, jefe del influyente gabinete estratégico para la Seguridad Mundial en Washington, afirmó: «Las actividades de los grupos étnicos se han intensificado en los últimos dos años y sería un escándalo si esto no fuera, al menos en parte, resultado de la actividad de la CIA». Sin embargo, una política como está colmada de riesgos. Muchos de los grupos no comparten otra causa común con Washington, excepto su oposición al presidente Mahmoud Ahmadinejad, cuyo régimen acusan de intensificar la represión contra la cultura y los derechos de las minorías. La Brigada del grupo de Dios radicada en Baluchistán, que el pasado año secuestró y asesinó a ocho soldados iraníes, es una organización sunita inestable que, como muchos temen, fácilmente podría comenzar a oponerse a Washington luego de cobrar su dinero. En Washington también estalló una disputa en torno a la posibilidad de «desencadenar» el ala militar de Mujahedeen-e Khalq (MEK), grupo de oposición iraní con sede en Iraq con un amplio y sangriento historial de oposición armada contra el régimen iraní. En estos momentos, el grupo forma parte de la lista de organizaciones clasificadas como terroristas por el Departamento de Estado de los Estados Unidos; sin embargo, según declaraciones del señor Pike; «una facción dentro del Departamento de Defensa quiere ponerlos en acción. Nunca podrán derrocar al régimen iraní actual, pero pueden causar mucho daño. «Actualmente, ninguno de los grupos de la oposición constituye más que una molestia para Teherán; no obstante, los analistas estadounidenses consideran que estos grupos podrían envalentonarse si el régimen fuera atacado por Estados Unidos o Israel. Esta posibilidad se tornó más evidente la semana pasada cuando se venció el plazo que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó para que Irán detuviera su programa de uranio enriquecido, y un segundo portaviones estadounidense reforzó el poderío naval de los Estados Unidos a poca distancia de la costa sur del Irán. Los Estados Unidos también trasladaron seis bombarderos pesados de una base británica en la isla Diego García, ubicada en el Pacífico, a la base aérea Al Udeid en Qatar, lo que pudiera permitirles asestar golpes en Irán sin pedir autorización a la Downing Street (casa de gobierno de Londres). Aunque la semana pasada Tony Blair reiteró que Gran Bretaña aún quería una solución diplomática de la crisis, el vicepresidente de los Estados Unidos, Dick Cheney, insistió ayer en que la fuerza militar era una posibilidad real. «Sería un grave error que una nación como Irán se convirtiera en una potencia nuclear. Todas las opciones aún están sobre el tapete», advirtió Cheney durante una visita a Australia. Los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas más Alemania se reunirán en Londres mañana para analizar futuras medidas punitivas contra Irán. En diciembre se impusieron las medidas encaminadas a prohibir la transferencia de tecnología nuclear y de conocimientos especializados. Entre otras sanciones cabría citar prohibiciones de viaje a altos funcionarios iraníes y las restricciones a los negocios no nucleares.

Cobertura adicional por Gethin Chamberlain.

Traducido por Giselle Guerra Rodríguez y revisado por Ana María Acosta Perojo, del Equipo de Traductores de Rebelión y Cubadebate

El texto original puede encontrarse en:

http://www.telegraph.co.uk/news/main.jhtml?xml=/news/2007/02/25/wiran25.xml