Traducido por Karen García y revisado por Antonia M. Merconchini, del Equipo de Traductores de Cubadebate y Rebelión
Después de la enésima masacre de los mercenarios de Blackwater en Bagdad, el gobierno iraquí acaba de retirarle la licencia a esa empresa y anunció que revisaría el estatus de todas las «compañías de seguridad» extranjeras que operan en el país. Algo bastante difícil: «La empresa Blackwater – según publicara el New York Times el 18 de septiembre – desempeña un papel esencial en las operaciones estadounidenses en Iraq».
Blackwater es la mayor de las empresas «contractuales militares privadas» que operan en Iraq y Afganistán. Fue fundada en 1997 por un ex comandante de los Navy Seals y cuenta con cinco compañías especializadas. Se define a sí misma como «la compañía militar profesional más completa del mundo», que tiene entre sus clientes, además de las empresas multinacionales, al Pentágono y al Departamento de Estado. Se especializa en la «imposición de la ley, el mantenimiento de la paz y las operaciones de estabilidad». En la práctica, lo que posee es una licencia para matar. Un documento del comandante estadounidense, hecho público por el New York Times en abril de 2004, autoriza a las compañías militares privadas presentes en Iraq, a hacer uso de la «fuerza letal» para su autodefensa, pero también para «defender la propiedad» y para «detener, arrestar y registrar a civiles». No se sabe con certeza a qué cantidad asciende el personal de Blackwater en Iraq; quizás a 1.500 hombres, aunque según el New York Times, «es imposible saber el número exacto».
Según el New York Times, el Pentágono confirmó, sin embargo, que en Iraq operan, conjuntamente con las fuerzas estadounidenses, aproximadamente 126.000 contratistas, una cantidad que se acerca al total de la fuerza militar estadounidense desplegada en ese país (aunque a inicios de julio, Los Angeles Times hablaba de 18.000 contratistas, incluyendo los encargados de las misiones de apoyo y seguridad, o sea, un número superior a los 160.000 militares estadounidenses presentes en Iraq). Esto se enmarca en la «estrategia de outsourcing» (subcontratación) adoptada por la administración Bush para Iraq y Afganistán. Un número creciente de funciones, que asumían anteriormente los militares, se confía ahora a las compañías privadas, incluidos la «garantizar la seguridad» y «los interrogatorios a prisioneros». Los contratistas no sólo entrenan a las fuerzas armadas locales, sino que participan en las acciones de combate. Muchos de ellos provienen de las fuerzas especiales y de los servicios secretos en busca de ingresos: un comandante privado puede ganar más de 300.000 € cada año. (¿Leyeron bien? 300.000 € cada año, o sea 25.000 € mensuales, 163.989 de nuestros pobres francos de antes del euro, CADA MES, no cada año, cada mes.)
Otra gran compañía militar privada es DynCorp International, la que se define a sí misma como «empresa global multiforme». Con un personal de decenas de miles de especialistas, opera principalmente en el Oriente Medio, los Balcanes y América Latina, para el Pentágono, la CIA, el FBI y el Departamento de Estado. Se ha especializado igualmente en las tecnologías de la información; y tan bien que el Pentágono, la CIA y el FBI le han confiado la gestión de sus archivos informáticos. Esta empresa alcanzó un gran auge cuando la californiana Computer Sciences Corporation, especializada en las tecnologías de la información y con muy buena posición en el Pentágono, la compró. Así lleva a cabo su misión la empresa DynCorp; una misión que consiste en ayudar «al gobierno estadounidense a instaurar la estabilidad social gracias a un sistema de gobierno democrático». Una foto emblemática muestra a Karzai (presidente afgano) pronunciando su discurso por el «día de la independencia afgana», rodeado de elegantes guardaespaldas de DynCorp, armados con grades fusiles ametralladoras. Pero hay otro sector, no muy adornado por la publicidad, en el que DynCorp se destaca: el de las operaciones secretas confiadas por la CIA y por otras agencias federales.
En Colombia, Bolivia y Perú, participa en operaciones militares oficiales contra el tráfico de drogas. Un campo en el que esa sociedad anónima de la guerra ha adquirido una vasta experiencia, desde que, en los 80, ayudó a Oliver North a abastecer de armas a los contra nicaragüenses por orden de la CIA (y gracias al premio Nóbel de la Paz, Henry Kissinger).
En los 90, e igualmente por orden de la CIA, entrenó y armó el UCK (por sus siglas en albanés, Ejército de Liberación de Kosovo) en Kosovo (pero eso fue antes de que llegara Bernard Kouchner, ¿quizás futuro premio Nóbel de la Paz?). Podemos estar seguros que actualmente la DynCorp, así como la Blackwater y las otras, lleva a cabo operaciones secretas en Iraq y Afganistán.
http://www.ilmanifesto.it/Quotidiano-archivio/18-Settembre-2007/art48.html
Manlio Dinucci es un periodista italiano que escribe regularmente en el diario comunista Il Manifesto.