Negociar con los talibán ha dejado de ser tabú. Afganistán y Pakistán acordaron ayer establecer conversaciones con esta milicia islamista con el objetivo de alcanzar un acuerdo. Según «The Wall Street Journal», EEUU, que hasta el momento se oponía a cualquier tipo de negociación con los talibán, habría cambiado de posición. Y es que el […]
Negociar con los talibán ha dejado de ser tabú. Afganistán y Pakistán acordaron ayer establecer conversaciones con esta milicia islamista con el objetivo de alcanzar un acuerdo. Según «The Wall Street Journal», EEUU, que hasta el momento se oponía a cualquier tipo de negociación con los talibán, habría cambiado de posición. Y es que el esfuerzo militar no ha servido para acabar con la insurgencia islamista.
Responsables paquistaníes y afganos, junto a líderes tribales con los que compartieron una mini jirga [asamblea tradicional] en Islamabad, alcanzaron un acuerdo ayer para establecer contactos con los talibán, en un intento de acabar con la rebelión instalada en su frontera común.
Esta mini jirga se ha reunido durante dos días en Islamabad para examinar los métodos para combatir a los talibán y a sus aliados de Al-Qaeda, cuya fuerza no deja de crecer en Afganistán y en Pakistán desde la caída del régimen islamista de Kabul a finales de 2001.
«Hemos llegado a un acuerdo para que se establezcan contactos con los grupos de la oposición en los dos países a través de un miniconsejo tribal o jirgagai», declaró a la prensa el responsable de la delegación afgana, el antiguo ministro de Exteriores Abdullah Abdullah.
Preguntado sobre si esta fórmula incluía a los talibán y a los demás grupos insurgentes, Owais Ghani, responsable de la delegación paquistaní, respondió que «sí, esto incluye a todos los que están implicados en este conflicto».
«Vamos a sentarnos, a hablar con ellos, nos escucharán y alcanzaremos una solución. Sin diálogo, no podemos llegar a ninguna solución», añadió Ghani, gobernador de la Provincia de la Frontera del Noroeste, junto a las zonas tribales paquistaníes, que mantienen estrechos vínculos clánicos con el vecino Afganistán.
Talibán expulsados del poder en Afganistán en 2001 y combatientes vinculados a la red Al-Qaeda han encontrado cobijo en estas zonas tribales. Washington y Kabul destacan que desde este territorio paquistaní se organizan los ataques que se llevan a cabo en suelo afgano contra los soldados de la OTAN.
Pakistán, aliado de EEUU en la llamada «guerra contra el terrorismo», está siendo también golpeado desde julio de 2007 por una ola de atentados que ha provocado más de 1.300 muertos. Islamabad acusa a los talibán apoyados por Al-Qaeda de ser los responsables de estos ataques.
Anteriores contactos entre Islamabad y los insurgentes fueron duramente criticados por los aliados occidentales de Pakistán, ya que consideraban que suponía un espaldarazo para los talibán.
Sin embargo, la idea de negociar con los talibán cada vez tiene más apoyo. El responsable de la diplomacia saudí, el príncipe Saud al-Faisal, confirmó el 21 de octubre que su país contribuyó a organizar las conversaciones entre Kabul y los talibán.
EEUU cambia de posición
Según informó el diario «The Wall Street Journal», EEUU habría cambiado de postura y no vería ahora con malos ojos establecer negociaciones con los talibán.
«Responsables de la Casa Blanca y del mando militar consideran que establecer negociaciones con algunos talibán -excluyendo a los dirigentes del movimiento- permitiría invertir la espiral descendente actual en Afganistán y en el vecino Pakistán», destacó el diario neoyorquino en su edición de internet.
Esta nueva disposición al diálogo aparece en un anteproyecto de recomendación de un informe clasificado de la Casa Blanca sobre la evaluación de la estrategia estadounidense en Afganistán, precisó «The Wall Street Journal», que añadió que estas negociaciones serían llevadas a cabo por el Gobierno afgano, «con la participación activa de EEUU».
Se espera que el mes próximo se elabore la versión definitiva de este informe, una vez que hayan concluido las elecciones presidenciales en EEUU del 4 de noviembre, siempre según el diario de Nueva York.
Responsables afganos ya se reunieron a comienzos de octubre en La Meca (Arabia Saudí) con antiguos miembros del régimen talibán, que gobernó Afganistán desde 1996 hasta 2001, marcando un primer esbozo de negociaciones al más alto nivel entre las dos partes.
De hecho, en Afganistán nunca se han interrumpido los contactos informales entre dirigentes talibán representantes del Gobierno de Hamid Karzai, algunos de los cuales son antiguos miembros de esta milicia islamista.
Hasta el propio Ejército de EEUU mantiene desde hace años contactos con antiguos dirigentes talibán, como Wakil Ahmed Muttawakil, antiguo ministro de Exteriores del Gobierno del mullah Omar que se rindió en 2002 ante los soldados estadounidenses.
Desde entonces, Muttawakil está en arresto domiciliario y se sospecha que ha realizado labores de intermediación ante la actual dirigencia talibán. Su nombre ha sido citado por la prensa como vinculado a las negociaciones de La Meca.
El proceso de negociación «ya ha comenzado, en cierto modo», declaró ayer Ghani. «Ahora toca acelerarlo», añadió.
Abdullah explicó que la mini jirga recomendó a los dos gobiernos que «rechacen ofrecer refugios a los terroristas y elementos insurgentes que son un peligro para los dos países».
Esta mini jirga de Islamabad, que ha reunido a 25 representantes de cada país, se considera la continuación de la jirga organizada en Kabul en agosto de 2007.
Doce insurgentes murieron el lunes en el centro de Afganistán, en un ataque llevado a cabo por un helicóptero de EEUU, que fue tocado y obligado a tomar tierra.
El helicóptero UH-60 Blackhawk, con cuatro tripulantes y seis pasajeros a bordo, fue alcanzado por el disparo de un cohete, lo que le obligó a aterrizar en la provincia de Wardak, al oeste de Kabul, según indicó el Ejército de EEUU en un comunicado que hizo público ayer.
Un grupo de tropas enviadas al lugar para rescatar a quienes viajaban en el helicóptero fue hecho prisionero por los talibán.
«Las fuerzas de la coalición respondieron, matando a cinco insurgente. Mientras inspeccionaban la zona, fueron atacados por otros insurgentes. Siete de ellos murieron y otro fue detenido», añadió el Ejército estadounidense.
El helicóptero Blackhawk derribado fue recuperado y trasladado a una base de la OTAN situada en las cercanías, según añadió el comunicado del Ejército estadounidense.